Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20. Cegado de ira.


____________

▫️20▫️
__________


Aden.

*Horas antes*

El día de Halloween comienza y yo estoy en casa con mi familia. Tenemos una discusión sobre lo que está ocurriendo en Forks y la cara de inocente de Tadeo no me engaña.

Es mi hermano y sé perfectamente quien es él, y buena persona no está ni cerca de ser. Le dedico miradas de odio, en parte lo hago pero carajo es mi hermano, ¿cómo puedo odiar completamente a mi hermano?

Tomo una fruta, el tío Alfred comenta lo de Brenda y callo porque ninguno de ellos sabe que ella está viva. Observo la reacción de Hayley pero ella no muestra ni un signo de empatía o siquiera molestia. Esa chica es tan extraña.

—Melanie volverá el lunes, la última vez que vino no pudimos darle el recorrido en la escuela pero necesito que se lo des para que la calmes un poco, ya sabes que se pone algo bastante molesta —asiento ante la recomendación del tío Alfred.

Melanie es mi hermana, pero no de sangre. Ella es una Cooper y tengo entendido que papá y mamá la adoptaron porque necesitaban a un Hunter C en sus líneas. Bueno, para mi sí es mi pequeña hermana aunque no sea de sangre, en cambio Tadeo es otro tema ya que él repudia a todos los Cooper y convivir con uno se le hace muy difícil si acaso no imposible.

Por eso tomamos la decisión de dejar que Melanie se fuera a Alemania con nuestros abuelos, Tadeo da un poco de miedo y el único que lo puede controlar cuando está en estados terribles soy yo.

Brenda ya debe estar al otro lado del mundo, lo que paso con ella fue un tema delicado que no supe cómo explicarle a Alice, y menos si me insiste y me acusa como el malo. Aunque si lo soy.

Brenda huía de algo, más bien alguien, por lo que la tuve que esconder sin que nadie, ni siquiera mi familia supiera. Ser el malo tienes sus bajos, preferiría que Alice me odie de una vez antes de que se decepcione pero a la vez soy demasiado egoísta como para alejarme de ella.

Siempre digo que lo haré, incluso cuando Alfred me notificó lo de su pérdida de memoria juré hacer como si nada y al final terminé borracho en su cama casi diciéndole que la amaba. Pero no es así, no la amo porque ella es solo un medio para un fin.

O eso me repito siempre para poder lidiar con la culpa que me abarca cada que pienso en el daño que le haré.

Siempre termino molesto y no le hablo por una o hasta dos semanas pero igual caigo y en verdad ni yo mismo entiendo que me está pasando.

Los recuerdos de ella moviendo sus caderas en aquella fiesta vuelven a mi mente, casi pierdo el control aquel día e incluso aún tengo las heridas que me hice para mantenerlo. La palabra sexy se queda corta para describir a Alice aquel día. Y todos, a decir verdad.

—A mí no me importa lo que esté pasando aquí, que se muera quien se tenga que morir pero nuestro objetivo es uno bien claro. ¿No se te ha olvidado, Aden? —miro a Tadeo quien al parecer solo escupe veneno cada que habla.

El ojo derecho cubierto de esa densa negrura me hacen ver que ya no es el mismo de hace unos años y aunque me niegue a la realidad es obvio que él es más malo que el mismísimo Harold Ludwig, y créanme, yo no creí que hubiera hombre más malo que ese.

—No he olvidado nada Tadeo —respondo frio—, pero hay que detenernos a pensar primero en lo que está pasando aquí, si no somos nosotros, ¿quiénes son?

—Ya dije que eso a mí no me importa —el recuerdo del chico que vi hace unos días se filtra por mi mente.

Era el nuevo vecino de Alice y sentía sus ojos en la habitación donde estaba durmiendo. Sé que fue él quien le dijo a su madre, estuve abajo todo el tiempo mientras ocultaba mi presencia. Podía sentir su sed de sangre, como si le molestara que estuviese con Alice y eso hizo que la duda me carcomiera.

—Hay un nuevo dead en la ciudad. No me sé su nombre, pero su sed de sangre era muy grande, como la de Tadeo —observo la reacción de Hayley.

Algo en ella no me cuadra, a pesar de tener años compartiendo con ella no confío. No me ha dado razones para hacerlo.

Se queda pensativa unos minutos.

—Yo pienso que tú te estás enamorando de la Cooper y te olvidaste de lo que en verdad hacemos aquí —cambia el tema. Tadeo y sus cantaletas solo me dan dolor de cabeza.

—¿Y si es así qué pasa? ¿Me matarás como todo a tu paso? —lo reto y su ojo se coloca más oscuro. Justo en ese momento me suelta un golpe tan fuerte que caigo en la pared rompiéndola.

Suelto un quejido quitándome el cemento seco del cuerpo y Tadeo me toma de la camiseta volviendo a dejar su puño en mi rostro. Le desgarro la garganta haciendo que se aleje de mí y mis uñas vuelven a su estado natural.

Me levanto como puedo tomando las llaves de mi motocicleta y me voy antes de que me rompa la tráquea. El ojo me duele y supongo la herida tardara un poco más en sanarse. Si un dead golpea a otro las probabilidades de herirse mucho son altas, y Tadeo nunca se contiene con sus golpes.

Conduzco hasta estacionar en la casa de Alice, veo la ventana de la habitación donde se queda Alondra abierta y escalo hasta entrar en la misma. Ella suelta un pequeño grito mientras está en la cama con un hombre a quien no conozco.

La miro enarcando una ceja y ella saca al tipo. Después de que me llamó por lo del cumpleaños de Alice hablamos más seguido. La conocía desde antes, al parecer papá y mamá le tenían cariño.

—¿Qué haces aquí? —reclama vistiéndose.

—¿Dónde está Alice? —su mirada se detiene en mi ojo y corre hacia a mi intentando tocar la herida pero la aparto.

No me gusta que me toquen, a excepción de Alice. Aunque Hayley lo hace, ya que es una fastidiosa lo hace obligándome.

—Se fue temprano con el vecino a decorar algo para un baile en su colegio —me toma de la mano viendo la sangre de la misma y antes de zafarme la huele.

—¿Qué haces? —reclamo quitando mi mano y ella se endereza, una chispa de molestia en sus ojos pero yo giro los míos ignorando su reacción.

—Ya déjate de pelear con Tadeo, ¿quieres? —salto por la ventana dejándola sola y camino por el bosque buscando con que distraerme.

Saco un cigarrillo y lo enciendo sentándome en una roca. Falta poco para llegar al colegio por este bosque, pero una conversación me distrae por la que tiro el cigarrillo ocultando mi presencia.

—Ryan está fuera de control, Katherine —comenta la voz de Anabel a una señora y las miro extrañado.

—No ha matado a nadie Anabel, te lo juro, yo lo he mantenido encerrado. Pueden usarlo siempre y cuando lo alejen de nosotros —ruega la mujer y la madre de Alice usa la típica habilidad de los Cooper concentrando su fuerza en la palma de su mano para quitarle la cabeza a la mujer.

Miro la escena anonadado, la sangre salpica todos lados y ella se va como si nada. Ellos son unos monstruos, claro que lo son.

Me siento nuevamente en la roca y me fumo tres cigarrillos para volver al colegio con las manos en los bolsillos del pantalón que llevo puesto. Olvido lo que acabo de ver, sabía que son malos, lo sé desde un principio. Pero aún así, ¿cómo pueden llegar a ser tan malos?

Me adentro en el colegio y observo de lejos como Alice hace todos los preparativos y el chico no se separa de ella en ningún momento. Aun puedo sentir su intención homicida desde aquí y no me agrada que esté cerca de ella.

La pulsera se le cae en tanto ajetreo y no se da cuenta, el chico sí, pero no le dice nada. La tomo y cuando Alice toma un vaso para tomar ponche él hace el papel de víctima y ella como la estúpida que es le cree.

Me dirijo a donde están con el genio descompuesto, ella toma sus manos y eso me molesta aún más. Ella le dice algo y cuando él está respondiendo finjo toser cruzándome de brazos haciendo que ambos posen su atención en mí.

Los ojos de ella se iluminan en cuanto me repara y luego se da cuenta del golpe que tengo en el ojo.

—¡Oh por dios! —exclama viniendo a mi dirección, toma mi rostro entre sus manos y yo suelto un quejido cuando toca mi ojo golpeado, en verdad me duele—, ¿quién te hizo eso? —pregunta y yo giro los ojos mirando mal al chico porque me da de todo menos buena espina.

Los celos me llenan el sistema, no entiendo porque pasar tiempo con el gótico en vez de conmigo. Lo miro de arriba y abajo, no me agrada en lo más mínimo.

—Él es mi amigo Ryan —dice Alice, el chico sorbe de su nariz dándome la mano la cual tomo sin parar de mirarle mal—, Ryan él es Aden, mi…

—Su novio —termino por ella y veo el destello de furia y la sed de sangre que emana su cuerpo, a pesar que finge no tenerlos.

Siento la mirada incrédula de Alice en mi pero no la veo ya que Ryan me reta con la mirada y en lo único que pienso es en romperle la cara.

—Oh, yo soy el vecino de Alice, apenas nos conocemos. Pero es una gran persona —dice él para mirarla con dulzura, miro a la ridícula quien le sonríe poniendo un mechón detrás de su oreja.

Oh, eso sí que no.

—Sí, lástima que tenga dueño —expreso dejando las manos en mis bolsillos.

El destello de ira en sus ojos aumenta y en verdad quiero romperle la cara.

—Vale, ya basta. Tengo que irme Aden, ¿nos vemos más tarde? —expresa Alice y yo la miro con una ceja enarcada. ¿Está hablando en serio?

Se pasa la mano por el rostro y no me creo lo que está diciendo. Sonrío sarcásticamente, le doy una última mirada al gótico quien me mira con las cejas fruncidas.

—Bien, como quieras —me retiro molesto y camino a grandes zancadas mientras siento los pasos de Alice detrás de mí.

Es que no la soporto, ¿tiene el descaro de elegirlo y correr a buscarme? Sí que está loca. Se cruza en mi camino con un pequeño brillo en los ojos, la belleza que emana a veces me deja mudo, pero ahora estoy muy molesto.

—Apártate —le ordeno y ella niega con una sonrisa—. ¿Qué te causa tanta gracia? —reclamo más molesto y ella deja sus manos en mi cuello intentando dejar un beso en la comisura de mis labios pero no me dejo y niego dándole a entender que estoy más que molesto.

—Me gusta verte celoso —admite atrapando mi labio inferior con sus dientes, el mero toque me pone a mil y me quejo de mentiras porque me encantan sus caricias.

La molestia desaparece en dos segundos remplazándola con deseo, pero no le sonrío porque ella sabe que lo que hizo estuvo mal.

—Te va a gustar cuando te deje de hablar para siempre —expreso y ella hace un puchero dejando un pequeño beso en mis labios.

—¿Me ibas a llevar a algún lado? —pregunta y la verdad si quería salir con ella, saldría hasta el fin del mundo si es con ella.

—Sí, pero ya que prefieres a tu gótico… —la quito de encima subiéndome en mi moto como el malcriado que soy.

—No lo prefiero, es mi amigo. ¿Vendrás más tarde? —me coloco el casco encendiendo la motocicleta.

—No lo sé, dependiendo de tu disfraz —digo con sarcasmo y ella gira los ojos quitándome el casco para darme un tierno beso que me deja con las ganas encendidas.

—Me disfrazaré del amor de tu vida —sonrío contra sus labios y le doy otro beso. No es necesario que use un disfraz para eso.

—Vendré por ti, pero si llegas a cambiarme por el gótico… —me besa callándome y luego conduzco en mi moto hasta llegar a la casa.

En cuanto estaciono me doy cuenta que olvidé darle la pulsera a Alice, suelto un suspiro y me devuelvo pero ya no está en el colegio a pesar que la busco por todos lados.

Vuelvo a la motocicleta conduciendo hasta llegar a su casa. Un grito ensordecedor me pone alerta y corro hacia dentro.

Lo que veo hace a mi furia alojarse en mi pecho. Mi sistema se coloca a la defensiva y mis uñas crecen automáticamente. La adrenalina recorre mi cuerpo y verla lastimada de esa forma me hace querer verlo más que muerto.

Le suelto un golpe haciendo que suelte a Alice quien se desmayó de tantos golpes que le ocasionó. Ya no soy más que rabia y pronto me encuentro golpeando una y otra vez el rostro de Ryan quien también está ciego de ira, pero la suya no se compara con la mía porque acaba de tocar y herir a lo que quiero, y eso sí que no.

Desgarro su garganta una y otra vez. No sé qué estoy haciendo y no me puedo detener pero cuando me doy cuenta el corazón de Ryan está en mis manos. Solo soy un cascaron vacío y el cuerpo de Ryan cae sin vida por lo que me lanzo en el suelo.

Mi camiseta, rostro, brazos y cuello están salpicados de sangre y aun siento la adrenalina recorrer mi cuerpo. Alondra entra para mirarme y luego mirar la escena.

Maldice un montón de veces y le explico todo por lo que llama a Tadeo para que se encargue de todo con ella.

Tomo los lentes rotos de Alice y se los pongo después de limpiar la herida de su frente. La tomo en mis brazos subiendo los escalones y siento como pronto comienza a despertarse. Aun siento tanta ira, debí haberlo matado antes de que la hiriera de tal forma.

¿Y si fuera llegado más tarde? Las dudas se alojan en mi cabeza y pronto dejo a Alice en la cama para sentarme a su lado con expresión neutral ya que no quiero las dudas reflejadas en mi rostro.

Siento como la adrenalina sigue en mi cuerpo pero también como empieza a desaparecer. Volteo a verla y parece recordar algo por lo que las lágrimas le empañan el rostro.

—Lo siento —se disculpa con la voz rota y niego tomando sus mejillas.

Siento como mi ojo vuelve a la normalidad mientras respiro pesado y ella sigue llorando.

—Sé en lo que estás pensando y no. No es tu culpa, te iba a matar si yo no lo hacía ¿okey? —dejo claro y ella asiente por lo que me siento a su lado dejándola en el medio de mis piernas.

—¿Y el cuerpo? —pregunta viéndome, dejo un beso en su frente y acaricio su cabello. La herida de su frente ya se cerró.

—Tadeo y Alondra se encargaron de todo. Ella no estaba aquí, recién volvía cuando me vio —explico sin verla. Detengo mis ojos en lo fenomenal de los suyos y siento como las palabras se le atoran en la garganta.

Vamos Alice, no lo digas. Por favor, no.

—Yo creo que te… —intenta decir pero le cubro la boca con los ojos cerrados negando. No pienso escucharlo, no quiero escucharlo sabiendo todo el daño que le haré.

—No lo digas —pido en un susurro y ella asiente. No puedo dejar que me diga que me ama, no quiero herirla, pero al mismo tiempo soy un maldito egoísta que no puede dejarla.

—Creo que deberíamos ir a la fiesta para que no sospechen —me dice y asiento por lo cual me doy una ducha cuando ella sale.

En cuanto salgo de la misma observo la ropa que está en la cama y ella toca la puerta por lo cual le indico que pase.

En cuanto su mirada se detiene en mi estado se sonroja y comienza a mirarme mientras muerde su labio inferior por lo cual sonrío con picardía.

—¿Paraste de violarme con los ojos? —pregunto y ella me ve con las cejas fruncidas.

—No estaba haciendo eso —gruñe haciéndome sonreír para caminar hacia ella y detenerme a un paso de distancia.

—No hagas eso —libero el labio que tenía en los dientes, ella no sabe cuánto me pone cada que lo hace. Se pone más roja y antes de volverla a tocar corre hacia el baño.

—Me bañaré así que vístete y sal de mi habitación —pide y giro los ojos.

Obviamente no le haré caso por lo que me visto y me acuesto en su cama. Cuando sale envuelta en una toalla miro sus piernas y todo su precioso cuerpo con la única forma que la puedo ver: deseo.

Dios, nunca había visto tanta belleza. La piel pálida, los ojos extraños, los labios rojos. La presión en mi pantalón aumenta y no quiero dejar de verla, ella se sonroja mordiendo su labio inferior y joder, eso me pone más.

—Era que salieras de mi habitación —murmura y asiento.

—Pero quería verte en ropas mínimas —bromeo haciéndola sonrojar más.

—Ya lo hiciste una vez, cuando estaba borracha y me bañaste —me toco la barbilla pensando de mentira. Lo recuerdo como si fuese ayer.

—No lo recuerdo. ¿Te vestirás o no?

—¡Fuera! —suelto una risa levantándome, pero antes de irme hago un amago de quitarle la toalla por lo cual suelta un grito y yo otra risa para salir corriendo.

La espero abajo y en unos minutos sale con el vestido que le compré. Carajo, con todo se ve bien. Me levanto poniendo las manos en mis bolsillos.

—Alondra, iremos a la fiesta —avisa Alice y la tomo de la mano yendo hacia afuera donde está mi motocicleta. Ella se detiene antes de subir.

—¿Por qué viniste justo cuando casi moría? Digo, es que fue mucha casualidad—le paso un casco y me subo, la verdad si fue pura casualidad.

—Vine a entregarte esto ya que estabas tan ocupada que ni te diste cuenta que se te cayó —saco la pulsera y ella ve su muñeca desnuda, toma la pulsera algo avergonzada.

—Lo siento, no me di cuenta —asiento con un ápice de tristeza pero luego conduzco hasta llegar al colegio.

Cuando vamos a entrar la lluvia comienza a caer por lo cual corremos hasta protegernos dentro del colegio. Alice toma mi mano mirándome de una forma que aun no comprendo

—Me gusta pasar las fechas célebres contigo —confiesa y dejo mis manos en su cintura dándole una sonrisa torcida.

—No se acostumbre mucho, señorita Cooper. Me gusta huir de vez en cuando —lo digo en serio, pero ella gira los ojos por lo que la tomo de la mano caminando hacia otro lado.

La música pop invade mis oídos en cuanto entramos al baile que ella hizo.

—¿De qué estás disfrazado tú? —pregunta de pronto y me detengo tomando un vaso de ponche.

—De chico guapo y sexy en secundaria —admito y ella tuerce sus ojos por lo que le guiño uno sonriendo.

Me toma de la mano cuando una canción lenta se toma la pista. Dejo mis manos en su cintura moviéndome con ella al ritmo de la música.

—Feliz Halloween, ojos grises azulados —susurra contra mis labios y dejo un pequeño beso en los suyos.

—Feliz Halloween, Ängstlich —muerde su labio inferior haciendo a mis músculos tensarse.

—Ich mag dich, Aden —pronuncia en un perfecto alemán haciéndome sonreír.

—Ich mag dich, Alice —me inclino para besarla pero comienza a dar vueltas haciéndome reír ante sus boberías.

Al final la atrapo cerrándole el paso, dejo mi mano alrededor de su cintura para respirar su mismo aliento.

—Yo… —carraspeo deteniéndome al no encontrar las palabras. ¿Quiero que seas mi novia? Carajo no sé cómo decirlo.

—Tú… —dice riendo pero yo estoy serio por lo que se queda de piedra.

Paso saliva por mis labios pensando en que decir, armándome de valor para soltarlo.

—Creo que deberíamos irnos —es lo que digo ya que no sé cómo abrirme y decir eso.

—Acabamos de llegar y está lloviendo —refuta haciéndome fruncir los labios para soltarla y salir de la pista.

Me pierdo entre la multitud para subir hasta llegar a la azotea donde comienzo a fumar para tranquilizarme. ¿Qué se suponía le iba a decir? No puedo arruinar los planes, pero tampoco quiero herirla.

Alice me está gustando muchísimo y eso solo me llevará a la ruina. Pero, ¿cómo hago si no puedo alejarme de ella? Quiero que sea mía, pero… ¡Asg! Todo es tan complicado.

Me quedo varios minutos ahí, fumando para calmarme y cuando por fin lo hago escucho la puerta abrirse así como su presencia hace que todo se me suba a la garganta. Ahora me pongo nervioso con su presencia, que estupidez.

Siento sus pasos y pronto se sienta a mi lado. No la miro fumándome otro cigarrillo. Siento sus ojos en mí y volteo a verla dejando mis ojos en lo precioso de los suyos, veo como juega con sus dedos y la siento nerviosa.

Le doy una mirada hambrienta porque me encanta verla de esta forma y más cuando se pone así de nerviosa.

—Me siguen, por tu ex —rompe el silencio y tiro la colilla del cigarrillo sin dejar de verla.

—Lamento haberte dejado allí, necesitaba aclarar mi mente —admito y la puerta comienza a sonar.

—Creo que debemos ocultar nuestras presencias —dejo mi mano en una de las suyas y el rubor corre a sus mejillas aumentando las ganas que tengo de ella.

La miro a sus preciosos ojos y la puerta estalla pero ella solo se inclina para besarme. Y justo aquí lo entiendo.

Así el mundo se esté derrumbando no me importa nada más que ella. Alice es mi peor adicción, y joder, me encanta esta adicción.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro