Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. Pequeñas sospechas.


____________

▫️5▫️
__________


Despierto viendo al techo y me incorporo de inmediato mareándome en el acto.

Observo mi alrededor y sigo en la habitación de ojos grises azulados. El último recuerdo que tengo es el de haberme desmayado. Pero eso es muy raro porque yo no sufro de nada que me cause desmayos. De hecho, no recuerdo haberme desmayado nunca en mi vida.

La habitación está a oscuras y lo único que entra de luz es la luz de la luna por la ventana.

El sonido de los grillos atormenta a mi ya loca cabeza, pero hago caso omiso fijándome en los pasos que hacen eco por la habitación.

—Despertaste —dice la voz de ojos azulados y sale del baño a mi frente.

Tiene una especie de cinta en la frente con algunos estampados, haciendo que el largo y oscuro cabello le caiga en la misma.

Por suerte si tiene camiseta, pero es corta por lo que el tatuaje que lleva en su antebrazo derecho se ve mejor ya que mi mirada solo está enfocada en el mismo.
Está descalzo y un pantalón de pijama negro le cuelga desde la cintura.

—¿Cuanto he dormido? —pregunto tomando mi cabeza y él se sienta en la silla tomando un cuaderno y un boli el cual se mete en la boca.

—Una o dos horas tal vez —sube las piernas dejándolas en su silla.

Luce como un niño pequeño todo encogido en esa silla con el boli en sus labios, como pensando. Me doy cuenta que ya es tarde, tal vez las diez.

—¿Me desmayé? —comienza a trazar algo en su cuaderno y asiente sin verme.

La cabeza me duele y cada vez me dan palpitaciones que me hacen quejar. Me resulta raro haberme desmayado, en mi mente rondan algunas sospechas sobre lo que pudo haber pasado.

Aún no confío en el hombre a mi frente, eso lo hace peligroso. Me levanto quedando a su frente y le arrebato el boli de las manos  para que me mire.

—Yo no me desmayo así —dejo en claro viéndolo y él suelta un suspiro.

—No se cuando te desmayas, pero aquí lo hiciste. Y ya que estamos debería llevarte a casa, ya es tarde.

Me quedo viendo sus ojos. La intensidad con la que el gris raya el azul es impresionante. Tanto, que cada que lo miro me quedo sin aliento.

—No te creo nada —se levanta quedando a centímetros de mi rostro.

Su mirada oscura es… alucinante.

—Du hast a schöne augen —su lengua pronuncia las palabras como toda una experta y doy un paso hacia atrás.

Ni siquiera se lo que dijo pero creo que es un insulto. La puerta se abre y yo retrocedo nuevamente.

¿Por que rayos mis sentidos están sobre alerta? Tal vez yo dude sobre muchas cosas con respecto a Ojos azulados, pero no es razón para estar a la defensiva con solo un mero sonido de la puerta.

La cabeza de un hombre con cabello negro y ojos oscuros se asoma y en cuanto me ve su boca se forma en una 'O'.

—Oh, disculpen —inquiere sonriente y yo lo miro con las cejas fruncidas. ¿Acaso él…?

—Solo es una amiga tío —recalca el idiota—, bueno no se si se le pueda considerar mi amiga, pero no es como las otras —mis mejillas se encienden tanto que tengo que apartar la mirada.

Pues claro que el hombre pensaba eso.

—Traje el té que pediste —se lo entrega sonriente y ojos grises solo asiente sin verlo.

—Es para ti Alice, y tranquila, mi tío no sería capaz de envenenarte —el hombre sale con una sonrisa de boca cerrada.

—Eso quiere decir que tu si lo harías.

—Si —responde sin dudar y me entrega la taza.

—¿Tocas la guitarra? —le pregunto observando una que está a un lado de su armario.

El dirige sus ojos hacia donde yo tengo la vista y hace una mueca.

—Tocaba, ya no recuerdo la última vez que lo hice.

—Oye ojos azulados —posa su atención en mi.

—Dime, ängstlich.

