25. Amigos.
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Despierto el miércoles un poco entusiasmada ya que no sé a dónde me llevará Aden, pero igual estoy emocionada y a la vez nerviosa. Es nuestra primera salida como "amigos".
Me aliso el vestido mirándome en el espejo, últimamente me gusta usarlos ya que la reacción de Aden es ese gesto de sorpresa que tanto me encanta.
Bien, ya estoy pensando en estupideces. Dejo mi moño en lo alto de mi cabeza ubicando los lentes en mis ojos para alzar la barbilla y respirar hondo.
—Bien Aden, aquí voy.
Me doy una última mirada. Llevo una camiseta blanca bajo el vestido de tirantes rojo y mis botas quedan bien con el look que elegí. Salgo de mi habitación bajando las escaleras y abro la puerta encontrándome con los ojos grises azulados que me acortan la respiración.
Va deportivo, sudadera y pantalones deportivos grises, zapatos blancos causales y una chaqueta de jean oscuro. El gris le asienta muy bien y me sonríe con la boca cerrada.
No lleva nada en el cabello pero lo tiene peinado hacia atrás mientras algunas hebras oscuras se le escapan dejándola en su frente.
—Hey —saluda con su ronca voz y evito colocarme roja cuando me recorre con los ojos.
Su mirada se fija en mis ojos, está serio con un brillo en sus ojos inexplicable. La piel como siempre me pica ante su cercanía, la punzada en mi vientre no se detiene y respiro hondo cuando mis piernas tiemblan.
Cierro la puerta y en vez de la motocicleta de siempre está el auto que usó conmigo cuando vino a mentirle descaradamente a papá.
—Es una sorpresa —dice pasándome una venda y la miro para mirarle a él.
—No quiero vendarme los ojos —hace una mueca mirando su reloj negro.
—Vamos, no será por mucho rato —suelto un suspiro cediendo y me deja en el asiento delantero para subirse y luego ponerme la venda.
El trayecto se hace corto y luego siento como se baja del auto. Pronto abre mi puerta y sus manos tocan las mías haciéndome fantasear con múltiples cosas.
Me ayuda a salir del auto y camina a mi paso mientras se ríe porque dice parezco una anciana.
—No te rías —me quejo para nada molesta porque amo escuchar su risa más que a nada.
—Bien, no lo hare más —responde en una pequeña risa y luego nos detenemos en algún lugar.
Sus manos no sueltan las mías y lo siento respirar a mi frente, —Sé que lo arruiné, y mucho. Las disculpas no valen nada para ti, pero en verdad lo siento y si es necesario ser tu amigo hasta que me perdones lo haré —su seriedad me deja sin aire en los pulmones y paso saliva por mis labios secos.
—Me asustas.
—Quitaré tu venda. Espero te guste —deshace el nudo de la misma y pronto cae descubriendo a mis ojos.
Pestañeo un par de veces. Estamos fuera de la escuela, en el patio de hecho. A mi frente hay un árbol lleno de luces blancas, una rosa está en una pequeña mesa junto a platos y una pequeña nota.
Tal como en mi cumpleaños. Camino un poco desorientada, ¿Por qué me hace tan difícil el odiarlo? Tomo la nota entre mis dedos leyendo lo que dice con la caligrafía de Aden.
"Lo siento. No puedo decirte con palabras cuánto pero en verdad lo hago. Te traje aquí ya que nos conocimos aquí. Bueno, dentro, pero quería que fuera algo fenomenal para tus ojos.
Seré tu amigo el tiempo necesario hasta que me perdones.
Con amor; Aden".
Volteo a verlo, tiene las manos en los bolsillos y en serio me pregunto de donde salió semejante belleza. El lugar es simplemente hermoso, las luces se ven fenomenales y pareciera hecho por él mismo.
—Gracias —me mira, una sonrisa formándose en sus labios—. ¿Lo hiciste tú? —señalo el árbol y asiente dejándome boquiabierta.
Eso debió haber sido difícil. Un día creo debió haber tardado poniendo todas las cosas. Tomamos asiento y miro los platos vacíos para fruncir el ceño.
—¿Qué comeremos? —sus ojos se fijan en mí y hace una mueca.
—No soy bueno eligiendo así que compré pizza —suelto una carcajada cuando se levanta yendo a su auto y sacando las cajas de pizza.
La deja a mi frente y comienzo a comer sin refutar. Deja dos refrescos junto a la mesa mientras me ve por momentos y come.
—Me gusta tu atuendo —comenta dudoso mientras se come la pizza y yo sonrío.
—Gracias, también te ves muy guapo —me sonrojo de nuevo mirando mi pizza. ¿Por qué le dije eso?
—¿En serio? —se inclina sobre la mesa quedando a varios centímetros de mi rostro pero lo suficientemente cerca para sentir su aliento—, ¿Y sexy no me veo?
Sonríe cerca de mí y cuando siento que perderé todo sentido de autocontrol vuelve a su puesto comiendo más de su pizza. Me quedo ruborizada y con el corazón a mil con una rebanada de pizza en mis manos.
—¿Terminarás de comer o me la como yo? —se acerca a mi dándole un mordisco y suelto una carcajada cuando parece un perrito queriendo quitarte lo tuyo.
—Es mío, aléjate —pido riendo cuando se levanta en busca de mi pizza y me roba otro mordisco.
Corro por todo el césped riendo como loca y pronto sus brazos me toman para dejarme de espaldas al césped. Está encima de mí con una sonrisa divertida y la respiración agitada por el pequeño juego.
—No te la ibas a comer —se come el ultimo pedazo sin parar de sonreír pero yo estoy seria al ver su hermoso rostro.
Acaricio el mismo con mis dedos disfrutando del cosquilleo al sentir su piel contra la mía. Amo tocarle de este modo, amo... dios, ¿lo amo?
—No deberías hacer eso cuando estoy intentando ser tu amigo —comenta con su mirada de hielo y sonrío llevando mis manos a su cabello para desordenarlo haciéndolo reír.
Amo su risa. La quiero para siempre.
Se levanta del césped y yo me incorporo estirando mis piernas.
—¿Y ahora qué hacemos? —pregunto sonriente al ver su desordenado cabello por mis dedos.
—Tengo varias cosas en mente, pero como mi amiga no vas a querer —sonríe pensando en algo y lo fulmino con los ojos.
Me levanto estirándome y sus ojos se fijan en mí dejándome de piedra.
—¿Quieres ir a una fiesta? —pregunta de pronto frunciendo las cejas ante sus propias palabras.
—Claro, pero debo volver temprano —asiente sacando unas llaves de su bolsillo y una cajetilla de dónde saca un cigarrillo llevándolo a sus delicados y preciosos labios.
Lo enciende dándole una calada. ¿Por qué le gustará tanto fumar?
—Si eres consciente que eso mata ¿cierto? —está a metros de mí y en su rostro se atraviesa una sonrisa torcida y divertida.
—Soy casi inmortal, ¿recuerdas?
Camino hacia el quitándole el cigarrillo el cual pongo en mis labios dándole una demasiado furiosa calada por lo que me ahogo tosiendo como loca.
—¿Qué carajos...? —me quita el cigarrillo tomándome de las mejillas—, ¿Estás bien?
Asiento sin parar de toser y me da palmaditas en la espalda con las cejas fruncidas.
—Quería ver que se sentía, pero no es del otro mundo —comento haciéndolo molestar más para tomarme de la barbilla y hacerme sostener su tormentosa mirada.
—No lo vuelvas a hacer nunca más. ¿Me entendiste? —ordena muy molesto, tanto que sus ojos parecen echar chispas.
—Si tanto te molesta que yo lo haga, ¿por qué tú si lo haces?
Me doy cuenta de la proximidad de sus labios por lo que me separo de golpe mientras el calor me recorre el cuerpo de una forma bastante agradable.
—Vamos y prométeme nunca volver a hacerlo —giro los ojos pero como niño pequeño me ofrece su meñique como una promesa.
—Lo prometo —le doy mi meñique y antes de irnos tomo mi rosa dejándola en su auto.
El enciende el mismo y conduce para tener un incómodo silencio y todo el camino a una casa de ricos.
—No te alejes de mí. Mira, estas no son fiestas como en las que has estado, son de universitarios donde hay droga por todos lados. Ni siquiera sé porque te traje pero sé que no te iras. Es la casa de tu amigo Lucas —señala la misma viéndola con odio—, te mantienes cerca de mí y eso es todo. ¿Bien? —asiento y ambos salimos del auto caminando hacia la casa.
El frio que hay fuera se me cala en los huesos y su mano toma la mía una vez dentro. Hay un montón de personas con ojos rojos y terriblemente borrachas o como dijo Aden, drogadas.
Las mujeres están vestidas con cortos vestidos, pantalones cortos, top tan cortos que parecen más sujetadores. Llegamos a un grupo donde están Lucas quien me ve con mala cara, Alexis y dos hombres que no conozco.
Todos saludan a Aden quien ni para devolverles el saludo me suelta la mano. Lucas se fija en el agarre tensándose y apretando su mandíbula.
—¿También jugarás con ella? —le pregunta molesto y Aden fija su vista en él para ignorarlo y comenzar a hablar con otro.
Pero Lucas le suelta un empujón causando que me suelte y retroceda dos pasos. Está muy borracho o drogado ya que él nunca ha sido agresivo.
—No te alejes —me señala Aden molesto pero no le hace nada a Lucas quien no para de ser agresivo empujándolo dos veces más.
Alexis me rodea con sus brazos diciéndome que me quede con él. Aden lo ve de mala manera y Lucas le suelta un golpe que el esquiva fácilmente golpeando su garganta por lo que este cae desmayado.
Todos se alertan pero está vivo, solo lo desmayó. Alexis me suelta y Aden me toma nuevamente de la mano lanzándole una mirada asesina a Alexis quien alza las manos en un gesto de paz.
—¿Nos quedamos o quieres bailar un poco? —pregunta en mi oído provocando a mis vellos erizarse.
—Mejor bailemos.
Lo arrastro hasta la pista mientras Pillotalk de Zayn suena por estéreos haciéndome mover al ritmo de la música.
Pongo las manos alrededor del cuello de Aden y él deja sus manos en mis caderas haciendo a mi piel arder. Carajo, nunca me acostumbraré a lo que hace su toque en mí. Mi respiración se acelera mientras bailo con él al ritmo de la música.
Me acerca más a su cuerpo respirando cerca de mis labios, mirándome de esa forma tan hambrienta que hace estragos con mi cuerpo.
Me giro cuando no puedo sostenerle más la mirada y meneo mi trasero sobre su excitación porque vaya que lo está.
Lo escucho gruñir y pronto una de sus manos se posa en mi cuello haciéndome estremecer. Sus labios se posan en mi cuello y me arqueo ante el toque de sus labios contra mi piel. Mis labios sueltan un jadeo y sus dedos rozan los mismos de una manera sensual.
—Si sigues moviéndote así no voy a poder resistir esto de la amistad —susurra en mi oído con voz pausada pero a la vez errática.
Me detengo en cuanto suelta esas palabras. Lo miro y su mirada está hambrienta, cargada de tanto deseo que... dios mío, ¿por qué es tan guapo?
—Aden... —murmuro contra sus labios mirando los mismos.
Los entreabre soltando un suspiro más gemido y me mira a los ojos de una manera tan sensual que siento perderé todo sentido de autocontrol.
—Alice... —responde dejando una de sus manos en mi nuca.
Su aliento me golpea el rostro. ¿Qué no podemos durar ni una semana como amigos? Se acerca tan lento a mis labios que es una completa tortura.
—Por favor... —susurro sujetándome de su cuello y de pronto un pequeño alboroto nos hace alejarnos de golpe.
¿Qué estaba a punto de hacer? Aden toma mi mano y antes de que dé la vuelta lo detengo al ver un rostro conocido.
Lo suelto corriendo hacia la escena para ver a Lucas... muerto. Está en el suelo mientras sangre sale de su cabeza, parece traumatismo cerebral y los pensamientos de las personas es que se lanzó de la segunda planta.
Aden no pudo ser, estuvo conmigo todo el tiempo como para jugar con la mente de Lucas y hacerlo suicidar. Una mano me toca la cintura y doy un respingo pero es Aden quien me ve preocupado.
—Tenemos que irnos —asiento y corremos hacia fuera.
Las sirenas de la policía no se hacen esperar y nos subimos en el auto donde el maldice un montón de veces para poner el carro en marcha.
¿Qué fue eso? Lucas no se suicidaría de tal forma, y se suponía estaba desmayado. ¿Cómo despertó? Las probabilidades de despertar en un rato después de aquel golpe son casi nulas.
Así que alguien jugo con su mente por lo que deduzco otro dead estaba en la escena. Pero ¿quién? Mi mente viaja a la primera persona en la que desconfío, es como si me diera claras señales de que mis allegados morirán y que yo también lo haré pronto.
—Escúchame, Alice —la voz de Aden me saca de mis ensoñaciones y la vista se me nubla en cuanto los recuerdos de Lucas me abarcan.
—Murió —murmuro casi sin darme cuenta de lo que acaba de pasar.
Aún estoy en shock, es como si no pudiera asimilar nada aun. Aden detiene el auto quitando su cinturón para tomarme de las mejillas.
—Oye, oye, no es tu culpa, ¿vale? —me toma en sus brazos dejándome en su regazo sobre el asiento del conductor.
Inhalo su exquisito olor y me aferro a su cuello dejando escapar algunas lágrimas. Mi amigo murió ante mis ojos y yo no me di cuenta hasta que lo vi sangrando y con el cuerpo frio.
—No es tu culpa, nena —susurra contra mi pelo besando mi frente y asiento sosteniendo su mirada preocupada.
—Averiguaremos quien lo hizo —espeto haciéndolo fruncir algo las cejas—, y haremos que paguen. Promételo —suelta un suspiro cerrando los ojos para asentir.
—Lo prometo —acaricia mi cabello y me aferro más a él tomándolo del cuello—. Alice, así solo haces más difícil el que te tenga como amiga —volteo a verlo a sus ojos llenos de deseo.
¿Cómo podemos estar tan urgidos el uno del otro después de haber presenciado esa vil muerte?
—¿Te gusta ser mi amigo? —pregunto cerca de sus labios con la barbilla temblorosa.
—Mejor te llevo a casa —cambia el tema encendiendo el auto pero no digo nada cerrando los ojos mientras conduce sin apartar su mano de mi cintura.
En cuanto estaciona en casa y sé que debe irse me aferro más como niña pequeña, —Por favor, no te vayas.
Sus ojos buscan los míos y quito mi rostro de su clavícula.
—¿Quieres que me quede a dormir? —asiento sin voz y él suspira.
—Por favor —pido temblorosa y accede asintiendo para bajarse del auto conmigo.
Vuelvo a hundir mi nariz en su clavícula cerrando los ojos. Abre la puerta no sé cómo y sube los escalones lentamente supongo ocultando nuestras presencias.
Me deja en la cama y solo me quito las botas pero él se quita casi todo, la chaqueta, los zapatos y la sudadera mostrándome los lindos tatuajes de su brazo y su pecho.
Se acuesta a mi lado e inevitablemente rodeo su torso con mis brazos haciendo que se tense en el acto.
—No puedo hacer esto, Alice —se incorpora soltando un gruñido para pasarse la mano por su oscuro y lacio cabello.
—¿Hacer qué? —pregunto algo cansada por todo lo de la noche.
—Fingir que puedo ser tu amigo. Antes preguntaste si me gustaba y la verdad es que lo odio porque quiero ser más que tu amigo. Poder tocarte cuando me dé la maldita gana y besarte en plena calle si se me antoja —no me ve por suerte pero me pongo como un tomate ante sus palabras.
—No tienes por qué hacerlo. No estoy lista para perdonarte.
—¿Pero si lo estas para dormir conmigo? —pronuncia con amargura y no sé porque pero mis manos toman su rostro haciendo que ubique sus ojos en mí.
—Dueles —pronuncio temblorosa y él toma mis manos mientras intento no derramar más lágrimas.
Me estrecha sin decir ni una palabra, el calor que emana su cuerpo me descoloca pero pronto se acuesta conmigo quitándome los lentes y la cola de caballo.
—No fingiré ser tu amigo, soy todo menos eso. Alice, en serio me gustas y lamento haberla regado de tal manera. Dije que esperaría y en verdad lo hare aunque eso me duela —su mirada tormentosa se detiene en mis ojos y sus labios se posan en mi frente.
Lo abrazo sin importarme más que estar así en sus brazos. Donde me siento segura, protegida y sumamente feliz. ¿Por qué sus brazos me brindan tanta felicidad?
Me toma de la barbilla haciendo que lo mire a los ojos. La luz tenue de la luna cae en los mismos haciéndolos tan claros que pierdo concentración. Sus piernas envuelven las mías por lo que ya debe saber que estoy temblorosa.
Desde que sus dedos hurgaron ahí no puedo verlo sin que mis piernas tiemblen como locas, más bien habían durado demasiado sin hacerlo.
—No quiero dolerte —pronuncia en un dejo de tristeza.
—Pero lo haces —respondo sincera, en verdad aun me duele. Que sea feliz con 'dl no significa que no me duelan todas las veces que intentó alejarme.
—Y me arrepiento mucho de ello. Para no seguir en el mismo tema porque se te molesta y fastidia un poco quería decirte que pronto me iré a la universidad en Alemania —mis ojos se abren en sorpresa.
No había pensado en eso. Se irá... a otro país demasiado lejos de mí.
—¿Y cuándo volverás? Yo no... no puedes irte —los nervios se apoderan de mi pero el solo sonríe.
—Aún falta mucho para eso nena, relájate —giro los ojos volviendo a su pecho.
—También me gustas muchísimo Aden. Tanto que no me imagino a nadie más besándome y tocándome como tú lo haces. Pero es mi secreto, guárdalo bien, amigo —sonrío contra su pecho sintiendo como sus músculos se tensan ante la mención de amigo.
Es un dramático.
Cierro los ojos pensando que esta fue mi primera cita con Aden. En realidad si fue una ya que cenamos, hablamos y me pidió perdón por 542 vez. O sea no, pero soy exagerada.
Trazo círculos en su pecho.
Lo amo. Si, en verdad lo amo. Y eso puede que me joda de todas las formas posibles al no saber nada sobre él.
La pregunta sigue rondando n mi cabeza. ¿Quién es en verdad él? ¿Por qué no se nada sobre como llegó a mi vida?
Aden tiene que dejar de ser una encrucijada sí o sí. No puedo seguir en esto, pero esta noche solo disfrutare de dormir una vez más con él inhalando su delicioso aroma.
Mañana tendré tiempo para pensar de sobra quien es él en verdad. Pero hoy solo quiero dormir. Dormir y disfrutar del calor que emana su cuerpo junto al mío. Creo que lo mejor de toda la noche es esto.
Dios, estoy bastante jodida.
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