Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 17: Para conquistarte

Brenda Caterina

«Como un amigo».

Siempre vi a Noah como un muy buen amigo, el mejor; pero se me hace difícil verlo como meramente eso. Solo un amigo y nada más.

Él era —lo es, aún— algo así como un príncipe azul para mí, y realmente llegué a imaginar que existiría una relación entre nosotros, una más allá de una bonita amistad. Pero con todo esto aprendí que las cosas no salen como uno las planifica. Y también estoy aprendiendo a resignarme.

Noah accedió a mi petición, me dijo que la respetaría y asimismo me pidió por último que al menos intentara recuperar mi sonrisa y no estuviera tan al hielo con él.

—Lo intentaré —le prometí esbozando una muy breve sonrisa y entonces él salió de mi habitación.

Quise llorar ni bien lo hizo, pero me prohibí el hacerlo. Dos lágrimas rodaron despacio por mis mejillas, pero ni bien me percaté me las sequé inmediatamente. Pues cuanto más lloro mas me hundo en la depresión y mayor es el daño que a mí misma me hago. Necesito superar el amor que siento por Noah, por nuestro bien y para mantener la hermosa amistad que nos unió. Lo perdí como mi posible pareja, y no estoy dispuesta a perderlo como el incondicional amigo que siempre fue desde que nos conocimos.

Yo también quiero estar siempre para él. Y no debo olvidar que todo esto lo estoy haciendo procurando su felicidad, para no interferir en una relación que era feliz y sólida antes de mi llegada. Si resulta que realmente no ama a Brooklyn Paris, eso me daría una pequeña esperanza. Pero por todo lo que demostró Noah relacionado con ella… es probable que aún la continúe amando.

Si yo tuviera oportunidad alguna de estar con él, si llegáramos a estar juntos, sería con la certeza de que yo soy la única que ocupa su corazón, con la seguridad de que a quien realmente ama es a mí. Con la convicción de que sus pensamientos están conmigo y no también con Brooklyn Paris. Lo cual es el caso en estos momentos.

Pero prefiero esperar a ver qué es lo que nos depara el tiempo. Noah necesita ordenar sus pensamientos e ideas, y decidir qué es lo que hará de ahora en adelante. Asimismo yo, y estoy en ese proceso.

Por eso, el primer paso es aprender a no llorar en demasía y a no derrumbarme fácilmente. Debo obligarme a ser fuerte, a sufrir lo justo necesario y dejar el sufrimiento como hábito poco a poco. Distraer mi mente y dejar de ver a Noah como uno de los causantes de mi desamor, ni estar tan reticente con él. También hacer todo lo posible para que lo suceda entre Noah y Brooklyn no me afecte mucho. No es, ni será fácil, pero debo hacerlo por mi propio bien.

Noah tenía razón, necesitábamos hablar sobre esto. También en lo que dijo respecto a que debo intentar sonreír y ser la misma de antes. No es que sea imposible, pero tampoco es algo que me salga natural por ahora. Aún así con esa actitud me estoy dando cuenta que no solo lastimo a Noah, sino también a mi familia. Es comprensible todo lo que me sucedió y está pasando, pero debo poner de mi parte para intentar recuperar mi alegría.

No sé qué es lo que sucederá mañana, pasado o a la siguiente semana, sin embargo, de momento deposito mi confianza en Dios y en mí misma.

Todo porque él sea feliz y yo esté bien.

***

Brooklyn

Sebastian acaba de retirarse. Yo me encuentro cubriéndome el cuerpo semi desnudo con una sábana blanca, a la par que me muerdo el labio inferior y por consiguiente me arrojo contra la acolchonada cama, suspirando levemente a la par.

Él y yo terminamos durmiendo juntos. La resaca no puede conmigo en estos momentos, y ya hace poco tomé unas pastillas para amortiguar en lo posible el casi insoportable dolor que me punza, pero, increíblemente en cierta forma me encuentro de buen humor. En cierta forma.

¿Es posible sentirse de mal y buen humor al mismo tiempo? Ese es mi caso en este preciso instante. ¿Factores? Resaca y un buen sexo.

Exceptuando el pequeño —e incómodo— detalle en el cual llamé a Sebastian por el nombre de mi prometido, la sesión de sexo que tuvimos me relajó, no mucho pero lo hizo. Él no era Noah, pero debo darle el mérito de que sí sabe cómo complacer a una mujer. No tranquilizó mucho mis pensamientos, pero mi cuerpo sí quedó satisfecho, aunque inevitablemente exhausto.

Desperté cuando él iba vistiéndose, lo cual, a pesar de la molesta resaca que sentí invadirme me permitió contemplarlo casi de pies a cabeza. Sebastian es guapísimo, alto a lo normal, un poco delgado pero con su debida musculatura y los pectorales bien marcados. Su tez es blanca pero sin llegar a pálida, mas bien un poco trigueña. Su cabello es de un color negro azabache, muy común pero —a mi parecer— alucinante a la vez. Y sus ojos, Dios, son dos orbes intensamente azules que pueden volver loca a cualquiera. Además de ello Sebastian posee una mirada profunda y directa, aunque sin perder ese toque de amabilidad que siempre lo caracterizó.

Él, en lo personal, no es un mujeriego, sale con una mujer de vez en cuando pero no se excede. Tampoco nunca lo vi llegar a nada serio con una. Y la verdad no entiendo por qué, si tiene todo lo que un hombre necesita.

¿Dinero? Créanme, lo tiene de sobra, posee una buena fortuna y maneja la administración de buenas empresas, mas o menos como yo. ¿Atributos? Oh, acabo de hablar sobre ello. ¿Personalidad? Si hay una palabra que puede caracterizar a Sebastian de cerca es la amabilidad, secundándole la astucia. Tiene sus toques de caballerosidad y puede ser romántico cuando quiere. ¿Es arrogante? ¡Casi no! Aunque, de manera irónica y algo contradictoria, se da sus aires de vez en cuando. El arrogante en sí era Noah en un pasado, y ya sé que es de no creer pero eso me fascinaba de él.

¿Y cómo es que sé todo esto? Sebastian y yo nos conocemos desde hace varios años y puedo considerarlo como alguien cercano y parecido a un mejor amigo. Además de Smith —el asiestúpido— él fue casi la única compañía real que tuve desde la supuesta muerte de Noah, pero, siento que aún le falta para que lo llegue a considerar como, posiblemente un mejor amigo o algo así.

Aunque no lo parezca no nos conocemos muy a profundidad, jamás tocamos asuntos íntimamente personales, a pesar de disfrutar mucho con nuestras un poco agresivas pláticas. Él sabe que sufrí —y aún sufro— por Noah, pero no conoce los detalles ni el cómo con exactitud. Asimismo, yo no conozco mucho mas allá de la vida de Sebastian y tampoco es como que me importe demasiado. Me basta con saber cómo es y la información suficiente, la cual ya poseo.

—¿Qué? —me había preguntado Sebastian esbozando una media sonrisa burlona, al percatarse siendo observado. Se abrochaba el cinturón en esos momentos—. ¿Deseas otra ronda? —hizo alusión al sexo.

—Jajaja, créeme que no. Quedé exhausta —manifesté con sinceridad.

—Pero te gustó —su sonrisa se volvió satisfactoria. Y tras su afirmación se acercó a mí y se puso de cuclillas sobre mi cama, lo cual hizo que nuestros rostros quedaran cerca—. ¿O me equivoco? —me miró fijo a los ojos.

—Nop, no te equivocas. Me gustó sí, pero aún no llenas todas mis expectativas —afirmé moviendo mi mano derecha como restándole importancia al asunto, mientras Sebastian se alejaba.

—Hmm, si así irresistible como soy no llené todas tus expectativas —bromeó—. Puedo mejorar aún más.

—Ajá, sí. Presumido —le dije mientras hacía un bollito la sábana blanca de tela y se la arrojaba en su dirección.

—No te hagas, que así me amas —hizo una expresión divertida mientras me lanzaba la sábana de vuelta y se colocaba la camisa.

—No tienes remedio —bromeé negando con la cabeza y esbozando una sonrisa.

—Ya en serio, ¿cómo te sientes?

—¿Te soy sincera? —suspiré, colocando mi mano derecha bajo mi cabeza—. Me siento muy confundida.

—¿Confundida cómo?

—No sé que voy a hacer de ahora en adelante. No sé que decisiones voy a tomar.

—Ayer me dijiste que Noah está vivo. ¿Lo decías de veras o…? —dejó la pregunta en suspenso a propósito, arqueando una ceja.

Pues sabía que no me gustaría lo que iba a decir a continuación: Que yo había alucinado con ello debido a mi estado de embriaguez.

—¿O me lo imaginé debido al alcohol? —completé la interrogante por él, a la par que me sentaba—. ¿Creíste que estaba alucinando debido al sufrimiento? —le pregunté haciendo denotar mi reciente enfado.

—No quise expresarlo así —afirmó desviando la vista.

—Pero lo pensaste —lo miré dolida y furiosa. Hubo unos segundos de un tenso silencio, el cual me decidí a romper—. Todo lo que te dije ayer es verdad, Noah está vivo —no dije más. No quería que se me quebrara la voz.

Ayer fue una excepción porque estaba bajo los efectos del alcohol, pero no podía ni puedo permitir que absolutamente nadie me vea débil. Siquiera por asomo. Sebastian está perfectamente enterado que sufro por Noah, pero no puede verme quebrarme ni llorar. Debe pensar que estoy sobrellevando el sufrimiento con fuerza, o que al menos lo intento.

De todos modos, eso tiene algo de verdad.

—Vivo y con amnesia, ¿verdad? —Sebastian volvió a dirigir la mirada hacia mí. Asentí con pesar.

—Y enamorado de otra chica. Créeme, recuerdo lo que te dije ayer.

—Lo siento —Sebastian se acercó a mí con la camisa a medio abotonar, se sentó a mi lado y me tomó de las manos. Su tacto era cálido—. Pero tú eres fuerte, Brooklyn. Lo eres en verdad y sé que sabrás sobrellevar esto. —En sus orbes azules se leía claramente que comprendía mi situación y que estaba brindándome su apoyo.

—Es que esa es la cuestión, Sebas. Estoy cansada de tener que estar sobrellevando las cosas. Realmente cansada. Primero tuve que lidiar con la supuesta muerte de Noah, y ahora que descubrí que está vivo indirectamente tengo que estar haciéndolo con su amnesia y… —hice una pausa, pues me dolía lo que iba a pronunciar a continuación—. Soportar el mero hecho que esté posiblemente enamorado de otra —el enojo era un poco notorio en el tono de voz que había empleado.

—Tú aún lo amas —esbozó una media sonrisa, la cual fue un poco breve.

—Lo sabes —sonreí también, separando mis manos de las suyas.

—Y, ¿cómo fue que descubriste que está vivo? —me preguntó—. De un disparo en la cabeza no sobrevive nadie.

—Pues resulta que hay excepciones. Parece que el daño cerebral producido a causa de la bala no fue mortalmente grave. En palabras suyas, estuvo en coma y despertó con amnesia. Aunque no ahondamos mucho en ese tema.

Un nuevo silencio se produjo cuando terminé de hablar. Pero este ya no era tan tenso.

—Hmmm. Noah con amnesia, ¿quién iba a creerlo? —por la forma de hablar, parecía que Sebastian meditaba en voz alta—. Y, aún con la memoria perdida, ¿Noah sigue siendo el mismo? Ya sabes… —indagó con una expresión dubitativa e indecisa.

—Sé perfectamente cómo era —completé por él, algo tajante.

Cabe destacar que Noah nunca fue objeto de la admiración de Sebastian, y viceversa. Eran viejos conocidos y nunca congeniaban en nada. Sobretodo llegaban a rivalizar en los negocios, pero no era nada que llegara a los extremos.

Aunque no a profundidad, comprendía los motivos de cada uno. Noah sentía a Sebastian como una amenaza latente para sus negocios, por el increíble potencial que demostraba en su manera tan peculiar de manejarlos. Y Sebastian decía que Noah era un egocéntrico, que creía que el mundo giraba en torno suyo y que todo estaba a su disposición. En fin, entre varias cosas más no eran aceptos a los ojos del otro.

¿Piensan que Sebastian asesinó a Noah? Oh, créanme, Noah tenía enemigos mucho peores y Sebastian asuntos más relevantes que resolver. Podría ser una suposición, una posible sospecha, pero sus pleitos no llegaban a tal extremo. La policía misma lo comprobó en sus investigaciones. Así que esa duda quedó disipada.

—Y no, no es el mismo. Es una mejor persona, a lo que parece.

—¿Cómo puedes deducirlo? —preguntó Sebastian con extrañeza e interés.

—Es que, ¿cómo explicártelo? Es más amable para empezar, lo ves a los ojos y notas que ellos… Transmiten bondad o cualquier sinónimo de aquella palabra —sin quererlo realmente sonreí bobalicona y no sé, pero tal vez mi mirada haya adquirido cierto brillo en esos momentos.

Recordaba el momento en que me apersoné al taller firmemente decidida a hablar con Noah y lo vi, si bien con un uniforme manchado con algo parecido al hollín y aceite, lucía jodidamente sexy y atractivo. Traía su hermoso cabello castaño revuelto y despeinado, como esos modelos de revistas y sus ojos de un color miel intenso que… Dios, nuevamente me perdía en ellos.

La diferencia era que antes su mirada reflejaba arrogancia, autosuficiencia, cierta picardía y mucho deseo hacia mi persona. Ahora… No sé cómo definirlo con exactitud, pero tal y como le dije a Sebastian, había bondad en su mirada, amabilidad, e incluso me atrevo a decir que vislumbraba en sus orbes miel una linda y atrayente inocencia.

¿Realmente el perder la memoria puede cambiar a una persona?

No lo sé, pero fuera de que me duele mucho todo esto, lo que mi presencia al parecer le hace daño, no puedo negar que este nuevo Noah me agrada. Y de una forma algo diferente que hace tres años, pero continúa atrayéndome.

—¿Noah Anderson bondadoso, amable? —Sebastian y por poco exclamaba. Juraría que quería romper en carcajadas en ese momento, pues se leía claramente en su expresión que estaba conteniendo la risa.

Además de que su mirada estaba totalmente incrédula. Y no era de extrañar. Cualquiera de los que conocían a mi prometido antes de que fuera casi asesinado tampoco lo creerían, para nada.

—Sí, así como lo escuchaste. ¿Y te digo algo? Se notaba sincero.

—¿Te soy sincero yo? Es difícil de creer.

—Es comprensible —minimicé la importancia al asunto.

—Y… ¿Cómo fue que lo encontraste? —preguntó Sebastian, algo dubitativo en su forma de hablar y mirar. Lo cual me hizo fruncir el ceño, pero de igual manera respondí.

—Tampoco te lo vas a creer. Y no te rías, te lo prohíbo —lo miré con advertencia.

—¿Cómo? ¿Un milagro más? Oye, ¿cuándo se convierte el agua en vino nuevamente? —preguntó a la par que esbozaba una media ladina sonrisa.

—No seas baboso. Hace unos días se ponchó una de las llantas de mi auto favorito, la llevé a un taller y… —resumía la historia hablando como si hubiera ido a comprar pan y lo contara, pero la verdad es que recordar ese momento aún me afecta. No sé si en el buen o mal sentido, pero aún lo hace.

—¿Y…? —Sebastian me miraba expectante.

—Y Noah trabajaba ahí. —Completé, pero Sebastian no tuvo reacción alguna, salvo una leve sorpresa. Creo que pensaba que estaba bromeando—. Sí, sí escuchaste bien. Noah trabajaba como ayudante del dueño de ese taller.

Hubo unos segundos de un incómodo silencio. Y no era para menos.

—O sea, ¿llevaba las cuentas o cómo? —intentó deducir Sebastian, entonces la que no pudo reprimir una risa fui yo.

Exploté en unas involuntarias carcajadas. Su incredulidad era entendible, hace tres años también a mí me habría parecido remotamente imposible imaginarme a Noah de mecánico pero, ¡por favor! ¿Hasta ese punto Sebastian no se la creía?

—¿Estás especialmente tonto hoy o qué te fumaste, eh? ¿Una oficina en un tallersucho mugriento? Por Dios, ¡qué ideas! —exclamé con resquicios de risa.

—Está bien, sé que dije una estupidez. Pero es que es remotamente imposible de creer. Noah Anderson, todo un magnate despiadado de los grandes negocios, ¿trabajando como un triste mecánico? ¿En un taller cualquiera? —Sebastian fue quien esa vez explotó de risa—. ¿O estás bromeando? —preguntó aún riendo, a la par que negaba levemente con la cabeza.

—La imaginación no me habría alcanzado para ese tipo de bromas, créeme —suspiré—. Realmente está trabajando ahí, y lo más increíble es que parecía contento.

—No hablas en serio. ¿Contento?

—¿Estás sordo o qué? Pareces retrasado mental —le espeté molesta, alzando la voz—. Noah para nada es el mismo —añadí, desviando la vista y cruzándome de brazos.

—Bueno, sucedió. Aunque sea increíble perdió la memoria, se enamoró de otra y ahí está. La pregunta es: ¿Qué piensas hacer tú? —Sebastian juntó las manos y me miró con interés en mi respuesta.

—¡No lo sé! —exclamé, exasperada, pero la cabeza comenzó a punzarme muy fuerte. Me había dolido todo ese momento, pero era un dolor tolerable—. No lo sé realmente —hablé con un poco de dificultad, inspirando.

Al final Sebastian y yo desviamos la conversación, y el asunto de mis posibles decisiones quedó suspendido de momento, pues sé que más tarde mi irritante amigo estará chingando con ese tema. Ya estoy mejor, aunque esta jodida resaca no tardará en irse.

Aún así, la pregunta de Sebastian no deja de dar vueltas en mi cabeza. ¿Qué pretendo hacer de ahora en adelante?

No puedo hacer caso omiso al efecto que causa mi presencia en Noah. Lo que menos quiero es dañarlo de cualquier tipo. ¿Qué tal si forzarlo a recordar causa alguna repercusión indeseada en su cerebro? Además de provocarle un coma y amnesia, ¿de cuánta magnitud será la lesión cerebral que sufrió? Por eso me temo que no puede recibir más emociones fuertes, y por nuestro bien —más por el suyo que por el mío— conviene que no recuerde algunas cosas. El Noah de ahora parece ser muy sensible.

Lo prefiero sin memoria a que sin vida.

Pero no puedo perderlo, no puedo permitir eso de ninguna manera. El hecho de que haya sobrevivido a un impacto de bala en la cabeza, e incluso al coma en que cayó puede ser una señal de que la vida nos está dando una segunda oportunidad para recomenzar bien.

Recomenzar… Recomenzar, otra vez.

¡Claro, eso es! Debo aprender a tratar al nuevo Noah. Él y yo debemos empezar totalmente desde cero. Y para eso tengo que conquistarlo, conquistar su corazón realmente.

Para conquistarte, Noah, ¿qué es lo que debo hacer?

Imagino que él ahora es un tipo dulce, tal vez romanticón —sonrío pícara al pensarlo—. En fin, ¿qué podría hacer que empezara a fijarse en mí como mujer, sin perturbarlo?

Tal vez, algún recuerdo muy especial entre nosotros. Estimular su memoria sin decirle nada… ¡Ahí está! Debo repercutir hechos del pasado, los más hermosos y románticos que hayan ocurrido entre él y yo, haciéndolos parecer recientes y así Noah ya lo irá recordando por sí solo. Así se mantendrán solamente los buenos recuerdos y momentos que vivimos con anterioridad.

Primero dejaré pasar algunos días, es lo más prudente por ahora. Y entonces realizaré mi cuarta visita a aquél tallersucho, lista para reproducir un primer recuerdo especial.

La cuestión es, ¿con cuál voy a comenzar? Parece que tendré que husmear en toda mi memoria.

No importa, esto no puede, ni saldrá mal, para nada. Noah no pertenece ahí, su lugar no es como un empleaducho, un asalariado cualquiera. Él merece más, mucho más ahora que es una mejor persona. Su verdadero lugar está entre mis brazos, estando ambos muy felices, y esta vez para siempre. De eso voy a encargarme yo.

Nada saldrá mal. Sonrío saboreando ya la victoria.

Salud por eso.

N/A:

Lo siento!!! Me tardé milenios lo sé, pero aquí está, recién salido del horno :)

¿Cuál será el primer movimiento de Brooklyn? ¿Saldrá bien? ¿Cuál será la reacción de Noah?

¿Qué opinan de Sebastian? ¿Hace bien Brooklyn al no dudar de él?

¿Se resignará totalmente Brenda Caterina? ¿O cambiará de opinión?

Últimamente los capítulos andaron algo pasivos, pero cosas bien intensas se avecinan 7u7 Entre ellas muchas misterios del pasado de Noah :O

Saludines!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro