Capítulo V
Capítulo V
[...]
¡Hoy voy a ver a Anya! ¡Estoy tan emocionada, no sé qué pueda ocurrir! Aun así, ya se me ocurrieron algunas cosas que podría hacer con Anya.
[...]
Yor camina por Eden en busca de Anya, con pasos llenos de determinación y corazón acelerado. Al llegar a un salón, logra escuchar la voz de Anya resonando desde adentro, mezclada con otra.
— Anya —llama Yor al entrar al salón, su voz cargada de expectación y emoción. Y allí, frente a él, se encuentra... Yor observa a un caballero de cabello rubio y ojos azules compartiendo risas con Anya, y su corazón se estremece con un torbellino de emociones.
— Anya —vuelve a llamar Yor, su voz cargada de esperanza y sorpresa.
Loid se sorprende al escuchar la voz familiar de Yor, y al girarse hacia ella, sus ojos brillan con lágrimas contenidas.
— Yor... —susurra Loid, con un nudo en la garganta y el corazón latiendo con fuerza.
La mirada de Yor se llena de incredulidad al encontrarse con los ojos de Loid, quien parece ser idéntico a aquel que había visto en sus sueños.
— L... Loid... —balbucea, su voz apenas un susurro cargado de emoción y asombro.
[...]
Loid y Yor se encuentran afuera de la escuela, sentados en una banca, con el peso del pasado y la incertidumbre del presente colgando en el aire entre ellos.
— Debes estar preguntándote qué está pasando, ¿verdad? —comienza Loid, con una mirada cargada de nostalgia y arrepentimiento.
Yor asiente, con una expresión de curiosidad mezclada con un dejo de resignación.
— Sí, aunque ya tengo una idea de qué podría ser —responde Yor, su tono de voz revelando una mezcla de emociones.
Sus ojos se encuentran en un silencio cargado de significado, y finalmente Yor toma la iniciativa.
— Loid, ¿por qué nos dejaste? ¿Por qué no recordaba a mi familia? —pregunta, su voz reflejando el dolor y la confusión que ha estado guardando en su interior.
Loid suspira, consciente de que las respuestas que busca Yor no son fáciles de dar.
— La verdad es que no sé por dónde empezar —admite Loid, su mirada perdida en un horizonte lleno de recuerdos dolorosos.
Yor lo escucha en silencio, esperando pacientemente a que Loid encuentre las palabras adecuadas.
— ¿Qué tal si comenzamos por... cómo nos conocimos? —propone Yor, esperando abrir una ventana hacia el pasado que les ayude a entender el presente.
Loid sonríe con tristeza ante el recuerdo de aquellos días felices que ahora parecen tan lejanos.
— Cuando estaba con Anya en una sastrería, te vi a ti —comienza Loid, su voz cargada de nostalgia—. Pensé que eras hermosa, nunca antes me había sentido así, pero al verte, sentí algo dentro de mí. Cuando nuestras miradas se cruzaron, supe que tenía que conocerte.
Yor escucha atentamente, dejando que los recuerdos fluyan a través de ella.
— Después de ese encuentro, me pediste que fingiera ser tu novio para una fiesta, y yo acepté con la condición de que fingieras ser la madre de Anya —continúa Loid, su voz llena de melancolía—. Pero con el tiempo, esa mentira se convirtió en algo más. Terminé enamorándome de ti, Yor. Te quería de verdad, incluso llegamos a casarnos.
Las palabras de Loid dejan a Yor sin aliento, asimilando la magnitud de lo que acaba de escuchar.
— Entonces, ¿tú y yo estamos...? —balbucea Yor, su voz apenas un susurro cargado de incredulidad.
Loid asiente con tristeza, confirmando lo que ambos ya sabían pero que necesitaban escuchar en voz alta.
— Estamos casados —responde Loid, su voz resonando con un eco de lo que una vez fue.
La sorpresa y la confusión inundan el rostro de Yor mientras intenta procesar esta revelación.
— Pero entonces, ¿por qué de repente te olvidé? ¿Por qué te fuiste? —pregunta, con una mezcla de desesperación y anhelo en su voz.
Loid suspira, preparándose para abordar una parte de su pasado que ha mantenido oculta durante demasiado tiempo.
— Lo siento, no puedo decirte por qué no recuerdas, pero puedo contarte por qué me fui —responde, su voz llena de pesar y remordimiento.
Yor asiente, con los ojos fijos en los de Loid, esperando desesperadamente las respuestas que ha estado buscando durante tanto tiempo. Loid toma una profunda inspiración antes de continuar, sus palabras cargadas de una mezcla de dolor y determinación.
— Tuve algunos problemas, Yor. Personas me estaban buscando, y, sumado al trabajo, tuve que marcharme por un tiempo para resolver esos problemas —explica Loid, su voz temblando ligeramente bajo el peso de los recuerdos dolorosos.
Yor escucha en silencio, absorbiendo cada palabra con una mezcla de incredulidad y comprensión creciente.
— Sin embargo, quiero que sepas que nunca me separé de ustedes. A Anya le pagué la colegiatura y a ti te compré un departamento donde vivir. Aunque estuve ausente físicamente, siempre estuve presente en sus vidas, cuidando de ustedes desde las sombras —confiesa Loid, su mirada llena de remordimiento por el dolor que ha causado.
Yor absorbe estas revelaciones con asombro, sintiendo una oleada de emociones encontradas. La comprensión comienza a abrirse paso a través de la neblina del dolor y la confusión que ha rodeado su mente durante tanto tiempo.
— Entonces... todo este tiempo... tú estabas ahí, cuidando de nosotros... —murmura Yor, su voz apenas un susurro, mientras las piezas del rompecabezas comienzan a encajar lentamente.
Loid asiente con tristeza, su corazón pesado por el peso del pasado y las decisiones difíciles que ha tenido que tomar.
— Sí, Yor. A pesar de todo, siempre estuve ahí. Y aunque lamento profundamente el dolor que te causé al marcharme, espero que puedas perdonarme algún día —responde Loid, su voz llena de anhelo por una reconciliación que parece estar siempre fuera de su alcance.
Yor siente un nudo en la garganta mientras lucha por procesar toda la información que acaba de recibir. Las emociones se agolpan en su pecho, pero en medio de la confusión y el dolor, una chispa de esperanza comienza a encenderse en su interior.
— Loid... no puedo prometerte que pueda perdonarte fácilmente, pero... estoy dispuesta a intentarlo. Porque, a pesar de todo, eres parte de nuestra historia, de mi historia... y eso no puedo ignorarlo —declara Yor, su voz firme a pesar de la fragilidad que siente en su interior.
Loid mira a Yor con gratitud y esperanza en sus ojos, una pequeña luz brillando en la oscuridad que ha rodeado sus vidas durante tanto tiempo.
— Gracias, Yor. Eso es todo lo que puedo pedir —responde Loid, su voz llena de gratitud y alivio.
Los dos se quedan en silencio por un momento, absorbidos en sus propios pensamientos y emociones. Pero a pesar de los desafíos que enfrentan, hay una sensación de paz y renovada determinación que empieza a crecer entre ellos, un rayo de esperanza en un horizonte antes oscuro y desconocido. Yor contempla a Loid con una mezcla de emociones, sintiendo el peso de los años de separación y la promesa de un futuro incierto.
— Loid... —comienza Yor, su voz temblorosa con la intensidad de sus sentimientos—Yor silencia a Loid con un dulce beso en los labios, dejando a Loid sorprendido.
—¿Por qué? ¿A pesar de que no estuve contigo, aún sientes eso por mí? —Loid y Yor se separan del beso, sus miradas se encuentran en un intenso intercambio.
—¿Por qué? ¡Si yo te abandoné! —Yor sonríe.
—Porque yo... Yo te amo, Loid. Siempre lo he hecho. Recuerdo nuestras promesas en el altar, prometimos amarnos y respetarnos. Y eso es lo que hago. Tú has hecho hasta lo imposible por estar con nosotras, por apoyarnos desde lejos. Por eso, y por muchas cosas más, estoy agradecida contigo, Loid. Nunca te dejaré ir de nuevo —dijo Yor con una sonrisa dirigida a Loid. Él sonríe.
—Gracias, de verdad. Gracias por aceptarme, Yor —dijo Loid mientras abrazaba a Yor y la besaba. Anya, observando desde lejos, sonríe al ver la escena.
—Parece que todo irá bien, ¿no? —Anya miró a 007, quien estaba de paso para llevarla de vuelta a su universo.
—Gracias por acompañarme hasta aquí Anya miró a 007, quien estaba de paso para llevarla de vuelta a su universo.
—Gracias por acompañarme hasta aquí —dijo Anya, dirigiendo su mirada hacia 007.
—No fue nada. Bueno, me voy. Tengo que cuidar a mis hijos, los dejé solos. Y recuerda lo que te dije, ¿eh? —dijo 007, sonriendo y despeinado el cabello de Anya tras frotarlo un poco. Anya asiente.
[...]
Anya caminaba por unos pasillos blancos, confundida.
— ¿Dónde era? ¡Ya lo perdí! —piensa Anya, mirando por todo el lugar. De pronto, logra divisar un cuarto alumbrado.
— ¡Ahí es! —dice Anya mientras entra al cuarto y ve a Loid vestido con un traje de novio negro.
— ¿Qué pasa, Anya? —dice Loid, mirando a Anya. Anya se acerca a él.
— ¡Papá, ¿qué esperas?! ¡Ya solo quedan cinco minutos para que inicie y tú todavía no estás aquí! —le grita Anya, y Loid abre los ojos sorprendido.
— Maldito Frankie, se supone que él me avisaría. ¡Rápido, Anya, vámonos! —dice Loid mientras sale con el traje puesto, y Anya le sigue corriendo.
—¿Cómo es posible, padre? —
—Tsk, ¡no lo sé! —
[...]
Yor estaba con un vestido de novia frente a la puerta, a punto de entrar.
— ¿Por qué no vendrá Loid? ¿Será que se arrepintió? No, no creo —justo en ese momento, Yor ve cómo Loid cae al suelo, pero se levanta rápidamente y se para frente a ella.
— ¡Aquí estoy! —dice Loid mirando a Yor.
— Wow, te ves muy hermosa. Demasiado hermosa. ¿Eres casi una diosa? —dice Loid.
— ¿Eh? ¿Lo soy? —Loid la mira con una gota de sudor.
— Sí lo eres. Eres mi diosa —dice Loid, besando a Yor.
— ¡Cof, cof! Disculpen, pero ya va a empezar —dice Anya, y ambos se separan. Y así, las puertas se abren y Loid entra junto con Yor.
[...]
Nunca pensé que esta ilusión, esta familia efímera, se convertiría en una realidad tangible, en un sueño hecho carne. Nunca creí que este tejido de engaños y apariencias se transformaría en verdad. Jamás imaginé que me sumergiría en el abismo de tus ojos, Yor, que encontraría en ti el refugio de mi alma. Pero ahora, de nuevo aquí, listo para unirme a ti en matrimonio una vez más, puedo afirmar que no solo me casaría contigo una y mil veces, sino que lo haría por toda la eternidad. Porque eres el amor que trasciende el tiempo y el espacio, el faro que guía mi corazón en la oscuridad del universo.
[...]
La gente, expectante, observaba la escena con ojos curiosos.
— ¿Por qué? No pude ganar tu corazón, Loid. Me rindo... Esta vez, Yor, has triunfado —pensó Fiona— ¡Felicidades! —
—¡Maldito Loid! ¿Cómo te atreves a arrebatarme a mi hermana? ¡Tsk, esta vez ganaste, pero la próxima te venceré! —grito Yuri frustrado.
— Señor Loid Forger, ¿acepta a Yor Briar como su futura esposa para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? —pregunta el padre, y Loid asiente solemnemente.
—Acepto —responde Loid.
—Y Yor, ¿aceptas a Loid Forger como tu futuro esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?
— Acepto —afirmo Yor.
— Entonces, pueden besarse como esposos —dijo el padre, revelando su identidad como Frankie. Loid besa a Yor con pasión desbordante.
— Yo... —pensó Loid.
— Yo... —pensó Yor.
— Yo te amo —pensaron ambos. Y con ese beso, sellaron el final de un capítulo, como si el destino mismo hubiera tejido los hilos de sus vidas para unirlos en ese instante. Los oscuros nubarrones del pasado se disolvieron como humo, dejando tras de sí solo un suave aroma a nostalgia. Ya no había lágrimas que derramar, solo sonrisas que danzar en el aire fresco del nuevo amanecer.
Era el tiempo de sonreír, de sentir la caricia del sol en la piel y el susurro del viento entre los cabellos. Era el momento de dejar atrás las sombras y abrazar la luz, de caminar juntos por senderos llenos de promesas y esperanzas. Se miraron a los ojos, dos universos que se encontraban en un mismo punto del tiempo y el espacio. Azul y rojo, colores que se entrelazaban en un baile eterno de amor y complicidad. Unidos, no solo por el presente, sino por cada día que vendría después. Y así, permanecieron así, entrelazados en un abrazo eterno, navegando juntos por el océano de la vida, enfrentando cada desafío con la certeza de que mientras estuvieran juntos, nada podría derribarlos. Porque ese beso no solo marcó el fin de una etapa, sino el comienzo de una historia sin fin, escrita con las estrellas en el lienzo infinito del universo.
"¿Quién es Loid?" Ahora podía responder a esa pregunta. La respuesta era: ...
Mi esposo, Loid.
— FIN —
Escrito por: Trenderguarr
Editado por: Renderguarr
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