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08. ➵ La Milf se enoja

08

La Milf se enoja

—EMILY—
—BROWNBEAR–

—¿Crees que perdí mi toque? —Le pregunté a Armond mientras desayunamos en mi cafetería.

No había casi nadie, era algo temprano, nada más estaban algunos oficinistas y constructores. Algunos empresarios, que conocían a mí familia, venían a retirar sus desayunos y de paso me saludaban.

—¿Tú toque? ¿De que hablas, Ly?

Mi mejor amigo se atragantaba con un pay de frambuesa, y más, haciéndose un bigote con la mermelada que escurría de él.

—Hablo de "el toque de seducción" —Bebí de mi café para pasar unos pedazos de mi pay de manzana—. Tengo tiempo de no enrollarme con alguien por mi propio pie.

El moreno ojos claros se rió. No entendí su risa y mi cara lo hizo notar.

—Desde que te conozco creo que nunca has tenido ese toqué —Dejo de sonreír cuando vio mi cara.

—Que yo recuerde, tengo mejor toque que tú. ¿Quieres que te haga memoria?

—Estaba bromeando, Emilia. No saques las garras. —Bebió su té de arándanos—. Jacob no parece ser el chico más listo del mundo si te rechazo. Sexy y millonaria, ese tipo no sabe lo que se pierde.

Lo mire con desconfianza, pero también con algo diversión.

—Lame botas —Lo acusé. Una mirada de indignación fue su única respuesta—. Ya sé que soy un partidazo, pero aún así me picó el orgullo.

—Ly, hay más pitos que estrellas. Y más conchas que granos de arena —Decreto mi amigo, acabándose su té—. Descárgate Tinder.

—¿Estás loco? Tengo dignidad —Hice una pequeña pausa—. Y mala suerte. Más mala suerte que dignidad —Volví a hacer una pausa, mientras lo miraba por completo—. ¿También te descargaste Grindr, verdad?

La claridad de sus ojos me miraron atrás de la taza de cerámica decorada dónde antes había té.

—¿Cuando tienes hambre solo piensas en un restaurante?

Terminamos nuestro desayuno y nos fuimos en mi auto para la universidad. La verdad ir a la universidad me desanimaba un poco, quizás solo no estaba de humor en este día... Pero realmente, son pocos los días que estoy de humor para hacer algo con mi futuro.

La verdad, nunca comprendí que es lo que exactamente la gente quería de mí. Recuerdo que mi infancia fue relativamente buena. En mi adolescencia me enviaron a un internado a Italia, por qué a mi tío se le hizo muy rentable mandarme tres países lejos de él —Y pensándolo bien, fue lo mejor para mí— en el internado me convertiría en una "señorita". Sin embargo, tuve lo de "señorita", como tuve lo de "hetero", casi nada.

Mi tío Franklin solo me demostró una cosa: Que realmente, nadie espera nada de mí.

Él se encargó de haber hecho la vida de Xavier y mía, completamente miserable. Además, de que nuestros padres se lo facilitaron siendo, casi, completamente ausentes. Luego quisieron repararlo, al ver que no solo tenían un hijo. Tenían dos más, y esos dos se la estaban pasando aún peor. Xavier fue tarde, cuando mis padres quisieron atenderlo, ya se había comprometido con Jennary, así que no hubo mucho que hacer.

Y bueno, conmigo aún lo intenta.

A veces hacen mi luch, como si fuera una niña pequeña. Y eso no me molesta, a mí me gusta que me consientan. A veces no hablamos mucho, pero creo que es problema de los tres, por qué no siempre tenemos buena comunicación. No son malos padres, solo un poco ausentes.

Supongo que por eso tampoco esperan algo relativamente bueno de mí. Tienen dos hijos varones que generan mucho dinero en la empresa. Yo soy solo una niña que quiso jugar a la cocinera, le dieron una cafetería y un par de miles en su cuenta bancaria.

Creo que antes era feliz.

Ya saben, cuando no fingía ser un adulto. O el intento de uno.

Las clases avanzaron tortuosas, miraba cada 5 segundos el reloj para ya poder irme a la mierda. Tenía planeado comprarme un helado, para llegar a casa, encerrarme en mi habitación y ver 'Un viernes de locos' o cualquier película donde saliera la hermosa Lindsay Lohan. Pero si también me topaba con alguna de Selena Gómez, no iba a quejarme en lo absoluto.

Acá entre nos, a veces soy una niña que come helado mientras mira televisión, en el cuerpo de una joven que mete sus problemas bajo la alfombra del ego y el sexo. Pero no le digan a nadie.

Mi última clase era estadística. Después de mi última clases aquí, trataba de evitarla a casi toda costa. Acababa la hora de clases y yo salía corriendo de esta habitación. Isabel no iba a atraparme si yo era más rápida.

O eso pensé cuando me dejó unos libros del grosor de mi brazo sobre la mesa. En el reflejo malicioso de sus ojos solo pude saber de qué me estaba llevando, la que me debería de estar comiendo.

—Hola, Emily. —Dijo amargamente Milf.

Sonreí condescendiente, ignorando los ladrillos de papel y cuero que puso sobre la mesa.

—Señora Walker.

—¿Por qué tanto formalismo? —Paso su mano suavemente por mi mejilla, delineando mi mandíbula con la yema de sus dedos—. Pensé que ya estamos entrando en confianza.

Iba a hablar, cuando paso su dedo pulgar sobre mis labios, como si limpiara el bálsamo de ellos. Se inclinó un poco más y la sangre se me empezó a calentar.

Incluso algo más que la sangre.

—Tengo un pequeño regalo para tí. —Puso la mano sobre los libros y los empujó hacia mía—. Haz todo un balance estadístico, tómalo como un trabajo.

Delineó mi mandíbula hasta mi mentón. Me escuché tragar grueso cuando ella se acercó aún más para rozar su nariz y la mía. Besó la comisura de mis labios, suave pero seductora.

¿Por qué su marido le pondrá los cuernos?

Está come quiere.

El calor se me bajo de golpe. No dije nada, solo la vi colgarse su bolso y sonreír con amargura. Le envié un mensaje a Armond de que no podría llevarlo al departamento por qué me iría tarde de aquí. Tome los libros y me fui a la biblioteca.

La mayor parte de mi compañía eran estudiantes de medicina hasta el cuello de libros y el computador encendido, que lo más probable saldrían tarde de ahí. Tome asiento, y empecé hacer la tortura de mi vida.

Ya habían pasado horas cuando me di cuenta de que seducir mujeres mayores—Y con algo de poder— era siempre una mala idea. El atardecer caía, así que no faltaba mucho para que la noche también lo hiciera. Gracias al cielo, ya había terminado cuando eso sucedido. Le pedí ayuda a Frederick, por qué obviamente para eso están los hermanos mayores.

Me levanté del asiento que, probablemente ya tenía mi culo plasmado ahí desde la hora en la que estaba sentada, para salir de la biblioteca. Después de unos minutos también salí de la universidad para ir al parking en busca de mi auto. Saliendo del edificio, me topé con una cabellera castaña clara, supe inmediatamente de quien podría tratarse.

Me acerqué astuta hasta donde ella, me baje a su altura y me acerqué a su oreja para susurrarle.

—Hola, manzanita.

Donde no sea ella, me ponen una orden de alejamiento.

Se volteó, sus curiosos ojos plateados se abrieron de sorpresa. La esquinas de la calle de sus labios se curvaron en una sonrisa cómica.

—Emily, me asustaste. —Su melódica risa se dispersó junto a mi nombre.

Apple vestía un bonito vestido corto en rojo de pequeñas flores blancas, junto con unos tenis, igualmente, blancos. Mis ojos accidentalmente cayeron es su cuello, dónde posaba una cadenita dorada, muy fina. De su hombro colgaba su mochila y en el brazo llevaba unos cuadros.

—¿Por qué saliste tarde de la universidad? —La interrogue, mientras salía del trance de los huecos en sus clavículas.

—Estaba terminando una maqueta, pero ya acabé. Ahora estoy esperando un taxi —Me explicó, mientras jugaba con la correa de su mochila—. ¿Y tú? ¿Por qué salistes tan tarde?

—Terminaba un trabajo de estadística. —La mire a los ojos por unos cuantos segundos, hasta que ella apartó la mirada con algo de vergüenza. Viendo la oscuridad de la noche y lo solitaria que estaba la calle, no quisiera dejarla sola esperando taxi—. Puedo llevarte a casa si quieres.

—No, no hace falta. No quiero atrasarte —Dijo, negando varias veces con la cabeza. Algunos mechones de su cabello cayeron sobre su cara, obstruyendo mi vista de su cara.

Me tomé el atrevimiento de acomodarle uno de ellos detrás de la oreja.

—No me atrasas. No me gustaría saber qué te fuiste sola a tu casa. Por favor, déjame llevarte.

Lo decía de verdad. Las mujeres siempre estamos bajo el lumbral del acoso, nos pueda pasar de algo malo a algo peor, realmente, cualquier cosa puede pasarnos. Y a pesar de que no la conozco desde hace mucho, si algo le pasa me sentiré mal, sabiendo que yo podía ayudarla a evitarlo.

Apple asintió y me siguió está el estacionamiento. Nos paramos frente a mi auto y se le quedó viendo por un rato.

—¿Este es tu auto?

—Perdona mis modales, te lo presento, auto ella es Apple. Apple, él es auto. —Bromeé mientras le sacaba un sonrisa a la rubia.

—¿Siempre eres así de payasa?

—¿Siempre estás así de bonita?

La cara se le puso roja, mientras mordía su labio y se escondía detrás de su cabello.  Nos subimos al auto, poniendo su mochila y mi bolso en los asientos traseros del auto, para estar más cómodas. Empecé a manejar hasta la salida de la universidad, cruzando por las transitadas calles de la ciudad.

Mis inquietos ojos miraron de reojo las voluminosas piernas de la chica. Me abofeteé mentalmente.

Estaba protegiéndola de un acosador, así que no podía comportarme como uno.

Cruzó las piernas, la falda del vestido se le subió a la mitad de los muslos. Un trago de saliva me pasó por la garganta, haciendo más ruido de lo que ameritaba. Sin embargo, yo no era la única ruidosa, escuché su estómago rugir.

—¿Tienes hambre? —Le pregunté, teniendo una excusa para verla bien.

—Sí, solo desayuné un sándwich de queso y un café. Aquí donde me ves, solo he sobrevivido con una barrita energética que traía desde sabe quién cuanto tiempo en mi mochila —Dijo, riéndose un poco de la broma—. Ignórame.

—Eso no se va a poder. Vamos a cenar. —Jugue un poco con los dedos sobre el volante, esperando su reacción.

Últimamente todo me sale mal, con ella no la quiero cagar.

—No quiero estorbarte, Emily.

—Y no lo haces, Manzanita. Yo también tengo hambre, así que tú mandas.

Tomo unos segundos en contestarme, pero al final me aceptó.

Esa noche. Esta noche fui feliz.

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Feliz (más o menos) inicio de semana,
criaturitas come libros! 📚

Empezamos lentos y contentos con un nuevo capítulo de esta hermosa novela 🥰

Quedénse, porque se viene lo mero bueno

Tomen awita y no dejen de brillar ✨

—K.

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