Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27- 5mentarios

Hey, gais, volvimos con los atentados terroristas :D, así que El que no comente es Hater de Apple 🔫😾

27

5mentarios

—EMILY—
—BROWNBEAR—

Siempre fui emocionalmente abusiva conmigo misma. Amo el dolor, por qué es probable que me convencí de que es la única forma en la que me siento libre de explotar alguna emoción.

Por primera vez estoy experimentando un sentimiento que no es malo, vacío o efímero. Esto está sucediendo y me siento bien, me siento jodidamente bien. Y eso me da miedo, por qué, cuando me siento bien, es por qué las cosas en un futuro irán mal.

Lo irónico es que tengo la leve teoría de que las cosas siempre van mal por qué soy la primera en tocar el botón de "abortar" para que lo sean.

Ella parece un ángel. Su rostro genera tanta paz, que cuando la veo todo se vuelve calma. No sé si iré al cielo, pero no me importa, la veo a ella y ya lo conozco. Ella es el cielo para mí. No hay otra explicación, Apple es la causa de que en mi infierno haya serenidad.

Apple es todo lo que para mi es ajeno.

Y eso, por más ridículo que parezca, me causa mucho miedo.

Y ansiedad.

Y por ende, pánico.

Es eso lo que estoy experimentando ahora mismo. A las 4 de la mañana. Encerrada en baño, que huele a ella. El baño que huele a manzanas y canela. Putas, manzanas y canela.

Respirar se sentiente asfixiante, tanto que hacerlo se vuelve un lujo. Por alguna razón, estoy llorando. No dejo de llorar. El pecho se me apreta, y mis latidos no dejan de martillarme los oídos.

De repente, estoy pequeña, estaba tranquila vistiendo a mis muñecas; llega Xavier me toma en brazos y me esconde en su clóset, me pide que guarde silencio y lo esperé, él jugará al té conmigo y mis peluches solo sin me tapo los oídos y no hago ruido. Cierra la puerta del clóset, pero solo un poco, aún puedo ver afuera.
«¿Dónde estás, maldito imbécil? ¿Y dónde está la bastarda de la niña?» El tío Franklin entró, se puso a discutir con él pero no escucho mucho por qué me estoy tapando los oídos.

«Inútil» «bastardo»

El tío Frank lo golpea fuerte, tanto que hace que Xavier golpeé el suelo con su cuerpo. Busca algo en la habitación, pero no lo encuentra y se va.

Este sentimiento me supera; Siempre lo hace, y por eso lo odio. No tengo mucho a mano para calmarme. No tengo cigarros, no tengo pastillas, solo tengo agua y más agua.

Vamos, Emily. Eres más fuerte que está mierda. Ya habíamos pasado por ésto antes, tú puedes.

Hice mis ejercicios de respiración, «Emily, estás bien» repetí en mis adentros. «Estás en el enorme patio de la mansión, papá saco su guitarra y está tocando Here comes the sun; mamá está en la parrilla preparando hamburguesas mientras canta el coro de la canción haciendo dueto con papá. Frederick está jugando Croquet y Xavier está aprendiendo Francés con Jennary en las sillas frente a la piscina»

Here comes the sun, and I say it's alright.

Después de un rato, volví a la normalidad. Gracias, lugar feliz. Recordar a mi tío, siempre me da esta sensación tan desagradable, pero ya estoy mejor.

No soy una inútil como el dice. No soy un desastre, no soy un error. Soy Emilia Brownbear, y él es un viejo solitario de mierda.

Me lavé la cara, como por la trillonesíma vez y salí del baño. Caminé hasta la cama, ahí está Apple, tan serena y calmada a como la deje. Me quedé viéndola por un buen rato, su mejilla estaba apretada sobre la almohada, haciendo que entreabriera la boca y soltara un poquito de baba. Sonreí inconscientemente, se veía tan hermosa. Se movió un poco, subió su brazo y su rodilla, por un segundo noto que no estaba con ella y se levantó de golpe.

—Me asustaste —Dijo, bastante sorprendida—. ¿Qué haces ahí parada? —Me preguntó mientras se frotaba los ojos y bostezaba.

—Fui a beber agua, te mirabas tan bonita que solo quería guardarte en mi memoria por un ratito.

Jamás en mi vida había dicho una mierda tan cursi. Jamás lo había sentido.

Ella sonrió enternecida, me extendió los brazos y me acerqué a ella para que me recibiera entre ellos. Su piel estaba tibia, pero la yema de sus dedos estaban frías. Me dejé querer un largo rato ente sus brazos. Podía incluso sentir la calma llegar a mí con sólo sentir su aroma.

—Estabas tensa —Comentó, jugando con un mechón de mi cabello—. ¿De verdad estás bien?

—Perdón por despertarte. —levanté mi cabeza para verla a los ojos y distraerla de mi desastre.

—Sí, solo que por un momento pensé que había estado soñando.

—¿Cuántos sueños de estos puedes haber tenido para pensar eso, Manzanita? —La mire con picardía.

—No contestaré esa pregunta —No hacía falta, sus mejillas poniéndose al rojo vivo me habían lo habían confirmado.

—Entonces me imaginaré la respuesta.

La observé por un largo rato. No podría creerlo, yo compartiendo cama y corazón con una persona. Y no cualquiera persona, una que sé que vale la pena.

Ella vale la pena.

Pero yo no.

—¿Por qué estabas tensa? —Tomó mi rostro y por momento pensé que iba a llorar de nuevo—. ¿Te estás arrepintiendo de tenerme aquí?

Sí.

No.

No lo sé.

—¿Quieres que me vaya? —Preguntó, levantado su torso de la cama.

—No —Me adelanté a decir, deteniendo su intención de irse—. No, manzanita. No tiene nada que ver contigo.

—Entonces, ¿Por qué estás así?

Mierda, ella no se va a quedar tranquila sin una respuesta.

—Es la cafetería. —Omití la verdad.

—¿La cafetería? ¿Qué pasa?

—No sé, quiero abrir otro local, pero aún estoy insegura.

Ella se apoyó en mi pecho. Sus ojos brillaban como diamantes iluminando toda la habitación. Sentí un calor en mi pecho que no podría expresar. Era tan enorme, inexplicable, incontenible. Bajo sus ojos y el sentimiento en ellos me sentí sumamente pequeña.

Su risita abrazó mis oídos.

—Que raro, Emily e insegura no van en la misma oración.

Alcé una ceja.

—¿Piensas eso?

—Me has demostrado eso.

Mi corazón empezó a correr un maratón en mi pecho. Había dicho esas cuatro palabras con tanta naturalidad que me dejó paralizada. Era la primera vez, que algo tan sencillo me había gustado tanto. Le besé la boca como sí el mundo se acabará en unos segundos. Besé sus mejillas, su nariz, sus cejas, su mandíbula, pasé de un lugar a otro besándola y besándola. Su risa inundaban el cuarto que hace a penas una horas los gemidos reinaban.

No sabía cuánto me podía gustar ésto. Esto de sentir paz y seguridad en una cama donde antes sólo sentía poder y posesión. Estaba calmada, mi infierno y los demonios en él estaban calmados. Podía sentir su piel desnuda y tibia, sin ningún tipo de deseo sexual, y eso me gustaba. Este momento se siente íntimo y artístico. Tanto que, la dejaría conocerme.

—Hablé con tu tía Adalia —Solté una vez que los besos se disiparon y solo nos quedamos viendonos la una a la otra.

—Ay, Dios —Se tapó la cara con vergüenza—. ¿Qué te dijo?

—Prácticamente me dijo que si te lastimaba me haría la santa Inquisición, o algo así. —Dije en tono de broma para no abrumarla.

—Lo siento, ella a veces me protege mucho.

—Me contó sobre tu ex novio. —Dije con cautela.

Quería saber que había pasado con él, pero no quería incomodarla.

—Ah, mi ex —supiró—. Igualmente antes de él ya me protegía mucho.

—Es como tu mamá. Ella te quiere mucho.

—Sí, he vivido con ella desde los 10 años y nunca tuvo hijos, así que yo paso a ser su hija.

—¿Puedo preguntarte algo? —Acaricié su cabello.

—Ya sé por dónde vas... —Se acomodó mejor sobre el colchón, volvió a suspirar y fijó su mirada en otro lado—. Mis padres no siempre fueron las figuras más ejemplares en mi vida. Mi mamá era ama de casa y mi padre tenía un negocio de venta de autos, no éramos ricos ni nada por el estilo, pero éramos felices. Hasta qué papá se hizo adicto a las apuestas y el alcohol. Las discusiones y los problemas empezaron. Hasta que un día mi madre se enteró que mi padre estaba tan hundido en ese mundo, dejó como empeño su anillo de bodas.

»Una noche mamá se fue, harta de todo ya sabiendo de que ella, ni nadie, podían cambiar a mi padre. Me dejó sola y a mí suerte con él. Pero, papá se la pasaba en los casinos, así que no viví del todo con él. Paso una semana y la Tía Adalia fue a recogerme, supongo que tenía miedo que algún jefe de casino o gente a la que mi padre le debía fueran a buscarme primero. Me dio su techo, me dio su amor, me dio comprensión y me dio espacio. Ella podrá no ser mi mamá, pero de cierta forma lo es. Estoy agradecida de que ella me haya cuidado todos estos años y que me haya amado como su hija.

—Es una mujer admirable... Y temible —Ella se rió—. ¿Que pasó con tus padres?

—Bueno, mamá ha tenido contacto conmigo. Sé que tiene otro esposo y tengo un medio hermano llamado Alex. A veces ella me envía fotos de ellos como familia y me cuenta sus cosas. Sé que no lo hace con mala intención, supongo que su nueva familia le gusta tanto que no puede dejar de pensar en ellos. Y papá... Pues papá no dice mucho, supuestamente esta en una clínica de rehabilitación, manda postales, cartas y esas cosas.

Apple no estaba llorando, pero en sus ojos vi una tristeza profunda. No le dije nada y simplemente la abracé. Tampoco lloró, solo se quedó callada en medio de mis brazos. Aproveché para dejar muchos besos en sus mejillas, tal como si fuera una bebé. Mire sus ojos y volvieron a brillar.

—¿Y tú? —Se separó de mí para verme mejor—. ¿Cuál es la ropa sucia detrás de Emily Brownbear?

—Hum, ropa sucia... —Estiré mis labios pensando en todo lo que he hecho, sin ninguna pena—. Adulterio, ghosting, manipulación...

Ella puso la yema de sus dedos en mis labios, impidiendo que siguiera contando.  Pensé que mis pecados la habían ofendido, pero sus ojos me miraban con la misma ternura y compasión con la que ves a una ave herida.

—No, no estoy hablando de las cosas malas que has hecho —tomo mi rostro entre sus manos, y me sentí tan en calma, tan segura...—. Estoy hablando de las cosas malas que te ha hecho el mundo.

Aquella seguridad se había roto. Esas palabras de Apple fueron como pegarme a una pared de realidad y eso no me gusta para nada. No sabía si realmente podría abrirme con ella. Odiaba ser vista como la víctima, pero amaba ser pintada como la villana.

¿Y Si ella veía lo patética que era y sentía lástima por mí?

No sabía lo que hacía. Fue mi turno de suspirar.

—Por gran parte de mi vida mis padres estuvieron en una ausencia intermitente. Ellos eran encargados de las relaciones públicas de la empresa familiar, así que había días que podían estar en Escocia y luego ir a Francia, quedarse una semana en Suiza o dos días en Alemania. Así se la pasaban, días, semanas, meses fuera de casa. Así que el único a cargo de mí y mis hermanos era Franklin, el hermano de papá, mi tío.

»Franklin odiaba a Xavier y me odiaba a mí, pero amaba a Frederick. Él decía que nosotros no éramos "Brownbears", que el único que merecía su sangre, su apellido y su respeto era Frederick. Lo decía por qué Xavier y yo nos parecemos más a mí madre; piel morena y ojos verdosos. Nos hacía la vida imposible, cuando yo estaba pequeña el que recibía la mayor parte de los abusos era Xavier; Franklin lo golpeaba, quemaba puros y cigarros en su espalda y brazos, lo dejaba sin comer cuando a él le daba la gana y lo azotaba con su cinturon cuando él se portaba "mal". Lo peor del caso es que la mayoría de castigos eran por defenderme a mí. Xavier siempre me ha protegido y todo el daño que recibió de esa bestia es la prueba. Pero no siempre fue así, cuando crecí si llegué a recibir azotes y cachetadas, eran menos contantes que los abusos verbales, tanto que hasta cierto punto me acostumbraba a escuchar un insulto cada mañana, pero me sorprendía cuando me abofeteaba. Lo bueno es que ya no vivo con él, he pasado los últimos años de mi vida alejada de ese imbécil.

Giré a verla, tenía miedo de que su mirada cambiará, que derrepente me viera con lastima. Hubiera querido decir que después de todo lo que le dije quedé tranquila, pero no, quedé peor. Estaba todavía más sofocada. Quería levantarme de esta cama y salir corriendo.

Fue su turno de abrazarme, escondí mi cara en su cuello, para que el olor acaramelado de su piel me diera un poco de paz. Quería llorar, por qué nunca había sentido esa sensación en mi vida, una sensación de "aceptar" la parte indefensa de mí con otra persona. Sus brazos me protegieron de mí misma.

—Deberíamos de seguir durmiendo. —Dije, para que omitieramos mi vulnerabilidad. Ella asintió y acarició mi cabello, hasta que yo me quedará dormida.

.

A la mañana siguiente hicimos como si nada de lo que sucedió en la madruga hubiera existido. La desperté con un beso en los labios, me despedí diciendo que iba a cocinarle el desayuno, ella me detuvo y se levantó de la cama.

—Hagamos juntas el desayuno —Me pidió, mientras buscaba algo por la habitación.

—¿Qué buscas? —Estaba desnuda, el sol le pegaba en la espalda, dándome una bonita vista de sus lunares, las estrías es su trasero y las mordidas que le deje anoche.

Estaba en el cielo.

—Busco mi ropa, ¿La has visto? —Se puso la sábana encima para taparse. Gruñí inconscientemente.

—La metí a lavar.

Ella palideció.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Como se supone pase todo el día?

—No te preocupes, —me levanté y le ofrecí mi mano—. Tengo otra sorpresa para tí.

Fuimos al clóset, por el momento estaba algo vacío, tenía algunas de mis prendas diarias y algunos zapatos. Por otro lado, habían camisetas y shorts que le había comprado a Apple.

—No hay muchas cosas —Dije, guiándola hacia su ropa—. Hay bragas, sostenes, shorts, pijamas; hay muchas camisetas Overside, no por qué no sepa la talla de ti ropa, pero sé que te gustan mucho.

Apple estaba perpleja, miró cada cosa en silencio. Una parte de mí creyó que había exagerado con gesto y ella está pensado que soy una intensa de mierda. Pero cuando me sé giro a verme, supe que le habían encantado. Tenía una sonrisa enorme que trataba de reprimir apretando los labios.

—¿Que pasa? ¿No te gusta?

—A... —se paró en seco, cortándo la palabra que empieza por "A" y termina en "R"—. Em, me encantan.

Se abalanzó a mis brazos, dándome varios besos.

—Ya lo sabía —Hable arrogante.

Ella me dio una palmada en el pecho y se giró a tomar una bata rosa que estaba ahí. Estaba tan emocionada que no vio que la tira para amarrarla traía bordada sus iniciales. Así como la mía.

—Todo es hermoso, Em. Te juro que no puedo estar más feliz.

—Ven, que aún falta.

Me la llevé hasta el tocador. De una cajita roja saque una fina gargantilla de oro, tenía Emily en letras cursivas, y en el punto de la i un pequeño zafiro. Ella fijó su vista en mí a través del espejo.

—¿No fueron suficientes los chupetes y las mordidas? —Rió nerviosa.

—Los chupetes y las mordidas es para que tú no olvides que eres mía —volví a tomar un palmo de la carne de su omóplato entre mis dientes—. La gargantilla es para que los imbéciles que se te acerquen sepan que lo eres. Pero si te parece excesivo, puedes no usarla.

—¡No! —se apresuró—. Es el regalo más hermoso que me han hecho, no puedo no usarlo. Es más, ponla ahora.

Recogió su cabello, dejando expuesto su cuello. Pase mis labios por su nuca, sintiendo como su piel se estemecía. Tome la gargantilla y se la coloqué.

—Hay más —Dije apartándome de ella.

—¿Hay más? —Palideció—. Yo no tengo nada para tí.

Me puse de espaldas al tocador y apoye mis brazos sobre él.

—Tienes una linda sonrisa que ilumina todo lugar por el que pasas, unos hermosos ojos grises con ese maravilloso tono azulado que me recuerdan al cielo —La tome por las caderas y la acerque a mí—. Tenés una jodida voz tan excitante que solo me embriga. Apple, te tengo aquí, no quiero nada más. No necesito nada más.

Busque en uno de los cajones del tocador una caja blanca de Chanel 5. Se la entregué, ella lo abrió y destapó el perfume en ella.

—Huele a tí.

—Es por qué es el perfume que siempre uso.

Ella se volvió a reír.

—Sí, solo falta que me orines.

—Vaya, Manzanita, no sabía que te gustaban las lluvias doradas.

Dejó de reírse y se sonrojo, pero puso un ceño fruncido. Me reí y me acerqué más a besarla. Nos besamos como nunca antes. Era como si nuestras emociones se funcionaran y dejáramos que ellas nos controlarán.

—¿Qué tal si después de desayunar vamos un rato a la piscina? —Propusé, una vez terminado el beso.

—¿Piscina?

—Sí, el edificio tiene piscina, área recreativa, gimnasio y esas cosas. —Enumeré sin importancia.

—Dios, casi, casi me viniste a meter a un hotel

—Algo así.

Desayunamos unos Pancakes junto con algo de fruta y un batido de avena. Le entregué un traje de baño que también le compré y tomadas de la mano nos dirigimos, como una parejita feliz, hacia la piscina. Me senté en una las mesas que estaban ahí por qué tenía que revisar algunas cosas de la cafetería con mi iPad, mientras Apple disfrutaba del sol mañanero y la piscina.

Estaba muy concentradada analizado las estadísticas del último mes cuando sentí que alguien se sentaba en la silla del frente.

—No sabía que te gustaba jugar a la casita.

Levanté mi vista del iPad. Los ojos pardos y brillantes de Kenia me tomaron por sorpresa.

—¿Qué? —pregunté dejando de lado mis lentes.

—Que no sabía que te gustaba jugar a la casita. —Con su cabeza señaló a Apple que nadaba tranquilamente.

—No estoy jugando a nada —Dije seria, a pesar de que, por alguna razón, me sentía incómoda.

—Vamos, Emily, no me hagas reír. Estás jugando a la noviecita o, ¿Es una de tus conquistas? —Kenia tenía una sonrisa que no era para nada amigable.

No me gusta a dónde de está dirigiendo ésto.

—No sé de qué estás hablando, Kenia.

—Estoy hablando de tí y la niña que juega en la piscina. —Tomó un trago de mi café como si fuera la dueña—. No creí que llegarás a este punto. Debo admitir que se me ha caído un ídolo, para serte sincera. Pero, a decir verdad, es bastante patético.

—¿Por qué?

—Dios, eres Emily Brownbear, no tienes material para ser una novia. Siempre has sabido cual es tu papel, eres la del rato. No puedo creer que estés esperando que ella se quedé. Es más, ¿Piensas que eres capaz de quedarte con ella? Tú no eres así.

Me quedé muda. Pero no por mucho tiempo.

—No voy a darte ninguna explicación, Kenia.

—No te la estoy pidiendo. Solo digo qué, es sorprendente, parece un cuentecito —Ella se rió con naturalidad, ella dijo todo en serio, y eso le causaba gracia—. Pero si el "felices para siempre" sale mal, ya sabes en donde buscar, muñeca.

━━━━━━🍯━━━━━━
Esta claro que este cuento va a salir algo mal...

Ky: Holissss 😘
Ustedes: BEYONCE! *Disparo épico* 🔫

Bueno, Hola.
Ya sé, ya sé, estuve desaparecida. Pero que creen, soy Batman, no lucho contra el crimen. Lucho contra mi misma. Pero bueno, aquí tenemos nuevo capítulo uwu. 

No creen que todo está muy bonito? Siento que le falta algo... Le falta sal a las lágrimas...

—K.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro