Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. Empiezo a conocerlo.

____________

▫️6▫️
__________


¿Estás jugando conmigo?

Quería pronunciar eso y empujarlo, pero su aliento cálido golpea mi rostro y se siente tan agradable que no quiero que se separe en ningún momento. Su expresión es de deseo puro. ¿Por mí? ¿Él quiere besarme tanto como yo quiero besarlo?

Mi corazón me golpea fuertemente en el pecho. No son latidos comunes y me clavo tanto las uñas que puedo sentir la sangre salir.

Tengo que hacerlo. Sino perderé el control y besaré esos carnosos labios que me tienen tan estúpida.

Y no puedo hacerlo porque para él todo es un juego y para mí es muy serio. No puedo entregarle algo únicamente mío así como así.

—Deja de jugar conmigo —digo en voz baja poniendo mis manos en su torso para apartarlo pero no puedo.

Al sentir sus músculos tensos y duros mis manos se quedan por si solas tocando el torso duro y definido.

—No estoy jugando —dice con voz pesada.

Nuestros alientos están descontrolados, puedo sentir la intensidad con la que ambos deseamos esto. ¿Está mal? No sé si esté bien que mi corazón lata así por él, lo único que realmente sé es que quiero besar sus labios.

—Siempre juegas —respondo en un susurro y su nariz roza la mía.

El mero toque hace a mi piel cosquillear. Mis piernas se debilitan y ahogo un gemido mordiendo mi labio inferior en cuanto su mano se posa en mi cintura.

—Ahora mismo no estoy jugando, Alice —pronuncia lentamente, su lengua acariciando cada palabra y enviando descargas de deseo por todo mi cuerpo.

La luz de un auto enciende mis sentidos y ellos me hacen empujarlo con tanta fuerza que se tambalea en la acera. El auto de Colin se estaciona al frente e intento calmar mi respiración que ahora se encuentra irregular gracias a ese pequeño instante entre este chico y yo. ¡Uffs! Siento mucho calor.

—Te he buscado por todos lados —regaña bajando el vidrio y trago saliva para mojar mi garganta seca.

—Estuve… ocupada —le digo sin aliento viendo al hombre a mi frente.

Él solo sonríe cruzando los brazos. Su mirada sigue igual de oscura mientras mi corazón sigue acelerado y mi piel aún pide su toque.

—Vámonos —ordena desde su auto y yo volteo a ver a ojos grises azulados por última vez.

—Nos vemos…

—Ängstlich —pronuncia con diversión.

—No lo soy. Esto no tiene nada que ver con miedo.

—¿Terminaste el trabajo? Es para mañana —lo miro girando los ojos.

—Obvio.

—Bueno, adiós Alice. No me extrañes tanto.

Sonrío entrando en el asiento del copiloto. Él se queda viendo el auto irse y yo lo veo por el espejo retrovisor. Entonces se despide con la mano para seguir su camino.

—¿Quién es? —me pregunta Colin y me encojo de hombros.

—No tengo ni puta idea.

▫️

Papá aún no ha vuelto de casa, regresa mañana.

Estoy en el colegio esperando a Arthur y a ojos azulados para hacer la tonta tarea que me pondrá dieses en el expediente. Me encuentro sentada en un banco mientras trato de cubrir mis piernas con las medias negras que estoy usando.

Ya entregué el trabajo en el que estoy con ojos grises azulados y como si lo hubiese llamado con el pensamiento se aparece llevando el uniforme, una mochila y el cabello cayéndole a los lados de la cara.

—Alice —me saluda con una sonrisa y su mirada se detiene en mis labios haciéndome sonrojar.

—Una pregunta —digo de una vez y él alza una ceja.

Estamos en un pasillo solitario y a nuestro lado está el aula donde tenemos que controlar a dos o tres monstruos. Una que otra chica pasa y los murmullos no se hacen esperar en cuanto lo ven.

—¿Por qué estás tomando una clase de química del penúltimo año?

—Reprobé esa materia el año pasado. Por cuestiones de viajes, así que estoy tomándola para pasarla este año.

—Suena lógico.

—Es la verdad.

—Pero dijiste que eras un cerebrito —sonríe mojando sus labios.

—Lo soy. ¿Cuanto sacamos en el trabajo?

—Díez, obviamente. Deberías asistir a la clase, el profesor se empieza a preocupar por su alumno favorito —bufo girando los ojos.

—¿El profesor? ¿Estás segura? ¿Esa no será una excusa para verme más seguido, Alice? —me detengo por un segundo, debo admitir que me gusta escucharlo decir mi nombre.

—No seas ridículo —respondo antes de darle tiempo a que convierta esto en un juego.

Un juego que no podría ganar ahora, con él mirándome así, y diciendo mi nombre en ese acento peculiar, y la manera en que se ve con uniforme… ¡Detente, Alice!

—Si tu me lo pides me aparezco en el aula.

—No te pediré nada —vuelve a sonreír y entonces saca algo de sus bolsillos y me lo lanza.

—Lo dejaste en mi casa esa anoche —miro mi pequeña cadena y lo vuelvo a ver a él colocándomela.

—Gracias —susurro y me fijo en su ojo derecho.

Aprovecho para observarlo un poco. No tiene ninguna mancha al parecer, papá tiene la mitad de su ojo derecho negro, lo que significa que es muy malo. Pero yo estoy segura que el hombre a mi frente también lo es, ¿me equivoqué y no es quien creía?

—Arthur como que no vendrá ¿Entramos? —asiento y ambos entramos encontrándonos con dos chicos mucho más jóvenes que yo. Uno tiene el cabello rubio y el otro castaño con manchas rubias.

—¿Ustedes son nuestros profesores? —pregunta el rubio y ojos grises azulados baja su mochila cruzándose de brazos.

—No, ella es Alice y yo soy tu peor pesadilla —abro los ojos como platos viéndolo mal y el chico frunce las cejas.

—Pues me vale — no puedo analizar nada ya que en dos segundos está a su frente susurrándole algo.

—¡Oye! —lo regaño y él deja al niño volviendo a mi puesto con una sonrisa.

—Ya estamos listos, no volverán a molestar a los profesores y tenemos nuestra recompensa. Puedes quedarte si quieres —vuelve a tomar su mochila.

El niño se levanta y se va sin decir nada más y el otro le sigue.

—Oye, ¿qué les hiciste? —lo tomo del brazo antes de que pase junto a mí y en cuanto me doy cuenta coloca su mano en mi cuello dejándome en la pared.

—Les dije que si volvían a causar problemas rompería sus dedos.

—¡Son niños! —me quejo y él gruñe en frustración atrapando mi labio inferior con sus dientes. Quiero golpearlo pero todo es tan rápido que en cuanto me doy cuenta él ya se está alejando de mí.

¿Por qué hizo eso? Me encierro en uno de los cubos del baño viendo mi labio sangrar con mi teléfono. Lo tomó con tanta fuerza que lo rompió en dos segundos, me arde y el dolor se intensifica en cuanto lo toco.

—¿Qué le pasa a ese hombre?

Recuerdo su mirada furiosa en cuanto me tomó del cuello. Es como si hubiese perdido todo sentido de autocontrol. Suelto un suspiro dejando mi cabello en un moño desordenado y salgo sin ganas de volverlo a ver.

—¡Diosa! —unos brazos me estrujan contra un pecho tonificado y por el tono de voz se que es Arthur.

En cuanto me suelta reparte besos por mi rostro haciéndome sonreír para separarlo de mi porque tanto cariño y amor me confunde.

—¿Qué pasa? —le pregunto amablemente.

—Dijeron que nos quitarían la tarea al parecer los niños pidieron disculpas y dejaron la escuela —frunzo las cejas.

—¿Cómo? —pregunto anonadada.

Veo a ojos grises azulados y la voz de Arthur se escucha a lo lejos, ya que toda mi atención se ubica solo en él. Dejo a mi amigo hablando solo y tomo a ojos azulados del brazo. Voltea a verme mientras mis venas arden con ira, ¿por qué su mirada desinteresada me causa tanta molestia?

Sus ojos se detienen en mi labio roto y solo frunce las cejas.

—¿Por qué te ves tan molesta?

—Los chicos se fueron.

—¿Y?— me dice nada sorprendido.

—Les dijiste algo malo.

—Ya el trabajo está hecho. Lo único que te debe importar es tu diez y a mí, la materia de química pasada —se zafa de mi agarre y camina hacia otro lado dejándome ahí para suspirar dramáticamente.

¡Maldición, este hombre va a acabar con mi vida!

—¡Alice! —la voz de Gigi me devuelve a la realidad y volteo a ver su expresión de angustia y sus lágrimas.

—¿Gigi? —pregunto en cuanto se lanza en mi brazos llorando—. ¿Qué pasa?

La calmo acariciando su rubio cabello y sus ojos cafés rojos de tanto llorar me miran.

—Colin peleó aquí. Con un chico que me besó, no sé cómo supo tu mamá, pero se enteró que rompió una regla —mis sentidos se ponen alerta y salgo corriendo con ella quien me dirige a donde está Colin.

Sus nudillos están destrozados mientras el cabello negro le cae en la cara desordenado. Sus ojos negros me miran y suelta un suspiro, está sentado en una esquina del colegio.

—¿Estás bien? —le pregunto agachándome para quedar a su altura. Tal vez tengamos diferencias pero es mi hermano y en esta familia nos protegemos.

—La pierna. Pidieron mi pierna como castigo —hago una mueca de desagrado.

—Eso dejará cicatriz. ¿Castigos?

—No puedo hablar con Gretchen y… tengo que irme por un tiempo —las lágrimas me empañan los ojos. Nunca hemos estado separados y no quiero que se vaya.

—¿Y el chico?

—Creo que rompí su pierna y uno de sus brazos —hago otra mueca.

Tomo su mano y sin dudas la marca está demasiado extendida. Así durará días sin cerrarse.

—No puedes irte.

—Pidieron un mes. Que me fuera por un mes y tengo que hacerlo si no quiero que tomen mis dos piernas —miro su ojo derecho.

—No tienes marcas, así que no es tan grave, convenceré a papá y…

—Tengo que hacerlo. Ya no sé lo que me pasa cada que la tengo cerca, incluso he roto códigos que hay que respetar —mira con tristeza a Gigi.

—Los dejaré solos. Imagino que partes mañana —le digo, él asiente y después de darle un beso en la frente me retiro dejándolos solos.

En cuanto toquen la casa no la podrá ni ver, así que tienen que despedirse acá.
Suelto un suspiro. Los castigos de papá y mamá son una mierda.

▫️

Me despido de mi hermano al siguiente día quien parte con mamá en el auto. Gigi se permite llorar una vez que mamá está lejos.

La abrazo dejándola que llore todo lo que tiene que llorar.

Por eso mamá y papá no permiten que nos descontrolemos e hicieron los castigos para seguirlos.

Papá cuenta que cuando los Cooper se enamoran son más propensos a lastimar, ya que nos descontrolamos. Sobre todo los hombres, es simplemente naturaleza, por eso fue que Colin terminó casi matando a alguien por Gi.

Joder, él en verdad se había enamorado de mi amiga.

Gi se queda en casa; la regla número 9 dice que solo se falta al colegio si te sientes mal emocionalmente o estás enfermo. Y Gigi pues… está peor que eso.

Voy a clases y ya la tarde llega rápido por lo que me dirijo a la cafetería antes de irme a casa. Está llena, la mayoría tienen más clases y ésta es la hora de comer, pero como uno de mis profesores faltó salí más temprano.

Puedo escuchar los murmullos de las mujeres detrás de mí y en cuanto me doy cuenta una bandeja se queda en mi mesa y el cuerpo de un hombre se cierne a mi lado.

—¡Ojos grises azulados! —digo con una sonrisa haciéndolo girar los ojos.

Empiezo a conocerlo, y me gusta lo que veo. Hoy no lleva corbata y su camisa está arremangada hasta los codos mostrando su aterrador tatuaje.

—Tu amiga estaba muy mal ayer. La vi cuando te abrazó —asiento mirando mi bandeja de comida.

—Mis padres castigaron a Colin y lo mandaron lejos —volteo a verlo con mi mejor sonrisa—, pero no hablemos de eso.

—¿De qué hablamos?

—Empecemos en porqué te tatuaste la palabra "muerto" sobre tus nudillos.

El mira los mismos dando a mostrar el puma que no había visto. Mi boca se forma en una 'O'.

—¡Es un puma! ¿Y la serpiente? —sonríe mostrando su hermosa dentadura.

—Alguien ha estado muy pendiente de mí —me encojo de hombros y él comienza a quitar su camisa delante de todo el mundo.

—¡Oye! —me quejo intentando apartar la mirada en cuanto termina de quitar el último botón.

Se la quita ignorando mi comentario y su tatuaje queda al descubierto. Tanto ese como el que tiene en el pectoral, las letras que aún no tengo ni idea de que dicen, pero reconozco perfectamente que es alemán.

—Una serpiente junto a un puma. ¿Por qué? —mi mirada se detiene en sus pectorales.

—Cuando hablas, son los ojos que tienes que ver. Aquí, Alice —señala los mismos y yo sonrío sin dejar de ver sus pectorales.

Están tan marcados que me resulta imposible. Mi mirada sigue descendiendo hasta llegar a… sus dedos en mi barbilla me hacen verlo a los ojos.

—Aquí es donde debes ver, pervertiert —frunzo las cejas ante su otra rara palabra en alemán.

—¿Y eso qué significa? —me suelta poniéndose su camisa mientras sonríe.

—Nada. ¿Quieres saber sobre mi tatuaje?

—Sí, quiero saber muchas cosas sobre ti.

—Sí, me parece que tu apellido es curiosidad.

—¿Qué comes que adivinas?

—Cosas comunes. Aunque quisiera comer tus labios y otra cosa de ti — el rubor corre a mis mejillas en cuanto su mirada se detiene en mi.

—No deberías decir eso… —murmuro viendo a los lados.

—Te espero hoy en mi casa —se levanta recogiendo su mochila y se va sin más.

Las chicas detrás de mí me dan miradas terribles y me levanto avergonzada. Camino a grandes zancadas para salir del colegio y trotar hacia mi casa.

Gigi está dormida en mi habitación y después de besar su frente me doy un baño. Ahora estoy caminando hacia la casa de ojos grises después de colocarme un jean claro, una blusa blanca y mis converse.

Mi cabello está suelto y me cae a la mitad de la espalda. Llevo mis lentes, ya la noche cayó porque esperé mucho antes de venir y para distraerme tengo mis audífonos puestos escuchando a Ariana Grande con Pov.

Toco el timbre y el hombre de la última vez me recibe con una cálida sonrisa.

—Oh, ¿Alice cierto? —asiento quitando mis audífonos y dejándolos en mi cuello.

—Mucho gusto —extiendo mi mano y él la estrecha con una sonrisa.

—Yo soy Alfred, el gusto es mío, Alice —me deja entrar y me pasa a la cocina.

—Mi sobrino está en su habitación. Ya lo busco, ponte cómoda, —me deja una manzana en la encimera— dijo que en cuanto llegaras te diera una. Algo de que eran tus favoritas —sonrío ante la amabilidad del señor y desaparece por las escaleras.

Muerdo la manzana y me comienza a dar mucho calor así que me levanto a tomar una botella de agua groseramente. En cuanto volteo la barbilla casi se me cae cuando el hermano de ojos grises azulados aparece sin camiseta.

Me ve frunciendo el ceño y yo me quedo con la botella en las manos intentando salir del trance. Es muy sexy. A diferencia de ojos azulados él no tiene ni un solo tatuaje, el cabello mojado por su sudor le cae en la frente más oscuro de lo normal.
En cuanto mi mirada se detiene en sus ojos la quita yendo hacia otro lado.

Eso fue lo más raro que me ha pasado.

—Alice, mi sobrino dice que vayas a su habitación —asiento ante las palabras del señor Alfred y después de tomar mi manzana toco su puerta. Me abre con los ojos entrecerrados y me mira de pies a cabezas.

—Ängstlich —saluda haciéndome girar los ojos.

—Ya te dije que no soy ninguna aglic lo que sea —sonríe dándome paso y vuelvo a entrar en su habitación.

Esta vez lleva un short blanco y una sudadera vino tinto. Sus pies van descalzos y lleva la misma banda en su frente pero el cabello no le cae en la misma, sino que lo lleva peinado hacia atrás.

—¿Qué tal? —muerdo mi manzana y él se encoje de hombros.

—Estaba haciendo algo, pero ya no —me quita los audífonos del cuello poniéndoselos—. Tu canción favorita, reprodúcela —pide mirando mis labios con esos ojos que solo me pueden ver con deseo. O así lo siento.

Reproduzco la canción de Arcade y él cierra los ojos sumergiéndose en la canción haciéndome sonreír.

Las pestañas le caen en los pómulos con los ojos cerrados, se ve muy tierno a pesar de tener una altura de 1.85 quedando a muchos centímetros por encima de mi. Su habitación huele a él, la ventana está abierta por lo cual la habitación está súper fría. La canción termina y él sonríe dándome los audífonos.

—Buena elección. La escucharé recordándote —no puedo evitar sonrojarme cada vez que me dice esas cosas.

—Entonces… ¿me contarás sobre tu tatuaje? Y no me salgas con nada de "mentí" —suelta una risa mostrando los hoyuelos que al parecer se forman solo cuando ríe así.

—Es que recordé tu rostro cuando dije eso —se defiende y pongo una mano en mi cintura mirándolo con cara de pocos amigos.

Él se sienta mordiendo su labio inferior para evitar soltar otra risa.

—¿Has escuchado la historia sobre la serpiente?

—He escuchado varias, pero ilumíname —me siento en el escritorio a su frente.

El pone los pies sobre su silla sentándose de esa manera tan rara que parece incómoda.

—Eres raro, no te sientes así.

—Me gusta sentarme así, me ayuda a… analizar mejor las cosas y a buscar la enorme cantidad de datos en mi cerebro.

—Sigue siendo raro —toma algo que está a mi lado en el escritorio y se lo mete en la boca mordiendo el mismo.

—¿Quieres? —pregunta señalando a mi lado la taza con churros sobre ella.

Tomo uno esperando por su explicación. Mientras se come el churro sus ojos se detienen en los míos.

—Du bist so schön, dass ich nicht waiß, warum ich diese seltsamen gedanken habe —lo miro frunciendo el ceño.

—¿Podrías dejar de hablar en Alemán? —niega sonriente.

—Si digo esas cosas en español probablemente salgas corriendo —se termina de comer el churro metiendo uno de sus dedos lleno de chocolate en sus carnosos labios.

Paro de comer para verlo chupar sus dedos. Me permito apreciar las hermosas uñas que lo adornan y en cuanto me ve para de hacer todo.

—Pervertiert.

—¡Deja de hablar en alemán! —me termino de comer todo el churro molesta y él suelta una pequeña risa tomando otro churro.

—Bueno, ya que pediste que te iluminara el cerebro, aquí voy. Las serpientes a causa de sus movimientos de reptación, su habilidad para desaparecer repentinamente, el brillo, la fuerza fascinante de sus ojos, y especialmente a consecuencia de su fatal mordedura, han sido la fuente de numerosas leyendas en las que el temor ancestral llevaba a deidificarlas para aplacar su furia, o a ser consideradas como el origen de todos los males, la encarnación del demonio —explica rápidamente—. Pero más allá de cualquier miedo, aunque aclaro que me gustan porque intimidan y yo también lo hago, sobre la serpiente existe una gran admiración, ya que el hombre primitivo la consideraba como un ser poderoso e incluso hoy, se la venera. Yo las venero. Su verdadera naturaleza se ve deformada y disfrazada por la superstición. La presencia simbólica de la serpiente aparece en culturas primitivas actuales, en el Egipto antiguo, en la mitología griega y romana, en la Biblia, en la América Precolombina y en el folklore actual. Me tatúe una serpiente porque las admiro, me gusta la marca que dejan a los largos de los años y que a pesar de ser simples animales sean poderosos. Para no resumir tu visita en hablar sobre mi tatuaje, lo hice porque las venero, porque son venenosas como yo —suelto un suspiro ante su explicación y él suelta una risa.

—¿Y el puma? ¿Por qué el Dead? ¿Y las palabras sobre tu pecho? —suelta a reír.

—Te diré todo menos el de las palabras. Me tatúe el puma porque este animal está relacionado con: acción, fuerza, nobleza, paciencia, silencio, decisión, liderazgo, guardián, independencia. Me define mucho, así que quise tatuarlo junto a la serpiente, ¿quedó bien cierto? —sonrío y el se fija en mis ojos como si no fueran reales, al igual que yo miro los de él siempre.

—¿Y el de "Dead"?

—Eso es porque así es como me siento.

—¿Muerto? Yo te veo vivo.

—A veces estar vivo no significa realmente estarlo.

—Profundo —murmuro haciéndolo sonreír.

—Pero bueno, paremos de hablar de mis tatuajes. ¿No te quieres tatuar tú algo? Yo lo hice hace un par de años, también podrías hacerte perforaciones, una en tu pezón quedaría bien —le golpeo el hombro riendo.

—Oye no te pases —se levanta estirando su cuerpo mientras yo no paro de sonreír.

—Alice… —murmura viéndome.

—Ojos grises —bromeo sonriendo mientras él ya no tiene ni una pizca de diversión en sus ojos.

Se acerca hacia mi quedando en el medio de mis piernas. Sus ojos miran los míos mientras los míos miran sus labios. La luz de la lámpara le cae en el rostro haciendo a sus ojos brillar más.

—Lamento haberte roto el labio, yo no… pude contenerme —comenta cerca de mis labios y traga saliva moviendo la manzana de adán.

Asiento apretando la madera del escritorio en el que estoy. Su respiración me golpea el rostro, su aliento es delicioso, a menta con una pizca de licor, no deduzco cual.

—¿Estuviste tomando? —le pregunto en un susurro viéndolo a sus ojos de depredador.

—Sí, no mucho, pero quería enfocarme en algo para sacarte de mi cabeza —me quedo literalmente con la boca abierta.

—Oye, tu… —murmuro en cuando se acerca más a mi.

¡Por lo menos reacciona! Ni lo rechazo ni acepto el jodido beso. Trago saliva y dejo que él haga lo que sea que va a hacer pero como siempre nos interrumpen y yo lo aparto de un empujón.

Solo tocaron advirtiendo que entrarían.

—Wie unpassend sie sind—murmura en alemán saliendo de la habitación—. Quédate aquí, ya vuelvo —me quedo como pide antes de salir.

¿Qué es esto que estoy sintiendo?

Mi corazón sigue latiendo fuerte y me muerdo el labio interior conteniendo una sonrisa. Definitivamente ojos grises azulados me va a volver loca.

* * * * * * * * *

▫️Du bist so schön, dass ich nicht waiß, warum ich diese seltsamen gedanken habe: Eres tan hermosa que no se porque tengo estos extraños pensamientos.

▫️Wie unpassend sie sind: Que inoportunos son.

▫️Pervertiert: Pervertida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro