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Caso: Golden Maknae.

—¿Crees en ellos?— La detective Song le preguntó a Choi.

Volvían a estar como en el principio. Los dos detectives observando a los seis chicos en la sala de interrogatorios, tras el cristal templado y más confundidos que nunca.

—No lo sé.

—El abogado sigue insistiendo.— Informó.— Ordena que los dejes ir. Necesitan descansar y no hay nada lo suficientemente comprometedor para culparlos.

—¿Llamaste a la persona con la que Kim Namjoon y Kim Seokjin estaban cenando ese día?

La detective Song asintió. Choi suspiró.

—Lo confirmó.— Aseguró.— Cenaban en su residencia cuando recibieron la llamada del manager y tuvieron que irse.

El detective Choi suspiró y tomó asiento en una de las sillas que estaban cerca. Después de horas de estar interrogando de pie al grupo, por fin se sentaba para descansar e intentar atar los cabos que se le estaban escapando. Tomó una gran bocanada de aire y recopiló la información de cada uno de los integrantes, a este punto, todos parecían ser inocentes pero a su vez culpables.

Era demasiada coincidencia y puntos a su favor. La primera persona que había interrogado Choi fue el manager que encontró a Jungkook; él corroboró que lo había encontrado en el studio de RM y también aseguró que todos los integrantes de BTS habían pasado la tarde con el menor de la agrupación. Por eso es que se había enfocado en ellos, pues además era lo más lógico.

¿Y si fue el manager? Pensó Choi. ¿Pero por qué lo haría?

Y si hubiera sido el manager, se volvía a quedar donde mismo, sin ninguna respuesta o indicio en el caso. El manager dijo que él no había estado en la empresa hasta que encontró el cuerpo. Además la empresa estaba sin cámaras de seguridad y con más de la mitad del personal ausentes, pues estaban encargándose de la mudanza del edificio. Entre ellos el manager.

El detective Choi no entendía esa ventana de tiempo en la que se había llevado a cabo la muerte del menor. Todos los miembros, incluido el manager, habían estado con Jungkook, después esos encuentros, cada quien se dedicó a lo suyo y volvieron a reunirse hasta que encontraron el cadáver torturado. Aun no podía creer lo que le habían hecho al pecho del chico. Mierda, ¿qué es lo que no estoy viendo?

Nada ni nadie podía verificar al asesino de Jeon Jungkook.

—¿Qué harás?

—Por el momento, lo que su abogado pide.— Se puso de pie, listo para volver a la sala de interrogatorios.— Necesito un maldito descanso de estos chicos.

Las seis miradas se levantaron al escuchar al detective Choi entrar de nuevo a la sala. Namjoon iba a hablar, pero Yoongi le ganó la voz.

—¿Ya nos podemos largar de aquí?

El detective vio cansado al rapero y su altanería. Tomó una gran bocanada de aire para controlar su impotencia de ese momento y sin decir nada, sólo asintió.

—Por ahora, sí.






—¿Y esas caras largas?— Preguntó Hyungoo, el amigo de Namjoon y Seokjin.

El mayor suspiró y se tumbó en el sofá, ya con una copa de vino en su mano.

—Hemos tenido problemas con Jungkook.

—¿De nuevo?

—Sí.— Dijo Namjoon, haciéndole compañía a Seokjin con el vino.— Hoy ha sido un día de mierda.

Hyungoo sonrió, negando con la cabeza y agradeciendo a su ahora esposa por convencerlo de dejar de entrenar para ser cantante.

—Sólo olvídenlo por ahora.— Pidió.— Tendremos una buena cena y platicaremos de lo que ha pasado en nuestras vidas últimamente.— Sonrió.— Sólo las cosas buenas.

Y Namjoon y Seokjin le hicieron caso a su amigo. Bebían vino mientras esperaban que el repartidor de comida italiana llegara, quien por suerte no había tardado tanto. Se instalaron en la terraza del departamento, las corrientes del aire del mes de marzo eran agradables.

Comían plácidamente mientras charlaban y compartían risas de sus recuerdos. Entonces entró una llamada.

—Lo siento, lo siento.— Seokjin se ponía de pie, Namjoon y Hyungoo le decían que lo ignorara.— De verdad tengo que tomar esta llamada. Ya vengo.

Entró de nuevo a la casa. Namjoon se quedó perdido viendo a la puerta, en espera del mayor. Tenía un presentimiento, estaba casi seguro que la grata noche que estaba pasando estaba por culminar. Lo confirmó al ver a Seokjin volver, con el rostro palido.

—¿Pasó algo malo?— Preguntó Hyungoo.

Namjoon ya se estaba poniendo de pie.

—Namjoon, es nuestro manager, tenemos que irnos.— Lo dijo con un hilo de voz.— Ahora...

Sin decir palabra alguna, Namjoon salió corriendo, en su camino tomó del brazo a Seokjin y tiró de él. Se apresuró a salir del departamento y llegar a su auto, Seokjin se movía sin hablar. Estaba en shock.

—¿Qué sucede?— Preguntó el líder ya al volante.— ¿Qué te dijo el manager?

—No era el manager, era Jungkook.

El moreno lo miró confundido por un segundo y volvió su vista al camino.

—¿Por qué dijiste que era el manager?

Seokjin derramó una lágrima. Sus ojos estaban quebrados y en ese momento Namjoon supo que el mayor sabía algo que él no.

— Sólo apresúrate.

Namjoon tragó duró y asintió. Era un viaje de treinta minutos pero él lo transformó en uno de quince, sin embargo, cuando estaban a tres calles de llegar al edificio, el tráfico estaba detenido por una obra que se estaba llevando a cabo. Seokjin abrió la puerta del auto.

—¡¿A dónde vas?!

—Me adelantaré, Namjoon.— Dijo.— Estaciona el auto y corres a tu studio.

—¡¿Mi studio?!

El mayor asintió, cerró la puerta de golpe y se echó a correr como nunca antes lo había hecho. Llegó rápido a la puerta principal e ingresó el código de acceso, así fue con todas las puertas que se le iban presentando en el camino. La espera en el elevador había sido eterna, pero por fin había llegado al piso donde el studio de Namjoon se encontraba.

La puerta del pequeño cuarto estaba ligeramente abierta, Seokjin se apresuró a entrar y casi se desmaya al encontrarse con aquel escenario. Jungkook tendido en el piso sin camiseta y lleno de sangre, Jimin hincado a su lado con una navaja bañada de líquido rojo en mano y Taehyung en una esquina, totalmente conmocionado.

—Hyung...—Jimin no podía hablar, su voz no salía.

Fue entonces que Seokjin lo notó, el pecho de Jungkook era de donde provenía la sangre esparcida por el piso. En su piel tenía escrito "Golden Maknae" y no había duda que la navaja que Jimin sostenía había sido la herramienta que había hecho eso.

—Hyung...— Repetía Jimin.— Hyung... Yo no fui.. Yo...

—¡Jimin, aléjate de él!

—Yo sólo lo quise detener...

El pelinegro dejó caer la navaja y temblorosamente intentaba ponerse de pie, Taehyung se acercó a él y le ayudó, llevándoselo con él a la esquina donde antes estaba. Con los ojos llenos de lágrimas, Seokjin se tumbó al lado del cuerpo del menor.

Jungkook mostraba una pequeña sonrisa con los últimos suspiros que le quedaban.

—Hyung...

Seokjin negó con la cabeza y le ponía el dedo índice sobre sus labios para que guardara silencio.

—Jungkookie... No hables, ¿sí? Aquí estoy... Tus hermanos mayores aquí están. Siempre lo estaremos.

La sonrisa de Jungkook creció un poco y asintió con las pocas fuerzas que tenía.

El desgarrador llanto de Jimin de fondo, Taehyung de igual manera lloraba y el grito de Hoseok llenó la sala. Seokjin se giró para ver la puerta y de pie en el marco estaban los tres raperos del grupo. Hoseok ya llorando, Yoongi simplemente ido y Namjoon sin saber qué hacer.

El líder se acercó lentamente, sintiendo como su alma se partía al ver cómo se encontraba el menor.

—Cierra la puerta.— Le ordenó a Yoongi.

El peligris así lo hizo. Namjoon miró una vez más el cuerpo de Jungkook, después a cada uno de los integrantes. Jimin fue el que más llamó su atención, pues aunque estaba resguardado con Taehyung, pudo notar sus manos, las cuales vestían de los guantes roji-blancos y estos estaban llenos de sangre.

—Yo sólo quise detenerlo.— Jimin le dijo al sentir su mirada.

—Es verdad...— Dijo Jungkook.

Hoseok se desgarró al escuchar su voz y se acercó a él lentamente.

—Andando, vamos al hospital.— Hoseok habló.— ¡Rápido, rápido!— Gritó desesperado porque nadie se movía.— ¡Tenemos que salvarlo!

—Hobi hyung...— Jungkook susurró.— Por fin soy libre.

El castaño sollozó fuertemente mientras negaba con la cabeza.

—No, no, no... Jungkook, tú...

—Acérquense por favor...—Jungkook tosía.— Por favor...— Poco a poco se fueron acercando hasta rodearlo.— Perdón por haber sido un dolor de culo todo este tiempo, es sólo que quería irme sin que ustedes sufrieran tanto...

—Jungkook...

—Se suponía que estaría frío para cuando ustedes me encontraran, pero como siempre Jimin y Tae metiéndo sus narices donde a nadie le importa.— Dijo divertido. Su voz cada vez más lenta y baja.— Tienen que entenderme, estaba harto de ser el perfecto Golden Maknae... Sólo estaba sufriendo, tenía que ponerle fin...

—Pudiste haberlo dicho.— Namjoon sollozaba. Jungkook negó con la cabeza.

—Estoy yendo a donde quería estar hace tiempo. No se sientan culpables, ustedes siempre fueron los mejores... Ustedes me hicieron comenzar a querer la vida, pero yo mismo me hundí de nuevo. No podían hacer nada, sólo yo soy el responsable de esto y por fin he terminado con el dolor y la presión.

—Mocoso, no puedes dejarnos.—Dijo Yoongi en lágrimas.

A Jungkook ya le costaba mantener los ojos abiertos y no quería seguir escuchando a sus hyungs lamentarse más. Les regaló la última sonrisa que tenía para ellos.

—Los amo, hermanos. Siempre los amaré...

Y esas fueron las últimas palabras del menor.

Los seis chicos se hundieron en llanto, pero Namjoon tenía que actuar rápido. Con todo el dolor de su corazón, les ordenó a que se alejaran del cuerpo de Jungkook.

—Necesito saber que es lo que pasó exactamente.— Miró a Jimin y Taehyung.

—Estábamos en la terraza, con nuestro pequeño jardín y decidimos bajar aquí para tomar una de tus plantas.— Explicó Taehyung lentamente, Jimin no podía hablar pero asentí a lo que él decía.— Cuando llegamos aquí, Kook estaba cortando su cuerpo... Escribiendo con la navaja en su pecho y Jimin corrió a quitársela, yo intenté ayudar, pero ya era demasiado tarde...

—Entonces llegué yo.— Seokjin habló con voz temblorosa.— No lo creí capaz...

—Hyung, tú sabes algo que nosotros no.— Namjoon lo miró y el mayor asintió.

—Hace poco, fui a beber con Jungkook a un bar.— Empezó a explicar.— Él me dijo que nadie entendía la presión que sentía, que odiaba ser el Golden Maknae... Bromeó con ponerle fin a su vida, y yo no lo tomé así, como una jodida broma.— Sollozó.— Pude haberlo ayudado, pude haberlo detenido...

Namjoon tomó una gran bocanada de aire y negó con la cabeza. Fue a sentarse al sofá, tallando su rostro, pasando las manos por su cabello y escuchando a sus compañeros llorar en el fondo.

—Muy bien...— El líder se puso de pie después de estar un rato en silencio.— Esto es lo que va a pasar, tienen que decir y actuar exactamente como yo les digo. ¿De acuerdo?

Sus miembros lo miraron y asintieron, confiando en él.

—De acuerdo.






—Así que no serán llevados a la corte...— La detective Song suspiró, Choi a su lado asintió. Observaban a los chicos irse junto a su abogado.

—Odio estos casos.

—Yo también.— Concordó su compañera.— Casos incompletos pero aún así con mucho papeleo, es una mierda.— Respiró hondo.— Entonces... ¿Cuál será la declaración final?

El detective Choi miró a su compañera con derrota en sus ojos.

— Caso: Golden Maknae, cerrado por falta de pruebas.

FIN.

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