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Hola amigos, disculpen la demora en actualizar.
Es que estaba enferma, pero...
Aquí está el capítulo diecisiete para todos ustedes.
Espero que lo disfruten.
— ¿Qué sucedió?.
— Es mi abuela.
— Oh, la señora Daysi, dime, ¿qué cuenta?, ya se dio cuenta que no te gusta la iglesia.
— Anoche falleció.
— ¿Qué?, pero, ¿como es posible?, hace dos semanas que me llamaste y estaba en perfectas condiciones.
— Por eso necesito tu ayuda.
— Dime, ¿qué tengo que hacer?.
— Hace unos días, recibí un mensaje amenazándome de muerte.
— ¿De muerte?.
— Así es.
— Continúa.
— Luego una llamada.
— ¿Reconociste la voz?.
— Imposible.
— ¿Por qué?.
— Estaba filtraba, escuchaba una voz robótica.
— ¿Qué te dijeron?.
— Recuerdo, que me preguntó si me había gustado como había terminado mi abuela.
— ¿A qué te refieres?.
— Sabes que en casa de mis abuelos no hay segundo piso por las escaleras, pero en la entrada si, pues alguien entró y aprovechó que mi abuela estaba tomando aire y la empujó.
— ¡Ay dios!, nunca pensé que Daysi muriera así.
— Es que no murió así.
— ¿Ah no?.
— No, solo tuvo una fractura de cadera y unos cuantos golpes.
— Y entonces, no entiendo.
— Alex para hacerte la historia breve, a mi abuela la operaron y salió perfectamente y su evolución era cada vez mejor, hasta que anoche nos dijeron que había fallecido de un paro cardíaco.
— ¿Cómo puedo ayudarte?, aunque ya me imagino.
—Si, claro, dame unos segundos.
— Espero, tranquila.
— Pondré el altavoz.
— Vale, por cierto, por qué no vas a la policía.
— No lo sé, pero presiento que es alguien cercano y con dinero, sería muy fácil para él o ella, sobornar.
— Puedes tener razón, pero esto es muy arriesgado, no quiero que te suceda nada.
— Dicen que hierba mala, nunca muere.
— Como digas.
— Aquí está el primero es... escribe.
—Dime.
— +5356661818.
— Copiado.
— Del primer mensaje tengo, +5353037950.
— Vale ahora mismo...
— Espera tengo dos números más, esa persona me amenaza de diferentes números.
— Sabes que es muy probable, que ese teléfono ya haya sido eliminado, o sea lo hayan roto, ¿sabes eso, verdad?.
— Si, pero no importa, con intentarlo no perdemos nada.
— Bueno dímelos.
— +5355678549 y el tercero es +5352375890.
— ¿Me darías una o dos horas?
— Todas las que necesites.
— Un beso Andrea, lamento mucho lo de tu abuela.
— Gracias, cuídate mejor amigo.
— Bye.
—Bye.
Yudith no había podido ir al velorio de Daysi,decidiendo así, ir a visitar junto a su hija, a su amante Robert. Tocando la puerta a las dos de la tarde...
— Buenos días, Cleo.
— Buenos días señora Yudith y señorita Rebeca.
— Quisimos venir a darle el pésame a Robert y a su familia, ya que no pude asistir al velorio.
— Muchas gracias, ahora mismo llamo al señor, por favor entren.
Yudith siguió a Cleo hasta la sala de estar, donde aún permanecía la foto de Daysi con las rosas. Cleo subió a la habitación de Robert, para informarle sobre la llegada de ambas mujeres.
— ¿Señor Robert?.
—Abre la puerta— dime Cleo.
— La señora Yudith y la señorita Rebeca vinieron a darle el pésame.
— Gracias Cleo, dile que bajo en unos segundos.
— Por nada señor.
Andrea escuchó desde su habitación que Cleo llamaba a su padre, decidiendo salir para preguntarle quién había llegado. Cleo le contó y ella, decidió arreglarse para también recibir a sus grandiosas "amigas".
Bajando las escaleras, Andrea escuchó una interesante conversación.
— ¿Qué haces aquí?.
— Vine a darle el pésame a tu marido.
— Rebeca, ¿por qué no vas a buscar a Andrea por ahí?, tu madre y yo debemos conversar, no demoraremos.
— Si hija ve.
Rebeca se levanta y camina por la casa buscando en que entretenerse. Mientras escondida tras las barandas de la escalera yacía Andrea escuchándolo todo.
— La verdad Yudith, ¿por qué sigues con Robert?.
— Porque me enamoré y no pienso dejarlo.
— Ese no era el plan.
— Tampoco el plan era que tú te acostaras con Patricio.
— Habla bajo.
— Me has cabreado y ahora me vas a escuchar. Roxana llegó y, ¿qué ha hecho?.
— Cállate.
— No, ahora me oyes. Ella solo sabe dar órdenes, pagar y llamar amenazando a la pobre niña.
— ¡Qué te calles!.
— ¡Cállate tu!, me salgo del juego y si sigues jodiendo, yo misma le diré a Andrea que tú y Roxana mataron a su madre.
Los ojos de Andrea se abrieron, no podía creer lo que había escuchado, estaba confusa, no sabía que pensar.
— Voy a dejar esta conversación aquí porque no quiero que nadie escuche nada. Podemos ir presas.
— Vete, es lo mejor que has hecho todos estos años.
Ruth se va para encontrarse con Roxana, que estaba de compras.
Cuando Andrea decidió confrontar a Yudith y a Ruth, la "señorita" Rebeca se apareció por su espalda.
— Hola.
—¿Qué haces aquí?.
— Subí por el otro lado. ¿Te sucede algo?.
— La verdad estoy triste por lo de mi abuela.
— Lo lamento mucho.
— Gracias... ¿cómo dejas a tu mamá hacerte todo eso? —se sienta en el suelo.
—Rebeca también se sienta— ¿a que viene esa pregunta?.
— No quiero ofenderte, mucho menos humillarte, es que...
— No le diría madre a esa mujer, el día que tuvimos sexo, solamente me dio dinero y comida, no tengo valor para denunciarla, es su palabra contra la mía.
— Pero, ¿por qué?. No entiendo.
— Dice que es trabajo, además ya me he adaptado.
— ¿Trabajo?,pero... ¿yo que tengo que ver en su trabajo?.
— No lo sé.
— Creía que era por venganza.
— Tal vez sea eso y me utilizó como siempre.
— ¿Pasa muy a menudo?.
— No, cada cinco años según ella, yo empecé desde los trece y ella desde que tuvo dieciocho con sus amigos.
— ¿Con sus amigos?, no entiendo nada.
— No debería decirte esto, pero lo haré, ya estoy cansada de guardarlo.
— ¿Qué es?, dime.
— Mi madre es una estafadora, cuenta con un grupo de amigos que desde la adolescencia timan a millonarios, con chantajes o enviándolos a la cárcel, casándose con él o la señora y siempre logran quedándarse con el dinero.
— Supongo que Ruth sea parte de eso y el blanco sea mi padre, ¿no?.
— No lo sé, la conocí ya viviendo aquí, ya era tu madre cuando llegamos a este vecindario.
— Iré a mi habitación, gracias por todo.
— Está bien, bueno fue extraño no discutir, pero gracias por no hacerlo y escucharme.
— Tranquila, al final, tu no tienes culpa de nada.
Rebeca baja las escaleras y Andrea va a su habitación. Mientras que Robert también desciende para ver a Yudith, por la otra escalera encontrándose con Rebeca en el último escalón de ambas, van juntos a la sala de estar y empiezan una amigable conversación. Le dan sus condolencias y se despiden amablemente.
Robert sube nuevamente corriendo al acordarse que era el cumpleaños de su hija y no la había felicitado por todo lo sucedido. Andrea le dice que no se preocupe, que ni ella misma se había acordado, se despidieron ambos tristes. No habían almorzado y aún seguían ambos sin apetito.
Andrea encolerizada por la confusión decidió pagarle a un gánster que contactó para que publicara el video de Yudith follando con el chófer censurando las partes íntimas de los dos, para que que el video no fuera denunciado tan rápidamente.
Antes de todo aquello Andrea llama a Alex.
— ¿Alex?.
— Aún no he terminado.
— No es eso, he descubierto que mi madre, no es mi madre y que Yudith, Ruth, Roxana y Patricio, están planeando algo.
— Pues, ya puedes denunciar.
— Necesito pruebas y para eso necesito que hackees el celular de Yudith, te enviaré el número.
— ¿Qué necesitas?.
— Todos sus mensajes y que elimines todos sus videos, ya que tiene uno mío, teniendo relaciones sexuales, el cuál usa para chantajearme.
— Como usted mande.
— Gracias te amo.
— Yo más fea y feliz cumpleaños.
Después de colgar Andrea decide ir a ver a su papá, para pedirle explicaciones.
— Padre —toca la puerta.
— Entra cariño.
— ¿Cuando me ibas a decir que Ruth no es mi madre?.
— ¿De dónde has sacado eso?.
— Deja de jugar.
— Siéntate, espero que me entiendas.
— Quiero una explicación.
— Muy bien, hace diecinueve años...
Hace diecinueve años, llegó al barrio una mujer llamada Ruth, la cual se convirtió en la mejor amiga de Andrea. Un día la nueva vecina descubrió que Robert estaba envolucarado con drogas para subir económicamente y abrir una banda, Ruth decidió chantajearlo, ya que tenía pruebas para llevarlo a la cárcel y además de esto decirle a su esposa. Pero todo cambió cuando Andrea quedó embarazada y Robert decidió dejar las drogas y trabajar, pero sin dejar su apariencia de friki. Daysi decidió ir a vivir a casa de su hijo, conociendo así a la mejor amiga de Andrea. Repentinamente Ruth dejó de molestar a Robert, el cuál aceptó la ayuda de sus padres para salir adelante, ya que su familia era millonaria , pero él no quería depender de ellos. Al cabo de nueve meses, Andrea salió en su coche como otras veces, con la diferencia de estar a pocos días de dar a luz. En el camino a la tienda para buscar lo que faltaba para el nacimiento, tuvo un accidente por la falla de los frenos. Los paramédicos llegaron a tiempo para rescatarla y hacer una cesaría de urgencia, salvándole la vida a esa bebé. Andrea sobrevivió a la sala de operaciones y mágicamente Ruth se acercó nuevamente y dos semanas después aquella mujer fue atropellada por un camión. Ruth convenció a todos de hacerse pasar por la madre de la pequeña Andrea que había nacido, usando obviamente como apoyo, las imágenes, video y audios, donde se veía a Robert con drogas interactuando con la gente incluso con menores de edad. Daysi aceptó, ya que eran muy contundentes y su abogado le aconsejó que aceptara ya que él, ni ningún abogado, lograría sacarlo de la cárcel. Cómo nadie quería que la niña se quedara sin su padre terminaron aceptando la propuesta. Pasaron los años y Robert se enamoró de ella, pero le dio a conocer a Andreíta a su madre como una buena amiga de la familia que se fue al extranjero. Ruth con ayuda de Daysi convencieron a Robert de unirse a la iglesia y empezar una carrera política a través de la religión. Al cabo de dos semanas llega al vecindario una familia nueva, una famosa diseñadora, con su hija y su marido y al mismo tiempo un cura nuevo. Después de tres años Robert comienza un amorío con Yudith y decide decirle la verdad a Andrea, pero Ruth lo amenaza con destruir su carrera política que era ahora toda fuente de dinero para su hogar, pero lo que realmente le preocupaba era el gran escándalo que ocasionaría saber que el gran político defensor de la religión y de los derechos humanos había sido traficante de drogas. A pesar de no importarle la opinión de las personas pensaba mucho en su hija y las consecuencias que traería en el colegio y en su vida social.
Aceptando su propuesta hasta los días actuales.
— No sé qué decirte padre, pero hay algo de debes saber...
Alex.
Corre urgente a algún lugar donde nadie te vea, lo que te enviaré es peligroso, estoy enviando un archivo muy importante, ya los números telefónicos no te harán falta.
— ¿Qué tengo que saber?, ¡Andrea!.
— ¡Eh!, nada padre, a pesar de todo te entiendo, voy a dejarte aquí para que descanses, te amo.
— Yo también te amo.
Salí disparada hacia mi habitación, enganché el teléfono a mi laptop y abrí el archivo que me había enviado Alex.
— ¡No puedo creerlo!.
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