22. Fiesta de locos.
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Me alisto con una falda ajustada color crema y una blusa vino tinto que deja mis hombros expuestos.
Gigi comienza a maquillarme, no irá conmigo porque tiene que hacer unos trabajos para mañana a primera hora, pero ya estamos comenzando nuevamente la amistad que habíamos dejado olvidada.
Es que me habían pasado tantas cosas que me olvidé por completo de ella, y pues ella igual. Pero ya sabe todo lo de Aden y lo odia con todas sus fuerzas y aunque yo quiera hacerlo no puedo.
Y eso me hace sentir tan inútil. En vez de mis botas Gigi me consiguió unas sandalias marrones, así que me las coloco sin mas mientras me veo en el espejo.
Me puse lentes de contacto para que el maquillaje se vea más, ni siquiera parezco yo en cuanto veo mi reflejo.
—Estás guapísima —me dice mi amiga besando mi cabeza.
Lo dice en serio, mis ojos de distinto color se ven fenomenales con los tonos oscuros. Joder, me encanta este aspecto.
—Bien, tengo que irme —digo en cuanto veo el mensaje de Lucas avisando que está abajo.
—Suerte, no hagas el ridículo por favor —besa mi frente y corro escaleras abajo.
Una vez fuera la brisa nocturna se cala en mis huesos y los ojos de Lucas se abren en sospresa.
—Carajo, estás guapísima —comenta mirándome de arriba y abajo y esa no es la mirada que quiero…
Meneo la cabeza y le agradezco por lo que pronto nos bajamos en la casa de Aden donde la música fuerte se escucha en la calle.
Hay personas afuera y la puerta está abierta. Lucas toma mi mano, agradezco el gesto una vez que entramos ya que podría perderme fácilmente.
Hay demasiada gente y apenas reconozco la casa. ¿Donde están sus padres? Bueno, su tío. Porque no se nada de sus padres.
Tal vez estén en Alemania. Tal vez… solo tal vez.
Tomo un vaso rojo bebiendo la cerveza que hay en el mismo. Lucas no se separa de mi y la única cara conocida que veo es la de Arthur.
Corro hacia él abrazándolo con intensidad. Él hace lo mismo, Dios, en verdad lo extrañé mucho.
Lucas ríe al ver como nos recibimos y pronto estamos con los otros chicos, James y Alexis quien ya está un poco mejor pero sigue triste.
Converso con ellos y siento todas las miradas en mí, lo que es demasiado incómodo. Comienzo a beber cada cosa que me pasan, me mareo pero quiero esto.
Quiero emborracharme y olvidarme de Aden por un momento y luego cuando lo recuerde ir a romperle la boca por imbécil.
Sus palabras aún duelen y se taladran en el fondo de mi corazón, Aden si sabe como romper uno de esos ya que lo hizo sin reparos.
Lucas me come con los ojos cada que me ve, brinda conmigo y se acerca innecesariamente, es tan incómodo.
La música sigue, igual que el alcohol y pronto mis ojos captan al culpable de mis desgracias.
Está recostado en una pared con un vaso de vidrio en las manos. Lleva un pantalón de vestir… espera, ¿de dónde viene? Tiene una camisa negra arremangada y está descalzo, pero pareciera viniera de algún otro lugar.
A pesar de no estar vestido tan… aseado como siempre luce hermoso. ¿Por qué tiene que ser tan hermoso?
El cabello le cae en la frente y conversa con un hombre a quien no reconozco.
Insisto, ¿por qué está descalzo? Veo un reloj en su muñeca derecha, luce demasiado bien. Sus labios sueltan palabras al parecer en alemán ya que no puedo leerlas y lucen tan provocativos… Dios lo extraño tanto.
—¿Alice? —una voz me devuelve a la realidad y volteo a ver a Lucas quien tiene una mano en mi pierna.
—Perdón no escuché, ¿que dijiste? —sonríe mostrando sus hoyuelos.
—Que si quieres bailar —hago una mueca de disgusto y niego.
—La verdad me apetece quedarme aquí —él asiente y luego de levanta, no sin antes inclinarse para susurrar algo en mi oído.
—Luces muy fenomenal en serio, pero olvídate de ese imbécil y diviértete.
Se va sin mas y me molesto, pero no digo nada. Tomo más tragos y comienzo a recordar como rompió mi corazón dos veces. Lo que se sintió… como cada pedazo de mi alma era despedazado y pronto ya estoy con dos botellas vacías.
Las horas siguen pasando y me tomo todo el alcohol con los chicos. El mismo ya entra en mi sistema.
Me siento bien, mareada y donde por fin puedo olvidar todo el dolor que siento. Estoy cansada de tanto llorar por alguien a quien le importo en lo más mínimo.
Así que lo que hago es seguir bebiendo. Para sentirme mejor. Y si, tal vez mañana despierte con una resaca terrible, pero no importa. Solo importa que en este momento me estoy olvidando del culpable de todos mis males, así que da igual.
Lucas me invita a bailar por tercera vez y acepto su invitación para no dejarle mal.
Comienzo a mover mis caderas al ritmo de la música mientras Ava Max inunda los estéreos con My head & my Heart.
Lucas posa sus manos en mi cintura y su toque es tan distinto al de él. Pero a la mierda, dejo mis manos en su cuello y sigo moviéndome provocando que su mirada se oscurezca más, hasta me siento mal utilizándolo para mis bienes, pero él se ofreció.
Pronto volvemos al sofá donde están todos y siento la mirada de alguien sobre mí y cuando alzo el rostro me quedo de piedra ante la mirada helada que me dedica Aden.
Sigue en la misma posición de hace unas horas, ¿está molesto? ¿Él está molesto?
No puede hablar en serio. Como la endemoniada que soy, y ya que estoy tan molesta tomo a Lucas del cuello de la camisa y estampó los labios contra los suyos moviéndolos a un ritmo lento y preciso.
Él se separa después del momento, y me mira confundido.
Se levanta como si fuese un robot y se dirige hacia otra parte. ¿Y eso que fue?
Ni siquiera me molesto en ver a Aden ya que corro detrás de Lucas. ¿Que acabo de hacer?
Aden.
Molesto. Estoy más que molesto. Cabreado, descompuesto, furioso, fuera de mí.
¿Por qué tiene que venir y bailar de esa forma con él? Prefiero que se mantenga alejada de mi a que me haga la vida imposible como siempre.
En sí ya es difícil fingir que no me importa, que no me duele verla deprimida… que no muero por besarla o tocarla. Todo es tan difícil que no sé como controlar los impulsos de romper caras cada que la miran de aquella forma.
Estoy celoso, mas que eso. Ella mueve sus caderas mientras mira a Lucas como si fuese yo… ¡él no es yo! Nunca lo será, pero entonces ¿por qué ella lo ve de esa forma?
Me bebo la copa de whisky y el hombre a mi lado me sirve más. No puedo quitarle los ojos de encima, es tan… sexy. Es más que eso, es como si respirara sensualidad.
La falda ajustada le queda tan bien y sus gruesos muslos me envían a lugares oscuros de los que pretendo salir cada que la veo. Me encanta, mas que eso. No se que siento, pero me quedo sin respiración cada que la veo.
Como cuando entró por la puerta, ni siquiera me vio pero había estado observando cada uno de sus movimientos. Tenerla tan lejos y tan cerca es la tarea más difícil que he tenido hasta ahora.
Mario comienza a explicarme unas cosas que mandó a decirme Tadeo y Alfred quienes están en un viaje a Alemania por cosas que no me interesan.
Yo tuve una reunión antes de la fiesta, fue a una hora de aquí, fuera de Forks. Por ello en cuanto llegué solo me quité los zapatos y tomé botellas hasta estar un poco mareado, pero ya ese efecto se fue quitando y recuperé mi sobriedad, aunque prefiero no haberlo hecho ya que no puedo con la maldita picazón al verla de esa forma.
Alice es tan hermosa, sexy, adictiva y todo lo que está perfecto. La odio por hacerme sentir así y me odio por ser quien soy y por romperle el corazón dos veces.
Pronto se sienta junto a Lucas, comienza a sonreír con ellos y pronto su mirada se detiene en la mía ya que no me interesa si me atrapa viéndola.
Estoy tan molesto que la fulmino con los ojos y ella se queda de piedra. ¿Y adivinen que hace?
Toma al muy imbécil de la camisa y estampa sus labios contra los suyos. La ira que me abarca es impensable, los pulmones se me llenan de rabia y quiero romperle la cara a ese imbécil por siquiera tocarla.
¿Qué me pasa? Yo no soy así, nunca he sido impulsivo y cuando lo soy controlo cada uno de mis impulsos. Pero joder, ¿como mantenerlos a raya cuando se besa con otro en mis narices?
No puedo, estoy mas que furioso así que juego con la mente de Lucas haciendo que se vaya a tirar del balcón.
A mi me da igual, pero para mi sorpresa ella va detrás de él. Eso sí que no.
Restauro sus recuerdos y él se detiene yendo hacia la cocina un poco desorientado dejando a Alice en las escaleras algo estupefacta.
La tomo del brazo furioso y la arrastro por las escaleras a pesar de sus quejas.
La lanzo en mi habitación y cierro la puerta de un portazo matándola con los ojos. Gruño furioso mientras ella me mira con odio y con ganas de decirme de todo pero se calla.
Dejo la cabeza en la puerta intentando quitarme la erección. He estado así desde que la vi, así que es muy difícil por lo que volteo dispuesto a enfrentarla sin importarme el bulto.
El cual ella mira con descaro colocándose roja. Joder, así menos se me quita, ¿un mes sin besarla, sin tocarla? Siento que me voy a morir poco a poco.
—Te odio —pronuncia con su actitud de borracha no tan borracha y sus ojos se detienen en los míos.
Lucen más hermosos con aquel maquillaje… ella es tan preciosa.
—¿Por qué tenías que besarlo? —reclamo fuera de mi, ¿por qué estoy reclamando si ya no somos nada?
—¡Porque quise! ¡Porque te odio y quiero olvidarte de una vez por todas! —me grita tan molesta que el rojo cubre sus mejillas, tal y como cuando está furiosa y fuera de sí.
—¡Pues suerte con eso! —devuelvo el grito más furioso con ella, ¡besó a otro!—. Ni en esta ni en dos vidas me olvidas Alice Cooper, ni que sueñes, ni que borren tu memoria diez veces, ni cuando mueras. Porque tu eres mía por siempre. ¿Si entiendes?
Niega con lágrimas en los ojos, odio verla llorar pero joder estoy más que molesto. Doy dos pasos hacia ella y se queda en su sitio.
—Eres un egoísta, rompiste mi corazón Aden. Y necesito sacarte de mi vida porque solo me haces daño. Te odio… —su voz se quiebra mientras no me mira y tomo su barbilla.
Ese beso se repite una y otra vez en mi mente impidiéndome pensar con claridad.
—Cuando vas a confesar algo mírame a los ojos, cobarde —sus ojos se llenan de furia y se zafa de un manotazo.
La piel me pica con tan solo sentir la suya en mis dedos. ¿Cuánto voy a resistir esta agonía? ¿Cuánto?
—Te odio —pronuncia con rabia mientras me fulmina con sus preciosos ojos.
—Pues que lástima, porque yo no —la tomo del brazo dejándola en mi pecho, mi excitación en su cadera haciéndola estremecer—, lastima que yo no te odie aunque quiera y todos los malditos días estés en mi cabeza como una plaga que nunca se extermina. Lástima que ni las mujeres ni el alcohol me hagan olvidarte. Lástima que lo único que haga sea amarte —sus ojos se abren como platos e intenta retroceder pero sobre mi cadáver.
—Mientes… —niega con lágrimas en los ojos y no pienso repetir lo que ya dije. Ojalá fuera mentira lo que siento por ella, ojalá me quitara todas las estupideces de la cabeza cada que la tengo cerca.
Pero no pienso volver a confesar que es indispensable y que la odio por eso. La piel me quema con su toque cuando deja sus manos en mi pecho negando.
—No soy un mentiroso como dices —la tomo de la barbilla nuevamente queriendo besarla como nunca antes.
Paso saliva por mis labios, ¿por qué tiene que ser tan endemoniadamente sexy y hermosa? Sus ojos son tan fenomenales y con el maquillaje resaltan más que antes.
—Me rompiste el corazón —repite con los ojos llorosos y me acerco más respirando su aliento.
Solo un movimiento y mis labios rozan los suyos, —Puedes romperme el mío si eso te hace sentir mejor.
Sus ojos vuelven a abrirse mucho, —Rómpeme en mil pedazos si eso hace que tu dolor desaparezca pero no te vayas. Solo…déjame…
Rozo mis labios con los suyos y ya toda cordura se me va al carajo. La tomo de la nuca profundizando el beso, las sensaciones no se hacen esperar, la piel me quema tanto y la sensación de deseo nunca desaparece. Sus labios son tan delicados, tan deliciosos a la hora de jugar con los míos.
Juego con su lengua mientras ella gime en mi boca. Quiero que gima haciéndole otra cosa.
Muerdo su labio inferior tocando sus caderas y su espalda, queriendo tocar cada centímetro de ella.
—Solo hoy —dice contra mis labios y no me importa si es solo hoy.
Quiero… la quiero siempre pero me basta con solo hoy. Pierdo todo autocontrol, la elevo haciendo que envuelva mi cintura con sus piernas sintiendo cada centímetro de ella.
La lanzo en mi gran cama y quiero romper todo lo que tiene puesto, quiero hacerle tantas cosas. Siempre he querido pero siempre me contengo.
Mis dedos hurgan en su falda y se tensa cuando encuentro ese punto.
—Aden… —murmura cuando muevo el elástico de sus bragas a un lado.
Me inclino sobre ella alcanzando sus labios cuando meto un dedo en su zona soltando un gruñido. Dios mío, que delicia.
Ella suelta un pequeño quejido arqueando su espalda. ¿Qué rayos estoy haciendo? La miro a sus ojos cargados de deseo… por dios, que no me mire así o perderé mas mi sentido de autocontrol.
Comienzo a darle pequeñas estocadas con mi dedo haciendo que suelte jadeos que me colocan como un puto hierro. No sé que estoy haciendo, no había hecho esto con ella porque… no lo sé, siempre me contuve pero hoy mis ganas sobrepasaron niveles cósmicos. Su zona mojando todos mis dedos no ayudan con la tensión, sus labios rojos y sus mejillas sonrojadas me llevan a zonas oscuras de mi mente que no sabia que existían.
—Aden… —vuelve a gemir mi nombre y comienzo a repartir besos por su cuello haciendo que dilate más.
Su zona esta más que mojada y me pregunto que tanto aguantaré al sentirla tan… ¡Asg! Esto es mejor que todo lo que antes había tenido por lo que gruño ante la satisfacción de sentirla entre mis dedos. Es tan fenomenalmente deliciosa.
Sigo con las pequeñas estocadas fuera de mi ya que mis venas se tensan demasiado. Todo mi cuerpo está tenso y ella soltando esos sonidos tan sensuales no me ayudan en nada.
Dejo que se corra entre mis dedos mientras gime mi nombre. Tengo la respiración errática y sus ojos morbosos me hacen querer estrellarla contra la pared y follarla en verdad.
Siempre he querido hacerlo, desde el primer día en que la vi. Su cara no es normal y se pone más roja cuando saco mis dedos metiéndolos en mi boca.
Dios mío, debería sacarla de mi habitación ya que temo volverme loco con ella aquí, pero no puedo hacerlo.
—Eres un… —murmura sin aliento y le acomodo la falda con la respiración errática.
—Cállate o te follo en verdad porque esto es muy difícil para mí —expreso fastidiado sin aliento y ella abre los ojos para sonrojarse.
Me quito la camisa haciéndola asustar para yo sonreír maliciosamente.
—Cálmate, solo me acostaré en mi cama —aclaro haciéndola asentir y me acuesto tomándola en mis brazos.
Se estremece, siento como sus piernas tiemblan y… meneo la cabeza borrando cualquier pensamiento desquiciado. Solo quiero disfrutar de ella las horas que queden ya que en cuanto el sol salga por la ventana me volverá a odiar.
—¿Te gustó? —pregunto incapaz de no hacer esa pregunta.
Necesito que alimente mi ego a como de lugar.
—No… —comenta pensativa y la fulmino con los ojos. Si dice que alguien lo hizo mejor iré a romper rostros.
Yo no soy así, esta mujer me tiene loco. Respiro hondo intentando calmarme y me repito lo de siempre: las personas impulsivas no suelen ser inteligentes.
—Me gustó bastante —confiesa en un susurro y fijo la mirada en sus preciosos ojos, ahora si alimentó mi ego.
—¿Lo volvemos a hacer? —suelta una risa poniéndose roja.
—Eres un idiota —estampo mis labios contra los suyos, amo besar tanto sus labios.
Dejo que sus manos acaricien mi cabello, me encanta todo de ella. Sus labios se mueven contra los míos y por supuesto aun la erección no baja alojándose por un buen rato en mis pantalones.
Detengo el beso cuando siento que no podré aguantar mas. Bastante he fingido estar bien cada que me besa cuando siempre he querido romper la pared haciendo… ¡Deja de pensar en esas cosas!
Descanso mi frente en la suya cerrando los ojos.
—Mas tarde volverás a odiarme —pronuncio con tristeza y la escucho suspirar.
—Si.
—¿Romperás mi corazón?
—Si.
—¿Te sentirás mejor?
—Tal vez.
—Pues… entonces quédate esta noche conmigo —abro los ojos encontrándome con la intensidad de los suyos.
—Me iré en cuanto no te des cuenta —pronuncia matándome con los ojos y le dedico una sonrisa torcida asintiendo.
La dejo más en mi pecho inhalando el olor de su pelo.
La extrañé tanto que no puedo describir la sensación de tenerla otra vez en mis brazos.
Amo cada parte de Alice, y aunque no me guste admitirlo me perdí en cuanto sus ojos se metieron en mi mente.
Y eso podría costarme tantas cosas, incluyendo el plan que tengo desde hace años.
Acaricio su pelo en cuanto se queda dormida, luce tierna y dulce de esa forma y no quiero volver a herirla. ¿Seré capaz de eso?
No quiero herirla pero tampoco quiero faltarle a mamá y a papá. Esta será la decisión más difícil que tendré que tomar y no sé si esté preparado.
Pero mientras, disfrutaré de dormir una vez más con ella, ya que pronto romperá mi corazón. Pero a decir verdad no me importa si ella lo hace, y si eso la hace sentir mejor al diablo.
Menuda fiesta de locos.
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