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28- Fiesta, salsa, quinceañera

Comenten o me desaparezco unos 3 meses más 🔫

28

Fiesta, Salsa, Quinceañera

—EMILY—
—BROWNBEAR—

Mi vida ha cambiado en estas últimas semanas, al grado que estoy pisando las gradas de una tarima para recibir mi título de administración empresarial. La gente aplaudía y gritaba a mi alrededor. Cámaras y mucho flash. Me sentía una celebridad, y técnicamente lo era. Fotógrafos de revistas empresariales estaban enfocándome. Aunque no lo parezca, los ricos "internos" también tenemos presas de cotilleo. Puedo imaginarme los artículos «Emily Brownbear, heredera de poderosa empresa. ¿Es soltera? ¿Tomará algún cargo en la compañía familiar?». Casi no se nota, pero son igual o más chismosos que las revistas que si son de cotilleo.

Pero el punto no es ese, el punto en realidad es que ya no sabía que más hacer después de aquí pero, mientras tanto, miraba a las cámaras y sonreía sintiendo en cartón en mis manos. Al bajar de las gradas encontré a mis padres; mamá vestía un elegante vestido verde que resaltaba sus ojos. Papá vestía un traje negro y una corbata verde oscura para hacer juego con mi mamá.

—Ven acá, diamantito. —el hombre semi rubio, por su cabello lleno de canas, me abrió los brazos. Cuando estuve pegada a él me besó varias veces en la frente.

—Felicidades, mi niña —Mamá me apartó de papá y me abrazo con fuerza.

—Felicidades, Emily —Habló Xavier. Parece que copio a papá; se puso un traje negro y una corbata azul que hacía juego con el hermoso vestido azul marino de su esposa, Jennary.

El hombre me abrazó por corto tiempo y luego le dio espacio a su mujer.

—¡Félicitations, Ly! —La mujer rubia me abrazó y beso mis dos mejillas.

—¡Lo lograste, burro! —Un chico alto, de cabello castaño y ojos tricolor salto a abrazarme también y darme unas vueltas.

Karter, a diferencia de su padre, traía una camiseta regular blanca, encima un saco, su pantalón de vestir y sus zapatillas. Su cabello iba al natural, así que estaba un poco desordenado y más cuando se puso sus gafas oscuras sobre la cabeza para poder saludarme, se desordenó más.

—Eres tan gracioso —hice una referencia sarcástica a su comentario.

—Sabes que me amas. —Terminó con guiño y le dió espacio a mi otro hermano.

—Felicidades, pequeña Emily. —Muy formal, Frederick estaba con su traje y una corbata roja que también combinaba con el vestido de su hija.

—¡Tía, Ly! —la pequeña salto a mis brazos y yo la cargué—. ¡Felicidades!

—Gracias, Mala —pegué su frente con la mía en un gesto amoroso.

—Que bonitos es vernos a todos en este hermoso momento —comentó mi madre, casi lagrimeando—, tomemos unas fotos antes de que aparezcan los pesados de las revistas.

Nos tomamos unas cuantas fotos y nos despedimos. Papá organizó un almuerzo con algunos socios para celebrar, así que los iría a ver en un rato. Cuando se fueron, alguien repentinamente me tacleó.

—¡Felicidades, europea de mierda! —Me felicito Armond, mientras me abrazaba.

—¡Felicidades a tí también, rata americana! —Le respondí el abrazo con más fuerza.

Armond, Eva, y yo estábamos graduandonos. Así que la felicidad era el triple. Nos abrazamos, saltando como niños pequeños bajo la lluvia, mientras Tom nos veía. Tom se graduaba hasta dentro de dos días, así que solo era espectador.

—¿Vamos a hacer alguna fiesta o iremos a una? —Les pregunté, una vez ya habíamos acabado de celebrar.

—Bueno, pensaba que podíamos hacer algo tranquilo. Mis abuelos vinieron desde Canarias y quería pasar tiempo con ellos —Eva acomodó su cabello negro, después de dejar el birrete a un lado.

No lo había mencionado antes, pero Eva también era emigrante. Toda su vida la paso en España, en las islas Canarias, hasta que su padre se la trajo a vivir aquí. Creo que es por una de las cosas que Eva y yo nos agradamos, sabemos que venimos de un pedazo de tierra cercano.

—Y yo pasaré tiempo con mis padres —Armond empezó a quitarse la toga, para dejar al descubierto su traje—. ¿Tú qué harás?

—Ir a un aburrido almuerzo con los socios de mis padres. Luego morir lentamente en mi apartamento, o secuestrar a Karter para llevarlo a alguna fiesta. —Yo también empecé a quitarme todo lo que traía encima.

Dios, iba a comenzar el verano. ¿A quien carajos se le ocurrió ponernos togas negras?

—Te aprovechas del pobre Karter solo por qué se ve mayor. —Me acuso Tom, mientras cargaba las cosas de Eva.

—Es mi sobrino, de algo me tiene que servir.

—Ly, deberías de tomar este tiempo para descansar, estar con tu familia, ver cosas en la cafetería... Dedicarle tiempo a tu novia.

—¿Novia? —mi voz salió indignada de mis cuerdas vocales—. Yo no veo ninguna novia.

—Bueno, yo sí —Eva se hizo a un lado para ver mejor algo detrás de mí.

Yo me giré, siguendo mi papel de maldita, con cara de culo. Pero cuando la vi, parada de forma temerosa. Con una blusa blanca, una falda rosa y su cabello atado en una media coleta con un lazo; con el rubor natural de sus mejillas cuando tenía vergüenza, y sus cejas temblando cuando estaba nerviosa. Más un ramo de margaritas rosas y tulipanes blancos, que traía en sus delicadas manos. El teatro se me había caído, y me había caído encima.

Armond me tomo de los hombros mientras yo la veía embobada.

—Bien, mi querida Julieta, creo que es hora de que te acerques a tu Roma. Por que lleva toda la ceremonia viéndote. —Dijo el moreno a mis espaldas, dándome un fuerte empujon a su dirección.

Giré la cabeza para verlo irritada. Armond me guiñó el ojo, mientras que Eva y Tom hacían corazones al aire. Los detestaba. Estaban haciendo más grande el gesto. Me hacían sentir una estúpida adolescentes colegiala, y yo ya era toda una mujer graduada. Caminé hasta donde Apple, tratando de lucir seria, por qué las muestras públicas de afecto son algo que realmente me repugnan. Pero no lo logré por mucho tiempo. Teniéndola cara a cara, me puse sonrojada, así qué, a pesar de estar seria, el rojo en mis mejillas me delataba el nerviosismo.

—Hola, —habló, una vez llegué hasta ella—. Te traje esté regalo —Me entrego las flores y miró al piso—. Nunca mencionaste cuales eran tus flores favoritas, o si te gustaban las flores, pero te traje estás por qué son iguales a tu nombre.

Maldita niña, ¿Por qué tiene que se tan jodidamente adorable?

—Gracias, cariño. Pero, no tenías que hacerlo.

—Eres mi... —se quedó pensativa unos minutos—. Eres importante para mí, Em. Además, es un día importante para tí... Sé que quizás no te gusta que nos vean juntas en la universidad, eso no lo sé, pero ya saliste. Así que, no ví problema en hacerte el gesto. ¿Te molesta? Yo...

Apple empezó a sobre pensar muy rápido en ese momento. Estoy conciente que ella conoce mi fama. Sabe lo que los chicos dicen a mis espaldas, o enfrente. Ella lo sabe. Pero lo que no sabe es que ellos y ellas me valen una mierda.

Ella siguió con su monólogo, hasta qué la tomé por la cintura y la besé. La besé frente a todos los chicos y chicas que me deseaban. La besé frente a chicos y chicas con los me he enrrollado. La besé a espaldas de los reporteros de las revistas. Mis labios contra los suyos me teletrasportaron a un lugar donde solo existamos nosotras dos. Y yo quería que ella sintiera eso.

—Cariño, —le hablé lentamente mientras le quitaba el pigmento de mi lápiz labial rojo de la comisura de sus labios—. Cuando sobre pienses, yo te voy a sobre explicar. Por qué todas las cosas negativas en tu cabecita, están mal. Amé las flores. Nadie en mi vida había hecho esto.

La mire tragar grueso y, al hacerlo, noté que traía el collar con mi nombre. Jugué con él con mi dedo índice mientras la rubia volvía a la programación habitual.

Me vio a los ojos. Brillaban, sus ojos brillaban, y brillaban bonito. Y yo amaba que brillarán de esa forma. Más cuando me miraban y me hacían sentir el centro del universo.

—Iba a ir a entregarte las flores a penas bajarás de la tarima, pero vi que estabas con tu famila —Se disculpo, mientras caminabamos a mi auto, tomadas de las manos, mientras todos nos veían con envidia, admiración y algo asombro.

—¿Por qué no solo te acercaste?

—Bueno, no quería llegar y decir: "Sí, soy la chica que se tira a su Hija, hermana, cuñada, tía... ¿Nieta?". No sé quiénes estaban ahí. No me has prestado, así que hubiera sido algo Friki. Hubiera quedado como una más de tu séquito de admiradores.

Solté una carcajada, mientras sacaba las llaves de mi bolso.

—¿De qué te ríes? —Me miró seria.

—Que tu cabecita hace más películas que Greta Gerwing y James Gunn juntos.

Apuntó mi auto. Habían cartas, rosas y... Sostenes, sobre él.

—¿James Gunn puso eso ahí?

Respiré hondo. Me di con la piedra en los dientes.

—Okey, tienes un punto. Antes era una todas mías, eso lo sabes. Pero... —Me acerqué a su oído. Teniéndola más cerca pude percibir el olor a mi perfume—, ninguno de esos idiotas me regalan las flores que si me gustan.

Sellé mis palabras con un beso en su cuello.

—Que puedo decirte, tengo muy buenos gustos.

Subimos al auto, puse el aire y me quite el birrete. Apple, como la niña que es, se lo puso, poso en el espejo del piloto, jugando con el fleco con pelitos.

—¿Qué haremos hoy? —me preguntó, mientras subía los pies cubiertos por unos calcetines de colores al tablero.

—En un rato tengo un almuerzo con mi familia y sus socios, luego de eso puedo ir a buscarte a tu casa para que vayamos a cenar, o hagamos algo en el departamento.

—Okey, me parece excelente ese plan.

Iba manejando, pero estaba concentrada parcialmente en ella. Algo en mi interior creció de una manera profunda. Algo totalmente inexplicable y abominable.

—Apple, cuando te presente a mis padres será algo familar. Me encantaría que fueras a este almuerzo para no sentirme aburrida, pero no quiero abrumarte tan pronto. Te presentaré en un viernes de tacos, un sábado de lasaña o un Domingo de asado, no en un estúpido almuerzo de negocios con señoras y señores aburridos. ¿Está bien? ¿Puedes darme tiempo?

—Emily, te daré todo el tiempo del mundo. No quiero obligarte a nada.

.

Una semana ha pasado desde mi graduación. Una semana que he pasado encerrada en el departamento con Apple. Hemos pasado cogiendo en cada lugar que se no ha ocurrido, tanto así qué, en todos estos días, hemos usado el mínimo de ropa. Ella se paseaba desnuda por todo el apartamento, o a veces usaba su bata. A veces bajamos a la piscina, y yo siempre imploraba no encontrarme con Kenia. No la soportaría martillandome la cabeza una vez más.

Ahora, Apple y yo estábamos descansando de nuestra ardua rutina de "cardio", costadas en el sofá. Se supone que estábamos viendo Master chef pero, derrepente me dio hambre. Y no precisamente de comida. Apple estaba acostada sobre mi pecho, su respiración era errática y destabilizada. Estaba apretando los ojos, como si todavía no pudiera contener la energía que acaba de liberar. Para "aliviarla" besé su rostro, sus mejillas, parte de su cuello...

—Emilia, b-basta... —Tragó con esfuerzo—. E-Estoy cansada...

—No estoy haciendo nada malo. —Dije juguetona, pasando mi rodilla entre sus piernas.

Apple se erizó como un gato.

—¡Emilia! —Chilló.

—¿Que pasa, cariño? —me hice la tonta.

—Estoy agotada. Estoy sensible. Y me estás torturando —dijo exasperada, tratando de evitar mis roces.

Me reí un poco al escucharla. De verdad que esta mujer estaba destruida. A pesar de que me encanta molestarla un poco, la deje descansar un rato. Miré sus gruesas pestañas descansar sobre sus pómulos, sus labios ladearse en una sonrisa cómplice y su nariz circular aire con tranquilidad. Eso hasta que ella habló, de nuevo.

—Una vez Megan, el año pasado por estas fechas, se escapó de su casa diciendo que iba a la mía. Pero, era mentira, se fue con su exnovio todo un fin de semana. —Me contó, mientras pasaba su mano por mi abdomen.

—Vaya, entonces, ¿Soy el novio con el que te escapas los fines de semana?

—Algo así —ella se rió por lo bajo. Escondió su cara por mi cuello y tomó más fuerte mi estómago—. Lo que quiero decir es qué, hace un año no me hubiera imaginado vivir esa sensación. Y menos con una persona como tú.

Sus ojos brillaban como estrellas, siempre ha sido así. Pero, por alguna razón, esta vez me siento aún más enamorada. De alguna forma, Apple cavó en mi interior de una manera que nadie lo había hecho. Puede que el 90% del tiempo está situación me asustará, pero existía ese pequeño 10% en el que me hacía sentí la paz más grande del universo.

Con su comentario no pude evitar sonreír. En serio que esta chica me hace sentir demasiado feliz.

—Apple, voy a ser honesta contigo, si fuera capaz de parar el tiempo solo para que nos quedaramos así, lo haría. No quiero dejar de ver tus ojos, ni dejar de sentir tus latidos. Quiero que estemos así siempre. —Vomité las frases más cursis que jamás había sentido.

Apple me besó con suavidad. Era un beso muy romántico, era lento y calmado, nada comparado a la forma tan lasciva en que yo la beso. Apoyo su frente sobre la mía, paso sus manos por detrás y acarició con suavidad mi espalda.

—Me siento como en un sueño, se siente casi como un cuento de hadas—Ella río un poco.

Recordé las malditas palabras de Kenia.

«Parece un cuentecito» «no tienes material para ser novia»

Reí, no por que me hiciera gracia. Realmente, era por qué estaba herida y esas estúpidas palabras de Kenia llevaban algo de razón. Llegaron a perturbar mi paz, haciéndome sentir un poco incómoda.

—Te quedaste con el dragón... —Me burlé de mi misma, en un tono acérrimo.

—¿Hay algo malo en ser el dragón? —me sujeto mejor por la cintura. Paso su nariz por mi cuello a modo de caricia.

—Sí, somos los malos que mantenemos en custodia a la princesa en un lugar que no la hace feliz. Además, La princesa no se queda con nosotros. —le respondí con frialdad. Analizando que, a fin de cuentas, tenía razón.

—Menos mal, no soy la princesa —la miré confundida, buscando una respuesta—. Soy más como burro. Él es feliz casado con una dragona y sus drago-burros.

En otra ocasión, eso mi hubiera hecho reír. Pero, de todo lo que quiso decir en esa pequeña metáfora, hubo algo que me dejó el cerebro rechinando.

«Casado» «relación seria»

Por un momento me imaginé en esa situación. Yo casada. Peor aún, yo casada con Apple. Teniendo hijos. Una casa. Una jubilación. Envejecer.

Reí nerviosa —casi entrando en panico— mientras me separaba un poco de ella para respirar mejor. Pero, yo era la que estaba a la orilla del sofá, así que caí en la alfombra qué, a pesar ser de peluche, dolió como el infierno.

—Auch —Me quejé.

Apple se acercó por la orilla a verme como estaba, pero se vio interrumpida al escuchar como abrían la puerta del apartamento con unas llaves. Se dió la vuelta, muy asustada, cayendo sobre mí.

—¡AUCH! —Exageré mi quejido, al ser impactada por los 60 y algo kilos de mi chica.

—Perdón, Em. —susurró, tratando de escondernos, bajo una sábana blanca que estaba en el sofá.

La verdad, no sabía quién podría ser. Podría ser la señora de limpieza, pero ni siquiera sé qué día es. Menos con tremendo golpe que me acabo de dar en la cabeza.

—¡Buenas! ¡Bue—la voz de Armond lleno la sala—. ¡Dios, aquí apesta a sexo!

Me sente, con Apple en mi regazo aún cubriendonos con la sábana, para ver mejor al intruso. Armond traía en sus manos una caja decorada y unos globos, Eva traía un cartel y Tom dos cajas decoradas más. Leí mejor el cartel que traía Eva: Feliz cumpleaños, Ly.

—¿Que carajos hacen aquí? —Les pregunté, totalmente confundida.

—Venimos por tu cumpleaños. —Me contesta Eva, soplando un silbato de cumpleaños.

—¿Cumpleaños? —Dijimos Apple y yo al mismo tiempo.

—Sí, idiota —Armond dejo los globos y la caja en la mesa—. ¿Tanto coger ya te frió las neuronas?

—Que gracioso, —les hice una seña a los tres para que se diera la vuelta, y Apple y yo podamos ir a la habitación a ponernos ropa—. ¿A caso te la metió un payaso?

Ellos me obedecieron, cubrí a Apple con toda la sábana. A fin de cuentas, Eva y Tom ya me habían visto desnuda, y Armond solía cambiarme la ropa cuando estaba demasiado ebria. Así que no había mucho que cubrir de mi parte, pero con Apple si me asegure que estuviera bien cubierta.

—Mueve tu culo Británico, y tráelo rápido para poder saludarte cómo se debe —Dijo Eva siguendo nuestro rollo payaso.

Le saqué la lengua maduramente.

—Entre más vieja, más payasa. —Comentó mi mejor amigo.

—Entre menos sexo, más amargado. —Finalicé yo.

Apple y yo nos metimos a bañar super rápido. Luego nos secamos y buscamos que ponernos. Por las pintas de los intrusos supuse que iríamos a un lugar para veranear. Así qué, por instinto busque un traje de baño y me lo puse, sobre eso, me puse una ropa fresca. Además, puse en un bolso otra muda de ropa. Mire a Apple pensativa, mientras se ponía la ropa sobre el traje de baño que le ofrecí.

—¿Quieres decirme algo, Manzanita? —dije, mientras tomaba un cepillo para acomodar mi cabello.

—No me dijiste que hoy era tu cumpleaños —Ella no sonaba como un reclamo, más bien era un comentario triste. Lo puede ver en el pequeño puchero que se estaba formando en sus labios.

—Manzanita, lo olvidé —Hablé totalmente sincera, mientras tomaba sus manos para darle seguridad.

—Emily, ¿Como vas a olvidar tu cumpleaños?

—Apple, con esas piernas, esos pechos y ese trasero, soy capaz de olvidarme de mi nombre, de dónde vengo y de cualquier idioma que haya aprendido.

Ella se rió un poco y yo aproveche esa pequeña distracción para besarla, aunque fuera un poco corto.

—No trates de distraerme —Me amenazó—. Aún estoy ofendida.

—Lo siento, manzanita —besé su cuello, por qué sé que es su punto débil—. La próxima vez que nazca no olvidaré decírtelo.

Su piel se estremeció al sentir mis labios sobre su cuello.

—Eres una tramposa —Estiró su cuello para dejarme besar más partes de ese lugar—. Solo por eso, no te diré cuando es mi cumpleaños.

—No hace falta, sé cuándo es.

Me tomó de los hombros, y me vio de mala manera.

—¿Cuándo es?

—15 de octubre, mi pequeña Manzanita.

Bufó, prácticamente me tiro a un lado, tomó una de las ligas que estaban en el tocador y se ató el cabello en una coleta baja. Pude notar que ahora su puchero era de enojada.

—No es justo. —Masculló.

—¿Por qué, el hecho de que yo le haya dado otra vuelta más al sol, es importante para ti?

—Emily, eres mi pareja. Quiero tomar todas y cada una de las oportunidades para hacerte feliz. Y los cumpleaños son una buena excusa para ser feliz.

Paso sus brazos por mi cintura, y fue mi turno de estremecerme. Tomé su rostro mientras la abrazaba, acaricié sus mejillas para luego darle un beso en la frente.

—No necesito que sea mi cumpleaños para que me hagas feliz, Manzanita. Toda esta semana lo has hecho, las siguientes no serán diferentes.

Salimos de la habitación, los chicos nos recibieron contentos. A mí me abrazaron uno por uno, para que luego de eso Tom y Armond me llevarán en sus hombros haciendo un tipo de celebración.

—Bien, ya fue suficiente —Armond se limpió el sudor de la frente y me miro—. Como la semana anterior no vi ningún movimiento de que estuvieras preparando tu cumpleaños, yo y los chicos nos encargamos de todo.

Regularmente siempre era yo la que preparaba mi cumpleaños con un mes de antelación. Pero, al estar tan concentrada en Apple, ni me enteré cuándo sería mi cumpleaños. Con los chicos siempre vamos a un lugar fuera, el año pasado nos fuimos a California, y este año tenía planeado que fueramos a Ibiza. Pero, como lo mencioné antes, pasaron cosas. Unas cosas muy ricas, por cierto.

—Excelente, ¿Dónde me llevarás?

—Lamentablemente, no muy lejos de aquí. Mi tío tiene una casa cerca de la playa, podremos quedarnos ahí. ¿O quieres algo más grande?

Mire a Apple y mire al trío de chiflados. Aquí tenía suficiente gente que me quiere, así qué más personas no se me hacen necesarias. Tomamos nuestras cosas y salimos de mi departamento. Poco nos duró la felicidad al llegar al elevador, por qué cuando se abrieron las puertas metálicas dejaron ver la esbelta figura de una pelinegra de ojos verdes.

—Justo estaba por buscarte. —Kenia me abrazó y beso dos veces mi mejilla—. ¡Feliz cumpleaños, Muñeca!

—Kenia, qué sorpresa —instintivamente me fui separando de su agarre de la manera más educada que pude—... Te acordaste.

—¿Cómo podría olvidarme del cumpleaños de mi chica favorita en todo el planeta?

Mire sobre mi hombro, Armond y Eva estaban consternados, mientras que Apple y Tom estaban confundidos. Sí, me está llevando la super verga.

—Armond, Eva, tanto tiempo —Dice acercándose a ellos.

—Sí, Kenia, ya llevamos un tiempo sin vernos —Armond responde cortante.

—Que extraño, no recuerdo cuando dejamos de vernos —Dice la chica con inocencia, tratando de hacer plática—. Debió ser una tontería.

—La última vez que nos vimos fue cuando dejaste a Emily borracha afuera del departamento. —Recordó Eva, condescendiente.

—Una tontería, ya lo dije. —Dijo la pelinegra con firmeza viendo amenazante a la otra pelinegra.

—Bueno, me temo que tenemos prisa, Kenia. Así qué... —ante de finalizar me frase Me entrego un bolsa de regalo alargada. Era un vino.

—Dejo esta pequeña entrada. Sé que te encantan los italianos. —Descaramente, miró a Apple, para seguir con su monólogo—. Si quieres, otro día me llamas para el resto de tu regalo.

Finalizó guiñándome su ojo, y volviendo al elevador. Ella se metió y nosotros esperamos a que el elevador volviera.

—¿Quién es esa chica? —Preguntaron Tom y Apple al unísono.

—Una puta Gillipollas  y una maldita cría insoportable. Una calientacoños que es tremenda cabrona —Eva estaba tan histérica que empezó a insultar a Kenia en castellano. Asusto tanto a Tom que tuvo que socorrerla para tranquilizarla un poco.

Los cinco nos subimos al elevador, mientras calmabamos las aguas.

—¿Cómo se atreve ese tipa? —Armond seguía indignado—. Luego que utilizó a Emily, luego de haberla dejado casi en coma etílico tirada en el departamento, luego de decirnos niños, esa tipa vuelve como si nada.

El pequeño Storytime con Kenia, es que cuando "terminamos" yo estaba mal. Habíamos salido de fiesta, como hacíamos siempre, ella me daba tragos tras tragos, tuvimos sexo en su auto —de todos modos era para lo único que me buscaba— y cual trapo viejo me dejó en frente del departamento de Armond. Luego de eso, me dijo «Eres muy divertida, pero ya no tanto. Terminamos ésto :)». Simplemente, me desechó.

—Emily —Apple llamo mi atención ese oscuro recuerdo—, tienes... Esto, aquí en las mejillas...

Me agache para que ella pudiera limpiarme el sucio maquillaje que Kenia me dejo. Recordé que, tenía más o menos la edad de Apple, cuando pasó lo de Kenia. ¿Y si Apple es yo, y yo soy Kenia? ¿Acabaremos así de mal?

Dios, ¿Como me puedo comparar con Kenia? Ella es horrible. Jamás seré como ella. Yo sí le estoy dando a Apple el lugar que se merece... ¿Verdad?

Salimos del edificio, y antes de llegar, Apple me tomó de la mano.

—¿Esa Kenia es alguna chica con la que tú... Tuviste algo? —Su mirada se mantuvo sobre la mía, como si estuviera esperando la peor de las respuestas.

—Sí. Pero, es una cosa muy del pasado. En este momento no hay persona con la que quiera está que contigo. —Tomé sus dos manos—. Manzanita, nadie más que tú habita mi mente y corazón.

—Awww —Se escuchó, al frente de nosotras. Era Tom, con Eva haciendo corazones de fondo.

—¡Un aplauso a esta pareja que está enamorada! —Grito Armond, haciendo que medio Downtown de Portland lo escuchará.

Les mostré el dedo corazón a los tres y seguimos con nuestra dirección. Nos subimos al Jeep de Armond (que se auto regaló por su graduación) y nos dirigimos a nuestro destino. Pasamos por una que otra tienda de conveniencia para comprar alcohol y uno que otro bocadillo para la estancia. Una hora de música —que pareciera estar en aleatorio pero no es así— de su tonta playlist. Armond lleva al extremo eso de: "escuchar de todo".

—♪  Mi mayor venganzaaa ♪ —el moreno dejaba cada emoción a flor de piel con su medio español—. ♪  Seraaaaá, que te quedes con él

Eva y yo nos reíamos por lo bajo, por entendíamos lo que decía la canción. Pese a que Tom y Apple tenían una sonrisa, pienso que están preocupados por la salud mental de Armond. Pasamos almorzando por un pequeño local de comida mexicana y luego llegamos a la casa. Cuando llegamos, era una casa amplia, que quedaba casi en frente de la playa. Por desgracia, nos tocó limpiar, así que mientras limpiabanos hicimos digestión. A decir verdad, la casa era bastante vintage, habían varias esculturas de caballos, y varias fotos también; había una especie de mini bar donde habían muchas botellas de distintos licores, además un tocadiscos y en el patio una piscina mediana, un poco pequeña. En mi humilde opinión, era una verdadera Mojo dojo casa House.

Después de juzgar el hábitat de un hombre heterosexual, nos fuimos a la playa. Armond, Eva y Tom se fueron a dar un baño entre las olas de la costa, mientras que yo me tiré a la manta que habíamos puesto en la arena para pensar alguna cosas. Realmente, a no pensar en nada, iba a tratar de no pensar. Tenía las gafas para cubrirme del sol y ya estaba en traje de baño para disfrutar el ambiente. Apple estaba "leyendo" una copia de el retrato de Dorian Gray que le robe a Karter, pero nada más fingía, me vigilaba de reojo como un gato esperando que su presa bajará la guardia. Pese a qué, yo tenía los ojos cerrados, podía sentir su mirada en cada segundo que pasaba. Pasó su dedo índice por mi abdomen, haciendo espirales, así que yo la busque con mi mano para entrelazar la suya. Pude percibir su nerviosismo a kilómetros.

—Manzanita, ¿Estás bien? —seguí con los ojos cerrados, pero acariciando su mano.

—¿Te estás divirtiendo?

—Niña, si me estoy divirtiendo. Solo me acosté para descansar un poco —me levanté un poco de mi lugar, alcé mis gafas y le sonríe.

No quería explicarle a Apple el por qué no me gusta mi cumpleaños. Por qué era triste y muy incómodo recordar todos y cada uno de los motivos por los cuales odio este día. Cada cumpleaños que nada más recibía una llamada de mis padres y el "feliz cumpleaños" era remplazado por un "Ojalá nunca hubieras nacido". Explicarle eso a Apple, que se ha estado esforzando arduamente por hacerme feliz hoy, sería como hacer todos sus esfuerzos en vano.

Apple iba a decir algo nuevamente. Pero una botella de bloqueador solar cayó entre nosotras.

—Oye, Bombón —Un chico rubio, con abdomen de lavadero, me estaba tapando el sol—. Déjame ponerte algo de bloqueador para que no te derritas.

En otra situación, con esos brazos y esas pedazo de piernas, le hubiera dicho que con gusto. (A pesar de que acaba de sacarse el piropo más rancio que he escuchado en toda mi vida). Pero, ¿Qué puedo decir? A mami le gustan grandes y estúpidos, y como dije antes, en otra situación estaría muy aburrida y si me lo tiraría. Iba a pasar de él, pero Apple se me adelantó.

—Para tu información, —Le tiró el bote al pecho, con una fuerza que hizo al pobre cavernícola chillar—. Ella ya tiene quién le ponga bloqueador solar —se levantó; por inercia, y para evitar una riña, también me levanté—Así que vete de aquí. No necesitamos tu bloqueador solar de mierda.

—Uff, las lesbianas son tan agresivas. Un total desperdicio —Dijo el imbécil ese, antes de irse.

—¡Soy pansexual, pito chico!

Estaba sorprendida, ¿Que hicieron con mi niña?

—Apple... —Trate de hacerla volver.

Sus ojos me vieron y se relajó.

—Perdón, Em. Pero, desde esa estúpida de "Kenia" —hizo una voz chillona al nombrarla—. Quiero partirle la cara a alguien. ¿Por qué son tan atrevidos? ¿Tú eres mi pareja? Mía. No de ellos. Y...

La tomé de ambos lados de la cara y le estampé un beso cargado de pasión. Casi me deshago de excitación entre sus brazos.

—Apple, no sabes cómo me puso que fueras así de...—

—¿Enferma celopata? —Sus ojos volvieron a ser dulces y tiernos. Me dieron más ganas de besarla.

—Iba a decir territorial —me vio con un puchero, de esos que le salen naturalmente cuando siente que hizo algo mal—. Manzanita, comprendo tus celos, tienes toda la libertad de estar molesta. Por otro lado, yo tengo toda la libertad de ponerme horny cuando mi chica toma lo que es suyo.

Su cara paso de cachorro regañado a una sonrisa pícara, pero algo tímida.

—¿En serio?

—Tengo ganas de que nos vayamos de aquí y sigamos con lo que dejamos en el apartamento —le guiñé el ojo y procedí a besarla con más pasión.

—¡Pueden buscarse un cuarto! —Armond apareció de la nada. Sonrió malévolamente y cargo en su hombro—. Señorita Avery de Brownbear, ¿Podría prestarme a la cumpleañera calentona para bajarle el termostato? Gracias.

Ni siquiera dejo que a la rubia hablar. Corrió sobre la arena conmigo en su hombro como saco de papas, para irme a tirar al agua. Y así comenzó, una tarde llena de nosostros jugando como niños en la playa. Hacíamos pozos, castillos de arena improvisados y nos íbamos por las olas, saltando y nadando. Luego de un rato, unas chicas estaban jugando Voleibol y yo, como atleta reconocida por jugar voleibol, no me perdí la oportunidad de demostrarle a esas chicas quien era la reina de la red. También, aprovechaba un poco para hacer una que otra pose atrevida para Apple. El sonrojo en sus mejillas cada vez que me "acomodaba" para recepcionar era simplemente una obra de arte.

El atardecer se hizo presente, sacamos la hielera con algunas White claw y un Fourloko que se le atravesó a Armond por ahí, pero nosotros también bebimos. Estábamos sentados en la arena, frente al agua, viendo como el sol desaparecía entre las olas, pintando el cielo de un anaranjado intenso.

Con la mano de Apple, sosteniendo la mía, chocando hombro con Armond y viendo a Eva y a Tom, supe que este era el mejor cumpleaños.

—Brindo por Emily —Mi manzanita alzó la lata—. Brindo por que exista, y haya hecho mi mundo divertido y emocionante.

—¡Salud! —Todos chocamos las latas.

.

Caída la noche, dimos unas últimas vueltas por la playa, pedimos unas pizzas para cenar y seguimos la celebración en la Mojo dojo casa House del tío de Armond. Tom le puso unas velitas en la pizza de tres carnes e insistió que me cantarán el feliz cumpleaños. Luego de eso, nos tiramos a la piscina, nos la pasamos comiendo y tomando. Eva se puso a hacer algunos cócteles, mientras Armond nos repartía Shots. Llegó un punto en el que solo nos quedamos charlando de cosas banales mientras estábamos en la piscina.

—Y así fue, como por un comic, descubrí que era Bisexual —Finalizó Tom su pequeña anécdota.

—¿Como pasaste tanto tiempo siendo hetero? —Preguntó Apple, totalmente integrada—. Yo no supe que era Pan, pero sí sabía que no era hetero.

—No todos corren con la misma suerte —responde Eva, dándole palmaditas a su novio.

—Perdón por decir que eras hetero —Le volví a decir, mientras alzaba mi lata a modo de honra.

—Estás perdonada, cumpleañera.

Eva y Tom se tomaron de las manos. Había algo nuevo en estas, la mano de Eva tenía un anillo con una joya verde. Mire a Eva, ella miró a Tom y Tom me vio a mí, nuevamente.

—Chicos, Eva y yo tenemos que decirles algo —se apresuró Tom.

—¡Nos vamos a casar! —Respondió la ojiverde.

—¡¿Esto es real?! —Armond se levantó de golpe de la piscina—. ¡¿Dónde está la cámara escondida?!

—Mond, es real. Tom y yo nos vamos a casar.

—Espera, ¿cuando se van a casar? —esta vez fui yo la que intervino.

—Probablemente en un año o dos —Tom abrazo a Eva por la espalda—. Quiero establecerme en mi trabajo y ponerle su consultorio a Eva, después de eso casarnos.

—Awww, es muy lindo —los ojitos de Apple brillaron—. Felicidades, chicos.

Nos quedamos un rato platicando con la feliz pareja. Armond se estaba cayendo se borracho así que lo llevamos a dormir al sofá, por qué eso es lo que los 4 (también ebrios) podríamos hacer por un hombre de 120 y algo kilos. Eva y Tom se quedaron adentró de la casa, mientras que Apple y yo, nos fuimos afuera, a unas tumbonas a ver la noche.

Con ella entre mis brazos, la luz de la luna iluminado su cara, y sus labios besándome, fueron la mejor cosa que puedo haberme pasado desde el principio de los tiempos. Solo puedo decir gracias.

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Hola, criaturas come libros, homosexuales! :p

¿Podemos omitir que me desaparecí un mes? Gracias. Vuelva pronto!

La verdad, es que no tengo excusa. Me dio un bloqueo de escritor terrible, y para variar he tenido otros problemillas [Los libras nacimos para no ser felices] también, he estado trabajando en mis escritos "independientes" y eso también es un pedo, pero  bueno.

🏹 ¿Que les pareció el Capítulo?

A decir verdad, yo lo sentí largo. Pero largo me gusta (7u7), siendo honesta.

📭 Buzón de los que odiamos a Kenia 📭

📭 Buzón de los que nos pusimos calientes con Apple celosa 🛐 📭

📭 Buzón de los que Odiamos a Ky por sus bloqueos de mierda 📭

[YA SOMOS 25K, MUCHAS GRACIAS. No me caben las palabras de lo tan agradecida de que está pequeña historia les esté gustando. Muchas gracias 🥺]

—K.

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