CAPÍTULO 12: Confuso y doloroso
Noah
—Y créeme cuando te digo que yo te haré recordar. Yo me encargaré de que tu amnesia desaparezca.
Trago saliva duro tras sus palabras, pues es lo único a lo que atino a hacer. ¿Serán muchas cosas las que viví junto a Brooklyn? ¿Cómo habrá sido nuestra relación? Estoy aún más lleno de incógnitas, mientras más cosas descubro más dudas surgen.
—¿Y usted me amaba?
Juro, juro que lo pregunté en un acto de impulsividad. Yo no soy así, siempre medito las cosas antes de hablar o actuar, pero esta vez mi curiosidad es más grande a mi uso de razón. Deseo saber, saber y saber. Quiero conocer mi pasado, sobretodo el que compartí con Brooklyn.
¿Qué me está sucediendo? No conocía esa parte tan curiosa mía.
A mi pregunta la sigue un tenso silencio, un silencio que hace parecer que mi pregunta fue lanzada en un eco hacia el vacío y a Brooklyn congelarse en su sitio, permanece ahí como una hermosa estatua, siquiera ya pestañea.
Esperen, ¿yo pensé eso?
—Solamente te diré algo —habla al fín—, yo suelo demostrar las cosas con hechos. Digo, pero más actúo que hablar.
Fue una respuesta directa pero no me dijo nada en concreto. Sigo con las dudas rondando por mi cabeza. ¿Qué habrá querido decirme con eso? ¿Era bueno o malo? Quiero pedirle que especifique un poco más pero no me deja hablar.
—Tranquilo campeón —golpea mi cadera—, todo a su debido tiempo. Será un shock tremendo para ti lanzarte todo de sopetón. Ni creas, muero por relatarte de principio a fin lo que sé de tu pasado pero vamos con calma, ¿no te parece? Tanta información no será buena para tu lesión, recuerda, un disparo te causó la tal y puede ser riesgoso.
—Entiendo —suspiro, resignado—. Así que poco a poco lo sabré todo.
—Poco a poco todo lo que sé yo. Nada más obviamente.
—¿En cuantos días? ¿Tal vez en una semana…? —ante mis preguntas Brooklyn echa a reír.
—En ese sentido no cambias, Noah. Sigues siendo igual de impaciente y obstinado cuando quieres algo —suspira, sonriéndome—. Bueno, ahí tienes un dato sobre tu personalidad en el pasado.
—Así que impaciente y obstinado.
—Te ponías bien intenso estando en ese plan, me hacías renegar —frunce adorablemente los labios, gesto que también se me hace familiar. Muy familiar.
Un nuevo flashback me viene a la memoria de repente. El recuerdo está distorsionado y borroso, pero esta vez lucho internamente por no perderlo, por mantenerlo…
Cuando creo que desgraciadamente lo perdí, es entonces que sí lo puedo vislumbrar con mayor nitidez —aunque aún algo borroso— en mi mente.
Flashback
Brooklyn y yo acabábamos de hacer compras, fuimos al supermercado, luego a tiendas de ropa y después a comprar material de oficina —Pepita y Smith estaban de vacaciones—, podríamos haber pedido ayuda a los sirvientes, pero a veces nos divertía comprar nosotros dos solos.
Y ese día era una de esas veces.
Reíamos y bromeábamos sin parar a la par que nos dirigíamos a mi Aston Martin DB9 plateado. Pero faltando unos pasos para llegar vislumbré una enorme lencería enfrente nuestro.
—¿Pasa algo? —me preguntó Brooklyn al notar que me había detenido abruptamente en nuestra caminata y en nuestra charla.
—Prepárate, que decir que nuestra noche será candente es poca cosa.
—Ooh, eso suena muy interesante ¿pero a qué viene? —Brooklyn empezó a masajear mis hombros y me habló sensualmente al oído.
—Mira —le señalé con un movimiento de cabeza la lencería.
—Aah, ya entendí. ¿Quieres que busque un conjunto sexy y precioso para que lo luzca contigo esta noche, eh papasito? —me fue depositando besitos desde el lóbulo de la oreja en camino hasta el cuello. Lentos, pero placenteros.
Olvidábamos que estábamos en plena calle y cualquiera podía gritarnos que nos buscáramos un hotel. Sinceramente no me importaba en lo absoluto, yo podía pasar los momentos —sean cuales fueren— con mi novia en los ratos y lugares que se me pegara la gana.
Ante su acción giré, la tomé por la cintura con ambas manos sosteniéndola con firmeza y la besé en los labios. Ese beso no fue tan salvaje como los que nos dábamos la mayoría de veces, pero sí uno de los más profundos. Yo utilizaba la misma lentitud placentera que Brooklyn había usado, dándole a entender que quería recorrer cada milímetro de su lengua y morder asimismo cada milímetro de sus labios, así como a una deliciosa manzana.
Podía percibirla sonreír a la par en que también me besaba. Ella jamás dejaba que yo la guiase, y yo tampoco. Con esa misma lentitud parsimoniosa en aquella ocasión ella buscaba apropiarse nuevamente del momento. Por supuesto que no lo iba a conseguir del todo pero me fascinaba su atrevimiento.
También le sonreí, dándole a entender que el beso estaba encantándome y que continuase. Entonces ella hizo lo que hacía casi todas las veces en que nos besábamos o teníamos sexo, estrujó uno de los mechones de mi cabello con su mano derecha un buen momento, luego hizo lo mismo con su mano izquierda, mientras su derecha resbalaba a abrazar por detrás mi cuello, atrayéndome así aún más hacia ella.
Cuando paramos el beso inmediatamente le di una de mis habituales palmadas en el trasero. Ante la acción ella sonrió pícara, mordiendo a la par sus sensuales labios.
—Creo que ya te di un pequeño adelantito de como será otra de nuestras noches. Tú, Brooklyn Paris, serás mi diosa y quiero verte en todo tu esplendor. Me defraudarías mucho si te veo usar los mismos conjuntos de siempre.
—¡Oye, oyéme! —me golpeó en el brazo—. Si el máximo de días en que puedo repetir un conjunto son tres, y eso si realmente no tuve tiempo de ir a la lencería conste. Cada día intento verme más guapa y sexy para ti —habló fingiendo la voz de una niña pequeña y frunció sus labios de una forma muy adorable, gesto que le otorgaba sensualidad y a mí una irresistible tentación por morder sus apetecibles labios nuevamente, una y otra vez hasta el cansancio.
Así que así lo hice, la besé nuevamente pues yo no era de resistir tentaciones y menos de esa índole. Si quería hacer algo lo hacía sin ningún tipo de problema, si quería algo lo tomaba sin más. No era de complicarme la existencia.
Ese beso fue más breve que los anteriores. Pero en este Brooklyn enroscó su mano tras mi cuello y penetraba sus algo largas uñas en él.
—No puedo esperar a que sea de noche —solté con ansiedad—. Y tú tienes que estar más que preparada, esta vez no te limitarás a intentar verte guapa y sexy para mí, lo harás preciosa. Quiero verte en todito tu esplendor, quiero que seas más que mi diosa.
—Entendí, entendí —volcó los ojos, pero con una delatadora sonrisa que indicaba que quería hacer lo mismito que yo—. ¿Pero y tú qué? Yo me esforzaré al máximo para complacerte ¿y tú bien gracias? —exclamó—. No me gusta cuando no te pones colonia —me susurró a mi oído nuevamente, pero esta vez con un tono de voz que denotaba reproche.
—A mí no me gusta cuando repites los conjuntos.
—Eso ya me lo dijiste —se cruzó de brazos con una pose altanera tan característica de ella—. ¡Ah! Y también déjame decirte que tampoco me gusta cuando repites los bóxers.
Con esa frase me dejó callado calladito. Otra vez se había salido con la suya. Con esa misma altanería me sonrió, triunfante y con los brazos cruzados a la altura de sus frondosos pechos. Traía una blusa gris muy sencilla, pero que dejaba un poco al descubierto sus pechos, un collar delgado y algo largo bañado en oro encima la blusa y unos jeans muy ajustados que resaltaban el tan buen trasero que tenía.
Aún vistiéndose comúnmente casual Brooklyn no dejaba de resaltar y verse exuberante, siempre sexy. Pero también eso tenía un pequeño gran inconveniente, atraía demasiadas miradas masculinas hacia sí y algunas varias veces ya me había agarrado a golpes con cualquier imbécil que osare piropearla. Pero no por eso iba a exigirle que dejara de vestirse como a ella le gustaba hacerlo, más bien y aún mejor, así podía lucir a la tremenda diosa que tenía como mi novia, presumirles a esa bola de incompetentes que ella era exclusivamente mía y repartir unos cuantos golpes que le daban emoción a mi vida.
