CAPÍTULO 26: EL TIEMPO HA PASADO
9 meses atrás...
EDWARD POV
—Felicidades hijo— mi padre fue el primero en abrazarme. Alice hizo un puchero pero se unió a la fila de saludos.
—Gracias Carlisle— traté de distinguir en sus ojos lo que en realidad estaba pensando. Era bueno en eso, si pudiera tener un súper poder sería leer mentes.
Papá se veía casi tan feliz como mamá. Un estado de felicidad extraño, sonreían, eso era obvio pero su felicidad no llegaba a colmarles la mirada. Y mis hermanos, ni se diga. Alice reaccionó de la misma manera que cuando empecé a salir con Victoria en mi segundo año de medicina, hace expresiones raras, muecas desagradables pero no me dice nada.
Rosalie si aprecia a Tanya y fue la primera en ir a saludarla. Jasper y Emmett por otro lado son bastante comprensivos. Ellos de alguna manera me animaron a dar este gran paso.
Es un cambio radical en mi vida. En 8 meses, prácticamente la siguiente primavera me casaré.
Tanya y yo llevamos más de un año saliendo, entre peleas, distanciamientos y reconciliaciones. Yo la admiro. Es una excelente profesional muy entregada a su carrera. Estoy en falta con ella, cuando se inscribió conmigo en la facultada de medicina, hace años, pensé que lo hacía por mí. Para estar cerca. Pero el tiempo hizo que me trague mis palabras iniciales. Ella es una excelente médico obstetra muy cotizada en la ciudad.
—Bendiciones mi amor, me hace muy feliz que formes una familia— mamá no dijo más. Y yo estuve de acuerdo, por un tiempo no tocaríamos el tema de niños. Rosalie y Emmett perdieron un bebé el verano pasado, costó tanto poder sacar a Rose de su depresión. Por ello Alice y Jasper no tienen planes de encargar todavía.
Mis 4 hermanos llevan un par años casados, pero se aman desde mucho tiempo atrás. Casi desde que se conocieron. Yo... yo no creo en eso del amor a primera vista.
La doble boda que celebraron fue hermosa... me nombraron padrino, creo que me otorgaron ese honor para no sentirme menos importante. Me hubiera encantado que sea una boda triple... pero hay cosas que no pueden ser.
—No te felicitaré— Alice me abrazó y pegó sus labios a mi oído. –Porque sé que esa boda nunca se realizará.
— ¿Qué?— pregunté atónito.
—Lo sé, lo he visto— me sonrió.
Los abrazos de Emmett y Jasper me dejaron sin aliento y no pude preguntarle más a la pequeña vidente que teníamos en la familia.
Sé que el futuro es impredecible, la vida nos lleva por caminos extraños a veces nos sentimos perdidos... parece que entramos en un túnel sin salida. El tiempo no se detiene y te empuja a seguir, hasta que de tanto caminar vuelves a encontrar la luz.
Yo, había encontrado mi luz, nuevamente. Era Tanya. Ella y su infinita paciencia pudieron conmigo.
—Gracias a todos, mis padres vendrán la semana que viene para felicitarnos— les comunicó Tanya.
—Hablaré ahora mismo con Elezar— respondió Carlisle.
—Alice, Rose ¿Podrían ayudarme a planear la boda?— pidió mi novia.
—Con mucho gusto— respondió Rosalie sin dudar. Eso le vendría bien como distracción estos meses.
—Tenemos bastante tiempo, podemos planearlo con calma— me sorprendió escuchar esas palabras en boca de Alice. Ella nunca tomaba con calma una boda. Planeó la suya con años de anticipación.
—No estaremos aquí para ayudarlas, hermanas. Es que... Edward y yo nos vamos de la ciudad— confesó Tanya.
Ahora venía la parte difícil, la de dar explicaciones. Esperaba que mi familia entienda como lo hizo Tanya, mejor dicho, esperaba que ellos intenten creerme.
— ¿Qué?— preguntó mamá.
—Así es. Nos vamos a Forks— confesé, Alice disimuló bien su sonrisa, papá levantó una ceja, Emmett arrugó la frente, Rosalie abrió la boca y Jasper se cruzó de brazos.
La tensión era evidente, nadie se atrevería a pronunciar su nombre pero podía ver claramente que toda mi familia tenía una imagen en sus mentes: "Bella".
— ¿A Forks?— preguntó Carlisle ya que nadie más dijo nada. — ¿Para qué Edward?
—Me presenté para el puesto de director del hospital y me aceptaron, es una buena forma de practicar la maestría que terminé hace unos meses— dije con bastante seguridad.
Mis planteamientos fueron pensados desde un principio para que no dejaran dudas ni murmuraciones entre mi familia. Estaba decidido a volver a Forks a ocupar la plaza de director del hospital. Había terminado mi maestría de administración hospitalaria, que en un inicio pensé que me serviría para abrir una clínica con mi padre y Tanya.
Y, aunque tengo un bien ensayado discurso que dar sobre esta decisión, debo confesar que mis motivos son otros. Muy egoístas y oscuros.
Desde que salí de aquel pueblo, me persigue el recuerdo del primer amor. Sufrí una gran decepción, me encerré en mi propio mundo y durante mucho tiempo no dejé que nadie, que no fuera de mi familia, entrara en mi vida.
Sólo yo sé lo que he sufrido y las incontables noches en que en silencio me lamenté. Primero porque la persona que tanto amaba me traicionó y luego porque no tuve las agallas de enfrentarla para pedirle explicaciones. Yo amaba a Bella con toda el alma. Nunca quise lastimarla reclamándole su error. Temía convertirme en un monstruo, perder los estribos y ofenderla. No pude manejar mis emociones en ese entonces.
Y ahora, luego de más de 6 años quiero terminar definitivamente con esos recuerdos y no encuentro mejor forma de hacerlo que volviendo a verla.
Volver a saber de mis antiguos compañeros de la preparatoria me trajo recuerdos, ahora que existen las redes sociales, encontré a Mike, Tayler y a Jessica y supe que había llegado el tiempo de volver.
Los sueños se hicieron más frecuentes, sueños que no solamente me traían el recuerdo de Bella, sino algunos en donde podía ver parte del futuro que ella me negó. Un futuro que no debía soñar porque Bella Swan ya no estaba en mis planes.
Le hablé de estos sueños recurrentes a un colega psiquiatra quien me recomendó una serie de métodos que me habían funcionado bien, hasta aquel día, el aniversario del hospital.
Sé que el licor es un mal consejero por eso siempre he evitado tomarlo en dosis elevadas pero esa noche estaba especialmente alegre. Había terminado mi maestría, gané el sorteo que realizaron en el hospital y además, James y yo hicimos las paces. Él es un reconocido cardiólogo que por tres años fue mi peor enemigo. ¿La razón? Yo salí con Victoria, su novia de la infancia, en una época en que me encontraba emocionalmente inestable. Y eso James jamás me lo perdonó.
Entre copa y copa de whisky creí ver a Bella cuando caminaba hacia los servicios, un sueño tan intenso y realista, que me dejó confundido, podría jurar que hicimos el amor aquella noche. Pero desperté solo, con las manos vacías, como cada mañana.
Y me tomó varias semanas hacerme a la idea que fue sólo un sueño. En esos días no quise salir con Tanya, me volví esquivo y melancólico nuevamente. Busqué entre los contactos de facebook de Mike y de Jessica. Bella no tenía cuenta en esa página. Pero hallé algo que me interesó, el hospital de Forks solicitaba un nuevo director. Y sin detenerme a pensar mucho, envié mi hoja de vida por email. Grande fue mi sorpresa cuando me contestaron afirmativamente.
Tanya lloró mucho cuando le compartí la noticia. Ella es bastante sensible, tras largos años de haber batallado a mi lado, esperando que la ame, decirle que volvería al pueblo donde vivía la mujer que tanto amé, le afectó profundamente.
Ella hizo algo que yo no esperaba, me pidió ir conmigo. Nuevamente me sentí un canalla, porque muy dentro de mí, sabía que no era la medicina lo que me movía a volver a Forks pero traté de hacerle ver que quería hacer algo por el pueblo y por el hospital.
Es por eso que le pedí que se casara conmigo. Porque yo quiero tener un motivo para regresar a Vancouver. No es bueno bajar a los infiernos si no tienes quien te saque antes de quemarte. Como Odiseo, necesitaba amarrarme a un mástil del barco para poder ver a las sirenas, en este caso, sólo una, sin la locura de querer correr tras ella.
Temía caer. Nuevamente sentirme vulnerable e intentar acercarme a Isabella más de lo debido.
—Yo iré con él, Eddy se va primero pero lo alcanzaré en un mes, debo terminar mi contrato con la clínica de mujeres— Tanya siguió explicando nuestros planes.
La idea era trabajar juntos por unos meses, regresar a Vancouver para la boda y terminar mi contrato en Forks. Luego de eso, si conseguimos un buen local, montar nuestra propia clínica. En Canadá, porque Seattle ya no sería una opción.
—Bueno, si lo tienen todo planeado, no queda más que apoyarlos muchachos— sonrió papá.
—Iremos a verlos apenas tengamos un fin de semana libre— anunció mamá.
—Yo también iré— gritó Alice. —Digo, iremos, Jasper y yo ¿Verdad amor?— volvió la cabeza para buscar el apoyo de su marido. Quien se lo dio sin pensarlo siquiera.
Pero en el fondo, yo sabía que Alice, deseaba tanto como yo volver a verla. Siempre fue un tema vetado entre nosotros. Hace muchos años, mi pequeña hermana y yo hicimos un pacto. No volver a ver a Bella, hasta que mi herida haya sanado. Me lo juró una madrugada en que yo había tomado mucho e intenté ahogarme en el lago.
—Yo no quiero volver a Forks, me quedaré aquí planeando la boda— Rosalie me miraba con rencor. Ella también sabía en el fondo cuales eran mis intenciones.
Pero yo sólo quería, no, necesitaba cerrar esa parte en mi vida. Debía ver a Bella Swan una vez más, saber que está bien, casada o tal vez con hijos. Debo des hacerme de esos recuerdos que me atormentan o esos sueños donde hay niños entre nosotros.
Tengo que verla tal y cómo es hoy. Ya no la adolescente que me engañó, porque yo tampoco soy ese adolescente herido. Ella es ahora una mujer, que continuó su vida y sigue adelante. Y yo soy un hombre que ha madurado, firme en sus decisiones y que ya no le teme al pasado.
*************
Estos son los pensamientos de Edward que originaron su regreso a Forks. En el próximo capítulo veremos cómo se sentía durante el embarazo de Bella y cuando se enteró que era el padre de Liz.
Gracias por leer
PATITO
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