—¿Tienes mucho tiempo viviendo aquí? Es que nunca te había visto.

—Yo a ti te vi muchas veces —da dos pasos hacia atrás tomando una taza con alguna fruta y se sienta en la silla viéndome.

—En fin, ¿cuánto llevas viviendo aquí?

—Hm no lo sé, varios años. Me vine a vivir con mi tío cuando no tuve más remedio.

—¿Y tu mamá?

—Haces muchas preguntas, te llevaré a casa antes de que recibas un castigo por mi —intenta caminar pero lo agarro del brazo rápidamente.

—Quiero hablar más… —murmuro mientras mi nariz me comienza a arder.

Sentirse solo no es bueno. Si, tengo a Gigi, pero últimamente su atención recae mas en Colin que en mi y no se porque me he estado sintiendo tan abrumada.

El hecho de pensar en papá y en mamá haciendo lo que no me gusta que hagan me revuelve el estómago y no tengo idea de porque, pero quiero hablar de eso con él.

Siento que es bueno escuchando y que me dirá la verdad sin filtros porque así es él, o bueno, así creo que es.

—Alice, deberíamos volver —toma mi mano quitándola de su brazo.

La luz de la luna cae en su rostro, su semblante serio y frío se suaviza un poco y toma mi mejilla limpiando la lagrima que acaba de escaparse.

Entreabro mis labios intentando decir algo pero no puedo. Pareciera que la voz ha abandonado a mi garganta.

Se suponía que él me había rechazado, que se había soltado. Pero ahora su mirada se clava en mis ojos y siento un mar de sensaciones al tenerlo tan cerca.

—Ich mag dich, Alice —pronuncia en un susurro.

Mis labios se abren intentando pronunciar palabra y su cálido aliento me golpea el rostro. Huele a menta, siempre huele a menta.

Su mirada es oscura y su respiración se siente pesada. El único contacto físico entre nosotros es su mano en mi mejilla.

Nuestros cuerpos ni siquiera se están rozando y yo ya quiero hacer más que besarlo, y aclaro que no sé nada sobre eso.

Su voz ronca envía descargas que hacen que me sienta… demasiado bien. Pasa saliva por sus carnosos labios y se ven tan jodidamente provocativos.

—Alice… —vuelve a pronunciar en un susurro.

La manera en la que lo hace me hace entender que tiene un acento del que no me había percatado.

—¿De donde eres? —me hace retroceder hasta que mi espalda llega a la pared.

No me toca, pero sus dedos viajan hasta mis labios, los cuales rozan con gentileza y juro haber escuchado un gruñido salir de sus labios.

—Si lo que quieres saber es en que idioma te hablo, es alemán —asiento viendo sus labios y luego sus ojos.

—Creo que…

—Deberíamos irnos —completa por mi acercándose más a mi rostro.

El sonido en la puerta me hace darle un tremendo empujón rompiendo todo contacto con nosotros.

La puerta se abre con otro joven en ella y este enciende la luz viendo a ojos grises azulados y luego a mi.

Este suelta un pequeño gruñido acomodando lo que sea en su pantalón y yo me pongo más roja que un tomate.

—Hermano, una de tus amigas está llamando abajo —la expresión de ojos azulados se endurece.

—Ich will niemanden hen —la frialdad en su voz me sorprende—. Und raus aus meinem zimmer, Tadeo, ich bin etwas verärgert.

El joven tan sexy con ojos oscuros sale con lo que sea que le dijo Ojos azulados, seguro le mentó la madre. El cabello del chico es negro y sus ojos oscuros, como los del hombre anterior, es muy distinto de ojos grises en esos aspectos.

Mi corazón sigue latiendo como loco y cierro mis piernas bruscamente.

—Ya podemos irnos —carraspeo y él asiente tomando una libreta y colocándose unos zapatos deportivos.

—Allí está lo que falta para el trabajo —indica dándomela y yo asiento sin voz al ver sus labio inferior rojo ya que había estado mordiendo el mismo.

