Toda historia tiene un principio y un final, ¿verdad?, o eso dicen, Pues siento comunicarte que esta no, sorry, es algo... como te explicaría... ¿Diferente?, sí que tiene un principio como todo en esta vida o en mi trágico caso "mi muerte"...
UPS..., que fallo..., te acabo de espolear toda la historia, (a mí personalmente, me jodía mucho cuando me lo hacían)..., es broma, esto solo acaba de empezar.
Si, para tu interés, estoy muerto, pero no de esos muertos de las películas que arrastran los pies, con el cuerpo lleno de gusanos y la boca desencajada diciendo "cereeebrooo", dejándose los intestinos por el camino con media cabeza reventada..., emmm perdón esa última parte si, pero ya te lo contaré más tarde, ten paciencia.

Para que entres en contexto, nací en 1980 en una ciudad llamada Salzburgo (Austria, frontera con Alemania), y palme, morí, estiré la pata, llámalo como quieras, en 1998, a la tierna edad de 18 años. Serían las 00:30 cuando salía de casa de mi amigo Jaime, después de jugar la partida de rol más legendaria de toda la historia al dungeons & dragons, ¿Qué, que es D&D? (búscalo en Google colega).

Continúo..., como decía, salía de jugar la mejor partida de la historia con Jaime, Noelia, Adrián, Bárbara y Alex, ellos se quedaron a dormir en casa de Jaime, cosa que yo no pude, tenía que ir a cuidar de mi hermana pequeña de 3 años, mi madre trabajaba en el turno de noche en el hospital de Krankenhaus, hacía muchísimas horas y mi padre siempre estaba fuera con el camión por lo que tocaba hacer el papel de hermano mayor, canguro, niñera y cocinero (pero ese fatídico día no llegué a mi destino).
En esos tiempos, jugar al rol, leer comic, contar historias de terror, hablar de ovnis, jugar a la videoconsola eran cosas de frikis y yo cumplía todos los requisitos para ser el mayor friki de la ciudad lo que nos lleva al siguiente tramo de mi minúscula y triste existencia en el mundo de los vivos cuando Tomy y Daniel dos de los abusones del instituto me vieron desde su Ford Mustang GT y me llamaron (como un grandísimo gilipollas yo fui), me convencieron diciéndome que me acercaban a casa, como ya habréis podido adivinar esa no era su intención..., resumiendo me drogaron, me hicieron tragar tal cantidad de pastillas que según el informe del forense podía drogar a un elefante, imaginaros lo que esa mierda hizo conmigo teniendo 50 kg de peso,1,80 cm de altura, asmático y con un soplo en el corazón desde bien pequeño, vamos que me destrozó por dentro, la policía encontró mi cuerpo a unos 3 km de casa con el cráneo reventado y el cerebro hecho puré, después de caer de una altura de casi 20 m, en esta parte si me parezco a los zombis de la noche de los muertos vivientes de "George A. Romero".

Tardaron unas dos horas en encontrar mi cuerpo sin vida, dos horas las cuales pase inmóvil, totalmente paralizado mirando mi cadáver en el suelo con la cabeza totalmente aplastada, los huesos rotos y un charco de sangre que no paraba de crecer, (que ingenuo por mi parte creer que mi cuerpo daría de repente una bocanada de aire y mi corazón se pondría a bombear sangre de nuevo).

Salí de ese estado de shock cuando vi todo mi rededor lleno de luces azules y naranjas, ruidos de sirenas envolviendo cada rincón, fue cuando me dije a mi mismo, "colega estas fiambre, este mundo está hecho para los fuertes y tú has sido débil y cobarde".

Me sentía ligero, todo el peso emocional y corporal había desaparecido, decidí salir de ese entorno, he de ir a casa y si te estás preguntando que como fui, mi respuesta es, ¿andando?, ¿como si no?, eso de tele transportarse solo pasa en las películas.

Cuando llegué vi a una pareja de la policía hablando con mi madre, por el sonido de su llanto, el gesto de sus manos, llevándoselas a la cara, tapando sus ojos y como unos segundos más tarde caía desplomada al suelo, pude deducirlo y sentir su dolor arrodillándome en el asfalto poniéndome a llorar desconsoladamente con lágrimas invisibles. En ese instante descubrí que los muertos podemos sentir dolor Y tristeza.