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Llegando a casa me encontré a mi padre fumando en el jardín.

— ¿Padre?, fumando nuevamente, acaso no juraste por Dios que dejarías el vicio —dije irónicamente.

— ¿Por qué no te preocupas por tus cosas?.

— Si estás de mal humor no es mi culpa, no se para que te dirigí la palabra — su reacción fue ignorarme completamente, no dijo una palabra y encendió otro cigarrillo en cuanto nos marchamos de su lado.

Entramos a la casa y aún habían personas, mirando a mi alrededor vi a Iván, que al verme, se le dispararon los nervios y se fue rápidamente a la biblioteca, a Julia no la veía por todo aquello.

Estaban casi todos nuestros vecinos, el Jazz recorría toda la casa sin dejar un rincón a su suerte. Estaban todos los viejos millonarios con sus trajes de etiqueta y toda esa falsedad de religiosos, cuando la mayoría eran unos hipócritas, mentirosos y ladrones .

Vi a Yudith tomando una copa de champagne, me giré para decirle a Rebeca que ya había encontrado a su madre, pero la pequeña jovencita ya había desaparecido.

En mi búsqueda para encontrar a Julia, me encontré con la actitud más extraña que había visto de Ruth, sigilosamente se iba alejando de todos, rumbo al cuarto de estudio.

Seguí sus pasos y efectivamente, miraba a cada rato para asegurarse que nadie le siguiera pero yo era más astuta que ella, entró y cerró la puerta con llave. Sin importarme nada más, coloque mi oreja tras la puerta.

— Vamos, vamos contesta, —decía desesperada— llamaba desde su celular, pero no sabía a quién.

Al fin, contestas lamentablemente no podía escuchar la voz de la otra persona, pero aún así me quedé, quería saber qué más escondía Ruth— ¿Qué paso?, pues mira , según tu, Andrea no iba a causar problemas, pero para que te enteres, esa muchacha es mucho más lista de lo que te imaginabas, ha crecido y no deja de pisarme los talones desde que escuchó una conversación que tuve con Iván.

...

Si, él mismo.

...

La vida da vueltas, es el padre de la mejor amiga de Andrea.

...

Eso no viene al caso, no me interesa ya, lo que tienes que hacer es llegar lo más pronto posible, necesito tu ayuda, hay que terminar esto ya.

...

¿Qué no puedes llegar mañana?.

...

Eres una..., vale, yo acabaré el trabajo, pero solo este, luego trabajaremos juntas, que si todo se descubre no pagaré sola que lo sepas.

...

No es una amenaza, y si, ya sé que si todo lo hago bien, no hay de qué preocuparse, pero nunca está demás.

...

Entiendo, te dejaré trabajar en paz, recuerda llamarme cuando tengas el boleto, vale.

...

Chao.

Escuché como colgó su teléfono y como el sonido de sus tacones se acercaban a la puerta, asi que me alejé de allí lo más rápido que pude y me escondí dentro de un pequeño armario que había en el pasillo que conducía al cuarto de estudios.

Por las rendijas de la puerta pude observar cómo se alejaba "mi madre", al asegurarme que ya no había peligro, salí de ahí casi asfixiada, los espacios reducidos no eran lo mío.

Cuando me dispuse a integrarme nuevamente a la fiesta, para luego investigar a la farsante, sentí una mano sobre mi hombro.

— ¡Ahhh!.

— ¿Pero que te pasa,hija de Dios? —me pregunta Julia con sus manos en su cadera y el ceño fruncido.

— Ay , eres tú, casi me matas de un infarto.

— ¿Pero que te ha pasado, que estás así?.

— Si estás en un pasillo desolador y de pronto te tocan, ¿qué carajo haces?.

— Vale, ya lo pillo, alguien está de muy mal humor.

— Te estaba buscando, ¿dónde te habías metido?.

— Yo hacia lo mismo, buscándote, que desapareciste. Sabes, escuché rumores de que tú y Rebeca llegaron juntas.

— Pues si, Yudith me vio fumando y me hizo chantaje.

— No lo puedo creer. ¿Y tu te dejaste chantajear?.

— No me quedaba de otra y para completar de matar tu curiosidad, su orden fue ir a buscar a Rebeca.

— Dios, si no me lo cuentas, no lo creería.

— Pues ya ves, y tú, ¿qué hacías?.

— Tu padre es muy majo, hablamos de muchas cosas, me dijo que tenía libros interesantes sobre la carrera de derecho, me invitó a la biblioteca y allí me quedé sola, leyendo el principio de un librillo.

— Mi padre convenciendo a las personas, nunca cambia esa maña. Sabes... me lo encontré solo en el jardín fumando y de muy mal humor.

— ¿No había dejado el vicio?.

— Algo lo puso nervioso, ya sabes Yudith, nada nuevo.

— Me imagino, pero vamos a la fiesta, que estamos aquí hablando y nos estamos perdiendo de los finísimos dulces que prepara Genoveva.

— ¡Cierto!, amo a la dulcera de esta casa, es la mejor, ¡a que si!.

— Pues si, eso no te lo niego ,pero mejor está tu chófer.

— ¡Ay Julia!, vamos anda.

Nos fuimos riendo, por todo aquel extenso pasillo terrorífico hasta llegar al salón de baile, donde estaban todos con sus bebidas y los empleados con las bandejas ofreciendo dulces, bocados, ya saben lo habitual.

Me sorprendía que casi serían la una de la mañana y mi padre seguía con la fiesta, aunque hoy era Sábado, así que , sería para largo.

A Julia le picó repentinamente el bichito de la curiosidad y empezó a preguntarme todo sobre mi estancia en casa de Rebeca. Finalizado la anécdota, escucho la voz de Cleo.

— Andreíta, te traje estos dulces recién horneados.

— Oh, gracias Cleo, siempre preocupándote por mi.

— Esto es para ti y para tu amiga.

— Gracias Cleo.

— ¡Ey Cleo! —le llamé mientras corría hacia ella— Julia me siguió, pero caminando.

— ¿Qué ocurre?, ¿es algo con los dulces?.

— No, no es nada de eso, quería hacerte una pregunta.

— Ah, que susto me lleve, pero, dígame.

— Tu que llevas en esta casa desde que nací y conoces todo sobre mi familia...

Al mencionar la palabra familia, a Cleo se le transformó el rostro y me interrumpió, algo que jamás había hecho .

— Amor, no te molestes, pero tengo trabajo que hacer, mañana quizás hablemos sobre esto pero me tengo que ir.

Dejándome con la palabra en la boca se fue corriendo y Julia había llegado a donde estaba.

— ¿Qué le pasó a Cleo?.

— No lo sé, no, no lo se...

— Bueno, cuando caminaba, para llegar a ti, vi a Yudith con el chófer, saliendo al jardín.

— ¿¡No te lo creo!? — esa mujer era de lo peor, ¿engañaba a su marido con mi padre y a mi padre con el chófer?.

Bueno mi padre también actuaba mal, le hacía lo mismo a Ruth y hasta donde sé, ella podría mentir en muchas cosas, pero jamás la he visto con otro tipo.

Mi objetivo era conseguir de alguna manera, sacarme el chantaje de Yudith de encima y que mejor manera que esta, pillándola con el chófer. Olvidando la actitud extraña de Cleo me dispuse a seguirlos.

— Espera aquí y no te muevas, vale,
—le dije a Julia haciendo ademán con los brazos.

— Vale, vale, que ha... —dejé a Julia hablando sola y fui corriendo,
al jardín.

Al salir los vi dirigiéndose a la sala de conferencias del condominio. Yudith tenía en su poder la llave de dicho local ya que era la presidenta por su actitud intachable ante la sociedad, entonces se me ocurrió un brillante plan para que la reina sea destronada.

En cuanto llegaron frente a la puerta, la cual era de cristal, Leo no pudo controlarse y la besó frenéticamente, entre besos alocados, ella abrió y procedieron a liberarse de todo aquello que impedía estar piel con piel, sin darse cuenta que no habían cerrado la puerta. Sigilosamente me escabullí y logré esconderme tras unos sillones del lugar.

Leo estaba desnudo en el suelo y ella encima de él. Yudith cabalgaba como si no existiera el mañana, a la velocidad de un rayo saqué mi móvil, el arma más efectiva en estos momentos y empecé a grabar el video mas escandaloso que existiría en la ciudad entera, "la reconocida Diseñadora, la que apoyaba todas las actividades religiosas y la defendía con tesón, la que abogaba por una comunidad mejor", era mi presa en estos momentos, era el peón en mi juego de ajedrez, haría cualquier cosa por tal de que ese vídeo no saliera a la luz.

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