—Tu hermano…

—Se refiere a una de las chicas que estudian conmigo, seguramente un trabajo en grupo —sale después de abrir la puerta y lo sigo.

—¿Y por que no las recibes?

—No me gusta traer a nadie a casa —responde con frialdad y yo muerdo mi labio inferior conteniendo la sonrisa.

Es que no le gusta traer a nadie. Pero a mí me trajo, ¿no?

En cuanto salimos la fría brisa me golpea el rostro haciéndome sonreír. Una motocicleta está a mi frente y me niego a subir cuando él me lo ofrece.

—Estás descalza —recalca y vuelvo a negar.

—Me vine corriendo y queda a pocas cuadras. Cuatro al menos.

—No seas… —se detiene para murmurar un montón de cosas en alemán.

—Puedo irme sola ojos azulados, no pedí tu compañía —sonríe sarcásticamente.

—Y yo no pedí tu opinión. Vamos que se hace tarde —se agacha a mi frente y antes de poder asimilar lo que hace me deja en su hombro como un costal de papas.

—¡Oye, bájame! —la tela de mi suéter cae casi descubriendo mis pequeños pechos y ojos azulados comienza a trotar haciéndome marear.

La sangre sube a mi cabeza, me siento un poco mal y me trago la comida que se me viene a la garganta. No puedo siquiera hablar así que dejo que el idiota me deje en la casa.

—No vuelvas a hacer eso —pido vomitando en la entrada de mi casa y al verlo hace una mueca de asco.

Las arcadas me hacen llorar y cuando me doy cuenta la puerta es abierta con Colin en ella.

—¿Estás bien? —me pregunta en un tilde de preocupación y limpio la comisura de mi boca asintiendo.

—Oye ojos azulados, supongo que gra… —me detengo en cuanto volteo a verlo ya que no está.

—Vuelve a dentro, te vas a resfriar —entro sin refutar con la sospecha en mi mente.

¿Quién es el? ¿Como es que puede escapar de mi? Para alguien normal seria casi imposible.

Para alguien normal… ¿pero acaso él se veía normal? Pues claro que no.

Me siento en el mueble con los codos sobre mis rodillas analizando todas las posibilidades. Es ágil o simplemente se fue y soy paranoica.

—Hablemos —dice la voz de Colin a mi frente en un tilde de preocupación.

—Ya dije que no diré nada —aclaro levantándome, en realidad ya eso no me importa.

Lo que pasó, ya pasó. Y lamentablemente no tengo el poder de devolver el tiempo, y pues ellos tampoco.

—Lo siento.

—Como sea.

—Oye Alice… —habla Gigi a un lado con la espalda recostada en la pared.

—Pueden hacer con su vida lo que quieran.

Me retiro subiendo los escalones rápidamente. Me encierro en mi habitación soltando un suspiro.

¿Por que me desmayé así? Yo no suelo desmayarme nunca.

En realidad nosotros no nos enfermamos como cualquier otra persona ya que nuestros cuerpos poseen poderes curativos. Podría enfermarme de cáncer y curarme a los días. Pasa igual con los resfriados, en un par de horas me curaria.

Incluso podría cortar mi pierna para que deje cicatriz y no la deja. A excepción de esa, que fue cuando me castigaron.

Nunca había sentido tal dolor y recordarlo me pone los pelos de punta.

Me recuesto en la cama mirando al techo. Al tener poderes curativos debería poder ver bien, pero tiene su lógica ya que la heterocromia afecta la vista de nosotros.

Usualmente no lo hace, no en personas normales. Solo mi abuelo y yo tenemos estos rasgos y ambos sufrimos de la vista por eso.

Escucho el sonido de la puerta e indico que pasen dándole la bienvenida a mamá con algo en manos.

—Tu papá decidió quitarte el castigo ya que te portaste bien —me indica alegrándome el día.

—¿Mi teléfono? —pregunto incorporándome en la cama y ella asiente dándomelo.

Le doy abrazos y besos y abro la pequeña caja con un nuevo teléfono. Un iPhone ya que son mis favoritos, es dorado y enorme así que lo admiro pensando en el gran papá que tengo.

Lo había pedido unos días atrás antes de empezar clases porque había perdido el mio en un pequeño viaje familiar.

—Si te portas mal otra vez se te decomisará por unos días —asiento mordiendo mi labio inferior por la emoción y ella sale de mi habitación.

Abrazo a mi gato Chesuus recordando las manos de ojos azulados sobre él. Actué de tal forma porque es valioso para mí ya que me lo dio papá, y nadie, ni siquiera Gigi se atreve a tocarlo.

Cierro los ojos intentando dormir. Ya debe ser más de media noche porque mamá llegó, así que necesito dormir ya que mañana será un día ajetreado.

De pronto recuerdo que dejé la libreta de ojos grises azulados abajo así que me levanto y corro escaleras abajo pero ya no está en la mesa.

—¿Es de tu amigo? —escucho la voz de mamá detrás de mi.

Al igual que muchas personas puede ocultar su presencia de mi y de todos, pero lo hace estupendo ya que de todos es la mejor hunter C.

—Lo es —carraspeo y ella deja la libreta en mis manos.

—Ten cuidado, él me hizo sentir escalofríos cuando vino —trago saliva.

Es la primera vez que mamá me dice que alguien le causa escalofríos. Personas lo han hecho, esas personas malas a las que ella siempre se enfrenta, pero nunca nadie conocido le ha hecho sentir eso y me pone los pelos de puntas porque solo indica una cosa y es: peligro.

Ella dice que es cuando un enemigo es muy fuerte o muy malo, dependiendo del tipo de escalofrío ella puede saber si es malo o fuerte, pero no quiero preguntar ya que tengo el corazón en la boca. No todos le hacen sentir escalofríos, de hecho, usualmente solo ellos la hacen sentir eso, y muy pocas personas normales.

Mamá es peligrosa, pero él también lo es.

—¿Quieres saberlo?

—No —respondo sin dudar y ella asiente.

—Puedes usar mi mente cuando quieras, pero aclaro que su nombre también está allí. Así que solo puedes usarla en cuanto sepas el nombre de él, ya sabes lo que pasa si mamá rompe una promesa.

—Iré a mi habitación, nos vemos mañana —corto el tema ya que no quiero seguir hablando sobre eso.

Las sospechas cada vez son más grandes, como si todo indicara que él es eso. Si él lo fuera tendría la misma marca en el ojo derecho como papá, no he visto a ninguno de ellos que no hayan matado. A ninguno.

Asi que si es un "Dead" lo sabré viendo su ojos derecho.

Mañana sabré si ojos grises azulados me oculta más de lo que yo creo.

▫️

Estoy en clases de literatura, me estoy literalmente durmiendo ya que la profesora solo está explicando cosas que ya se desde hace tiempo.

Es mi última clase por suerte, todo mi día ha sido estresante.

Gi solo se me acerca a decirme pocas cosas, ella sabe que cuando estoy molesta lo mejor es darme mi espacio. Mi mente se colapsó por completo al verla de aquel modo, pero ya estoy mejor.

En cuanto el timbre suena todos salen afuera apresurados.

Me indicaron de una llamada del director, así que recojo mis cosas y en cuanto salgo me dirijo a la misma.

Antes de llegar Arthur se encuentra fuera con las manos en los bolsillos. Él está en último año también, pero no es como si asistiera mucho a clases.

—Diosa de la muerte —me saluda con una sonrisa y me aviento en sus brazos inhalando su olor masculino.

Acaricia mi cabello, no soy de afectos, no me gustan. Pero simplemente necesito un abrazo por lo abrumada que me siento.

Una pequeña tos nos interrumpe así que me separo de Arthur sonrojada.

Pero es ojos grises azulados quien está a mi frente cruzado de brazos. Lleva el uniforme puesto, camisa blanca, pantalones negros y corbata roja.

Está arreglado, joder, perfectamente arreglado. No es como los típicos chicos malos que tienen las camisas por fuera o algo, ¡no!

Su camisa está perfectamente arreglada y tiene un cinturón puesto. El cabello le cae en la misma especie de cinta de anoche y mi mente viaja a ese momento en cuanto estaba cerca de mi.

—Ojos grises azulados —saludo secamente y Arthur alza una ceja.

—Ängstlich —saluda él y necesito buscar el significado de esa palabra.

Me le quedo viendo a su mirada helada y el igualmente a la mía. Sigue de brazos cruzados y hasta parece… ¿molesto?

—¿Ya se conocen bien? —pregunta Arthur interrumpiendo nuestro reto de miradas.

—Ni un poco —respondo viéndolo suavemente.

La puerta de la oficina del director se abre con su secretaria en ella.

—Pasen —indica y todos lo hacemos dándonos miradas extrañas.

El director con canas y lentes nos recibe con una sonrisa de boca cerrada.

—Se preguntarán porque los llamé. La verdad es que necesito ayuda de ustedes tres —le doy una mirada a los dos a mi lado y él único que me mira es Arthur por supuesto.

—Clases —pronuncia ojos azulados y el hombre asiente.

—Tengo tres estudiantes que son un poco conflictuosos. Están en primer año, y…

—Golpean a las profesoras, lo escuché —vuelve a opinar y el director asiente dándole la razón.

—Quiero que le den clase y mucho carácter ya que mis profesores no pueden, a cambio les daré varios puntos en las materias que tienen bajas.

—¿Por qué nosotros? —pregunto opinando por primera vez.

—A ti por tu actitud demandante. A Arthur porque puede controlar la situación bien y a… —se calla en cuanto ojos grises le da una mirada—, bueno a su otro compañero por su inteligencia. Si no quieren son libres de irse.

—Aún no tenemos notas bajas —inquiero ya que apenas comenzó el semestre.

—Puedo modificar tu informe anterior. Tu única nota baja allí es de 6 en política —dice viendo un papel.

Ya se lo que piensan, pero fue porque tuve que viajar con mis padres y no pude asistir en varios días por lo que pedí un examen muy importante.

Eso me llevó a tener esa nota en mi expediente, así que cambiar ese 6 por un 10 y tener mi informe con solo 10 seria mejor.

—Yo acepto, y Arthur también —este me mira frunciendo las cejas pero yo veo a ojos azulados cruzándome de brazos— ¿Y tú, ängstlich?

Abre un poco los ojos para luego sonreír. Yo no sé que es lo que me dice él con esas palabras, pero estoy segura que es un insulto por su reacción.

—No soy ningún miedoso —responde y mi boca se abre en un pequeño 'O'.

—¿Siempre me dices miedosa? —pregunto y él no me ve mirando al director.

—Aceptamos —dice sin vernos y el director asiente haciéndonos firmar algo.

En cuanto salimos él toma un pasillo y lo intento perseguir para reclamarle, pero en cuanto estoy por tomarlo se detiene viéndome.

Sus cejas están fruncidas y su expresión está más fría que de costumbre. Él da miedo, mucho miedo.

—Deberías irte con tu novio en vez de perseguirme —me dice con la voz fría y señalando a alguien detrás de mi.

En cuanto volteo es Arthur quien me ve con una sonrisa pasándose la mano por el largo de su cabello.

Vuelvo a fijar la vista en ojos grises azulados pero ya no está haciéndome maldecir un montón de veces.

—¿Vamos por un helado? —me pregunta Arthur y asiento suspirando.

Envuelvo mi brazo en el suyo y caminamos así hablando de todo hasta salir de la escuela y caminar a la pequeña cafetería donde venden helado.

Nos sentamos y seguimos conversando a pesar que mi mente está en lo último que me dijo ojos grises azulados antes de desaparecer.

¿Arthur mi novio? No sé que pasa por su loca cabeza, pero él es mi amigo y nada más.

Después del helado seguimos hablando y se nos hace tan tarde que la noche cae. Arthur y yo vivimos en diferentes extremos de Forks, por lo que a pesar que quería llevarme le dije que se fuera a su casa.

A mi me queda a pocos minutos caminando, y a él le queda muy lejos.

Se despide de mi con la mano después de besar mi frente y lo observo irse hasta que cruza una calle.

Suelto un suspiro y mi teléfono suena en la mochila. Lo saco viendo la notificación del mensaje.

Lo abro a pesar de ser un número desconocido.

Numero: desconocido.

¿Disfrutaste de la velada? Supongo que si. La querida Alice se la lleva bien con todos menos conmigo.

Atentamente:
Ojos grises azulados.

Sonrío con el teléfono en la mano.

Yo: ¿Celoso o son ideas mías? Y si, es que de todos tu eres el más insoportable.

Sigo caminando distraída con mi teléfono.

El: ¿Celoso? Por favor. Solo quería asegurarme de que la habías pasado bien sin mi presencia.

Yo: Siempre lo hago, así que no tienes de que preocuparte.

El: ¿Donde estás?

Me quedo parada en seco con esa pregunta.

Yo: Caminando a casa. ¿Por qué?

El: Deberías de estar distraída con el teléfono. Si no…

—Bu —suelto un grito en cuando una mano toca mi hombro y el teléfono se me cae en la acera—. Eso puede pasar si estás distraída en el teléfono.

Miro a ojos grises azulados que tiene una estúpida sonrisa pegada en el rostro remarcando dos hoyuelos en sus mejillas, pero el de la izquierda se marca mucho más. Lo hace ver muy tierno, ya que es la primera vez que me sonríe genuinamente 6 no de manera misteriosa y pícara. Aún así, tomo mi teléfono furiosa.

—¿Me estás siguiendo? —pregunto señalándolo acusatoriamente.

—Si.

—¿Por qué?

—Quería ver que tal estaba tu velada. La pasaste muy bien, tienes hasta los labios rojos —me sonrojo.

—Solo somos amigos —gira los ojos guardando su teléfono.

Su expresión es de… ¿molestia?

—Claro, y yo dejaré de fumar pronto. ¿Por qué no te acompañó a casa? —saca un cigarrillo poniéndolo en sus labios.

—Le dije que no —lo enciende dándole una calada para soltar el humo irrespetuosamente en mi rostro.

—Eso significa que te quiero besar —retrocedo haciéndolo sonreír.

Ese idiota me pone los nervios de punta, y con esa afirmación solo hizo a mi corazón latir rápidamente.

—Vamos, te acompaño —camina tirando el cigarrillo a un lado.

Lo sigo sin refutar, así lo hiciera él no se devolveria, así que daba igual ya que no quería caminar sola a casa.

—Oye… ¿crees que tengo una relación con Arthur?

—Si, son muy unidos.

—Te equivocas —digo bajando la cabeza y él se detiene.

—¿Por qué no me besas y me dices con eso que no? —pregunta viéndome y yo me sonrojo.

—No quiero besar por primera vez como si fuese un juego —aclaro y él da un paso hacia mí.

—¿Y quien dijo que era un juego?

Oh maldición. ¿Que carajos le pasa a este hombre? Mi corazón comienza a later más rápido y él deja sus labios a centímetros de los míos.

—En estos momentos muero por besarte —afirma en un susurro haciéndome tragar saliva porque él es muy claro diciendo las cosas.

¿Qué hago? ¿Lo beso o no? Las dudas me carcomen hasta más no poder.

¡¿Qué rayos hago?!

* * * * * * * *

▫️Du hast a schöne augen: Tus ojos son hermosos.

▫️Ich mag dich, Alice: Me gustas, Alice.

▫️Ich will niemanden hen. Und raus aus meinem zimmer, Tadeo, ich bin etwas verärgert: No quiero ver a nadie. Y sal de mi habitación, Tadeo, estoy algo molesto contigo.

▫️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro