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"EPÍLOGO"

Siete meses después

Santiago

— ¡¿Qué estás qué?! — vuelve a preguntarle Mariana a su hija con la sorpresa pintada en la cara. Tanto ella como el resto de los presentes, a excepción de mi familia, están anonadados. Yo solo me rio de sus reacciones.

Siete meses han pasado desde que le pedí a Alanna que se casara conmigo. El día de la boda fue uno de los mejores de mi vida. Mi chica se veía espléndida con su precioso vestido y esa sonrisa que me ha desarmado desde la primera vez que la vi. Siempre supe que ella sería muy especial y aunque haberla hecho sufrir todavía me duele, la realidad es que no cambiaría nada. Cada instante a su lado me parecía mágico y cada palabra que intercambiábamos era como un sueño.

— Mamá creo que es como la tercera vez que me haces repetir lo mismo — dice Al exasperada poniendo los ojos en blanco.

— Que esperabas hija, una noticia de esa magnitud no la puedes decir como si nada y no esperar que nos sorprendamos — le dice su otra madre Olivia. Yo no interfiero, esto es algo que deben hablar entre sí, le corresponde a mi mujer (como me gusta esa palabra) decirlo como en su momento me correspondió a mí.

— Lo sé, lo sé — dice Alanna suspirando— Es una noticia maravillosa...yo... todavía no lo puedo creer — dice y los ojos se le llenan de lágrimas.

La atraigo hacia mí abrazándola para darle ánimos. Nos encontramos en nuestra casa, esperando la llegada del año nuevo, rodeados de nuestros familiares. Es increíble que ya sea 31 de diciembre, el camino no ha sido sencillo y, sin embargo, no puedo evitar recordar los sucesos con nostalgia. Al vuelve a respirar y entonces repite la noticia con una gran sonrisa, porque sé que a pesar de todo todavía le cuesta asimilarlo un poco:

— ¡Estoy embarazada! — todos se levantan instintivamente y la alejan de mis brazos para abrazarla. No entiendo por qué no lo hicieron la primera vez, pero bueno, los seres humanos somos muy raros y solemos reaccionar de formas distintas en ciertas ocasiones. Descubrimos el estado de Alanna hace un mes y aunque al principio nos sorprendió, pues no lo esperábamos, no podemos estar más que felices con la noticia.

— Felicidades cuñado — me dice Pedro, su hermano menor.

— Gracias — le digo con alegría y poco a poco agradezco las felicitaciones de todos. Luego de nuestra luna de miel regresamos a casa y por raro que parezca no nos costó mucho acostumbrarnos a nuestra nueva situación. Ella continúa organizando espléndidas bodas y yo sigo mejorando día a día como chef. Todos los momentos al lado de la mujer que amo son maravillosos. Luego de que todos asimilaran la noticia la dicha volvió a reinar en el ambiente y seguimos festejando el último día del año.

— Es increíble que este año este por llegar a su final — me dice mi mujer sentándose en mi regazo y dándome un beso en los labios. Me recreo en su sabor y su textura, jamás me cansaré de saborear sus labios. Son dulces y cálidos como ella.

— Es cierto, han pasado tantas cosas — le digo luego de un rato de besarnos.

— Este se ha convertido en el mejor de mi vida — dice acariciando mi mejilla — Conocerte es lo mejor que me ha pasado nunca. Aún no logro entender como no me di cuenta de tu presencia hace tanto tiempo.

— Yo me alegro de que no lo hayas hecho, porque de esta forma pude sorprenderte y hacer que el amor entre nosotros creciera.

— Tienes razón, cada vez que recuerdo los últimos meses, muchos sentimientos se enredan en mi interior y ahora de ese amor tan inmenso que nos tenemos, nacerá algo maravilloso — dice posando su mano en su barriga. Yo la imito y sonrío alegremente.

— Te amo Al y siempre lo haré — le digo acercando mis labios a los suyos.

— Yo también te amaré siempre — dice acortando la distancia y volviéndome a besar.

El resto de la noche se va entre pláticas, bailes y risas. Me encanta estar rodeado de tantas personas que amo y que desde el principio me apoyaron a seguir adelante y me animaron en los momentos de duda. Hubo muchas ocasiones en la cuales quise contarle la verdad a Al y acabar con su sufrimiento, sin embargo, su familia y la mía me convencieron de que hacía lo correcto y que al final todo el esfuerzo valdría la pena.

Ahora, mientras veo a mi mujer conversar con mi hermana sobre ropa de bebé, no puedo evitar agradecerles por todo, porque ellos tenían toda la razón. Al final las lágrimas, las alegrías y tristezas valieron la pena por tal de tener a esta maravillosa mujer a mi lado. Alguien que alegra mis días, me llena de energía y me incita a ser mejor persona. Cuando la cuenta atrás, para finalizar un largo año, está por empezar agarro a mi mujer de la mano aprovechando que todos están distraídos y la llevo hacia nuestra habitación.

— ¿Qué haces cariño? — me pregunta con una sonrisa traviesa en los labios. No le respondo, solo pego su espalda a la puerta cuando la cierro y beso con pasión sus labios. Me estoy muriendo por estar con ella, ese vestido tan condenadamente sexi que eligió me ha estado torturando toda la noche.

— ¿Sabes que me has estado torturando toda la noche mi reina? — le digo con la respiración irregular cuando separo nuestras bocas.

— Mmmmm, me alegra haber logrado mi objetivo, mi caballero — dice introduciendo sus manos por debajo de mi camisa y acariciando mi espalda. Cierro los ojos ante las sensaciones que me provoca su tacto.

— ¡Empieza la cuenta atrás! — oímos que gritan en la sala. Alanna y yo nos miramos antes de empezar a besarnos con mayor deseo.

— 10, 9, 8...— corean a coro mientras alzo a Al de la cintura y ella enreda sus pies en la mía y sus manos en mi pelo profundizando el beso — 7, 6, 5... — me separo de sus labios para besar su cuello, ella inclina la cabeza para darme más acceso. Joder me encanta su olor y su sabor — 4, 3, 2, 1.

— ¡Feliz año nuevo! — vuelven a gritar en la sala y yo levanto la vista para mirar el rostro sonrojado de mi espléndida esposa. Ella al ver que dejo de besarla abre los ojos y me mira con pasión. No puedo contenerme y vuelvo a besarla con más deseo y en vez de felicitarla le digo algo que nos ha marcado a ambos y que se ha convertido en un juego entre los dos, que nos llena de emoción y nos recuerda los viejos tiempos.

— Mi reina hermosa— digo al despegar nuestros labios y mirándola con intensidad a los ojos— ¿Quién es la novia? — ante mis palabras ella sonríe abiertamente.

— ¿La novia mi galante caballero? — pregunta inclinándose para rozar mis labios y dirigirse a mi oído antes de responder en un lento y provocativo susurro — La novia, soy yo — y con esas palabras la vuelvo a besar y llevarla a la cama.

Jamás nada me hará dejar de amarla y hacerla feliz el resto de nuestras vidas y sé que Alanna piensa igual que yo. Todos los instantes la haré feliz y no dejaré que vuelva a llorar, por lo menos no de tristeza.

Al rato, luego de haber hecho el amor y estar exhaustos, pero felices, nos miramos a los ojos y sonreímos.

— Te amo mi galante caballero — dice acariciando mi mejilla.

— Te amo mi preciosa reina — le digo y vuelvo a besarla con la certeza de que siempre seremos muy, pero muy felices mientras estemos juntos.

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Hola, y aquí termina esta historia. Debo decir que me ha encantado escribirla. Investigar sobre las bodas, crear escenas para ambos... ha sido toda una experiencia.

¿Qué les pareció el final?

Espero con ansias vuestros comentarios.

Espero que les haya gustado y que me sigan en mis próximos proyectos. Hasta la próxima. Los quiero 💞

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