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23. ➵ Normal 💚

El Ferxxo no se le dedica a cualquiera, pero a Emily, se le dedica todo 💚

⟦23⟧

Normal

—EMILY—
—BROWNBEAR—

Un pequeño "pop" fue el primero en interrumpir el silencio en la sala de Armond. Ya sentadas en el sofá, Eva me ofreció un cigarrillo, y ni corta, ni perezosa, lo tomé; luego me paso la copa de vino. Éramos solo ella y yo en la sala, viendo a la nada.

—¿Como te sientes? —la pelinegra habló.

—¿Quieres hacer tus prácticas de psicología conmigo? —le di un gran trago a mi copa de vino.

El no desayunar, almorzar o ingerir cualquier alimento en los últimos días le paso factura a mi estómago, cuando el líquido fermentado bajo por mi esófago. Pero no pudo valerme más verga, así que le di una calada a mi cigarrillo.

—Emily, en serio, ¿Cómo te sientes?

—Normal.

—¿Que es "normal" para ti? —Eva insistía. ¿Eso hacían los estudiantes de psicología?

—No lo sé, Eva.

—¿Que quieres con Apple?

—No lo sé.

—¿Solo quieres acostarte con ella?

—No lo sé.

—¿Quieres tener algo estable con ella?

—¡Maldita sea, Eva! —me paré de golpe—. NO. LO. SÉ. ¡No tengo ni idea de por qué quiero esta con ella! ¡No sé por qué necesito besarla o, al menos, verla sonreír! ¡No sé qué me provoca el miedo de no tenerla cerca nunca más!

Sin previo aviso, la chica me tomo del rostro. Mire sus ojos verdes que estaban analizándome minuciosamente. De repente su cara de asombro me asusto un poco.

—Mierda, Emily —Me soltó la cara bruscamente—. Estas enamorada de la manzanita

Era mi turno de apartarme con brusquedad.

—Eva, no seas ridícula.

Ella me volvió a ver directamente a los ojos.

—Emily, a mí me puedes mentir todo lo que quieras, pero a ti misma no. Y eso lo sabes muy bien.

—Basta, hasta aquí llegó está plática.

Recogí la botella de vino  que dejó en la mesa y tomé mis llaves.

—¿Dónde vas? –Ella no haría nada por detenerme—. ¿No irás con nosotros a la fiesta de Rooney?

¿Quien carajos es Rooney?

—Iré a cambiarme.

Ella sonrió con complacencia y quizás con un poco de burla.

—¿No sabes quién es Rooney, cierto?

Me alcé de hombros, le di una calada a la mitad de cigarro que me quedaba.

—No, ¿Eso importa?

—Es compañero de Thomas —dijo con una risita.

—Igual iré.

Con esa sonrisa tonta en los labios, se acercó a mí y me abrazó. El acto fue tan al azar que ni siquiera reaccioné; me quedé estática, solo sintiendo el calor de su cuerpo. Me dió unas palmaditas y se separó.

—Deberías de volver a ver al amigo de Richard —la veo con confusión—. El rubio... ¿Erik?

Erickson es el mejor amigo de Richard. Sí, con el que me acosté.

Sí, debería de hacerle una visita —una sonrisa creció en mis labios.

—No para acostarte con él —me advirtió—. Para hablar de tus cosas.

—Le quitas lo divertido a la vida —gruñí.

—Ve a cambiarte.

Dicho y hecho. Fui a casa. Una solitaria casa. Saludé a Lucía y su nieta que eran las únicas ahí.

—Sus padres salieron —empezo a contarme mientras se sentaba frente al mesón de la cocina—. Sus hermanos también; el señor Xavier salió con la señora Jennary, y el señor Frederick con la niña Kamala a ver a su esposa, supongo que ninguno regresa hoy, peor si sus padres se fueron a tomar sus vacaciones.

—Esta bien, pueden irse si quieren, tampoco estaré yo.

—¿Se quedará con el muchacho Cass? —Ella empezó a quitarse el delantal que siempre usa para cocinar, lo dobló y lo dejo a un lado. Yo asentí—. Recuerde a visarle a los porteros de cualquier cosa, y recuerde llamarme si tiene algún problema.

—Gracias, Lu.

—A la orden, señorita.

Subí a mi cuarto a buscar que ponerme. Iba a ser casual, así que no me iba a romper tanto la cabeza. Tomé un short negro de cuerina, una blusa negra corta y me puse una chaqueta negra e igual de cuerina. Dónde más me atrasé, fue metiéndome las botas altas de plataforma. Y como me maquillé sencillo, en cuestión de una hora ya estaba saliendo de casa para seguir a los chicos hasta a el departamento donde sería la fiesta.

Llegamos al apartamento y las miradas no se hicieron esperar. A pesar de que iba detrás de Tom y Armond, junto con Eva, todos me miraban fijamente. No había ojos que no estuvieran sobre mí. Claro, es raro que alguien de administración esté en una fiesta con los estudiantes de arquitectura. Ellos me miraban y a mí no me podrían valer más verga.

—¡Hey, Thomas! —el tal Rooney, saludo a Tom, y por respeto yo también saludé—. Siéntase como en casa y disfruten de la fiesta.

A pesar de que mis ánimos andaban por la mierda, no me limité a divertirme con Armond. A veces lo dejo a un lado, pero Armond siempre a sido como una pastilla de Prozac. Él está para recogerme del suelo o sostenerme para no tocarlo. Reíamos mientras yo le alzaba la botella de vodka para hacerlo beber, nos íbamos a la terraza a fumar y luego seguiamos para arrasar con los cócteles. Si no nos separaban de los Old fashion no iba a quedar Whisky para toda la fiesta, pero igual seguiamos.

Todo era risas y diversión, hasta que a lo lejos vi unas lindas piernas pálidas, una falda blanca con estilo de porrista, subí más y vi un top celeste que solo le tapaba un hombro. Su rostro, tan lindo cómo siempre que parecía tallado por los mismos dioses. Era ella. Era Apple.

De repente, mi mundo se detuvo con tan solo verla. Recordé qué, aunque la estaba pasado muy bien con el alcohol, ella seguía existiendo y yo no podía olvidarla. Luego, a su lado, tomándola del brazo estaba el imbécil de Jordan... ¿O John? ... ¿Joe? No lo recuerdo.

Ella estaba con él. Ese hijo de puta. Supongo que estando en la cama de él, no puede llorar por mí.

—Ly —Armond se me acercó—. Si quieres podemos irnos.

—No —me adelanté a responder—, estoy bien, Mond. Sigamos divirtiéndonos.

—Bien —me alzó la botella de vodka—, un chorrito pa' las ánimas.

Nuevamente, un par de tragos y empezamos a bailar. Éramos el show de la fiesta, desde que nos pusimos en medio de la sala a bailar. Mis caderas chocaban con las de él, y las de él con las mías, le di la vuelta y está vez fui yo la que arremetía contra su trasero. Punto para los versátiles. De todos los ojos que nos veían, solo un par de azules plateados eran los que me interesan. Y hecho, sus ojos estaban sobre mí, pero no me duró mucho la dicha. Le dio un trago de golpe a su vaso.

.

La fiesta iba pasando. Armond estaba frotando un hielo sobre mi nuca, mientras tomaba mi Canada dry azul. Los invitados seguían haciendo de las suyas, pero por alguna razón yo encontré la necesidad de ponerme sana.

—Nos vamos en un rato —Tom se acercó con Eva.

—¿Ya están desintoxicados? —Eva nos miró a ambos.

—En eso estamos —Me levanté y le dejé la lata a Armond—. Voy al baño.

Di unos pasos y llegué al pasillo del baño, a diferencia de otras fiestas estaba vacío, probablemente por qué a todos se les había quitado la decencia y estaban devorándose como animales en cualquier lugar del apartamento. Llegue, pero la puerta estaba entre abierta, vi dos figuras dentro.

—Vamos, será rápido —Era la voz de un hombre.

—No quiero, me siento algo mal, creo que bebí mucho —Era su voz, la voz femenina era la de Apple.

—Oh, vamos —tomo la mano de Apple y la puso en su entrepierna—. No me dejes así, bonita.

—Es enserio, Josh, bebí mucho.

—¿Es por ella, cierto? —su tono se oscureció. Apple no le contesto, y eso pareció a verlo puesto molesto—. Que asco me das, ¿Cómo te puedes acostar con una mujer?

—Josh, solo vámonos.

—Aunque, siento que te entiendo; con esas tetas y ese culo, debe de ser un buen pol...

El sonido seco de una cachetada retumbó por el lugar.

—¡No vuelvas a hablar así de ella! —sentenció la rubia.

—Apple...

—¡Púdrete, Josh! ¡Púdrete en el rincón más inmundo del puto infierno! —Estaba muy enojada—. ¡Y salté del baño!

Rápidamente me di la vuelta, escondiéndome de la vista de él. Entre sigilosamente al baño, ella estaba de espaldas, pero al levantar la vista se topó conmigo. Sus ojos estaban húmedos y sus mejillas rojas.

—Hola, Em —Sorpresivamente sonrió.

No puede evitar sonreír también.

—Hola, Manzanita.

Trato de caminar hacia mí, pero estaba tan mareada que se cayó en mis brazos.

—Em, te ves hermosa... Cómo siempre. —Con eso comenzó la conversación.

Está de más decir que la sonrisa que tenía se hizo más grande.

—Gracias, cariño. ¿No te sientes bien?

Ella achinó los ojitos, hizo un puchero y me mostró su mano, uniendo el índice y el pulgar a una corta distancia.

—Creo que me pase un poquititito de tragos, nada más.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—¡No! —Ella me empujó, soltándose de mi agarré—. No, no, no, no. Mi tía no puede verme en éste estado.

—¿Y dónde puedo dejarte?

—No lo sé —ella se llevó las manos a la frente—. Es que yo no iba a beber tanto, pero te vi bailando con tu amigo. Y todos esos estúpidos y estúpidas te veían, perdí los estribos.

Reí un poco.

—No puedo dejarte aquí, vamos a mi casa.

—Okey.

Los chicos me vieron tomar a Apple de la cintura, así que les expliqué que iría con ella a casa. Que no podría ir al departamento de Armond. Ellos lo tomaron a bien y se despidieron de nosotras. Subidas en mi auto, emprendimimos un corto viaje hasta mi casa.

—¿Está es tu casa? —pregunto la chica, mientras el portero nos dejaba pasar—. ¿O vamos a allanar una mansión?

—No, tonta, esta es mi casa.

—Pero... Dios, eres millonaria.

—Algo así.

Caminamos hasta mi cuarto con la linterna de nuestros celulares, por qué no me pareció necesario prender las luces del pasillo. Entramos en mi cuarto y ella se vio más sorprendida.

—Tu cuarto es el triple más grande que el mío —se seguía tambaleando, pero eso no evitó que viera todo su alrededor—. ¡Tienes un candelabro! A mí foco a veces le cuesta pender, ¡PERO TU TIENES UN CANDELABRO DE CRISTAL!

Reí por lo bajo, de nuevo

—Sí, cariño, es un candelabro.

—Dios, mi tía tenía razón. ¿Cómo no se me cayeron las manos después de tener sexo contigo?

—Okey, basta, voy a buscarte algo que puede ponerte para dormir, ya vuelvo. Sientete cómoda.

Fui a mi clóset para buscarle algo Apple. Busque entre mis pijamas una que me gustaría verle puesta. Claro que sí por mí fuera, ella dormiría desnuda en mi cama, pero en el estado que está, no se me hace buena idea. Tomé una camiseta de botones con corazoncitos y un short corto que le hacía juego.

Me devolví a dónde la deje, pero ese acto quedó invalidado, cuando se me tiró en brazos a besarme. No me negué y empecé a besarla también. El pecado fue cuando al quererla tocar, ahí me di cuenta de que estaba desnuda. Bueno, semi, aún le quedaban la bragas.

—¡Apple, ponte ropa! —le dije, separándola de mí.

—¿Por qué? —dijo en un puchero y al borde del llanto.

—Por que estás ebria.

—Me importa una mierda estar ebria —Se volvió a acercar a mí—. Emilia, fóllame.

—¡Apple!

—¡¿Qué?! —hizo una pausa y me analizado—. Ya no quieres tener sexo conmigo, ¿Es eso? ¿Ya te dejé de gustar, Emily? ¿Te doy asco?

—Apple, cariño. No es eso —la tomé del rostro para que me viera con atención—. Princesa, estás ebria. No quiero que te despiertes mañana y pienses lo peor de mí. Además —me pegué a su oido—, cuando estés sobria te voy a dar la follada de tu vida. Solo si te portas bien hoy.

—Esta bien.

Le pedí su brazo para pasarlo por la manga de la camiseta, luego la otra. La senté en la cama, y pasé el short por sus piernas. La deja ahí mientras yo iba a hacer lo mismo.

—Cambiate aquí. —pidió.

—¿Aquí? ¿Por qué aquí?

—Quiero verte cambiarte la ropa, por favor.

Hice lo que me pidió, me quite la ropa bajo su atenta mirada. Me recorría el cuerpo como un animal hambriento, y yo amaba eso. Si en general amaba que me mirarán, que ella lo hiciera se sentía como un puto privilegio. Antes de ponerme la camiseta trato de tocarme. Debía resistir.

—Quietas esas manos, Apple Avery. Quedamos en que te ibas a portar bien.

Ella bufó.

—Bien. —se quedó en silencio—. Em, creo que quiero vomitar.

Corrimos al baño. Ella se arrodilló y yo también, para tenerle el cabello más cómodamente. Sacó todo lo que tenía que sacar, mientras yo trataba de vomitar junto con ella. Le di un cepillo de dientes y se lavó la boca. Aferró sus brazos a mí cuello y sus piernas a mis caderas, me la llevé cargando como un bebé está la cama. Me acosté a su lado preparándome para dormir.

—¿Por qué te preocupas tanto por mí? —preguntó, mientras repartía besos por mi cuello.

—Por qué me importas, Apple —la mire a los ojos, haciéndole saber que era enserio. Volvió a besarme el cuello y trató de buscar algún lugar para meterse en mis shorts—. Apple, hicimos un trato, te ibas a portar bien, pero yo estoy viendo que te estás portando mal.

—Joder, Emilia. De verdad te necesito.

Le dejé un corto beso en los labios.

—Manzanita, yo también te necesito, pero sabes que no es correcto en tu estado.

—Esta bien. —gruñó—. Me tienes menos contenta ahora.

—Ni modo.

Se acomodó sobre mi pecho. Estaba despierta, pero no decía nada.

—¿Emily? —la escuché adormilada.

—¿Sí?

—¿Porqué ahora te importó tanto?

—Siempre me haz importado, Apple. Solo que ahora es diferente por qué yo...

Me fijé en ella. Me di cuenta que se había quedado dormida. No seguí diciendo más, por que me pareció muy cliché. Quizás se lo diga otro día... Uno que pueda recordar.

━━━━━━🍯━━━━━━

MI GENTE HOMOSEXUAL
HOY TRIUNFÓ EL AMOR 🏳️‍🌈

No sé por qué, pero este capítulo me ha encantado. No podía dejar de pensar en él, así que de una lo hice.
Creo que ya vamos por bien camino.

Como sea, Marzo me está tratando bien. A pesar de que febrero me trató de la verga, Marzo me está tratando bien.
Espero que siga así.

Les tengo un pequeño storytime:
Resulta que tengo un Crush. Pues ese Crush es algo diferente a mí. La conocí en un campamento "religioso" hace como tres meses, y pues yo quedé flechada. Yo (como casi no necesito un psicólogo) le busque por todas las redes sociales, hasta que di con su perfil. Le seguí, pero yo estaba medio sad por qué no me había dado followback hasta que uno de mis amigos la empezó a seguir, y me dijo que ya me seguía. PERO EL MALDITO INSTAGRAM NO ME NOTIFICO NI MIERDA. y pues ya. Estoy enamorada de una Cristiana, diosmio

¿Será que se viene novela de eso? 🤨

En fin, espero que les haya gustado el capítulo tanto como a mí, los amo ❤️

Buzón de comentarios
homosexuales 📭✨

—K

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