PASADO (DOS AÑOS ANTES) 2/8
Sábado 18 de abril de 2015
Recibe una llamada.
- Hola, hola, hola...
- ¿Por qué siempre tienes que hacer eso?
- No lo sé, es divertido y es la única forma de que me reconozcas.
- Por favor, eres la única que me llama, sé de sobra que eres tú.
- Está bien. ¿Estás ocupada?
- No, sabes que los fines de semana no hago más que estar en mi casa.
- ¿Eso quiere decir que no te ocuparás en todo el día y tampoco en la noche?
- Sí, a eso me refiero. Ahora dime qué quieres, porque me alteras.
- Cálmate por que tú también haces que yo me altere.
- Exagerada, dime de una vez qué es lo que planeas.
- Salgamos hoy a una fiesta.
- No, estoy cansada y no tengo ánimo.
- Hazlo por mí. Por favor.
- Está bien, ven a mi casa una hora antes y nos arreglamos juntas.
Horas después las dos están en la fiesta. Ella se toma un trago mientras su amiga coquetea con unos cuantos hombres, no sabe si por gusto o por dinero. Cuando ella planea irse, la amiga la detiene.
- ¿A dónde vas?
- A casa.
- Quédate un rato más, apenas son las 10 de la noche.
- No, estoy cansada y aburrida.
- Entonces espérame media hora más y nos vamos –guiña un ojo– tengo un asuntito que resolver –las dos se sonríen, cómplices de una nueva aventura.
Unos minutos después ella se acerca a la barra a pedir otro trago. De pronto alguien le dirige la palabra.
- Muy aburrida la fiesta... ¿No crees? –la voz le suena familiar pero ella piensa ignorarlo.
- Sí, un poco, al menos hay bebida.
- Por lo visto tomas seguido.
- No tanto, pero me gusta.
- Interesante. ¿Cómo te llamas? –ella no sabe qué responder.
- Los nombres no importan, eso es algo secundario.
- Pienso lo mismo que tú –de repente ella voltea a verlo, una brisa fresca los invade. Se miran por un momento, como si no creyeran lo que está pasando. Él intenta romper con ese silencio incómodo y a la vez placentero.
- ¿Nos hemos visto antes? Tu rostro me resulta familiar.
- Pienso igual, pero no creo haberlo visto antes.
Ella no lo puede creer, aunque no le ha visto el rostro en sueños, sabe que es él. Por su voz y por cómo se siente a su lado.
- ¿Qué hace una mujer tan bella sola en una fiesta?
- No estoy sola, de hecho estoy con una amiga.
- Pues no veo a ninguna amiga junto a ti –le sonríe.
- Bueno, es que ella tuvo un asunto que arreglar.
- ¿Así que un asunto? –la mira con picardía.
Los dos se echan a reír. Saben perfectamente qué quiere decir "un asunto" en esa fiesta. Se toman unos tragos mientras hablan de cosas triviales. Se miran, él le guiña el ojo y arde dentro de ellos el deseo. Han pasado 45 minutos y su amiga no aparece.
- Vamos a caminar, lejos de esta fiesta.
- ¿A caminar?
- Sí, a caminar.
- Deja le marco a mi amiga.
El celular de su amiga parece estar en vibración. Decide dejarle un mensaje.
- Listo.
- Perfecto. Ahora vámonos –él le ayuda a ella a ponerse el saco y salen por la puerta trasera.
Caminan por la acera, conversan de las últimas noticias que salen en la televisión, hablan de los países que quieren visitar, sobre su estación favorita del año. Todo eso los hace ver más jóvenes. ¿Qué adulto se preocupa por el color de Marte o Neptuno? Solo ellos dos.
Media hora después, por casualidad, destino o coincidencias de la vida, están es su casa, él la hace pasar a la sala. Ella observa todo, las cortinas son muy finas, hay un pequeño bar, una alfombra acogedora, y sobre uno de los muebles hay una manta doblada color almendra, y cojines color cebra al igual que los muebles. Hay un equipo de sonido que empieza a sonar. Todo le parece hermoso, alguna vez le hubiese encantado vivir en una casa así, con su esposo y sus hijos, lástima que las cosas hayan cambiado tanto.
- ¿Vino, ron, whisky o champagne?
- Whisky está bien. Por cierto, tienes una casa hermosa.
- Gracias por el cumplido –dice él mientras le extiende una copa de whisky.
Beben un poco, luego están sentados demasiado juntos, pero eso no parece incomodarlos en absoluto. De pronto la manta color almendra cae al piso cuando intentan acercarse un poco más, ellos parecen ver eso como una señal. ¿Una señal de qué?
Acomodan un poco la manta en el piso con sus pies, sin pronunciar palabra. Él toma las copas y las acomoda en una mesita a lado de los muebles. Luego acaricia sus mejilla derecha, se acercan un poco, un poco más... se besan. Quizá por el alcohol o las circunstancias pero ellos se olviden de todo y ceden. Él pone una es sus manos en sus caderas y con la otra le acaricia el cabello, ella que al principio estaba quieta, como cuando está con sus clientes, ahora las cosas cambian y rodea con sus brazos el cuello de aquél caballero del cual no sabe ni su nombre, está ahí con un perfecto desconocido.
Deja de acariciarle el cabello y la levanta para luego poder recostarla sobre aquella manta. Ella lo besa en el cuello, sin darse cuenta que está repitiendo el mismo procedimiento que usa con sus clientes, él por el contrario, la trata como no ha tratado a nadie, siente que ella es especial, lo ha hechizado con su vestido color negro que le queda sobre las rodillas. Inconscientemente ella toma su mano y la coloca sobre el cierre de su vestido y él se arriesga a bajarlo. La despoja de su vestido, a ella yo le da pena que él la vea desnuda. Él se quita su pantalón, ella se sienta frente a él mientras entrelaza con sus piernas sus caderas y procede a quitarle su camisa, aunque eso debía ser lo primero que le quitara, pero ella decide por una vez en su vida, dejar de seguir el protocolo. Le desabrocha los botones, uno por uno, siete botones en total, entonces se lo quita lentamente mientras él le besa el cuello, algo complicado. Ella se aleja un poco y empieza con sus manos a tocarle el torso, él se siente complacido, se siente tan bien por una vez después de tanto tiempo; no recibir pago alguno más que el sentirse deseada.
- Te ves hermosa –ella lo mira con los ojos brillantes, y traga saliva lentamente, le duele escuchar esas palabras y a la vez la pone feliz saber que después de tanto tiempo ha encontrado a alguien una noche cualquiera y se ha dejado amar.
- Shhh –le dice ella mientras pone un dedo sobre sus labios– no hables, solo dejémonos llevar.
Ella sigue rodeando las caderas del hombre con sus piernas, mientras él la recuesta y le quita el sostén y se despojan juntos de su ropa interior.
La posición en la que se encuentran es perfecta tanto para él como para ella. Entonces la penetra mientras una canción suena en el equipo de música... Es una canción de Ricardo Arjona titulada "Tarde" que ella disfruta tanto como el placer que aquél hombre le hace sentir. Antes de perderse en el climax, logra disfrutar de una fracción de la canción, que es lo único que recordará el día siguiente.
"Y ahí va uno de tonto, por desesperado,
confundiendo amor con compañía.
Y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja,
te hace escoger con la cabeza lo que es del corazón"
Después de que todo ha terminado, están exhaustos. Él está junto con ella sobre la manta que está colocada sobre le alfombra, son las dos de la mañana, él la besa en la frente, ella se siente feliz, tranquila, se siente como no se ha sentido hace 12 años. No pasan ni cinco minutos y ellos deciden quedarse dormidos ahí, desnudos, sobre esa manta.
~Nota~
GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTÁN LEYENDO ESTA HISTORIA. LOS QUIERO DEMASIADO..
UN SALUDO ESPECIAL A MI FAN Y BUENA AMIGA MACU, ANGELITO Y PAULA, POR LOS CUALES ESTOY ACTUALIZANDO. NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR.
Los adoro. Actualizaré pronto. ♥
Att: G }Ï{
Psdta: Lamento si existen algunos errores ortográficos, es que aún estoy editando el libro.
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