Capítulo 3~"Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma"
Levantarme temprano no es algo agradable para mí. Desde que abrí mi empresa "TU DÍA ESPECIAL" con la ayuda de mis padres, he tenido que aprender a madrugar. En muchas ocasiones, suelen ser novias estresadas por algún problema o cambio sobre la boda las cuales me despiertan. Hoy jueves es uno de esos días. Son las cinco de la mañana y ya estoy tomándome mi tercera taza de café y a punto de estrangular a alguien.
— A ver Rachel, ya te lo dije, no debes preocuparte. Tu padre te quiere mucho y para él ningún hombre es bueno para su hija. En cuanto a tu novio no te dejará plantada — le aseguro por enésima vez.
— Si Alanna lo sé, pero ha dicho que no me llevará al altar mientras sea Raúl el novio y Raúl ha dicho que no se casará conmigo mientras mi padre no le pida perdón — dice llorando descontroladamente de nuevo. Ay mi cabeza, me va a explotar de un momento a otro. Lo presiento, esto es un martirio.
— Vamos, vamos Rache, arriba ese ánimo. Dentro de dos días te casas — trato de animarla y animarme a mí. Si ella está relajada yo estaré de maravilla — Mira, encontraste al hombre perfecto para tí con el cual compartirás el resto de tu vida. Os amáis con locura, él te adora, por lo tanto, deja de preocuparte por esa pequeña pelea.
— Lo sé, yo lo adoro igual, pero mi padre y él... — dice con un nuevo arranque de llanto y gimiendo como un cachorro abandonado. Dios te lo suplico y ruego, armarme de paciencia o terminaré en la cárcel por intento de asesinato.
— Por tu padre no te preocupes, de tu futuro esposo y de él me encargo yo. El día de tú boda entrarás de su brazo y te casarás con el amor de tu vida. Por tanto, deja de llorar y tranquilízate — digo en tono autoritario — Habla con Cristal y pide cita en su Spa. Invita a tus amigas y disfruta que dentro de poco serás ama de casa y una estupenda esposa.
— Gracias Al, te juro que me agobio. Papá debería sentirse feliz por mí. Raúl es genial y el mejor hombre del mundo — me dice con un gemido lastimero.
— Tú solo tranquilízate y preocúpate por lucir guapa, del resto me encargo yo — digo pasándome los dedos por la frente. Una vez más me tomaré el frasco entero de analgésicos y otras más para el fuerte dolor de cabeza. Es como tener una bomba de relojería a punto de estallar ¿Os imagináis los titulares en la prensa? "A una chica (súper guapa) le explota la cabeza por contener sus instintos más oscuros". Sería algo memorable
— Gracias, adiós.
— Adiós — le respondo colgando. Lanzo un laaargooo suspiro. Estos son pormenores que me agobian. El padre de Rachel es un abogado de muy buen prestigio y no le hace ni pizca de gracia que su "pequeña" se case con un electricista. Sacudo la cabeza, mejor me preparo, por lo visto el día será interminable.
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A las ocho entro en la empresa. De sobra está decir que el tremendo dolor de cabeza sigue ahí... latente. Al terminar de prepararme llamé al padre de Rachel y razoné con él, aunque no me lo puso fácil. Posteriormente hablé con Raúl, para mi suerte con él fue más sencillo, pero angustioso a la vez.
— Buenos días Al, ¿cómo estás? — me pregunta Beatriz una de mis socias.
— Nada bien Bet, me llamó Rachel desesperada pues su padre y su novio tuvieron un nuevo encontronazo. Fue tal la pelea que su padre había decidido no llevarla al altar y el novio no casarse.
— Na, ¿en serio? — me dice destornillada de la risa, de todas es conocida la hostilidad existente entre estos dos.
— A mí no me da gracia, no fuiste tú la que se metió el discurso y las quejas del señor y las preocupaciones del futuro marido — le acuso.
— Vale, te aconsejo tranquilizarte y relajarte, el día apenas y empieza. No sé, deberías pensar en buscar tu yo interno, hacer meditación o algo por el estilo. Eso te libera el alma y por lo que veo lo necesitas y mucho.
— A la que le voy a liberar el alma es a tí — le digo dirigiéndome al elevador mientras escucho su risa de fondo.
Mi empresa consta de seis pisos, todos bien espaciosos y grandes, por supuesto el más amplio es donde llevamos a cabo la celebración de la boda. El primero es el de jardinería; está decorado con colores suaves, primaverales verde y naranja. Tenemos un jardín con flores y todo lo necesario para preservarlas y arreglarlas una vez se hayan cortado. El segundo es la cocina pintada en tono suave, color café con leche, donde se preparan los dulces, el pastel y las comidas para la fiesta después de la boda. El tercero es el estudio fotográfico pintado de violeta claro con tonalidades oscuras, donde se hacen las fotos de compromiso, así como de quince, de bebés, embarazadas, etc y donde están las habitaciones del novio y de la novia para prepararse para el momento. El cuarto es el salón donde organizamos la fiesta, pintado completo de blanco para poder combinarlo con cualquier decoración (también solemos hacerlas fuera en lugares elegidos por los novios). El quinto es mi despacho y el sexto es el almacén, donde guardamos todo lo que podemos reciclar para próximas bodas.
Llego a mi piso y entro al despacho. Está pintado de rosa pastel, tiene amplias ventanas por donde entra la luz, una lámpara en el centro, algunos retratos en las paredes, mi mesa de trabajo tiene mi computadora, papeles, archivos, etc. Una vez sentada me pongo a organizarlo todo. Tengo la boda de Rachel y Raúl dentro de dos días y ya está todo casi listo. En el piso donde organizamos la fiesta tenemos treinta mesas con forma de media luna. Los manteles con encajes están listos, hay blancos, violetas y rosas, sobre las mesas en el centro pondremos búcaros con orquídeas blancas y púrpuras.
Las lámparas están siendo blanqueadas. Hemos sustituido los focos desgastados, el piso lustrado, puesto la iluminación de varios colores y las paredes serán decoradas con enredaderas de flores. Ya hablé con Amanda, ella alquila vestidos de novia, de quince, entre otros. El vestido de la novia, de las damas de honor y el traje del novio están casi terminados.
— ¿Alanna podemos pasar? — me pregunta Beatriz asomando la cabeza por la puerta.
— Claro pasen — le digo. Ella sonríe y da paso a las demás colegas de la empresa. Somos en total diez mujeres las que trabajamos aquí. Ariadna, Beatriz, Lorelain y Ángela trabajan en la sección de jardinería, Paula, Alizandra y Esperanza trabajan en la cocina, Yuckenia y Gladys trabajan en el estudio y yo... bueno, soy la jefa.
— Trajimos dulces y refrescos — dijo Bet.
— Sí, no podemos hacer una reunión sin algo para picar y más cuando la jefa está estresada — dice Esperanza haciéndonos reír.
— Venga chicas, dejad las tonterías, sentaos y empecemos — les digo indicando las sillas que el martes pusimos para cuando hoy entráramos todo estuviera dispuesto. La reunión nos lleva un buen rato ya que hay ciertos puntos que todavía debemos cubrir como algunos arreglos al pastel, al catering, las flores, las fotos, etc. Por suerte las diez nos complementamos muy bien y nuestros trabajos son los mejores, pues nuestro deseo es hacer felices a las parejas.
— Supongo que lo tenemos todo — les digo — Tengo que contratar más personal para hacerlo todo perfecto ¡no podemos fallar! Hemos esperado esta boda por meses, será un gran acontecimiento y nuestro mayor logro, pues ha requerido de toda nuestra creatividad y esfuerzo. Chicas manos a la obra, debemos dejar todo listo mañana, el sábado es la ceremonia.
Luego de que las chicas se fueran, me puse a buscar más personal. Tratamos de encargarnos nosotras de todo, pero nos es imposible. En esta boda serán alrededor de doscientas personas (pues el padre quiso hacerla por todo lo alto ya que Rachel es su única hija) y todo tiene que quedar espectacular.
Ya pasó el almuerzo, no obstante, no he tenido ni un momento para descansar a pesar de estar muriéndome de hambre. Me han llamado otras novias para cambiar unas decoraciones y otras por problemas personales. Menos mal las chicas habían traído algunos dulces para comer mientras hablábamos. Estoy sacando unas cuentas sobre el personal a contratar cuando suena mi teléfono.
— Dígame — respondo sin mirar sumando unos números.
— Buenas tardes Alanna — "¿esa voz, de qué me suena?" — ¿Tú nunca descansas?
— ¿Santiago? — digo al reconocerle.
— Claro — dice riéndose — He visto salir a varias mujeres que supongo trabajan contigo, pero a tí no ¿No piensas almorzar?
— ¿Cómo sabes eso?
— Sera por estar en las puertas de tú empresa.
— ¿En serio? ¿qué haces aquí?
— Vine a invitarte a almorzar.
— Gracias de verdad, aun así, no puedo, tengo mucho trabajo. Salir en este momento me es imposible.
— Bien, como quieras — dice colgando. Miro el teléfono sin creerlo ¿De verdad me colgó? Sacudo la cabeza y sigo en lo mío cuando tocan la puerta.
— Si — digo distraídamente.
— Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma.
— ¡¿Santiago?! — repito por segunda vez en lo que va de día. Él entra sonriendo con unas bolsas.
— Pero bueno, ¿cómo entraste aquí? — le pregunto.
— Lorelain, una chica muy encantadora por cierto — dice dejando las bolsas en mi escritorio — Ahora tú y yo señorita vamos a almorzar.
— Ya te dije que no tengo tiempo. Estoy sacando cuentas para contratar a más personal. Tengo una boda sumamente valiosa y distraerme no me hará nada, nada bien.
— Venga mujer, es necesario alimentarse — insiste — Deja eso para después, vine hasta aquí por ti. No puedes dejarme plantado.
— No es una cita, entraste a mi despacho cargado de comida. No es que hayamos salido a algún lado o hayamos quedado, pero tienes razón — me rindo suspirando. Sonriendo aparta unos papeles y empieza a sacar platos de comida; se sienta frente a mí y me da uno. Así pasamos un rato sin hablar, solo almorzando en tranquilidad
— Gracias, moría de hambre.
— Me lo imaginaba.
— ¿Tú no deberías estar trabajando?
— No, cerré el restaurante hasta la noche.
— ¿Por qué?
— Habíamos quedado en tener una cita y por eso decidí venir a buscarte. Ya que tú no te dignaste a hacerlo.
— Hablamos ayer sobre este tema. No es como si me hubieras dado tiempo a hacerlo — él se encoge de hombros restándole importancia. Arqueo una ceja en su dirección — ¿Este es tu concepto de una cita? ¿En mi despacho un mediodía cualquiera? Y no, no quedamos en tener una, sino en que yo te llamaría si me apetecía — le digo riéndome.
— ¿En serio?, no me acuerdo de esa parte. Debo tener pérdida de memoria temporal. Además, todos los lugares sirven para una cita y más si es contigo mi reina — dice usando ese apelativo que me pone boba y esa sonrisa pícara que he empezado a adorar. Niego con la cabeza, es divertido estar a su lado. Quién me diría que sería amiga de alguien conocido de una noche y en tan poco tiempo.
— Vale, vale dejémoslo ahí. ¿Qué tal el día?
— Por lo visto más aburrido que el tuyo — me dice y yo resoplo.
— No tienes idea.
— ¿Qué pasó?
— Una pelea entre el padre y la pareja de la novia del sábado, otra quiere cambiar por completo el pastel, adornos y los aperitivos de la boda, una embarazada de imprevisto, etc, etc.
— Vaya, ustedes nunca se aburren — me dice destornillado de la risa.
— Pues sí, así es.
— Deberías venir a trabajar para mí, te prometo ser un jefe muy bueno — no creo que bueno sea la palabra que yo utilizaría para describirlo, más bien... perturbador sería la adecuada.
— Una proposición muy... interesante, sin embargo, siento tener que declinarla — le digo arrogante, se encoje de hombros.
— Tú te lo pierdes hermosa — dice sonriendo guasón
— Una lástima ¿no crees hermoso? — le digo usando su mismo tono cuando su móvil comienza a sonar. Se disculpa y coge la llamada. Mientras habla voy recogiendo todo el desorden. Me encanta como cocina y platicar con él es simplemente una maravilla.
— Lo siento, era mi madre — se disculpa.
— No te preocupes, ¿está todo bien?
— Sí, solo me preguntó cuándo iré a visitarlos. Viven cerca de aquí.
— ¿En serio?, eso no me lo esperaba. Así que naciste por esta zona.
— Sí, mis padres no estuvieron muy contentos con el hecho de mudarme de casa, aunque me apoyaron y ayudaron en todo. Incluso me dieron dinero para mi apartamento.
— Me alegra, los míos también me apoyaron con mi empresa y lo siguen haciendo — nos reímos de eso.
— ¿También son algo protectores y se preocupan por todo? Mis hermanos y yo siempre debíamos regañar a los nuestros por eso. Nos gusta que se preocupen por nosotros, pero es que ellos son un tanto exagerados en ocasiones. Suelen hacer una tormenta de un vaso de agua — dice suspirando mientras yo me río. Esa descripción me recuerda bastante mi vida.
— Bueno, harían una gran familia entre todos... — así estuvimos, hablando un rato de nuestras vidas hasta que se fue y pude seguir con mi trabajo.
Me cuenta que es el segundo hijo de tres hermanos. Sus padres son abogados al igual que su hermano mayor, la menor que es la chica está en la Universidad en último año (para los curiosos es la casada). Yo le digo que soy hija única por parte de mis padres, ella es maestra y él albañil, tengo dos hermanastros y una madrastra y por supuesto, mis padres están separados.
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Hola, actualización de esta semana. Debo confesarles que este capítulo me ha hecho reír mucho, pues resulta que dos compañeros de mi aula se llaman Raúl y Rachel como a los que Alanna les organiza la boda y hasta hace poco no me había percatado en lo absoluto. Cuando se los conté nos morimos de risa los tres.
Ay este Santiago es todo un romántico. Qué les precio la improvisada cita en el despacho de Alanna?
Creen que estos dos lleguen a algo?
Mil besos,
Nohelia💞
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