CAPÍTULO 31: ENFRENTANDO MENTIRAS
BELLA
—No estarán pensando en dejarme aquí sola y postrada mientras ustedes se van a arreglar las cosas— me quejé al verlos cruzar miradas. Jake había regresado después de una pequeña ronda de besos que Edward me dio.
—Pero Bells, no voy a poder tenerte en brazos mientras intento que confiese— se removió. Parece que el licor se está evaporando de su cuerpo.
—Es exactamente lo que quiero pero no en tus brazos— sonreí con algo de rubor. Aún me causa mariposas y abejitas en el estómago ver a Edward.
—Ella no va a confesar— Edward me bajó de mi nube feliz, yo quería que fuera él quien me sostenga mientras Tanya, acorralada por la confesión de Jake, entraba en pánico y no le quedaba más que aceptar sus culpas. –No lo hará, sé lo buena mentirosa que es, siempre se sale con la suya— arrugó la frente mientras pensaba.
—Puedo pedirle que se encuentre conmigo una última vez antes de que se case, le diré que si no lo hace puedo revelar la verdad... que tuvimos un romance— Jake se encogió de hombros.
— ¿Dónde?— preguntó Edward bastante interesado.
—No lo sé pero tiene que ser esta noche, no soy de los que arman escándalo en las bodas— contestó Jake y creo que es lo mejor. A pesar que esa mujercita parece ser una lacra, no soy partidaria de echarle a perder su boda haciendo un gran escándalo. Eso puede afectar su embarazo, después de todo espera un bebé, sea quien sea el padre, la criatura no tiene la culpa de lo desgraciada que es la madre.
— ¿Y si vamos a buscarla?— se me ocurrió aunque no creo que sea tan buena idea. Yo quisiera quedarme aquí, que Edward siga diciéndome lo mucho que me ama y mañana me lleve de regreso a casa con nuestra hija.
—Yo... necesito testigos, quiero que mi familia lo sepa. Si me quedo callado, con el tiempo, ella encontrará la manera de hacer que la culpa sea mía. Cómo lo ha hecho con tu embarazo, tantas veces me dijo que ustedes... que eran una pareja feliz, que me sentía bastante frustrado. Al nacer Elizabeth, Tanya me repetía una y otra vez que su coloración era debido a su raza. Me dejé llevar por sus palabras, tardé en hacerle los análisis y por eso entró en estado crítico. Y ahora... su embarazo...
— ¿Es cierto que es muy riesgoso?— preguntó Jake algo triste. Luego me miró. –Es que yo... intenté hablarle pero me rogó que no la busque, que jamás diga nada de lo que tuvimos porque en su estado tan delicado, podría perder a su bebé. Yo no sé mucho de esas cosas, no sé cómo lo llevan los cara pálidas... en mi tribu, las mujeres embarazadas son bastante fuertes, incluso dan a luz solas. Tu misma tuviste problemas Bells, me da miedo que en cualquier momento algo malo le pase a Tanya.
—Pues el sangrado que tuvo hace unos de días en realidad no fue cierto, Alice me dijo que no pasó nada, Tanya la contradijo pidiendo que la internaran pero le dieron de alta al día siguiente. Cómo médico puede manipular el diagnóstico, pedir una receta que quizás no necesite...
—Entonces ¿Puede resistir o no un interrogatorio?— pregunté más molesta que antes. No sé cómo es un embarazo, mis memorias al respecto estaban en el limbo.
—Va a tener que resistirlo pues no me pienso casar— Edward se encogió de hombros y me lanzó una mirada tan cargada de ternura que mi corazón literalmente dio un salto.
—Te voy a llevar conmigo. Le diré que necesito verla con urgencia y estarás allí Bells, te lo debo— Jake tomó una de mis manos. –Cullen ¿Puede Bella salir por un par de horas del hospital? Iremos al lugar donde Tanya alquiló aquella habitación, allí donde nos veíamos luego que ella regresó contigo— miró a Edward con algo de vergüenza.
—Creí que se hospedaba en un hotel— frunció el ceño para luego relajarse. —Yo tengo que estar presente— pidió Edward.
—Bien.
En menos de una hora, ya estábamos de camino, Edward había firmado mi alta, consiguió alguna ropa mía no sé cómo. Subimos al viejo auto de Jake pues no debía aparecer el volvo de Edward por ningún lado. Ver Forks de noche me causó una gran alegría, algunos establecimientos nuevos no los reconocí, creo que estoy atrasada como un par de años en el tiempo, quizás más. Me urge recuperar esas memorias, poder recordar a mi hija, aquella bebita tan hermosa, mitad mía, mitad de Edward. Poder abrazarla, que me necesite y me llame mamá. A mi lado Edward no me soltaba, me rodeaba la cintura con un abrazo protector.
Ya que aún no podía caminar, fui llevada en brazos por Edward, subimos a un segundo piso, era una escalera independiente, en una casa bastante bonita. Jake sacó la llave y entramos. Todo parecía en orden, un recibidor pequeño, una habitación con una enorme cama, un closet grande y una puerta para el baño seguramente. Edward me sentó en una silla, no trajimos la silla de ruedas, con lo cual me sentía más segura de mí. Odio que me vean postrada como si fuera algo inservible.
Jake no tardó mucho en llamarla, incluso entró al baño para que no escucháramos lo que decía o tal vez porque no quería que lo oyéramos presionarla.
—Viene para acá— suspiró saliendo al fin. Edward me tenía de las manos, las besó y me miró.
—Una semana antes de tu accidente, tuvimos una conversación y me expresaste tus dudas al respecto de Tanya— hizo una pausa para mirar a Jake. Lo invitó a sentarse a nuestro lado. –Me dijiste que Tanya y tú se conocieron en Vancouver, cuando fuiste... por mí— podría jurar que sus mejillas adquirieron una tonalidad rosada. –Además que ella se había enterado de mi paternidad de Liz cuando tú me lo dijiste, aún no se lo he dicho a nadie pero me puse a revisar a fondo mi oficina y encontré algunos cables que debían estar allí. Quizás que ella me espiaba y escuchaba mis conversaciones— no pude evitar soltar un bufido. –También estoy casi seguro que pasó por alto tu pre—eclampsia... tus problemas en el embarazo— se corrigió cuando hice una cara de duda. No recordaba esa parte así que para mí lo términos médicos son una incógnita. –No reportó que tenías problemas graves, hasta que hubo sufrimiento fetal, nadie se dio cuenta de eso. Y tus análisis, se perdieron. Revisé al detalle los registros del laboratorio y aquellos papeles, simplemente desaparecieron. Tuvo que ser alguien del hospital, una enfermera o un médico.
— ¿Hizo todo eso?— pregunté horrorizada, ahora me daba más miedo que rabia aquella mujer. ¿Cómo pude sobrellevar a una loca así?
—Hay más— suspiró Edward. Jake a mi lado respiró fuerte levantándose de su lugar.
—Cullen me estás estresando y poniendo nerviosa a Bella— le advirtió.
—Pues si vamos a luchar juntos en esto, no debemos guardarnos secretos ¿No es así?— preguntó Edward. A pesar de mis miedos, tomé su mano con fuerza.
—Por favor, termina, necesito saberlo todo— le pedí.
—Durante tu embarazo, hiciste una clase de profilaxis, la cual terminó mal, porque una de las asistentes contó secretos médicos y de la vida personal de las demás.
—Dicen que fue un gran escándalo, me lo perdí— Jake se volvió a sentar cerca de mí.
—La muchacha implicada en estos problemas está en estos momentos internada en Port Ángeles, acaba de dar a luz. Tu padre me avisó ayer porque le puso una orden de detención... Él cree que ella tuvo que ver con tu accidente, estuvo investigando pero no había ninguna prueba.
— ¿Entonces no caí simplemente?— pregunté asustada.
—Eso tenemos que confirmarlo, Charlie traerá noticias pronto, viajó a hacerle un interrogatorio.
—Entonces... ¿Me estás diciendo que estás a punto de casarte con una loca que te espía, me hizo problemas en mi embarazo y quizás tuvo que ver con mi accidente?— pregunté acusadoramente.
—Es que... Bella, amor, no hay nada comprobado. ¡Nada! Como tú me dijiste aquella vez, sólo son conjeturas, suposiciones. Así como creo que tal vez, Tanya pudo haberme hecho algo para que agravara mi estado cuando sufrí la descompensación al donar la sangre para nuestra hija— tardé en procesar lo último porque mi mente se quedó dándole vueltas a cómo me llamó. "Amor" hace tanto que no escuchaba eso de él.
—Ella pudo hacer eso— dijo Jake. –La doctora Tanya Denali tiene un carácter fuerte y muy explosivo. Es sumamente fría cuando quiere— me miró algo triste.
—Y aun así te metiste con ella, no molestes Jake— le di un golpe en el brazo como solíamos hacer siempre al reclamarnos algo.
Edward iba a decir algo pero escuchamos ruidos afuera, los tres nos miramos sin saber qué hacer.
—Cullen, escóndete en el armario— le pidió Jake.
—No. No vamos a enfrenta las mentiras con más mentiras— sacó su celular y luego de hacer algo con él, escuchamos una llave entrar en la cerradura, Jake avanzó hacia la puerta y luego de unos segundos, la puerta se cerró con una Tanya asombrada al vernos y Jake sosteniéndola de la cintura.
Era el momento de la verdad.
— ¿Qué... qué es lo que pasa aquí?— nos miró uno a uno sin decir nada. Para mí, era la primera vez que la veía. Alta, rubia, muy bien vestida, maquillaje y uñas impecables. Con un embarazo notorio... pero con unas largas piernas de modelo de revista. "Una patilarga" pensé recordando a Alice, nosotras teníamos esos apodos para chicas como ellas.
—Queremos hablar contigo, Tanya— soltó Edward. Ella se dio la vuelta pero fue impedida de salir por Jake, quien firme pero sin lastimarla, la presionó para que se volviera.
—He hablado con ellos— le susurró a lo que sin esperarlo aquella "patilarga" le soltó tremendo bofetón a mi mejor amigo.
— ¡Ya deja de acosarme!— le gritó. –Te he dicho cientos de veces ¡No me interesas!
— ¡Tanya!— llamó Edward para evitar que volviera a golpear a Jake.
— ¿Qué? ¡Tuve una aventura con este idiota! Fue una vez, cuando te dejé y desde allí, no para de acosarme, de buscarme... ¡Me persigue!— sacó su celular, dio un par de toques y avanzó hacia Edward. –Mira estos mensajes ¡Míralos!— hizo un gesto de querer entregárselo a Edward pero él no lo recibió.
—No es solo por Jake que queremos hablarte— dijo el hombre de mi vida, con bastante calma. Yo estaba a punto de saltarle encima a la piojosa solo por golpear a mi amigo. Si tan solo pudiera pararme sobre mi pies y dar un par de pasos pero ni eso puedo.
— ¿Y esperaste hasta este momento? ¿Un día antes de la boda? ¿Qué clase de hombre eres Edward?— le gritó.
—De la clase que ha vivido engañado por una arpía como tú— me adelanté en hablar. –Lo vas a negar todo, es obvio. Que tenías una aventura con Jake, que espiabas a Edward, que saboteaste mis clases prenatales, que te robaste mis análisis, que causaste que Edward enfermara de gravedad... Dime Tanya ¿Tuviste que ver con mi accidente?— pregunté más dueña de mí misma. Ella sonrió... ¡La loca se estaba riendo!
—Veo que recuperaste la memoria— dijo sin dejar de sonreír. Lo peor es que no lucía como la bruja de los cuentos, esta era una muy guapa villana. –Y que junto a este mequetrefe, intentas evitar mi boda— señaló a Jake. –No voy a rogarte, Edward— lo miró ahora a él. –Si tú les crees a ellos sus mentiras, allá tú. Puedes casarte con esta lisiada calientacamas si lo deseas porque no voy a rogarte que me creas, ni a darte más explicaciones. Te dediqué años de mi vida, te demostré lo que valgo y aun así tienes dudas de mí. Perfecto.
— ¿Tú provocaste mi neumonía? Es lo único que voy a preguntarte, lo demás no me interesa— le dijo Edward, fríamente.
—Y no voy a mentirte. Quizás lo hice ¿Cómo saberlo? Dejé abierta una ventana cuando me fui a descansar. El lugar estaba demasiado caliente, tenían esas estúpidas calefacciones portátiles porque ese miserable hospital no cuenta con una decente en UCI.
—Estabas molesta porque sabías que Elizabeth era mi hija ¿Verdad?— ahora era Edward el que sonreía. ¡Ay mi dios! Estos dos parecen unos locos psicópatas.
—No, eso lo veía venir. Esta asquerosa estuvo en Vancouver intentando ligar contigo, sé hacer cuentas Edward, era obvio que apenas la vieras ibas a ir tras de ella como el perro faldero que eres.
—Entonces lo sabías— la sonrisa de Edward se esfumó, dejando un par de ojos verdes letales.
—"Un hijo vale más que mil novias"— murmuró ella, no entendí pero eso pareció tener sentido para Edward.
—Casi cometo el error más grande de mi vida— contestó él. –Tengo todo grabado, voy a poner las cosas en claro con mi familia y a dar las explicaciones del caso. Espero no volver a verte— le dijo fríamente, tal como ella se portó.
—Les desearía felicidad pero no puedo— me miró aquella mujer con sus ojos de águila y sus perfectos y blancos dientes. –Estás lisiada, eres menos que una inválida. Y no fui yo la culpable aunque no puedo negar que me alegra mucho verte así. Quédate con él, yo también llevo un hijo suyo en mi vientre, es suficiente para mí, es más de lo que puedo pedir— sonrió logrando que un estremecimiento me recorriera la columna. Esta mujer es realmente el diablo
— ¿Y si es mío?— fue Jake quien le impidió irse de pronto, esta vez logró detener el brazo de Tanya quien obviamente quería repetir la bofetada. –No fue una vez y no empezamos cuando estabas separada, fue antes. Tienes como 5 meses de embarazo y nosotros llevamos medio año viéndonos— la voz de mi amigo no era firme como la de Edward, parecía bastante afectado por todo el problema. Me atrevería a decir que tiene sentimientos implicados ¡Oh Jake! Creo que te enamoraste de esa psicópata.
—Ruégale a tus dioses paganos que no lo sea—contestó ella soltándose y caminando hacia la puerta.
El silencio se apoderó de nosotros, sentí las manos de Edward en las mías pero no quería verlo. Esto no era lo que esperaba, creí que podríamos lograr derrumbar sus mentiras, obtener una confesión, obligarla a aceptar la verdad. Aunque... claro que iba a dar pelea. Alguien que hace ese tipo de cosas no debe ser fácil de intimidar. Se salió con la suya, ante todos va a quedar como la víctima, todos creerán que Edward abandonó a su prometida embarazada por su amante minusválida, o algo así. Conozco Forks "pueblo chico, infierno grande".
Intentaba no volver a recordar las cosas que me dijo... creo que sus palabras me van a perseguir hasta que pueda volver a caminar, ahora más que nunca deseo pararme por mi propio pie, recuperar esas memorias y proteger a mi familia, Edward y nuestra hija.
—No conseguimos nada— se quejó Jake.
—Logramos mucho. Aceptó varias cosas, que me espiaba por ejemplo. Esas palabras que dijo: "Un hijo vale más que mil novias" te las dije a solas Bella. También sé que fue ella quien dejó aquella ventana abierta... Y me di cuenta que desde que decidí regresar a Forks, ella estuvo fingiendo. Ya te conocía, sabía que algo había pasado entre nosotros y estuvo esperando mientras me hacía sentir como un verdadero miserable día a día. Fue bastante revelador al menos para mí— suspiró. –Tanya es o era como mi familia, la conozco desde niños, estuvo conmigo en momentos difíciles y nunca me di cuenta lo calculadora que podía ser— revisó su celular e hizo una llamada. Habló con Alice, le pidió que cuidaran de Elízabeth, que pronto iría a contarles qué pasó, luego algo más animado cortó.
—Yo... quizás tú te has liberado de ella pero no puedo decir lo mismo— Jake evidentemente desesperado caminaba de un lugar a otro. –Si es mi hijo, va a hacerlo sufrir. No podré hacer nada para impedirlo ¿Si se va a Vancouver? Quizás nunca lo vea, tengo que hacer algo...
—Espera— aconsejó Edward. –Ahora no puedes hacer nada, debes esperar. Cuando nazca el niño veremos la forma de ayudarte.
— ¿Y si es tuyo?— preguntó mi amigo más ofuscado.
—Estoy seguro que no lo es— concluyó Edward. –Es hora de devolverte al hospital— me miró con ternura.
— ¿Qué? Pero si estoy de alta— intenté replicar.
—Aún tienes mucho que progresar para volver a casa— me sonrió tomándome en sus brazos.
—Los dejo en el hospital— Jake salió apresuradamente, sé que es el más afectado en todo esto y aún le espera mucho camino por recorrer. Espero que no sea el inicio de un calvario para mi mejor amigo. Hay que tener paciencia, ser cuidadosos. De ahora en adelante quiero a mi hija cerca de mí, de su padre. Que mi papá también nos cuide. Y que sea lo que el cielo nos tenga preparados, al menos sé que Edward estará conmigo.
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¡Odio a esta patilarga! Va a seguir dando pelea y yo quiero acabar con ella pero tiene vida propia. Espero sus comentarios, qué podría pasar, sus teorías...
¿El hijo es de Jake?
¿Nacerá el bebé?
Gracias por leer
PATITO
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