26. Confusiones y respuestas.
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Abro los ojos sintiéndome demasiado acalorada.
La puerta de mi habitación se abre de golpe y yo me incorporo del mismo modo.
Sin asimilar nada papá toma a Aden quien despierta desorientado.
—¡Es la última vez que duermes con mi hija! —le grita enfurecido.
Esperen... ¿que está pasando?
Los ojos de Aden miran a papá con tanto odio que en cuanto me levanto temo más por papá que por él.
—Papá... para —pido calmada porque el estado de Aden me dice que nada de aquí va a salir bien.
Pero como el idiota que es le suelta un golpe en la mandíbula la cual descoloca pero el acomoda en dos segundos. ¿Como puede regenerarse tan rápido?
No me ve y le suelta un cabezazo a papá rompiendo su frente la cual comienza a chorrear de sangre.
Me quedo de piedra... él es muy fuerte. Muy... fuerte.
—Ojos rojos... —murmura papá dando un paso atrás pero Aden no se detiene dándole un montón de golpes en el rostro.
Corro lanzándome encima de Aden y este cae por lo que sujeto sus brazos casi en vano de no ser que sus ojos que estaban rojos vuelven a la normalidad.
No respira bien, pareciera como si ese estado lo dejara al borde de la muerte.
—Tu eres... —murmura papá intentando limpiar la sangre de su frente.
Se calla y no dice más saliendo de la habitación. ¿Qué rayos acaba de pasar?
—¿Qué fue eso? —le reclamo en cuanto se levanta colocándose la ropa de ayer.
—Una advertencia de que no te volverás a acercar a mi. No te dejarán —murmura molesto poniéndose sus zapatos.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque tu papá dedujo quien soy. Así que pronto irá a matarme —me congelo en el acto mientras mis manos tiemblan.
Imaginarlo muerto me... dios no, él no puede morir.
—Lo convenceré de que no, pero ¿como estás tan seguro? —me toma de la barbilla mirándome con sus ojos adictivos y sin decir nada más estampa sus labios contra los míos.
Las sensaciones de siempre vuelven pero esta vez con más urgencia. No me esperaba el beso, pero me aferro a su cabello moviendo mis labios al compás de los suyos.
Su lengua juega con la mía, me toma de la cintura y toda la piel me arde tan solo con este beso y quiero más pero él lo rompe con la respiración errática.
Deja su frente en la mía y susurra dos palabras que se quedan clavadas en mi pecho.
Sin más, sale por la ventana y no se porque el pecho se me encoge como si esto fuera una despedida. ¿Lo es? ¿Él se acaba de despedir?
Me doy una ducha rápida colocándome un pijama para correr hacia el despacho de papá donde está todo nervioso trazando círculos en un mapa.
—¿Me explicarás lo que pasó esta mañana? —pregunto tocando pero él no me ve y sigue en lo suyo moviéndose de un lado a otro.
Jamás en mi vida había visto a papá de esta forma. Nunca. Es como si estuviese poseído.
—Mantente alejada de ese chico. Es peligroso —comenta tembloroso y rompe su escritorio malhumorado y yo me quedo más que desconcertada.
—A ver, no entiendo nada. Es mi amigo y...
—¡Que no lo verás mas! ¡Es... es un monstruo! —me quedo de piedra.
¿Aden un monstruo?
—Solo dices tonterías —refuto con una risita nerviosa y sus ojos grises me fulminan.
—Alice, esto es en serio. A partir de ahora aprenderás a madurar porque te necesito. ¡Carajo no pensé que fuera tan rápido! Pensaba que tendría tiempo para convertirlos en los mejores cazadores pero ahora... —comienza a destruir todo.
¿De qué rayos está hablando?
—Papá, me estás asustando —retrocedo dos pasos y él se jala el cabello más que nervioso.
—Están muy pequeños, no podrán con esto. ¡Por eso los estaba preparando! —grita preso de ira y al mismo tiempo tan nervioso que da miedo.
Salgo sin mas corriendo por las escaleras e impacto con el cuerpo de alguien encontrándome con Evan a quien abrazo sin importarme más.
—Oye, ¿qué pasa? —pregunta preocupado mientras me acaricia el cabello.
—Estoy preocupada. Papá, él está como loco en la habitación murmurando cosas sin sentido y tengo mucho miedo.
—Ya, ya. Él es así, tranquila —nos sentamos en el mueble.
Evan es el único capaz de controlar mis llantos siempre y no sé como carajos lo hace. Supongo que ya deben saber que él es mi hermano favorita ya que Colin y yo no nos soportamos.
Bueno, a él también lo amo pero mi lazo con Evan es un poco más unido y no sé como explicarlo. Es como si nos tuviésemos más confianza, y aunque suene cruel así es.
Me calmo en sus brazos y pronto papá sale hecho un desastre. Mamá no está por ningún lado y temo que en verdad vaya a matar a Aden.
—¿Lo matarás? ¿A Aden? —le pregunto levantándome y voltea a verme con las cejas fruncidas para soltar una carcajada nerviosa.
—Ir a matarlo es cavar mi tumba. ¿Crees que puedo matar a ese chico? Tiene más fuerza que cinco Harold Ludwig. Saca la cuenta —sale sin más y me quedo boquiabierta.
Papá es muy fuerte, ¿y Aden es cinco veces más fuerte que él? Parece irreal.
Me vuelvo a sentar sin asimilar una mierda aún. Todo este día ha estado lleno de caos y apenas comienza. Apenas comienza mi tortura tal vez ya que me quedo allí sentada esperando que papá vuelva pero no lo hace
Evan me da una sopa de pollo, almuerzo y ceno en el mismo sofá y a las diez de la noche se digna a aparecer como si nada.
—Papá —me levanto para saludarlo pero sigue su camino encerrándose en su despacho.
No me voy a quedar así. Estoy más que preocupada por él, porque papá nunca ha sido una persona nerviosa y que tuviese una crisis después de discutir con Aden me asusta. ¿Papá sabe quién es?
Y si es así, entonces... ¿Quién es el?
Corro escaleras arriba abriendo la habitación donde está él, fumándose un cigarrillo. El olor a tabaco no se hace esperar y dicha cosa me hace recordar solo a Aden, al parecer todos mis pensamientos siempre van dirigidos solo a él y eso me asusta más que el estado de papá.
—¿Qué quieres Alice? —se molesta diciendo y yo me quedo helada ante su tono frío y distante.
—¿Dónde estabas? Te estuve esperando horas en el sofá.
—Nadie te pidió que lo hicieras y no es tu problema así que andate a tu habitación y déjame en paz.
—¡No! —grito fuera de mi más que molesta por su estúpida actitud. Ahora que lo pienso... — Además, ¿dónde está mamá? —su expresión se endurece más.
—Fuera de mí despacho. Ahora —camino más dentro, furiosa por sus respuestas sin sentido.
—Quiero saber todo lo que me ocultas. Y sé que sabes algo sobre Aden, tu reacción no fue normal y necesito saber en verdad quien es.
—Preguntáselo a él, ¿no es tu novio o algo así? —el rubor corre por mis mejillas.
—No, solo somos amigos y ese no es el punto.
—Exacto. El punto es que salgas de mi despacho que no estoy para esto, necesito planear muchas cosas y tu presencia no me deja —termina de fumarse el cigarrillo mirándome frío.
—Papá...
—Alice solo te pediré una cosa —me interrumpe suavizando su mirada—. Prométeme que pase lo que pase protegerás a tus hermanos y te harás más fuerte. Mucho más fuerte de lo que eres ahora —frunzo las cejas, ¿por qué esa promesa?
—Pero...
—¡Promételo! —se levanta y rápidamente me envuelve entre sus brazos.
Siento sus lágrimas mojarme el cabello. Papá nunca llora. ¿Por qué lo hace en este momento? ¿Por qué él simplemente no...? ¿Por qué no me dice todo y ya? Las lágrimas me inundan el rostro, se que prometí no llorar pero es que me duele sentirlo tan desesperado.
Lo abrazo mientras sigue sollozando en silencio y luego se separa de mi tomándome de los hombros. Me mira con expresión seria y trago saliva cuando abre la boca porque sé que lo que dirá no es bueno.
—En estos momentos no puedo contarte todo. Estoy peligrando y lo menos que quiero es meterlos a ustedes en este problema tan grande. Quiero que protejas a tus hermanos, aunque no lo creas tu eres la mas fuerte de ellos. Lo eres mi niña —acaricia mi cabello y sus ojos se colocan llorosos—. Te amo, recuerda eso siempre. A ti y a tus hermanos los amo mas que a nadie en este mundo aunque a veces no lo demuestre.
—¿Por qué siento que esta es una despedida? —pregunto con la voz rota y el respira hondo.
—Porque lo es. Te volverás más fuerte sin importar las adversidades ¿vale? Serás la más grande dead y Cooper del mundo. Mantente alejada de los problemas, se responsable con tus tareas, no crezcas mucho y... —la voz se le quiebra y se mueve a otro lugar para sollozar en silencio.
—Papá, ¿a dónde vas? —pregunto nerviosa, con las manos temblorosas y la barbilla de igual forma por las lágrimas.
—No puedes saberlo. Vuelve a tu habitación, mañana te explicaré todo. En estos momentos estoy muy cansado mentalmente —asiento, en verdad se nota que está cansado mentalmente por lo que solo le doy un abrazo y me despido de él volviendo a la cama.
Aunque no puedo dormir absolutamente nada. Es muy raro, Aden también se despidió de mi y creo que él también hablaba bastante en serio.
Espero que papá me cuente todo mañana. La muerte de Lucas sigue rondando por mi cabeza, mi sospechoso cada vez se gana más el atributo pero me hace falta uno.
Siento que estoy pasando algo por alto, como si... ¿con quien lo he visto las últimas veces?
Me levanto de golpe encendiendo la luz y comienzo a buscar los patrones colocándolos en mi cartelera.
Sigo así y en menos de una hora termino de unir todos los puntos ya que los recuerdos que tengo de esa persona la ponen en todos los lugares de los crímenes.
—Dios mío, que idiota fui —murmuro tocando la foto de la persona que estoy segura mató a todas esas personas sin mas.
Me acuesto en la cama, ahora si tengo sueño y a lo mejor mañana será un largo día. Y más con todas las cosas que papá tiene que aclararme.
Cierro los ojos, deseando que todos mis problemas desaparezcan, porque cada vez se vuelven más grandes.
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Despierto bostezando y me levanto de la cama para cepillar mis dientes y lavarme el rostro.
Me coloco unos pantalones cortos y una camiseta negra bajando por las escaleras descalza.
Me sirvo cereal en un cuenco y comienzo a desayunar viendo la hora y dándome cuenta de que es bastante temprano.
Alondra baja en un momento saludándome con un beso en la frente, luego baja Evan, Colin y Gretchen y comenzamos a desayunar mientras charlamos sobre cualquier tontería.
—¿Sabían que mi hermano favorito es Evan? —digo molestando a Colin quién frunce las cejas molesto y celoso por lo que todos reímos a carcajadas.
—No es un chiste —dice molesto comiendo su cereal y cuando Gigi deposita un beso en su mejilla sonríe sonrojándose por lo que más nos reímos de él.
Papá no baja y me preocupo un poco por lo que me levanto yendo hasta su habitación. Toco la puerta un par de veces pero nadie dice nada por lo que la abro encontrándome con la habitación vacía.
Ahora que lo recuerdo tampoco sé nada de mamá. ¿Dónde está?
Voy hacia el despacho abriendo la puerta, el olor a tabaco y alcohol se intensifica pero no hay nadie por lo que ya comienzo a preocuparme y el corazón me comienza a latir desesperado.
Reviso en cada rincón de la casa y vuelvo a la cocina con el corazón en la mano. Todos me miran preocupados.
—¿Han visto a papá? —pregunto nerviosa y todos se miran entre sí para negar.
Se fue.
Se fue sin decir nada más por lo que comienzo a llorar explicándole todo a los chicos.
Colin reacciona mal casi rompiendo todo a su paso y Evan me abraza consolándome para que deje de llorar.
—Ayer me dijo que tenía que cuidarlos —expresa Alondra después de que me calmo—. Dijo que alguien vendría y tenía que...
La puerta de enfrente cae de una patada y un montón de hombres uniformados, con máscaras y armas entran apuntándonos y subiendo las escaleras gritando el nombre de papá.
Todos nos vemos la cara confusos, ¿ellos son los que papá dijo que vendrían?
—¿Harold Ludwig se encuentra aquí? Si retienen información sobre su paradero serán arrestados ahora mismo —expresa uno con voz ronca y yo me levanto.
—No sabemos nada de él. Pero, ¿quiénes son ustedes? —el hombre saca una identificación dándomela.
Richard Parker.
FAED - Fuerza Armada Encargada de Dead.
¿Existe una entidad llamada así? ¿Y no son Cooper? ¿Qué rayos está pasando aquí?
—¿Y esta entidad busca a papá? —pregunto aún nerviosa.
—Harold Ludwig es acusado por el asesinato de Anabel Cooper —y así todo el aire deja mis pulmones.
Doy dos pasos hacia atrás y los chicos se levantan a la defensiva diciendo un montón de cosas.
Me siento mareada. ¿Papá mató a mamá? No puede ser, él nunca sería capaz de hacer algo así.
Pero escapó ¿no? Esto es... esto... lo último que veo es la densa negrura que deforma en mi mente.
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Abro los ojos encontrándome con el techo de mi habitación. Me incorporo y veo a Alondra y a Evan a mi lado.
El color les vuelve a la cara y ambos me abrazan, seguido Gigi y Colin lo hacen.
—¿Qué pasó? —pregunto tocando mi cabeza cuando un dolor agudo me atrapa.
—Te desmayaste cuando dieron la información del arresto de papá —me notifica Evan y ya recuerdo.
Los hombres vestidos me hacen estremecer de miedo.
—¿Y la FAED?
—Se fueron en cuanto caíste —suelto un suspiro de alivio.
—¿Ustedes creen que papá haya matado a mamá en verdad? —Colin dice dudoso y yo niego rápidamente.
—Lo dudo mucho. Nunca sería capaz de hacernos daños a nosotros mismos. La pregunta es ¿por qué quieren inculparlo? Y ¿dónde está mamá? —todos asienten.
—Tuve que crear un documento falso para que vieran que soy su tutora legal y no te llevarán a ti a alguna parte por ser menor de edad —inquiere Alondra tocando mi hombro y le agradezco con una sonrisa.
—Tengo que hacer algo —me levanto tomando una chaqueta y zapatos y todos se levantan.
—¿A dónde vas? —me preguntan.
—Iré a preguntarle a alguien una duda que tengo desde hace tiempo. Quédense aqui.
Me voy sin más corriendo por las calles de Forks hasta estar frente a la casa de Aden.
Respiro hondo tocando el timbre varias veces.
La puerta se abre con Tadeo en ella quien me mira de pies a cabezas.
—No es por ofender pero los Cooper me dan un poco de asco, así que... ¿qué quieres?
—¿Está Aden? —respondo en el mismo tono brusco que él y niega dejándome de piedra.
—Tu padre vino anoche y tuvieron una acalorada discusión. Luego de eso Aden salió a buscarlo esta mañana, probablemente los restos de tu viejo estén por ahí. Ya sabes. Aden es inusualmente poderoso —una sonrisa traviesa se asoma en sus labios y entro después de darle un empujón.
A pesar de sus quejas comienzo a buscar a Aden en toda la casa. Desde el más pequeño lugar hasta el más grande pero no hay ni rastros de él, ni su olor ni una mierda y eso me molesta por lo que me enfrento a Tadeo.
—¿Y los demás? ¿Cómo es que sigues aquí? —sonríe maliciosamente y saca una carta de su bolsillo.
—Tu papa pidió que te la diera. Fue algo antes de su lecho de muerte —le volteo la cara de una bofetada molesta e indignada.
Le arranco la carta de las manos.
—No respondiste a mi pregunta, imbécil.
—Para ser tan pequeña golpeas fuerte. Todos se fueron a Alemania, excepto por Aden que ni idea de donde está. Hayley y el tío se fueron y yo solo me quedé a dejarte la carta ya que pronto la FAED vendrá por mi.
—Es estúpido, ¿por qué harías eso? —gira los ojos algo molesto por mi actitud.
—Aunque odiaba a tu padre más a que a nadie, los Zöller somos personas de honor. Y en una pelea de muerte se concede la última petición de la persona. Se que piensas que bromeo con respecto a la muerte de tu padre pero Aden es una persona muy rencorosa. ¿En serio pensaste que te buscó porque le gustaste? —se rie a carcajadas de mi haciéndome molestar mas. Las lágrimas me nublan la vista—. Mejor siéntate, se que querrás saber cosas sobre Aden pero solo te explicaré una, y esa es la razón por la cual Aden te buscó.
Me quedo de piedra y limpio mis lágrimas.
—¿De qué hablas? Nos conocimos en la escuela un día normal —otra carcajada abandona su garganta.
Esto parece divertirle bastante ya que no para de reirse de mi.
—Aden y yo sabemos quien eres desde antes de que te mudaras a Forks —revela una vez que su ataque de risa culmina.
—¿Qué quieres decir con eso?
Siento como el aire comienza a dejar mis pulmones. No sé porque, pero lo que sea que este tipo me vaya a decir me va a doler más que cualquier otra cosa.
Veo venir el dolor como un golpe en el estómago, de esos que te dejan sin aire. Me da miedo porque yo lo amo... si, aun lo amo.
Y no estoy segura si fue él quien mato a papá. O siquiera si está muerto. No quiero creerlo ya que mi pecho se comprime con solo los pensamientos de papá siendo asesinado en sus manos.
Respiro hondo preparada para lo que Tadeo me va a soltar. Él juega con una fruta entre sus dedos y yo vuelvo a repetir:
—Dime, ¿que quieres decir con eso? —sus ojos oscuros se fijan en mi, el derecho está casi todo negro dándome a entender lo malo que es él.
Una sonrisa se forma en sus labios y se mete la uva con la que jugaba a la boca para hablar.
—Lo que quiero decir es que tu eras una carnada —me ve con una ceja enarcada—. Una carnada que nos daría la cabeza de tu padre en bandeja de plata.
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