Capítulo 1~"UNA ORGANIZADORA DE BODAS Y UN CHEF"
El ambiente era tranquilo, relajado. Sobre el escenario el DG tocaba música romántica y suave. En el pasillo parejas bailaban acarameladas al compás de la melodía. Nos encontramos en La Chorrera, un lugar de Cuba, en La Habana, en Línea y 26.
Es algo rústico, como una fortaleza antigua. En la parte inferior nos topamos con un restaurante donde venden pizza y comida para degustar; en la entrada hay una escalera que asciende hacia la parte superior donde una puerta como una herradura nos da la bienvenida a un salón con mesas a un lado, una barra al otro, el escenario en el frente y un pasillo para bailar y moverse. Mis amigos Orlando y Analia bailaban muy unidos en la pista, se veía lo enamorados que estaban. Mientras que Cristian y Sthepania me ccompañaban sentados; para nuestra desgracia estamos solteros. Todos nos conocemos desde la escuela primaria y siempre hemos sido muy buenos amigos.
— Se ven tan bien juntos, como desearía algo así — suspiró Sthep.
— Vamos no te pongas así, un día lo encontrarás — la animé.
— Claro, igual que nosotros — dijo Cris mirándola, sonreí. Para ser sincera soy una romántica empedernida, sin embargo, no he encontrado mi verdadero amor, todavía.
— Chicos voy a pedir algo ¿Queréis que os traiga alguna bebida? — les pregunto.
— No gracias. Ya voy por mi tercera cerveza y no me he acabado la cuarta. No tengo intenciones de terminar la noche borracho — dijo Cristian. Sthep y yo intercambiamos una mirada guasona antes de empezar a reírnos; no importa si se toma un camión de cervezas, nunca se emborracha.
— Yo si te voy a pedir un chupito, mientras tanto voy al baño — dijo Sthep levantándose.
— Qué estas esperando para declararte tonto, ¿una invitación? — digo golpeándolo en el hombro con el puño cuando Sthepania no puede oírnos.
— No sé de qué hablas — dijo Cris desviando la mirada para seguirla — Pues de tu amor por ella. No soy idiota, se de tus sentimientos por nuestra Sthep — le digo mirándolo atentamente— Además, los otros lo han notado tanto como yo.
— Mierda, ¿tanto se me ve? — pregunta muy preocupado, no puedo evitar reírme.
— No, bueno, un poco sí — rectifico solícita — Mira no voy a decirte si ella te quiere o no. Solo te diré una cosa, hay personas por las cuales merece la pena arriesgarse a ser rechazado.
— Vaya gracias, con amigas como tú no necesito enemigos — dice burlón antes de suspirar — De todas formas ella no me aceptaría.
— No creo que debas decidir por ella en cuanto a sus sentimientos. Habla con Sthep y déjala elegir. Si de verdad la quieres te arriesgarás — le digo levantándome para ir a buscar las bebidas, mejor darle su espacio para pensar en su futuro. Nunca le he preguntado a Sthep si siente algo por Cris, pero a mi modo de ver, ese huevo quiere sal. Llego a la barra y pido un chupito para mi amiguis y un vaso de vino para mí, en ese instante un hombre se para a mi lado y pide otro vaso de vino.
— Vaya, tremenda casualidad, eso mismo pedí yo — le digo mirándolo divertida. El extraño gira su cabeza para mirarme. "Madre mía, pero que ojos más hermosos tiene el tío". Son como el amanecer, cuando el sol se eleva por el este iluminando los campos, mostrándonos la belleza de la mañana y las nuevas promesas. Parecía sorprendido de que me dirigiera a él.
— ¿Quién lo diría, no cree? — dice arrogante — Al parecer tenemos los mismos gustos — dijo antes de mirarme de arriba abajo. Llevo un vestido negro sencillo hasta los muslos con la palabra SEXI grabada en el escote en dorado, tacones altos, mi pelo castaño me lo había dejado suelto, me llega un poco más bajo de los hombros y un maquillaje sencillo.
— ¿Te gusta lo que ves? — digo mordiéndome el labio inferior con coquetería y batiendo lentamente las pestañas.
— Puede ser preciosa — dijo mirando directamente a mi rostro. Ahora era mi turno de escanearlo. Lleva un pantalón de mezclilla, un pulóver sencillo color carne dejando al descubierto sus brazos y el pelo revuelto. No puedo decir nada más por la poca iluminación.
— ¿Te agrado preciosa? — dijo con los ojos chisporreando de diversión y una sonrisa pícara en los labios. Sentí un impulso tremendo de besarlo.
— Así es guapo — ambos nos miramos y empezamos a reír. No soy de esas chicas que suelen ligar con desconocidos, pero oye, de vez en cuando debemos cambiar la rutina.
— Dime, ¿qué hace una mujer tan hermosa sola en este lugar? ¿Necesitas a un caballero para protegerte de las malas personas?
— Vine con unos amigos, pero dime, ¿serías mi caballero?
— Con mucho gusto mi reina — dice haciendo una exagerada reverencia, me rio — Aquí tienes a tu caballero de la brillante armadura para obedecer todas tus órdenes.
— Hummm, ¿en serio? — digo en voz baja cerca de sus labios dejando que mi aliento resbalara por su boca. Él sonrió ante mi gesto — Se me ocurren unas cuantas ideas.
— Estaré encantado de complacerte en todas y cada una de ellas — susurró en mi oído dejando que sus labios me rosaran el lóbulo de la oreja provocándome un estremecimiento. No suelo ser tan osada, pero él me ha provocado.
— Dime, viniste solito u otra dama espera a ser defendida por tí.
— Ninguna mujer se compararía con tu brillo y esplendor, todas quedan opacas ante tu majestuosidad — vaya no me esperaba esas palabras y menos que fueran acompañadas por una lenta caricia de sus labios en mi cuello y sus manos en mi cadera.
— Hummm — fue todo lo que pude decir mientras disfrutaba de tal placer. Introduje mis manos bajo su pulóver y lo acaricié lentamente "¡Dios mioooo pero que descarada soy!"
Jamás he hecho esto y aquí estoy, haciéndolo con un perfecto desconocido en la barra de una discoteca repleta de gente, disfrutándolo y encima sin ganas de detenerlo.
— Aquí tienen sus bebidas — dijo un chico entregándonos nuestros pedidos e interrumpiendo nuestro juego de seducción. Más roja que la sangre tomo los vasos y me giro hacia mi anterior acompañante.
— Espero tener el placer de volverte a ver, hasta entonces disfruta la noche— dice sonriéndome con picardía. Esos ojos tan hermosos me miraron con tanta fuerza, es como si pudiera leer mi alma, como si supiera antes que yo cuales serían mis movimientos. Tiene una forma de observarte tan intensa, tan excitante. No podía mover mi cuerpo solo seguir aquí, en este baile de miradas interminable.
Al final recupero la movilidad de mis pies y me encamino a mi mesa todavía algo turbada por el encuentro anterior. Todos mis acompañantes ya se encontraban a su alrededor, eso me serviría para tranquilizarme.
— Los tórtolos se cansaron de bailar— dije refiriéndome a Orlando y Analia.
— Para nada, solo pensamos en hacerles un poco de compañía— dijo Ana con una sonrisa amable.
— Sí, nos da mucha pena demostrar nuestra suerte cuando ustedes no la tienen— se burló Orl.
— Eso tú, lúcete idiota, ya verás cómo pronto habrá otra pareja en el grupo— dije alzando el mentón de forma altiva, petulante, con una sonrisa maliciosa y mirando de reojo a Sthep y Cris quien desvió inmediatamente la suya para asesinarme. Anna abrió desmesuradamente los ojos ante mi comentario.
— ¿En serio?, danos más información ¡No puedes soltar esa bomba y quedarte callada! — dice emocionada y casi gritando. Me encojo de hombros con indiferencia.
— Yo solo comento. Deberán esperar pacientemente hasta el momento adecuado; hasta entonces mis labios están sellados — respondo haciendo un gesto con la mano como si cerrara un zíper, poniendo una media sonrisa.
Seguimos un buen rato así tratando todos, menos Cris por supuesto, de sonsacarme más información. Me limitaba a mirarlos y negaba con la cabeza, no es a mí a quien le toca revelar esa información. Un rato después siento como alguien me toca el hombro y al voltear la cabeza me quedo de piedra.
— ¿Tú? — le digo al hombre con el cual había estado más que platicando en la barra. Sentí el aire pesado, como cargado de electricidad en cuanto mis ojos chocaron con los suyos, surgido por su más que imponente presencia claro, no porque haya química entre nosotros ni nada por el estilo.
— Sí, yo — responde burlón con una sonrisa tan magnética capaz de derretir a media población femenina (mi amiga Analia una de ellas y eso que tiene novio) — ¿Bailarías conmigo? — me tiende una mano. Vi las preguntas en los ojos de mis amigos. Para evitarlas y escapar del bombardeo de comentarios acepté.
— Por...por supuesto — le tendí la mía y entonces fue como si saltaran chispas en el aire.
Cuando nos acercamos a la pista, las primeras notas de "Entre tú y yo" de Tercer Cielo empezaron a inundar la estancia. Mi acompañante me agarró por la cintura acercándome a su cuerpo con gran firmeza, pero suave a la vez. Me sería imposible huir. "Ni que lo desearas hacer", me dice una vocecita en mi cabeza. Punto para ella, lleva razón. Dirijo mis manos hacia su cuello y mirándonos el uno al otro empezamos a movernos al compás de esta magnética canción.
Ojalá pudiera regalarte un millón de estrellas
Ojalá pudiera poner en tu pelo la flor más bella
Si me alejaran de ti, yo iría por ti, andaría toda la Tierra
Buscaría en el mar, buscaría en el cielo, busco a donde fuera
Parece sacado de una película, el amor de tú y yo
Parece que Dios fue quien la escribió el día en que nos creó
Parece que el mundo fue hecho solo para los dos
Parece que en mi corazón tu nombre se escribió.
Es una canción demasiado íntima, no deberíamos bailarla juntos. "No, no es cierto, es una canción perfecta para la ocasión", vuelve a intervenir la vocecita ¿Cómo diantres la apago?
— Esto... ¿no crees que es una canción poco inusual para bailar juntos? No me has dicho ni tu nombre — le pregunto.
— Para nada, al contrario, me parece una canción muy hermosa — dijo con una sonrisa socarrona "¿Estará compinchado con la voz de mi cabeza?" Mirándome a los ojos prosiguió — Mi nombre es fácil de averiguar, solo debes preguntar.
— Pues ya lo hice — le dije algo molesta por sentirme tan turbada y actuar como una loca cuando esto no me había sucedido antes — ¿Cómo te llamas? — dije mirando a esos preciosos luceros tan brillantes como el sol. Nunca he sido cobarde ni me ha ustado evadir miradas. Soy de las que piensan eso de los ojos son la ventana del alma.
— Me llamo Santiago Pángester y tú mi preciosa reina ¿cómo te llamas? — volvió a salir esa sonrisa tranquila y lenta tan arrebatadora. Siento mis huesos licuarse y no sé si mis pies podrán resistir mi peso.
— Alanna... Alanna Russemburgo — tartamudeé un poco. Tenía la boca seca y eso que estuve bebiendo antes de salir a la pista en su compañía.
— Bueno Alanna, a qué se dedica una mujer tan zagas como tú — por lo menos de tonto no tiene ni un pelo. Sabe exactamente qué decir para tener a una mujer justo donde quiere. Para empezar los hombres con los cuales suelo salir se dirigen a mí como bombón, mona, ninguno tiene una palabra agradable para decir. En cambio, Santiago es diferente, con solo decirme reina ha conseguido captar todo mi interés¿Será esa la razón de mi nerviosismo adolescente?
— Soy organizadora de bodas.
— ¿Organizas bodas? Impresionante— sonrío ante su comentario.
— Así es. Siempre he creído que las bodas son una parte imprescindible de nuestras vidas — le digo con voz firme — Ese momento cuando sabes que ya nada será como antes. La euforia de probarte los vestidos para elegir el indicado, la locura y preocupación de tener cada detalle controlado para hacer de ese día el mejor. Yo me ocupo de hacer de ese momento el más espléndido de toda la vida de la pareja, sin importar que al mes se separen. Por lo menos ese recuerdo quedará grabado en sus mentes. Solo deseo darles algo de magia en sus vidas y un momento inolvidable - "como nuestro encuentro" pienso mientras la canción sigue su curso. Un curso que me está haciendo sentir cosas muy extrañas en lo profundo de mi alma.
Entre tú y yo
Enseñaremos al mundo lo que es amor
Amor que resiste toda tormenta y el dolor
Entre tú y yo
Demostraremos que se puede encontrar
La media naranja que llene tu alma y quiere soñar
Y darle gracias a Dios.
Agradezco a Dios por la bendición de tu amor
Por haberte puesto al lado mío
Por haberte puesto en mi camino.
No dijo nada por unos momentos, solo se dedicó a observarme, como si estuviera sopesando mi respuesta y buscando las palabras adecuadas para responderme.
— Ese es un deseo muy bonito y sin lugar a dudas estoy seguro de que esas personas te agradecen de corazón tus esfuerzos — dijo mirándome con admiración.
— No es tan impresionante.
— No pienso igual; más si recuerdo que en la boda de mi hermana menor todo era un lío. Mi pobre madre estaba histérica y volviéndonos locos tratando de tenerlo todo listo. Para mi suerte y cordura contrataron a una mujer lo suficientemente eficiente y decidida para organizar la ceremonia. La boda fue todo un éxito
— Me alegro mucho por tu madre y por tí — le digo haciéndolo reír, aunque por dentro tengo millones de preguntas ¿De quién hablará? ¿Será alguien cercano a la familia o a él quien se ocupó de preparar todo? Si es tan buena, tal vez pueda contratarla. Al fin decido no preguntar, me parece algo grosero hacerle un interrogatorio con el solo propósito de buscar más personal capacitado — Llevas razón, hay novias que ya saben cómo quieren ese día, pero algunas cambian de decisión como yo de zapatos — nos reímos con la ocurrencia.
— A eso me refiero. Tu trabajo es transmitirles seguridad y tranquilidad, a la par de hacerles ver, aunque no sea cierto, que todo va a estar bien.
— Pues sí, sin importar la edad, ese momento debe de ser el mejor para ellos.
— Así mis... espera, ¿sin importar la edad? — me pregunta arqueando una ceja interrogante y expectante.
— Pues sí ¿qué pensabas? Los mayores también merecen una boda — respondo riéndome ante la cara que ha puesto y con una pasión en la voz producto de amar mi trabajo — Por ejemplo: ayer hicimos la boda de unos viejitos de 87 y 90 años. Sus hijos querían darle ese regalo para poder recordar ese día cuando ellos no estuvieran; pues por los complejos sociales del tiempo que les tocó vivir les resultó algo complicado casarse como era debido.
— Un gesto muy hermoso por parte de ellos. A eso le llamo yo amor de unos hijos por sus padres.
— Así es — digo sonriéndole abiertamente — ¿A qué te dedicas?
— Soy chef.
— ¿Chef? ¿Trabajas en un restaurante?
— Si — dice asintiendo con la cabeza — Se llama "Platillos Cubanos", lo encontrarás en La Habana Vieja. Te aseguro que mi comida te encantaría y jamás pensarías en probar otra.
— ¿Tan bueno eres?
— Aunque esté mal que lo diga yo, sí lo soy. Crear platillos nuevos que sean
deliciosos y un arte para la vista de mis clientes, es mi mayor placer. Al igual que tú, amo mi trabajo y no me vería haciendo otra cosa.
— Genial, un día me pasaré por allí. Así comprobaré personalmente si eres tan bueno como dices — digo haciéndolo reír.
Después de esa canción bailamos dos más. Es la primera vez en mi vida que disfruto estar cerca de un hombre del cual no sé casi nada. Tiene algo que transmite seguridad, no me dan ganas de separarme de su lado. Quisiera y es algo inusual en mí, pasar el resto de la noche junto a él, sintiendo su respiración bajar por mi cuello, sus suaves pero firmes caricias y, sobre todo, quiero seguir sintiendo ese aroma tan embriagador que emana de su ser.
No lo hago, claro (no importa cuán osada quiera parecer, en el fondo sigo siendo una mujer muy serena que no pasa la noche con desconocidos ni tiene rollos). Con sumo pesar por ambas partes nos despedimos y cada uno se encamina para su mesa.
- ¿Quién es el guaperas? - me preguntó Sthep.
- ¿Dónde lo conociste? - siguió Ann.
- ¿Por qué te invitó a bailar? - preguntó Cris.
- ¿Por qué aceptaste? - preguntó Orl.
Poco a poco fui respondiendo las, nada discretas, preguntas de mis amigos. A las cinco de la mañana dimos por finalizada la salida. No volví a coincidir con Santiago, sin embargo, de vez en cuando nuestras miradas se encontraban dificultando mi respiración.
Nada más llegar a casa fui a la habitación a desmaquillarme y ponerme el piyama; luego me encaminé a tomar un poco de agua. La noche había sido movidita, sin contar a Santiago por supuesto. De solo pensar en él un escalofrío me recorre el cuerpo. Cuando bailábamos no pude evitar sentir sus músculos, eran bien firmes, sin duda va al gimnasio.
Suspiré, probablemente nunca más vuelva a verlo. Solo fue alguien que conocí y con el cual pasé un agradable momento, aunque no me importaría seguir hablando con él. Por otro lado, me dijo dónde encontrarlo. Si fue inconscientemente o no, es difícil de
adivinar. Tal vez pueda pasarme por allí e investigar si me dijo la verdad "y de paso averiguar algo más de él para hacerlo tuyo" me dice la vocecita haciendo nuevamente acto de presencia. Anda mira, la desaparecida volvió. Creí haberme desecho de ella. "Eso es lo que quisieras".
Dioses, ¿me estaré volviendo loca? Na, en realidad son mis deseos hablando por mí con la verdad; una verdad que jamás escucho. Con ese pensamiento me encamino a la cama. Es momento de descansar un poco, en unas horas me toca poner un poco de orden en mi casa y hacerle una buena limpieza a fondo.
👰🏻♀️💖🤵🏻💖👰🏻♀️💖🤵🏻
Hola a todos, aquí os dejo el primer capítulo de mi nueva novela. Como habrán visto los capítulos de esta novela son más largos que los de las anteriores, por eso solo publicaré una vez a la semana. Espero les guste y le den tanto amor como a las otras.
Qué les parecieron Alanna y sus amigos?
Qué piensan de su encuentro con Santiago?
Creen que Cristian se lanzará y le confesará su amor a Sthepania?
Para Alanna ser una chica q no le gusta ligar con desconocidos es bastante descarada jjjj.
Nos vemos pronto, mil besos a todos.
Nohelia💞
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro