Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 11: Te haré recordar

Noah

—Se lo haré saber, de eso no te quepa duda. Aunque todo esto que me estás diciendo debes reiterárselo a ella en cuanto hablen, con el corazón en la mano, Noah.

—Claro que lo haré así, procuraré no hacerla sufrir más con mis palabras. Seré honesto, pero no un patán.

—Confío en ti, sé que hablarás de la mejor manera posible, me lo has demostrado ya tantas veces. Déjame aclararte que sí estoy desilusionado, por lo que te dije, pero decepcionado de ti o de Brenda no. Esto no cambiará nada en la forma en que te veo, ni en cómo nos llevamos, porque sé que no hubo alguna mala intención de por medio y lo que pasó fue totalmente inesperado. ¿Ya te dije que eres como otro hijo para mí?

—Y usted como un padre. Bueno, usted y doña Luisa, son como los padres que no recuerdo.

—Por eso, mi deber es aconsejarte y orientarte en lo que necesites —tras esas palabras lo abrazo con fuerza.

—Gracias. De veras gracias. Le debo ya mucho, mi vida, mi restablecimiento, su apoyo a pesar de yo no merecerlo… En fin, le debo todo lo que soy ahora.

—Noah, no me lo agradezcas a mí —se separa—. Siempre que recuerdes eso agradécele a Dios, porque Él es quien pone a las personas indicadas en tu camino. Nosotros sólo somos unos instrumentos en Sus Manos. Ahora, antes de regresar al trabajo, ¿tienes sed? Hace calor.

—Creo, ¿que sí? —nos incorporamos.

—Voy adentro a buscar algo, ya vuelvo —palmea mi hombro e ingresa al interior de la casa.

Tras un largo suspiro decido que es hora de retornar a trabajar, en lo que don Felipe regresa. Así que me agacho bajo un Ford Escort azul, para reparar su tubo de escape, que se rompió debido al exceso de vibración que producía, esto porque se sujetó mal a través de sus fijaciones, y ahora como he de realizar cambios en el sistema de escape, será necesario cambiarlas.

Espero y esto entretenga mi mente durante toda la jornada. Necesito no pensar. Ya voy como tres minutos en lo que empecé a reparar esto, cuando una voz de la nada me interrumpe.

—Es la primera vez en mi vida que veo un joven mecánico tan apuesto.

Esa voz. Ese tono.

Dios.

Miro a mi lado y veo unos elegantes zapatos rojos de charol y tacón.

Casi hago que el tubo de escape explote en mi rostro. Decido incorporarme para verificar si lo que acabo de oír es real.

En cuanto la veo me quedo petrificado. Es ella. Es Brooklyn Paris.

Pero ya no tiene la expresión seria y asustada de la otra vez, ahora me sonríe y tiene lágrimas en los ojos.

Qué hermosa es su sonrisa.

Y no sólo eso, de ese día a hoy la noto muy cambiada, el cabello ya no lo trae lacio y castaño, sino ondulado y pelirrojo, tampoco ya viste de negro, sino trae un sexy vestido rojo también. Parece que le gusta mucho ese color.

Pero vamos, si le hace lucir más atractiva aún.

Nos quedamos unos segundos en un silencio para nada incómodo, tengo mil preguntas que hacerle y sin embargo no soy capaz de pronunciar palabra alguna. Mi mirada se detuvo en la suya, y ahora que lo noto, a pesar de que sus ojos sean de color chocolate, son preciosos, parecen ser únicos y mucho más con ese brillo tan especial que ahora tienen. Pero no sólo eso, no sé por qué, pero siento que quiero escudriñar algo a través de su mirada, como si sus ojos fueran la contratapa de algún libro y yo quisiera abrirlo.

Con ese recuerdo que tengo de ella —el cual es el primero—, y el ahora verla por segunda vez me hace despertar miles de sensaciones que no sé cómo explicar, siento que mi corazón quiere brincar dentro mi pecho y en señal a eso está latiendo muy acelerado. Además, en el fondo siento —aunque suene descabellado— que me estoy reencontrando con ella, después de haber vivido algo intenso que ahora desconozco.

O tal vez soy yo quien se está poniendo intenso y está imaginando cosas por el shock que me acaba de producir el verla.

—Noah Anderson —dice al fín ella, suspirando, derramando una gruesa lágrima y luego ampliando su sonrisa, la cual luce mucho más hermosa ahora, es digna de un comercial de Colgate—. Pero qué bueno te has puesto.

¿A qué vino ese comentario? Bajo la vista y veo la imagen de casi todos los días, la polera blanca y el oberol jeans que traigo puestos sucios, así como mis tenis, además de mi cabello algo revuelto. A comparación de esta elegante mujer no soy la gran cosa, fácilmente puedo pasar por uno de sus tantos empleados.

—Po, ¿por qué dice eso? ¿Usted me conoció en mi pasado? —pregunta tonta porque es obvio que sí, pero sentí el impulso por preguntar.

Ella asiente afirmativamente.

—Soy…

—Brooklyn Paris —completo por ella—. Yo, perdí la memoria y ese día que nos vimos al irse usted recordé la ocasión en que nos conocimos. Era, en una junta de trabajo donde usted era una posible inversionista.

—Re ¿recordaste los detalles? —pregunta con sumo interés. Asiento como respuesta—. ¿Recordaste lo del ascensor?

—¿Ascensor? No —las mejillas de Brooklyn se tiñen de un leve rojo—. El recuerdo comienza cuando usted tocó la puerta y mi asistente salía a abrirle. Y termina cuando usted y yo nos presentábamos, luego de eso los socios carraspeaban para que nos sentáramos —ella asiente a cada cosa que digo.

—Aah.

Definitivamente, algo importante pasó en tal ascensor. Y otra vez siento el impulso por preguntar.

—¿Qué pasó en el ascensor?

—Aah. Este, sí, tú me preguntabas de qué tal me había parecido le junta y yo pues, te respondía —parece nerviosa a medida que habla. Y ahora está más sonrojada.

No le creo, algo más pasó, estoy seguro. Pero fingiré que le creí e haré el intento de recordarlo por mí mismo.

—¿Exactamente qué detalles recordaste? ¿O fue, un recuerdo borroso y difuminado?

—¿Qué debería recordar? —insisto, algo importante pasó durante o después de la junta. Ahora tengo más preguntas por hacer y respuestas por conocer.

—Esto —responde Brooklyn y me abraza de súbito.

Me deja totalmente anonadado, pero no dudo en corresponderle. Ambos nos abrazamos aferrándonos el uno a otro, inconscientemente buscando no separarnos más desde aquella posición. Yo cierro los ojos y me pierdo en todas las sensaciones que ese abrazo me despertó.

¿Una palabra? Indescriptibles.

Siento este cuerpo tan familiar, el tacto de su piel, su cabello, su manera de abrazar, su aroma… Toda ella.

Es un perfume tan delicioso el que trae puesto, dulzón pero no empalagoso ni muy fuerte. Un aroma que algo en mi interior me dice que la describe a ella.

¿Qué me está sucediendo?

Después de un tan intenso y significativo —por una razón que desconozco— abrazo, nos separamos lentamente.

Yo la tengo casi apegada a mí, la sostengo firmemente desde su cintura. Y ella tiene sus manos tras mi cuello. Nuestros ojos acaban de conectar, nos miramos y no somos capaces de apartar nuestras miradas, es como si un imán estuviera entre ambas, uno que las clava directo en el blanco. Luego por una razón que no sé explicar, como la atracción magnética en física, nuestros rostros van acercándose poco a poco.

………………………………………
Canción de fondo: Me muero por conocerte - Alex Úbago

«Me voy perdiendo en tu aroma, me voy perdiendo en tus labios que se acercan susurrando, palabras que llegan a este pobre corazón. Voy sintiendo el fuego en mi interior…»
………………………………………

Quedamos a milímetros de distancia, aún nos estamos mirando. Nuestros alientos se confunden entre sí. Yo ya no estoy tan consciente de lo que hago pues, así de repente, como un arrebato, ambos atacamos los labios del otro cerrando abruptamente los ojos.

………………………………………
«… Me muero por conocerte, saber qué es lo que piensas, abrir todas tus puertas, y vencer esas tormentas que nos quieran abatir. Centrar en tus ojos mi mirada…»
………………………………………

Soy incapaz de reconocerme. El beso fue bastante repentino y muy diferente al que me dió Brenda Caterina, el de ella era dulce y tímido, algo indeciso, en cambio este es también dulce, pero posesivo y apasionado.

Brooklyn buscó y busca ser la dueña del momento.

El beso no me dejó en shock momentáneamente, ni bien sentí sus labios sobre los míos le correspondí, sin dudar, como si hubiera sido algo que esperaba, algo que recibía diariamente y después de tanto tiempo vuelvo a recibirlo, algo que inconscientemente añoraba mucho.

Muchísimo, creo.

Yo me estoy dejando guiar, pero sin dejar de corresponderle, un poco tímido. Su lengua explora desesperadamente la mía y sus labios muerden gustosos los míos, como a tal cual fruta. No me la creo, de veras que no, pero comienzo a disfrutar esto.

Poco a poco aumento mi intensidad. Reafirmo más el agarre en su cintura con mi mano derecha y la izquierda sube a sostener la parte superior de su cuello, buscando atraerla un poco más hacia mí.

Cuando siento que el aire comienza a faltarme ella profundiza más aún el beso, su lengua se mueve algo rápida a través de mi boca, creo que con eso busca hacerme sentir algo, lo siento así.

De repente su mano estruja mi cabello desde la parte de atrás y aprieta ese mechón. Un buen rato. Luego lo hace con la otra mano, acción que me resulta muy familiar. Por un instante siento un flashback instalarse en mi mente, pero así de repentino como vino, así de repentino se va. Y como si Brooklyn y yo estuviéramos sincronizados nos separamos ambos al mismo tiempo de sopetón.

Estoy agitado y sorprendido, ¿qué era lo que estaba a punto de recordar? Y presiento que tiene algo que ver con la forma en que Brooklyn agarró mi cabello, porque debo admitirlo, esa sensación me encantó y no lo sentí como la primera vez.

Duramos tres eternos segundos mirándonos a los ojos, como si el tiempo se hubiera detenido para nosotros —y vaya que sí lo hizo—, hasta que ella decide hablar.

—Te volviste más tímido —suspira muy profundo—, pero sigues sin besar nada mal. Repito, nada mal.

¿Besar?

—¿Besar? —repito en voz alta mi pensamiento, sorprendido por lo que acabo de escuchar.

—Claro, besar. Besarme. A mí —se autoseñala, con las mejillas levemente sonrosadas.

—¿Cómo? Entre, entre nosotros, ¿sí hubo algo?

¿Será que todo lo familiar que ella me resulta tendrá que ver conque, tuvimos alguna relación? ¿Estuvimos juntos en aquel pasado que olvidé? ¿Fuimos novios? ¿Por eso siento tantas cosas extrañas cuando la tengo enfrente mío? ¿Por eso el beso me gustó tanto?

Ante mi pregunta la veo derramar gruesas lágrimas y esbozar una triste sonrisa.

—Sí. Sí y sí, vaya que sí —se limpia las lágrimas en una mejilla—. Fuimos, podemos ser y tendríamos que continuar siéndolo.

Confirmado.

Pasan unos segundos de un incómodo silencio y esta vez soy yo quien decide romperlo.

—Éramos novios —más que pregunta, sonó como afirmación.

—Nah, qué va —minimiza la situación, haciendo una seña con su mano como tal gatito.

—¿Entonces…? No entiendo.

Me dejó más confundido que nunca.

—Éramos conocidos con derechos —sonríe presuntuosa, limpiándose las lágrimas de la otra mejilla—. Sentimos una atracción fuertísima e intensa y pues, no sé cómo pasó, pero ya lo hacíamos por todas partes, tú me decías que yo era para ti tu "gatita salvaje". Y tú eras mi macho.

Ante sus palabras arqueo una ceja, me cruzo de brazos y sonrío de medio lado.

—Ven —digo y ella se queda anonadada unos instantes—. Ven —reitero mi pedido y entonces ella se acerca más. Volvemos a estar peligrosamente cerca uno del otro. Acerco mi rostro a su oído y susurro—: Esa no me la creo, Brooklyn Paris —y la dejo estupefacta, me alejo de nuevo y puedo notar la sorpresa dibujada en su lindo rostro.

Sonrío triunfante, pero sin arrogancia alguna.

—Estaré desmemoriado, pero algo me dice que quieres mentirme con eso de los conocidos con derechos, eso del macho y la gatita salvaje.

Y se hace el silencio otra vez.

Pasados otros segundos ella se cruza de brazos, echa a reír esta vez dejándome extrañado a mí y comienza a hablar.

—Creo que comienzo a estimular tu buena percepción. ¿Sabes? Mentí a propósito para ver si aún podías distinguir mi mentira de una posible verdad —aminora su risa—. Eres bueno aún en eso, Noah. Perdiste la memoria pero no tu acertada percepción en las cosas, creo. A lo que parece.

—Ni yo lo sabía —río también, pero levemente—. Ya enserio, ¿fuimos novios o, qué exactamente fuimos?

—Prepárate para el shock —inhala hondo y palmea sus muslos, desviando su vista a un lado. Esto aumenta más mi curiosidad, y creo que aquélla se refleja en mi mirada—. ¿Ya estás listo? —vuelve a mirarme.

—Sí —es lo único que atino a responder.

No es cierto, no estoy preparado para conocer esa respuesta, no tengo idea de cuánta sea la magnitud de la importancia que tiene aquélla, de cuán importante haya sido mi relación con Brooklyn Paris. Pero necesito saber.

Saber quién fui, quiénes éramos.

—Estamos comprometidos, Noah —tras unos segundos de suspenso suspira leve y baja la mirada.

—¿Qué? —pregunto en un impulso de sorpresa.

—Que estamos comprometidos —reitera, pero esta vez enseñándome un hermoso anillo de oro con rubíes en su anular derecho—. Tú, tú me lo regalaste cuando pediste mi mano en matrimonio. Luego hicimos planes de boda y… Nos íbamos a casar.

No soy capaz de responder, no soy capaz de hablar, no soy capaz de gesticular palabra alguna… no soy capaz de nada. Esta información me vino como un balde de agua helada. Presentía que Brooklyn y yo tuvimos algo que ver en mi pasado olvidado, presentía que hubiéramos sido novios, tal vez, pero no llegué a imaginar que lo nuestro hubiera llegado a tanto. Al punto de… compartir una vida juntos.

Y si pedí su mano como ella dice, debió ser porque estaba enamorado de ella, porque… la amaba.

La amaba.

La palabra "amor" siempre fue muy grande para mí. Lo es aún. El amor para mí es ágape, sin condiciones, no es egoísta y comienza por el amor hacia uno mismo. Es algo que se vive de manera intensa, pero hermosa. Es cuando uno se siente sincronizado con aquella persona a la cual ama. Cuando se quiere hacerla felíz y se ofrece todo lo posible de sí para ello, siempre procurando su bienestar. Cuando ambas personas están preparadas y felices para compartir una vida juntos, apreciando los defectos y virtudes del otro, conociendo casi todo de sí y que pase lo que pase no se separarán hasta el último día de sus vidas.

Y el enamoramiento no es amor, pero sí es el primer paso y el más importante hacia él. Si es duradero, entonces uno ya se encontrará amando a esa persona tan especial.

¿Acaso yo llegué a sentir amor, aquella palabra pequeña pero con un gran significado por Brooklyn? ¿Llegué a amarla con tal intensidad? ¿Por eso sentí tantas cosas inexplicables con ese beso?

Mi vista baja hacia su anular en el cual porta ese hermoso anillo —pues ya bajó la mano—, y me quedo mirándolo detenidamente.

Es realmente bello y parece que hubiera sido trabajado con mucho esmero y dedicación. Y luce aún mucho mejor en ella. Estando en estas un flashback repentino vuelve a venirme, es distorsionado y hago un esfuerzo para que el recuerdo recién llegado se mantenga. Pero es inútil, se desvaneció de la misma manera que el anterior. Lo perdí.

¡Lo perdí!

—Noah, ¿estás bien? Dime, ¿te sucede algo, quieres sentarte…? —reacciona Brooklyn sosteniéndome suave pero a la vez firmemente del rostro. Encontrándose así inevitablemente nuestras miradas una vez más.

—El amor no se olvida —suelto de repente, creí que había pensado esas palabras, pero por el shock que refleja el rostro de Brooklyn me doy cuenta de que sí las pensé, pero en voz alta.

Es algo que hace unos segundos está rondándome por la mente. ¿El amor se olvida? Pero si se supone que es duradero y eterno, al menos, el verdadero amor. Es algo destinado a permanecer.

Si amé a Brooklyn a tal punto de pedirle matrimonio… ¿Por qué la olvidé? ¿Por qué la amnesia tuvo que borrarla a ella también en mi memoria?

—Noah, yo no puedo afirmar con absoluta certeza que me amabas. Sólo tú conocías tus sentimientos, pero déjame decirte algo, yo creí en cada palabra que me decías, creía ser correspondida por el brillo que adquiría tu mirada cada vez que me veías, cada vez que me hablabas y cada vez que me… En fín, eso —suspira e inmediatamente prosigue—. ¿Y sabes algo? No se siente con la memoria, se siente con el corazón, es ahí donde los sentimientos son depositados. Uno que ama puede olvidar, pero seguirá amando. Y créeme cuando te digo que yo te haré recordar —ruedan algunas lágrimas por su rostro—. Yo me encargaré de que tu amnesia desaparezca.

N/A:

¿Cuántos lectores de QF ya hay? Manifiéstense aquí, que les daré mucho love. ¿Les gusta lo que va de la obra? Y si sí, ¿prefieren escenas hot, candentes y sensualonas, o cursis y de mucho amor? ¿O tal vez de más Misterio/Suspenso? ¿O dramáticas?

¡Los estaré leyendo! Y si tú me lees de veras gracias. Please, no seas fantasma ;-)

¡Saludines y besos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro