Capítulo 8~"¿QUÉ HACER CUÁNDO AMAS A ALGUIEN Y OTRO TE AMA A TI?"
Santiago, Santiago, Santiago, no me canso de repetir su nombre. Es tan agradable estar enamorada, tan mágico. ¿Cómo sabemos si alguien nos gusta?, eso es fácil. Si es la primera persona en quién pensamos ya estemos triste o felices, melancólicos o tranquilos, si deseamos estar siempre a su lado, si tu corazón se acelera con tan solo verlo, si sientes algo extraño en el estómago, entonces, esa persona es la elegida por vuestro corazón.
El mío lo eligió a él, sin embargo, tengo un largo camino por delante si deseo hacerle entender que soy la mitad que lo completa. Ahora mismo me siento como el individuo que me envía las notas y las flores. Estar enamorados y no poder decirlo es estresante.
Ha pasado una semana después de la fiesta en mi casa en la cual he decidido empezar a cortejarlo y sí, no has leído mal estamos en el siglo XXI, la era moderna, por tanto, las mujeres también pueden cortejar a los hombres e incluso dar el primer paso si queremos estar con ellos. Quiero conquistarlo, deseo tenerlo solo para mí. Lo primero fue enviarle un mensaje para quedar el domingo por la mañana para dar un paseo.
El viernes tengo otra boda, complicada claro, la novia está embarazada y como es de esperar no le sirve el vestido. Tuvimos que improvisar de último minuto, cambiar el pescado por bistec pues le daba náuseas. La dama de honor se fracturó un pie y no iba a poder venir, tuvimos suerte pues a Ángela le quedaba el vestido. Eso lo solucionó todo, más o menos.
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Ya es domingo, estoy nerviosa. Primero le hablé a Robbie ayer y le pedí dejara las rosas y la nota en la ventana de la casa si es que mi admirador secreto decidía enviarme algo este domingo como el anterior. Me puse un vestido de tirantes azul fuerte con tiras cruzándose sobre el pecho dejando entreverlo un poco, en forma de tubo hasta el muslo, unas zapatillas negras y una trenza china. Estoy colocándome las argollas de oro cuando suena el timbre.
Con el corazón a mil y las pulsaciones desbocadas abro la puerta para encontrarme todo un manjar para la vista. Santiago lleva un pulóver gris con una cazadora negra sobre este mostrando sus perfectos brazos y su magnífico bronceado, un pantalón a medida y el pelo, algo más largo que la última vez, revuelto por el casco.
- ¿Me veo mal? - me pregunta al ver que lo miro un largo rato sin pronunciar palabra.
- No....no para nada, al contrario, estás divino- digo sin poder evitarlo.
- Gracias, pero para divina tú. Pareces una estrella recién salida de Hollywood.
- Gracias- le digo aceptando su halago. Entramos juntos en la casa, lo invito a una cerveza mientras me cuenta las últimas novedades antes de salir para un local donde puedes sentarte a disfrutar del helado. Me encantan los helados y cada vez que voy como bastante, según me cuenta tenemos eso en común.
Al llegar nos llevan a una mesa cerca de la ventana con una hermosa vista. Pedimos varias ensaladas mixtas y mientras las degustábamos charlábamos animadamente.
- Tienes...tienes a ver- le digo acercando el índice a su cara para quitarle un poco de helado arriba del labio superior. Luego lo llevo a mi boca y lo pruebo, era de menta. El solo se ríe de mi gesto- Parecía que te había salido un bigote verde.
- Gracias- dice guiñándome un ojo y cogiendo mi mano para besarme en los nudillos. Le dedico una dulce sonrisa.
- Cuéntame ¿cómo te sentiste al verte dueño de un restaurante?
- Para ser sincero no fue tan extraño. Francisco me estuvo entrenando desde mi ingreso como cocinero. Al no tener heredero me eligió a mí para dejármelo una vez no estuviera. Solo que no esperé fuera tan pronto- añade suspirando con la mirada triste.
- Lo siento, créeme cuando te digo que él te cuida desde el cielo y vigila por tu seguridad- digo poniendo mi mano sobre la suya. Al encontrarse nuestros ojos detecté un brillo extraño en estos, pero no supe descifrar el qué.
- Gracias, son palabras muy bellas- dice acariciándome el dorso de la mano haciéndome sentir un agradable cosquilleo- Y tú ¿qué tal fue sentirse dueña de una empresa?
- Al principio fue extraño y complejo. No estaba tan preparaba como creía. Aun así, con el apoyo de mi familia y amigos pude lograrlo. Dime ¿has hecho algún platillo nuevo últimamente?
- Pues sí uno o dos, nadie los ha probado. Todavía estoy en proceso de mejorarlos, quiero que sean perfectos.
- Cuando los termines aquí me tienes, quiero ser la primera en probarlos.
- Lo serás, te lo prometo.
Al terminar decidimos visitar El Planetario. El Planetario es uno de los lugares que más me gustan de toda Cuba. Cuando era pequeña quería ser astrónoma para poder estudiar las estrellas o si no astronauta; uno de mis mayores sueños era visitar la Luna. Cuando veía un programa en la tele o un dibujo animado sobre personas caminando en ella le decía a mi madre: "Yo también iré a la luna y podré volar como ellos".
En ese entonces yo no sabía que ellos no volaban y que era la falta de la fuerza de gravedad la cual los hacía flotar. Yo creía que todos los que visitaran el espacio podrían volar para siempre. Muchas veces me imaginaba recorriendo la inmensidad del espacio en un cohete, visitando los demás planetas, convirtiéndome en la primera que los viera y sí, en aquel entonces pensaba que conocería extraterrestres.
A medida que fui creciendo descubrí que los alienígenas no existen (¿o sí?, eso todavía está por verse) y que para ser astronauta debía pasar unas pruebas que de solo imaginarlas me daban náuseas. En cuanto a ser astrónoma... debí dejarlo ir con un profundo dolor en el corazón, la física y yo no éramos muy amigas y para esta carrera es sumamente importante. Por tanto, debí conformarme con visitar este lugar y dedicarme a dejar volar mi imaginación. Por suerte, poco después descubrí mi amor por las bodas y pude dejar atrás esa traumática ruptura.
- Es hermoso aquí dentro- me susurra Santiago al oído para que solo pueda oírlo yo. Estamos en la Luna, sí, como lo imagináis, mi sitio preferido de todo el lugar.
- ¿Verdad? A mí me encanta. Aquí puedes ver los planetas como si estuvieras allí, así no hay que salir de la atmósfera terrestre.
- ¿Te da miedo abandonar la Tierra para explorar otras galaxias?
- Para nada- le digo segura- Lo que me da miedo es toparme con extraterrestres o bichos horribles de esos que habitan allá afuera y que quieran comerme. Soy demasiado suculenta y no podrían resistirse a probarme- la carcajada que soltó Santiago fue tan grande que el grupo en el cual íbamos se volvió a vernos- Shiii- le digo poniéndome roja, odio ser el centro de atención.
- Es difícil estar callado cuando tengo a alguien tan apetecible cerca, ¿no te parece? - preguntó acercando su rostro al mío. Tragué saliva nerviosa, me encantaba tenerlo cerca, pero mi corazón se aceleraba tanto que temía que pudiera oír sus fuertes latidos.
- Mmmmm- es mi respuesta, me cuesta pronunciar alguna palabra. Él se ríe antes de rodear mis hombros con su fuerte brazo para ponernos a caminar. El grupo se alejaba y nos dejaba atrás.
- Dudo que los horribles bichos te quisieran comer.
- ¿Crees que no me comerían?
- Para nada, estoy seguro que con solo verte te devorarían.
- ¿Entonces? ¿Por qué dices que no me comerían si piensas eso?
- No me dejaste terminar chica suculenta- dice riéndose por lo bajo. Le doy un codazo en las costillas que lo hace volver a reírse- Lo que quise decir es que yo no lo permitiría- aproximando su rostro al mío me susurra- Siempre te protegeré, eres mi amiga y mientras estés conmigo nadie te lastimará jamás- con esas palabras me toma de la mano y acelera el paso.
"¡Pero yo quiero que me veas como novia no como amiga! ¡Por Dios Santiago date cuenta de eso rápido!" pienso suspirando. Me pregunto si tendré que esforzarme mucho para que me vea de forma diferente, ojalá no sea así.
Un rato después, luego de recorrer completamente cada planeta y sus maravillas nos encaminamos a la salida. Me encantó visitar uno de mis lugares preferidos con él. Es como si compartiera una parte importante de mi vida, es como mostrarle partes de mi alma que no todos ven, pero que me encanta enseñárselas. Debería asustarme estas ansias de desnudar mi alma ante Santiago, sin pensar en si terminaré lastimada, sin embargo, es algo que no puedo evitar, me sale natural. Con el chef que se robó mi corazón, no me veo obligada a fingir ser alguien que no soy o mantener unas apariencias que llegan a cansarme. Es triste que nos de miedo mostrarnos tal cual somos por temor a ser juzgados o apartados por la sociedad. Hablando de la sociedad...
- Así como ha avanzado el mundo con viajes espaciales a la hermosa Luna, esa Luna que me encanta y la cual inspira a millones de escritores diariamente, también lo ha hecho la sociedad. Puede que a paso lento, pero seguro- pienso en voz alta mientras nos encaminamos a la salida, directo a otro sitio ¿Cuál? No tengo ni la mínima idea, pero mientras sea en compañía de mi caballero de la brillante armadura, sería capaz de ir al fin del mundo.
- Llevas razón al decir que ha avanzado. Con solo decir que en el pasado las mujeres debían someterse a las decisiones y maltrato de sus esposos mientras hoy en día incluso son ellas las cuales los someten, te lo digo todo- ambos nos reímos ante el comentario. Ha habido muchos de esos casos.
- También en muchos lugares todavía se ejerce la poligamia. Ya sabes, un hombre para varias mujeres.
- Hummm, eso me gusta. Dime dónde es e iré a vivir allí- le dedico una fiera mirada- Tranquila, solo bromeaba- dice besando mi mejilla, suspiro.
- Una vez una persona muy querida me dijo algo muy gracioso y hoy en día todavía me hace reír.
- ¿Qué es? - preguntó curioso.
- Es algo sencillo. En esos países que te mencioné, los hombres tienen una mujer para cada día y así. Si el hombre no cumple con la mujer que le tocaba pongamos de ejemplo el jueves, esta va y se queja con la esposa. ¿Te imaginas que la amante del esposo de una cubana se apareciera en su casa para exigirle explicaciones? Dios mío, en ese instante correría tanta sangre que podríamos hacer un río- ambos nos doblamos de la risa. Es bien conocido el temperamento de las cubanas y lo territoriales que somos con lo que nos pertenece.
Al anochecer fuimos a su restaurante y Santiago preparó diversos platillos. Me gusta verlo trabajar, lo hace con tanta delicadeza y pasión cómo solo un artista es capaz de poner en su obra. Jamás entenderé a aquellos que no pelean por lo que quieren, desean o sueñan y solo son diestros en conformarse con menos de lo que en verdad son aptos de conseguir. Todos deberíamos luchar por lo que anhelamos. Deberíamos agarrarnos a ese deseo con uñas y dientes como si fuera nuestro hijo e impedir que otros nos lo arrebaten o quiten la ilusión de obtenerlo.
- ¿Te gustó el día? - me pregunta cuando terminamos de deleitarnos con sus exquisitos platos y nos tomábamos unas copas de vino.
- Así es, fue muy divertido e instructivo. Me gusta poder hablar contigo de cualquier tema.
- Es bueno saberlo- dice dándole un trago a su copa.
- Sabes Santiago, jamás creí que fueras a convertirte en alguien tan importante para mí- le dije en un arrebato de sinceridad.
- En mi caso desde el instante en que te vi, supe que cambiarías mi vida- me confiesa.
- Espero que para bien.
- Para mejor- levantándose se acerca a mi lado y me tiende una mano- ¿Qué te parece si bailamos un poco?
- Claro- asiento sonriente sumamente encantada de poder seguir a su lado, no quiero ponerle fin a la noche. Se dirige a un equipo de música, elige unas canciones y de repente por los altavoces comienza a sonar "Con otro amor" de Rey Alonso. Santiago se acerca a mí y me tiende la mano.
- ¿Bailamos? - acepto claro. Me gusta poder hacer esto con él, mirarlo a los ojos y bailar. No importa si lo hacemos bien o mal, solo importa que es con él. Luego vino "Si tú me amas" de Huey Dunbar. Tenerlo así solo para mí, con nuestros cuerpos unidos, nuestros labios separados tan solo por milímetros, sentir el calor de su piel y ver esa sonrisa tan hechizante me hace sentir única.
Algo sorprendente de verdad fue cuando empezó a sonar "Vivo y muero en tu piel" de Yenifer Peña, la canción que le dediqué la noche del karaoke. Todo el cuerpo se me eriza y me detengo en seco. Me he quedado petrificada mientras los recuerdos de aquel instante me asaltan.
- ¿Te sucede algo? - preguntó preocupado. No sé cómo explicarle las emociones que despierta esta canción en mí- Si quieres paramos.
- No.... no quiero- le digo rodeando su cuello y enterrando mi rostro en él. Santiago me aprieta más contra su cuerpo y empezamos a mecernos al compás de la melodía.
Cierro los ojos y me sumerjo en la letra, en esas palabras tan reales. Él acerca su boca a mi oído y empieza a cantarme la canción en un tono bajo, delicado y deliciosamente sensual poniendo cada vello de mi piel de puntas. Me encanta como suenan las tonadas en sus labios, tiene una voz tan provocativa. En ningún momento dejo el hueco protector de su cuello, su olor es tan embriagador y reconfortante. Al final la canción cambia a otra más y yo sigo así, sin moverme un ápice. Ahora mismo no creo ser lo suficientemente fuerte para afrontar lo profundo de sus ojos.
- Esta canción por alguna razón es importante para mí, sin embargo, no puedo descifrar el por qué- dice con sus labios aún en mi oído mientras me acaricia la espalda delicadamente y me atrae más hacia sí.
- Tal vez la oíste en alguna parte o en algún momento valioso- le digo sin ser del todo sincera.
- Puede ser.
- Puede- repito. Después de unas canciones más me lleva a casa y quedamos en salir otra vez.
Mientras observo como se aleja cada vez más en la oscuridad no puedo sacarme de la cabeza ese momento tan íntimo que vivimos juntos. Me dirijo a la ventana, ya son las once pasadas. Como lo suponía, me encuentro un ramo de rosas blancas y una nota. Suspiro y entro en casa. Ya no me parece tan bien seguir recibiendo esto; mi corazón late por alguien como el de ese hombre por mí. Si tan solo tuviera una forma de decírselo.
Prometo amarte por la eternidad.
Prometo hacerte feliz cada día de tu vida.
Si tu corazón no late por mí,
no importa, pues el mío siempre te querrá.
Permíteme seguir a tu lado sin apartarme,
no sabes quién soy, pero yo te conozco.
Sé que cuando llegue el momento me elegirás,
aunque no lo creas soy tu otra mitad
esa mitad que te hará sonreír
y te adorará hasta el infinito.
Siempre dice lo mismo, cuando llegue el momento. Está comprobado que es alguien conocido para mí. Esto es difícil, me enamoré de otro y un amigo mío me ama. ¿Qué hacer cuándo amas a alguien y otro te ama a ti? ¿Cómo resolveré este enigma? No podré hacer nada, solo espero que cuando se dé cuenta del rumbo de mis emociones se rinda y busque su felicidad, pues a mi lado no es.
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Bueno chic@s, aquí les dejo un nuevo capítulo.
Alanna queriendo conquistar a Santiago, ¿Qué les parece? ¿Creen que lo logrará?
Fue una cita bonita, comer helado y pasear por los planetas 💗.
Nos vemos pronto, estoy esforzándome por ponerme al día con las lecturas, por eso es que demoro tanto en publicar.
Mil besos a todos, espero que le den a la ⭐, que comenten y que compartan la historia con sus amigos, eso me ayudaría muchísimo.
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