En fín, ya tenía ganas de morder sus pechos cuando fuese de noche, de apretar y palmear su trasero las veces que quisiera. Quería que anocheciera ya para poder hacerla completamente mía de nuevo.
—¿Lo ves? Te ganée —canturreó infantilmente, sacándome la lengua—. Eres un perdedor, te dejé calladín calladito.
—Okay, tú ganas, compraremos también bóxers para mí —rodé los ojos.
—Excelente —sonrió satisfecha—. Así me gusta campeón.
—Ya, entremos de una vez que soy capaz de comprarte la lencería entera para verte puesta todos aquellos conjuntos —le dije mientras quise tomarla del brazo.
—Espera —se zafó—. Debo retocarme el brillo labial, sabes que no debe haber un mínimo de desperfecto en mí —dijo mientras hurgaba en su cartera y sacaba su espejito de mano y su brillo labial. Entonces comenzó a retocarse.
—¿Ya? —le pregunté pasado aproximadamente un minuto, cruzado de brazos en una notoria pose aburrida y aparentemente fastidiada.
—Ya casi —respondió seca. Segundos después concluyó y guardó sus chucherías—. Estoy lista —metió su brazo en el mío y comenzamos a caminar hacia la lencería.
Fin flashback
No sé qué decir.
No sé qué pensar, no sé qué hacer. ¿Enserio yo recordé eso? ¿Algo tan bochornoso? Ahora que el recuerdo ahí terminó me quedo completamente inmóvil y esta vez quien ya no pestañea siquiera soy yo. Me cuesta creer lo que acabo de recordar.
¿Quién me creía para entrometerme en la intimidad de Brooklyn? ¿Su dueño acaso? ¿Quién era yo como para indicarle que bikini usar o exigirle cualquier cosa? Y de todos modos creo que ella seguiría igual de hermosa aunque trajese un trapo cualquiera puesto. De igual forma, en el recuerdo yo me portaba de una manera algo posesiva con ella, mis pensamientos relacionados con ella eran muy obscenos, pues al imaginármela puesta con diferentes conjuntos empezaba a fantasear sexualmente.
¡¿Qué está sucediendo conmigo?! ¿Ese realmente era yo? La cabeza comienza a punzarme fuertemente y creo que mi rostro está de todos los colores de lo muy avergonzado que me siento con ella. Aunque Brooklyn no hacía tampoco nada para detenerme, muy al contrario. Aún así no me imagino haciendo eso con ninguna mujer y si me lo hubieran dicho antes de yo recordarlo no lo habría creído para nada.
—¿Estás bien? —Brooklyn me mira preocupada—. Oye, Noah, háblame por favor. Llevas así mucho rato, comienzas a asustarme —intenta hacerme reaccionar.
—Lo siento —es lo único que logro decir—. Creo que usted debe irse.
—¿Qué? ¿Irme? ¿Noah que está sucedien…?
—Por favor vete —bajo la vista avergonzado, tutéandola en esta ocasión.
—¿Pero qué sucedió? Al menos dime algo no sé… Estás colorado, no, la palabra colorado se queda corta a cómo está tu rostro ahora. ¿Recordaste algo?
—Por favor Brooklyn, no deseo hablar del asunto. Estoy muy apenado con usted.
—¿Apenado porq…? Ah, ya entiendo, ¿recordaste lo del ascensor? —se cruza de brazos, tal y como en mi recuerdo.
Ahí vamos con el ascensor de nuevo, si insiste con ello es porque tal vez allí pasó algo similar que en mi reciente recuerdo. Pero si fue algo similar, ¡entonces acababa de conocerla y ya estaba diciéndole cosas sucias o insinuándomele! ¡¿Qué diantres pasaba conmigo?! ¿Qué clase de morboso fui? Por favor Dios mío, que mis suposiciones no sean ciertas.
—Por favor dígame qué sucedió en el ascensor —pido tímidamente tras un suspiro y enrojeciendo aún más todavía de ser posible.
¿Estaré preparado para conocer su respuesta? Sinceramente, creo que no lo estoy. Si lo que supongo que sucedió es afirmativo querré que la tierra me trague como a Coré y su séquito en la Biblia, o que Dios me lleve como a Elías o simplemente desaparecer de este planeta, pues ya no tendré el valor de siquiera mirarle a la cara de lo avergonzado y apenado que estaré con ella por faltarle el respeto de esa manera.
¿Por qué estas cosas tienen que estar sucediéndome justo a mí?
—Dime primeramente si eso fue lo que recordaste.
—Algo así —y es que de verdad fue algo así, solamente no quiero especificarle nada para que pueda confirmar si lo que creo es cierto o no.
Y espero que no.
—¿Cómo que algo así? Especifica.
—Usted no especificó si me amaba o no cuando se lo pregunté.
—Es… es, eso es diferente, además te dije que lo que siento lo demuestro con hechos —se sonroja levemente, desviando unos instantes la vista, acto que inevitablemente me hace sonreír de medio lado, pero la sonrisa es breve.
—Lo que te puedo decir es que en mi recuerdo yo hacía y decía cosas que… Cosas que no puedo imaginarme haciendo porque son cosas de las cuales no me creo capaz —hablo con rapidez para acabar de una vez con esta vergüenza, como quitarse una bandita, doloroso pero rápido.
¿Me sonrojé más aún? Creo que sí, pues Brooklyn está riendo.
—Así que fue lo del ascensor —suspira y golpea nuevamente sus muslos—. Y quieres que yo te aclare el recuerdo —asiento afirmativamente a lo último—. Nos conocimos de una forma algo intensa, Noah. Como debiste recordarlo prácticamente nos comíamos con la mirada.
—Quiero que sepa que de verdad lo siento si llegué a incomodarla de alguna manera. No puedo decirle que no era mi intención puesto que no recuerdo ese detalle —mentira—, pero ahora sí me disculpo con usted como se debe.
Ante mis palabras Brooklyn me mira extrañada y se queda estática unos instantes. Creo que no se esperaba que dijera eso, pero siento que eso es lo correcto.
—Sí, no te preocupes —parece haberse puesto tensa, ahora está mirando hacia algún punto inexacto—. Como te decía, al finalizar aquella susodicha reunión empezamos a retirarnos. Sinceramente tu empresa no pasaba de lo normal, común y corriente por lo que pude notar en esa charla de negocios que tuvimos con sus socios, a pesar de su gran prestigio; pero había en ti un no sé qué, algo que te hacía ver interesante y resaltar más que todos ellos, tu porte, tu manera de hablar… ¿Me entiendes? —asiento confundido.
»—Casi me convencías de invertir allí, me habías dejado con intriga pero eso aún no era suficiente. Estaba retirándome cuando quisiste acompañarme hasta la salida. Jamás olvidaré las ingeniosas palabras que me dijiste cuando quise darte una negativa. Accedí a ir contigo y entramos al elevador. Conversamos sobre nuestros pareceres de la reunión y… —se calla abruptamente.
—¿Y…? —la incentivo a continuar.
—Y de repente tocamos el punto de la forma en que me mirabas durante la reunión —vuelvo a sonrojarme.
—¿Toqué el punto yo o lo hizo usted?
—Yo —responde aún tensa y sin mirarme todavía, ahora está mirando hacia el cielo con las manos sobre su cintura—. Después estando en esas el ascensor se trancó, intenté salir pero no pude, fue entonces cuando…
Es ahora que recuerdo lo que te dije en aquella ocasión. Aunque el recuerdo es muy borroso, las voces algo distorsionadas y apenas se puede distinguir el rostro de Brooklyn. Tal y como una escena de una película mal grabada.
Flashback
—Ya lo arreglarán. Más bien y aún mejor, ¿en qué íbamos nosotros? — me le acercaba tomándola por la cintura y colocando parte de su cabello hacia atrás.
—A que me refería, por ejemplo…
Fin flashback
Es aquí donde el recuerdo parece terminar pues la voz de Brooklyn se distorsiona muchísimo y muchas brumas envuelven a lo que sucedió después, disolviéndose así, como cuando se va la señal en la televisión.
La cabeza me punza aún mucho más
—Acabas de recordarlo —afirma ella.
—Recordé que, que le de… —comienzo a marearme.
—¿Que nos besamos luego ahí mismo?
¿Qué?
—¿Qué? —repito incrédulo.
Es que no me la creo. Yo temía por haberle dicho cosas fuera de lugar, ¿pero haberla besado, apenas conociéndola? Sin duda había llegado demasiado lejos.
—Nos besamos y… pues nos gustó mucho a tal punto de… —se calla abruptamente al notar lo que me está sucediendo.
Comienzo a ver todo distorsionado, la cabeza me punza muy fuerte pues parece que el recuerdo quiere volver a instalarse y lo hace, pero las imágenes siguen siendo borrosas y las voces muy gruesas, ininteligibles. El rostro de Brooklyn se duplica y luego lo veo triple. El ambiente alrededor de ella se torna tal y cual como en el flashback, pesadamente brumoso.
—Noah, ¿Noah qué te sucede? —me pregunta asustada, pero hasta su voz ya me es lejana—. Soy una reverenda bruta, no debí haber hablado demás, ¡no debí mierda! —protesta contra ella misma e intenta sostenerme—. Noah vayamos a sent…
No alcanzo a escucharla más, lo último que siento es mi cuerpo caer y lo último que veo es el asustado rostro de Brooklyn enfrente mío, intentando reanimarme. Luego todo se torna negro.
***
Brenda Caterina
Ayudo a mamá a acomodar la mesa para almorzar.
Aún me encuentro con la mente distante, pensando en Noah inevitablemente. ¿Cómo podré sacarte de mis pensamientos, de mi mente, eh? ¿Cómo podré dejar de pensar en ti? ¿Qué tengo que hacer para ello? Si tan solo existiera un manual de instructivos que dijera cómo superar un desamor, los cumpliría todos de inmediato y al pie de la letra.
De momento intenté e intento distraerme con otras cosas pero nada parece resultar.
—¿Estás llorando, hija mía? —me pregunta mamá de repente.
¿Estaba llorando? Toco mis mejillas y pues sí, hay un delgado hilo de lágrimas recorriendo mi mejilla derecha, en la izquierda la otra lágrima no tarda en salir. Al percatarme me seco las mejillas rápidamente y restriego mis ojos.
—No, no. Fue la cebolla que picamos, está surtiendo efecto —malísima excusa. Pero es que siquiera puede ocurrírseme algo mejor en este estado.
—La cebolla la picamos hace aproximadamente media hora y su efecto lacrimógeno es inmediato. A mí no me engañas, hija. Estás así por Noah —ante la mirada directa pero comprensiva que me está dirigiendo no atino a más que limitarme a asentir y dejar que más lágrimas hagan su inevitable recorrido por mi rostro.
—Tengo el corazón roto, mamá. ¿Qué puedo hacer para remediarlo? —le pregunto de la misma forma en que lo hacía cuando era niña, con mi voz quebrada y mi rostro triste—. Sé que dije que lo superaría, sé que dije que intentaría volver a sonreír. Lo hago, intento hacerlo pero no lo consigo. Quiero, deseo con todo mi corazón que Noah sea felíz, ¿pero cómo superar el que no sea a mi lado? ¿Qué tengo que hacer? —la voz se me quiebra más y más.
—Ven —extiende sus brazos y entonces me aferra en un cálido abrazo, me acaricia a la par la espalda y la cabellera maternalmente—. Desahoga, desahoga todo tu dolor, intenta sacarlo mediante las lágrimas de tu corazón y si no se puede al menos haz el intento. Hazlo, verás cómo te sentirás un poco más aliviada. No pienses en tus inquietudes, solo desahógate.
Y así lo hago. Poco a poco me recompongo y separo de ella.
—¿Te sientes mejor? —asiento tímidamente—. Eres una buena muchacha Brenda Caterina, este dolor no será eterno para ti, casi nada lo es, tarde o temprano desaparecerá. No tengo un manual para indicarte cómo, pero esa herida no se quedará ahí para siempre.
—¿Y la cicatriz? El dolor habrá aminorado pero seguirá presente y latente si se lo llega a tocar.
—Vas a ver que en algún momento una persona buena va aparecer en tu vida. Alguien que te amará tanto y te ayudará a borrar aquella cicatriz. Tal vez aparezca en el momento menos indicado, pero lo hará. Eres joven hija mía, te falta mucho por vivir y aprender. Créeme cuando te digo que nos es necesario sufrir y sentir dolor para tener experiencias que contar y tomar en cuenta más adelante en el futuro, pero como te dije, algo no duele para siempre.
—Gracias madre —la abrazo en agradecimiento por sus reconfortantes palabras—. Muchas gracias, en verdad necesitaba de sus palabras.
—Y en lo que dure tu dolor ahí estaré yo, ahí estará tu familia, apoyándote mucho.
En eso entra papá al comedor.
—¿Estás bien Brenda Caterina? —pregunta al notar el rastro que dejaron mis lágrimas en mi rostro.
—Sí, padre. No tiene que preocuparse, ya me encuentro mejor —le dedico una débil sonrisa.
—Ella es una chica fuerte, no tardará mucho en superarlo —le dice mamá, dándole a entender a mi padre lo que me ocurría.
—Solo necesito tiempo.
—Y tendrás todo el tiempo que te sea necesario —papá me envuelve en un abrazo, comprendiéndolo—. Nosotros te ayudaremos a volver a sonreír y a ser esa chica que le daba mucha alegría y frescura a este hogar.
—Bueno, hay que servir la comida —dice mamá—. ¿Almorzarás aquí o en el taller? —se dirige a papá.
—Aquí. Tengo mucho apetito —se frota las manos a la par que habla—. Entré para llevarle jugo a Noah pero no encontré ninguno en la cocina —habla en voz baja, procurando no ser oído por mí pero es una misión fallida.
—Hay limonada, acompáñame —dice mamá y lo guía a la cocina tomándolo del brazo. Parece que quieren hablar de algo en privado.
No suelo ser curiosa, sé respetar cuando dos personas quieren tratar un asunto en privado y más aún tratándose de mis padres. Pero esta vez es distinto, siento que hablarán algo relacionado con Noah así que mis pies se mueven por sí solos y por inercia los persigo discretamente hacia la cocina.
—Lo del jugo fue un pretexto —le dice papá a mamá—. Brooklyn Paris vendrá hoy, es más, en unos momentos y me pidió que le cediera un tiempo con Noah, de ser posible y aceptar él toda la tarde. Tuve que acceder, ellos necesitan hablar.
—Entiendo —dice mamá, consternada.
—Brenda Caterina y los niños no pueden enterarse.
—Descuida. No puedo seguir viendo a mi niña sufrir así.
—Ella es joven, Luisa. Lo superará incluso más rápido de lo que podamos llegar a creer.
—Brenda ama a ese muchacho, Felipe. No es un simple enamoramiento, ella lo ama verdaderamente, puedo leerlo en su mirada cada vez que hablamos de él. Sé que lo superará tarde o temprano pero a mí como madre me es difícil verla sufrir en el proceso.
Lo siento tanto, mamá. No era ni es mi intención angustiarte. Lo siento.
—Lo sé, para mí también lo es, por Dios si es mi pequeña. Pero es nuestro deber apoyarla y aconsejarla en cada momento, debemos hacerle sentir que no está sola en este doloroso proceso.
Mamá asiente y ambos se envuelven en un abrazo. Es entonces cuando sé que saldrán y vuelvo al comedor. Poco después salen ellos de allí.
—Me siento un poco indispuesta. ¿Me permiten subir a mi habitación? —les pregunto algo dubitativa cuando los tengo enfrente mío.
—Tienes que comer, Brenda —alega mamá.
—Lo entiendo —agacho la cabeza.
—Si quieres podemos subirle la comida más tarde, Luisa. Le asentará bien descansar —papá coloca una mano en el hombro de mamá. Ella duda unos segundos pero al final accede.
—Está bien. Más tarde te subiré la comida a tu cuarto. Descansa hija, tu padre tiene razón, te asentará bien el hacerlo.
—Gracias, madre —le doy un beso en la mejilla y asimismo a papá.
—Ve querida —dice papá, entonces asiento y me dirijo a mi habitación.
Ni bien entro en ella me recuesto en la cama y suspiro intentando no llorar.
Brooklyn Paris vendrá. Lo hará en unos momentos. Vendrá a ver a Noah. Posiblemente hablen de su pasado en común. ¿Cómo reaccionará él? ¿Qué se dirán? ¿Volverán a estar juntos?
Esa idea me duele mucho y me punza el corazón, a pesar de que sé que eso es lo que tendría que suceder. Ellos estaban a punto de casarse y están en todo su derecho de recuperar los planes que tenían si es que se da el caso. Cierro los ojos e intento dormir, no pensar, poner mi mente en blanco. Pero no lo consigo, escucho unas voces lejanas provenir desde afuera.
Dios, había olvidado que la ventana de mi habitación —ubicada en el segundo piso de mi casa— da la vista hacia el taller. Esos que hablan deben ser Noah y… Brooklyn.
Debo intentar dormir, debo intentarlo…
No puedo. Me es imposible. Sé que no debo dirigirme hacia la ventana, una voz interior me lo advierte, pero mis pies no obedecen a las órdenes enviadas por mi cerebro. Van hacia la ventana inevitablemente.
Y lo que veo allí consigue que el corazón se me parta en aún más pedazos, que las lágrimas como las olas de mar vuelvan a empapar mi rostro.
Se están besando. Se están besando y Noah le corresponde. Le corresponde y con mucho gusto, pues afirma su agarre en la cintura de ella y con la otra le abraza por el cuello para atraerla más hacia él. Luego ella prosigue a estrujar su cabello con su mano y luego con las dos. Esa escena logra destrozarme. Y más aún cuando la distancia de mi habitación al taller no es mucha. Puedo distinguirlos con nitidez.
Cuando yo lo besé no me correspondió, en cambio con Brooklyn sí lo hace y parece disfrutar. No cabe duda que todavía la continúa amando. Y por más que me duela como cuchilla no puedo estar en medio de ellos dos, no es correcto. El beso que se están dando está bien, no tiene nada de malo… excepto para mi pobre corazón.
Debo alejarme, a pesar de lo mucho que me dolerá me alejaré de Noah. Está decidido. Mantener una amistad así no sería sano por el momento.
Lo siento, lo siento mucho Noah. Sé que te extrañará todo esto y querrás que nuestra amistad continúe, pero es por el bien de ambos, por tu bien, para que tú seas felíz. Con las lágrimas en los ojos y mi corazón en la mano te dejo ir, te dejo ir con quien siempre te amó.
Te dejo en libertad.
—~<°>~—
TEMA IV
Brenda Caterina y Noah
Te dejo en libertad
Siento que me desconoces,
siento que tocarme ahora
te da igual. Te da igual.
Cada vez hay más temores,
crece como hiedra la inseguridad.
Y me lastima ver que intentas rescatar,
lo que un día,
en el alma nos unía ya no está.
Aunque estás.
Es momento de afrontar la realidad.
Tú me quieres pero yo te amo,
esa es la verdad.
Tu presencia aquí me está matando,
sentirte a la mitad.
Me he cansado de intentar y no lograr,
que te vuelva a enamorar.
Sé que no me quieres lastimar,
pero tengo que soltarte…
Hoy te dejo en libertad.
No te odio no hay rencores,
simplemente el corazón ya no está.
Tu corazón ya no está.
Se han perdido los colores,
y tus manos no me tratan de buscar.
Y me lastima ver que intentas rescatar,
lo que un día,
en el alma nos unía ya no está.
Aunque estás.
Es momento de afrontar la realidad.
Tú me quieres pero yo te amo,
esa es la verdad.
Tu presencia aquí me está matando,
sentirte a la mitad.
Me he cansado de intentar y no lograr,
que te vuelva a enamorar.
Sé que no me quieres lastimar,
pero tengo que soltarteeeee…
Me hace más daño seguir contigo.
Y ver que aún con mi calor,
tú sigues teniendo frío.
Oh, oh
Tú me quieres pero yo te amo,
esa es la verdad.
Tu presencia aquí me está matando,
sentirte a la mitad.
Me he cansado de intentar y no lograr,
que te vuelva a enamorar.
Sé que no me quieres lastimar,
pero tengo que soltarte…
Hoy te dejo en libertad.
~ HA - ASH
N/A
Se me prolongó el capítulo pero es que estoy súper inspirada por aquí. ¡Muy pronto se vienen nuevas sorpresas! :-D
¿Son #TeamBrooklynXNoah o #TeamBrendaXNoah?
¡Comenten y muchos saludos!
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