Capítulo 16~"UN CORAZÓN PARA TRES CAMINOS"
Antes de este hay otro capítulo, por si Wattpad no lo avisó
Que calor tan inmenso hay, nunca había experimentado algo así. Lo mejor será darme una ducha para refrescarme, de seguro eso me ayudará. Cuando estoy a punto de entrar oigo el agua cayendo lo cual me extraña ya que vivo sola ¿Quién está en mi ducha? Algo nerviosa y temerosa, con la toalla alrededor de la cintura, pues al despertarme estaba desnuda, abro la cortina y...
— ¡Dios mío! — grito sin poder contenerme. Delante de mí, desnudo en toda su gloria, esta... está. Imposible, esto debe de ser una broma de mal gusto— ¿Qué haces aquí? — pregunto aún algo turbada.
— Vaya, ya despertaste. Pensé qué al dormirnos tan tarde ayer, hoy descansarías un poco más— me dice y yo lo miro sin entender nada.
— ¿De qué hablas? No recuerdo haber dormido contigo— le digo muy segura (a pesar de ya no estarlo tanto) tratando de no mirar su cuerpo por el cual el agua corre de forma sensual y provocativa.
— Venga, déjate de bromas y ven a bañarte — dice tomando mi mano para meterme en la ducha y atrapándome contra la pared con su cuerpo.
— Estás loco, no hagas eso— le digo cuando su boca empieza a besar mi cuello y sus manos a subir por mis piernas. Las fuerzas empiezan a flaquearme— Te vas a casar o acaso lo has olvidado.
— ¿Casarme? — gruñe deshaciéndose de mi toalla dejándome completamente desnuda ante él— No sé de qué hablas, no voy a casarme— dice antes de empezar a besarme fieramente quitándome toda posibilidad de razonamiento mientras sus manos me acarician los muslos y suben cada vez más.
— Santiago por favor— suspiro débilmente. No sé cómo podré resistirme.
— Se te olvidó que ayer hablamos y decidimos cancelar la boda para que tú y yo pudiéramos estar juntos— dijo acariciándome los pechos. La espalda se me arqueó por instinto. Cada vez disfruto más esto— Te amo y quiero estar contigo no con ella. Este último tiempo a tu lado me ha hecho darme cuenta de eso. Te lo dije ayer antes de terminar en la cama— no podía creérmelo ¿Por fin mi deseo se hizo realidad y yo no me acuerdo?
Olvidándome de todo, en especial de las preguntas y dudas, me entrego al placer más delicioso del mundo. Es tan exquisito poder estar así con él. Me levanta del suelo y me agarro a su cintura con mis piernas mientras le acaricio la espalda recreándome y palpando cada músculo, cada estremecimiento. Nuestros labios no se separan en ningún momento cómo si necesitáramos el uno del otro para respirar. Entonces, sus manos (que en ese momento me acariciaban los pechos torturándome y encendiéndome cada vez más) empiezan a bajar por mi cuerpo hasta... hasta...
Riiiinnnn, riiiinnnn
Me despierto sobresaltada, excitada y desorientada. Miro a mi alrededor y me percato de que estoy sola en mi habitación ¿Fue solo un sueño? Imposible, se sentía tan real. Santiago, yo, su compromiso roto. Todo eso era falso. Me entran ganas de ponerme a llorar.
Riiiinnnn, riiiinnnn.
Apago con furia el despertador y lo maldigo por sacarme de tan placentera fantasía. Justo cuando voy a levantarme y mandar a la mierda todo, mi teléfono empieza a sonar. Al mirar la pantalla me quedo en blanco. Santiago me llama, dios mío, no sé si estoy preparada para hablar con él después de haber soñado que estábamos desnudos en mi ducha y a punto de... de bueno ya saben.
— Diga— respondo bajito.
— Alanna, ¿pasa algo? — un escalofrío me recorre completa.
— No, no tranquilo ¿Sucede algo? — pregunto simulando tranquilidad a pesar de tener las pulsaciones a mil. El recuerdo del sueño y oír su voz no me están haciendo ningún bien en este momento.
— Quería ver si podíamos salir esta noche todos juntos y celebrar que por fin Cristian se declaró.
— Claro sería maravilloso. Justamente estaba hablando de eso con Orlando, Analia, Sthepania y Cris— miento.
— ¿Ya estabas despierta? ¿Tan temprano? No me lo creo — dice burlón.
— Sí... sí, por supuesto, ya lo estaba. No tienes por qué dudarlo— me defiendo molesta por su tono.
— Me alegra saberlo— dice con sinceridad apaciguando mi enojo— No quería ser quién te despertara mi reina— Dioooossss cómo me gustaría que ese sueño hubiera sido real. Por unos momentos me hizo olvidar el caos que es mi vida. Sé que eso de reina me lo dice como una broma, un secreto entre nosotros, sin embargo, me remueve cosas por dentro.
— Na, no hay problema mi caballero— me río antes de suspirar.
— Entonces, ¿dónde podremos ir?
— Que tal la Chorrera. Es un lugar muy bonito, el ambiente me encanta y es...
— Donde nos conocimos— termina él riéndose.
— Exactamente— rio al ver que por fin vuelvo a ser dueña de mí.
— Fantástico. Te recojo a las ocho en tu casa, un beso.
— Un beso— me despido y suspiro. Es hora de volver a la realidad y olvidar tan espléndida fantasía.
Es domingo, los preparativos de la boda avanzan viento en popa y si no surgen contratiempos estará todo terminado para el gran día. Las notas las sigo recibiendo y eso me pone contenta. Por lo menos hay alguien ahí fuera que me da esperanzas, aunque no lo conozca. En cuanto al tema de Daniel aún no he decidido qué hacer con él. No puedo creer su desfachatez al hablarme después del sufrimiento que me causó. Por otro lado, al verlo algo se revolvió en mí y si bien sigo enamorada de Santiago, como demuestra mi sueño, no puedo evitar que ciertos sentimientos antiguos afloren a la superficie.
Tal vez esta noche pueda pedirles unos consejos a mis amigos, solo ellos pueden ayudarme. Llamo a los chicos para invitarlos y para mi gran suerte ellos accedieron, en especial los festejados. No me apetecía quedar como una mentirosa.
Me decanto por un vestido de encaje con manga corta acabado en onda de color beige, escote en pico, falda de porte princesa y tacones blancos. A las ocho Santiago me recoge y juntos vamos hacia el lugar.
— Como te decía, todo está quedando perfecto ¿Seguro que la novia no aparecerá por sorpresa? No podemos dejarla que arruine todo— le pregunto antes de entrar.
— Tranquila puedo asegurártelo— me dice agarrándome por la cintura— Recuerda, hoy no hablaremos de trabajo. Vinimos a celebrar el recién noviazgo de Cristian y Sthepania.
— Tienes toda la razón del mundo. Me alegra que os llevéis tan bien.
— Te puedo asegurar que un día de estos te reemplazo— se burla.
— No lo creo. Soy irremplazable, no hay dos como yo.
— No sabes cuán en lo cierto estás— me susurra en el oído acelerando mi corazón y cortándome el aliento tanto o más que las palabras.
— Venga encontre... mierda— digo sin poder evitarlo.
— ¿Qué pasa? — preguntó inquieto al ver cómo cambia mi semblante.
— Imbécil, cretino e idiota a la vista— siseo entre dientes. Santiago levanta la ceja a modo de pregunta. Antes de poder aclarar sus dudas, el mencionado aparece.
— Hola mi flor de primavera, estás despampanante— dice Dani acercándose. Al ver a Santiago sostener mi cintura me mira interrogativamente.
— ¿Te referías a él? — me susurra Santiago al oído. Asiento con la cabeza mientras trato de dibujar una sonrisa en mis labios.
— Hola Dani, que alegría encontrarte aquí— suelto con ironía. Al mencionar su nombre veo cómo cambia la mirada de mi acompañante. En una de nuestras conversaciones le hablé a Santiago de él y lo que me hizo sufrir— Daniel te presento a mi amigo Santiago, Santiago él es Daniel.
— Un placer— le dice Santiago tendiéndole la mano.
— Lo mismo digo— acepta el saludo Dani.
— ¿Qué haces por aquí? — le pregunto.
— Vine con unos colegas a pasar el rato y de paso a verte a tí— me dice con voz sensual y mirada insinuante. Me pongo rígida al instante ¿Cómo supo dónde estaría? Se suponía que venía a despejarme y pasar el rato, no ha sentirme mal.
— Bueno Daniel, fue un gusto conocerte. Ya tenemos que irnos, nos veremos por ahí— le dice Santiago cortante y algo brusco despidiéndose por los dos y encaminándonos hacia donde se encuentran mis amigos. Se lo agradezco en silencio. Ya no le encuentro sentido estar aquí, no me siento cómoda.
— Al, ¿es quien yo creo que es? — me pregunta Analia al llegar hasta ellos.
— El mismo que viste y calza— les responde Santiago con un tono que daba a entrever su estado de ánimo.
— Vaya hipócrita. No sabía nada de su regreso— nos dice Orlando.
— Yo sí— eso les llama la atención.
— ¿Lo sabías y no nos lo informaste? — me recrimina Sthep.
— Lo siento— me disculpo— Nos encontramos en el parque el jueves. Me pidió perdón y una oportunidad para recompensarme su falta.
— ¿¡Recompensarte!? Tendría que vivir mucho para poder hacer eso— me dice Cris.
— Aún la sigue llamando por ese mote, menudo cretino. Cómo si todo estuviera bien y nada hubiera pasado— les informa Santiago.
— Será estúpido ¿No pensarás perdonarlo después de todo el sufrimiento que te causó? — me pregunta Analia.
— Así es Al, ni siquiera fue capaz de disculparse en el momento por ser tan hijo de su madre— corrobora Orlando.
— Me dijo que no encontraba las palabras para hacerlo y por eso esperó hasta volver a verme. Para hablarlo frente a frente— le defiendo ¿Por qué lo hago? No tengo ni la más remota idea.
— Eso son patrañas, sino se disculpó hasta ahora es porque en realidad no lo lamenta. Solo quiere engañarte. No puedes volver a creerte todas esas tonterías. Quiere embaucarte para luego volver a hacerte sufrir. Hombres como él no sirven— insiste Santiago muy molesto. No entiendo esa actitud. Ya sé que somos amigos y se supone debe "defender mi integridad" pero no le encuentro sentido a tanta hostilidad sobre el tema.
— No es así— vuelvo a defenderlo— Es romántico, cariñoso. Yo lo lastimé y él me devolvió la jugada, nada más.
— ¿Nada más? ¿Nada más? Por dios Alanna quién hace eso es una basura. Tú solamente rechazaste la propuesta de matrimonio, no rompiste la relación. — me dice Sthep sin intención de tratar de entender lo que estoy diciendo. Ni siquiera yo lo hago— Tú fuiste sincera con él. Solo querías más tiempo para poder conocerse mejor, ver cómo avanzaría todo cuando estuvierais tan lejos, sin embargo, no te escuchó y te abandonó a esa hora de la noche, en la calle, con el corazón hecho añicos ¿De verdad todavía tienes ganas de defenderlo? ¿Todavía sientes algo por él después de lo que pasó?
— Yo...solo— no tenía respuesta para ello. Con Daniel viví buenos momentos. Es difícil olvidar eso también.
— ¿Todavía lo amas Al? Responde con honestidad, por favor— me pregunta Santiago en tono dulce acariciándome suavemente el rostro. Lo miro unos instantes ¿Amo a Dani?
— Yo...yo...no se— respondo bajando la mirada. La verdad es que en mi corazón nada más ha estado Santiago durante este tiempo, pero reencontrarme con Dani ha hecho surgir sentimientos ocultos que creía superados— Necesito vuestra ayuda, no sé qué puedo hacer ¿Qué hago? ¿Cómo encuentro las respuestas sí estoy tan confundida?
— Primero debes pensar qué sientes en realidad hacia él. Si todavía tiene un lugar en tu corazón y crees poder brindarle una segunda oportunidad llámalo y háblenlo. Pero tienes que ser totalmente honesta contigo misma— dice Santiago en tono bajo y reconfortante.
— Aunque me molesta saber de esas indecisiones, nosotros pensamos como Santiago. Aunque darle una merecida paliza también cuenta— me dice Cris haciéndonos reír por primera vez en la noche.
— Chicos olvidémonos de ese miserable. Vinimos a festejar a la nueva pareja, disfrutemos— así fue como empezamos a bailar y festejar.
Pude percatarme de que Dani no me quitaba ojo de encima. Eso me ponía intranquila. En una ocasión hizo ademán de acercarse a mí, lo esquivé dirigiéndome a la barra.
— ¿Me pone una cerveza cristal? — le digo al chico tras esta. Por lo visto no fui muy rápida en evadirlo pues no pasan ni dos minutos cuando me localiza.
— Deja de evitarme mi flor de primavera. Ambos sabemos que esto es inevitable. Todavía me amas— dice acariciando mi costado y acercándome a su cuerpo.
— No te amo, ya te superé hace tiempo— digo en un vano intento de recuperar mi espacio, mi autocontrol. Con tantas inseguridades que traigo encima no creo ser capaz de controlar la situación.
— No es cierto. Puedes negarlo tanto como desees, pero ¿eres capaz de engañar a tu alma? — dice besando a penas la comisura de mis labios, dándome la oportunidad de retirarme si quiero. No podía, esas caricias tan sutiles con sus labios, su lengua buscando y encontrando la mía. Todavía hay un espacio para él en mi corazón. Podría dejarme llevar, nada me lo impide. No me encuentro atada a nad...
Dime quién tú eres y por qué estás aquí
Dime cómo has hecho para conquistarme así
A veces creo que no eres real
Al escuchar la letra dejo de besarlo a pesar de su insistencia por seguir. Con un empujón lo separo de mí. Esa canción se la dediqué a Santiago y él me la cantó al oído mientras bailábamos a solas en su restaurante. Tengo hermosos recuerdos de ella con Santiago, recuerdos que me llenan el alma y me dan esperanza. No dejaré que me estropeé eso. Puede que no comprenda a mi corazón y que mis sentimientos se encuentren divididos entre ellos dos, pero esta tonada es demaciado valiosa y nada la estropeará ¡Nada!
— No Daniel, esto no es lo que quiero. Tienes razón en cuanto a que no te he olvidado por completo. Todavía mueves algo en mi interior, no obstante, eso no te da derecho a hacer esto. Si decido perdonarte y darte otra oportunidad no será hoy, ni ahora— le digo segura por primera vez. Agarro mi cerveza para irme.
— No desistiré Al. Cometí un grave error del cual no dejo de arrepentirme. Tú fuiste mía y haré hasta lo imposible por que lo vuelvas a ser — sus palabras retumban en mi cabeza una y otra vez.
Los recuerdos antiguos y presentes me asaltan. Mi amor por estos dos hombres me envuelve entre la confusión de mi alma. Me siento mareada, quiero sentarme, ya no puedo seguir de pie. La canción está llegando a su fin. Quiero que termine. Que se detenga ¡Basta! No puedo soportar esto, algo me oprime el pecho y no puedo controlarlo.
Sin percatarme tropiezo con algo arrojando la cerveza al piso. Antes de tocar el suelo unos fuertes brazos me retienen y me aplastan contra un musculoso cuerpo. Al levantar la vista para agradecer este acto de caballerosidad me encuentro con esos ojos del color del amanecer que desde hace un tiempo adoro. Esos ojos que me transmiten paz, serenidad, los cuales me transportan a otras dimensiones alternas donde no existe nadie más que él y yo.
Uh-uh-uh-uh
Estás en cada poro, en cada célula de mi
Me duermo y me despierto siempre con sabor a ti
Tú eres mi aire, mi agua, mi mayor necesidad
Mi punto de partida, mi principio y mi final
A donde vayas, iré
Yo vivo y muero en tu piel, oh
No sé si esta vez seré lo suficientemente valiente como para apartarme, si querré hacerlo. La melodía termina como muchas otras veces, pero en esta ocasión es diferente. Esta vez tengo las emociones a flor de piel y no se lo que está bien o está mal. Con Santiago tan cerca, tan dentro de mí, me es imposible resisitir.
Se supone que él debería apartarse, alejarse, pero su mirada sigue clavada en mí, sus brazos siguen rodeando mi cuerpo apretándome más contra él como si no quisiera dejarme ir jamás. Su respiración sigue deslizándose sobre mi boca y su olor inunda mis sentidos ¿Cómo resistirme cuándo deseo tanto recibir un beso suyo? Ya no me interesa la aparición de mi ex ni sus continuas amenazas sobre nuestro regreso. Al estar con el hombre que ahora se encuentra en mi corazón, nada me importa más que él ¿Cómo luchamos contra aquello que más deseamos, qué más anhelamos? No se puede, no puedo. Debo dejarme llevar por el azar y que él decida nuestro paradero. El destino elegirá el camino correcto.
Cuando creo que vamos a besarnos, que por fin aceptó su amor por mí y que estamos destinados a estar juntos me aleja de él y se va. Sale del local sin dirigirme una palabra, dejándome confundida. Vuelvo a quedar destrozada, hundida, sin saber el rumbo a seguir ¿Por qué los hombres que más he amado me lastiman tanto? ¿Por qué no son capaces de dejarme entera, en vez de llevarse una parte de mí? No todos estamos destinados a ser felices, eso me queda claro. En muchas ocasiones para alcanzar esa gloria navegamos antes por un río de lava ardiente. Los débiles se quemarán, los fuertes… sobrevivirán.
Me acerco a mis amigos y me sincero con ellos como no he hecho en mucho tiempo. Les cuento todo, las notas, mi amor por Santiago (ya conocido por ellos) y mi confusión por la vuelta de Dani. Mi corazón está desorientado y hala en dos direcciones opuestas. Una es Daniel (guapo, soltero, enamorado "supuestamente" de mí. Muy encantador con algunos defectos) y la otra es Santiago (guapo, casi casado, enamorado de otra mujer, dulce, atento y con muy pocos defectos). También debo contar a mi admirador secreto, pues a pesar de no saber su identidad, también siente algo por mí
¿A quién debería entregarme por completo? ¿A quién puedo exponerle mi alma? ¿En quién podría confiar: Daniel, Santiago o mi admirador secreto? No lo sé, pero más vale que tome la decisión cuanto antes. La vida es corta, el tiempo limitado y ellos no esperarán para siempre mi elección.
👰🏻💗🤵🏻💗👰🏻💗🤵🏻
Pobre de Alanna, está confundida. Cuando creía que lo tenía todo controlado, plof, aparece Daniel para desequilibrar las cosas.
Quiero compartir con ustedes que el sábado 11 de febrero entraré a la universidad y estoy aterrada y emocionada. Será la primera vez que estaré tanto tiempo lejos de casa, pues debo becarme y estoy más acostumbrada a viajar diariamente del colegio a la casa y viceversa que ha permanecer en la escuela. Sólo espero que todo me vaya bien.
Mil besos y nos veremos pronto, espero 💞
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