Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. Misión cumplida.


____________

▫️16▫️
__________

En la mañana habíamos tomado las cosas que necesitábamos para ir caminando directo a Forks.

No queríamos dejar huellas, así que el bosque era la mejor opción por lo que llevamos horas caminando.

No quiero desgastar las energías que probablemente necesite luego, por eso no quiero correr.

Alondra no parece cómoda con la caminata y veo el parecido que tiene con mamá. Son idénticas, aunque algunas facciones de la cara las heredó de papá.

—Tengo curiosidad —hablo después de horas en silencio y sus ojos azules se detienen en mi con curiosidad—. ¿Por qué te fuiste de casa?

Mi pregunta para sorprenderle, frunce un poco las cejas para luego relajarse y tomar una larga pausa. Respira hondo antes de hablar.

—Fue como contigo. Ellos querían que me enfocara en ser una buena Cooper o lo que eso signifique. Yo le llamo Coad, para abreviar. En fin, en secundaria me había enamorado de un chico, su nombre era Jason. Él era humano por supuesto, pero yo le gusté y empezamos a salir. Me enamoré perdidamente de Jason, tanto que me dolía cualquier mínima cosa —su voz se quiebra y limpia las lágrimas de sus ojos—, hubo un punto en el que no me reconocía, me rompió el corazón pero yo seguí ahí —que cliché suena eso—. Un día escuché una conversación de mamá y papá sobre borrar mis recuerdos ya que estaba siendo muy imprudente respecto a mi naturaleza. Lo era, era muy imprudente, golpeaba a chicas y miles de cosas más que ya olvidé. Decidí huir en cuanto supe que querían alejarme de Jason, le expliqué todo omitiendo algunas cosas y decidió escapar conmigo. Recuerdo que caminamos muchísimo y él estaba cansado —sonríe con nostalgia, sus ojos sin parar de soltar lágrimas—. Duramos varios días caminando pero él era muy lento, tuve que parar muchas veces y cuando dormía lo cargaba sin que se diera cuenta. Siete días caminamos y… un día Jason no despertó —aparto la cara cuando veo la imagen rota de la hermana a la que siempre odié—, Jason sufría del corazón y necesitaba algunas inyecciones y no me lo dijo. Él murió por mi y… —limpia sus lágrimas—, lo siento, necesito algo de espacio.

Se desvía del bosque y yo suspiro quedándome en el mismo sitio.

Me siento tomando algo de agua, ¿por qué papá y mamá hacen todo esto? Tiene que haber una grandiosa explicación para hacer todo lo que hacen.

A la hora Alondra vuelve y seguimos caminando sin mediar palabra. Es un silencio algo incómodo ya que quería seguir hablando sobre Jason, por más egoísta que suene.

—Después de que muriera —interrumpe el silencio más calmada que antes y la observo, es como si leyera mi mente—, yo lo devolví a Forks, pero huí. Dejé su cuerpo en su casa y no tuve el valor de enfrentar a sus padres dolidos y menos a los míos. Aprendí a como proteger mis recuerdos y lo hice para no tener que volver a huir. La razón por la que me alejé fue esa, pero lo más triste de todo es que nadie volvió por mi —la miro con lágrimas en los ojos.

—Lo siento tanto —murmuro con la voz rota y ella me abraza susurrando que no fue mi culpa.

Papá y mamá nunca hablaron sobre esto, solo dijeron que huyó y era una decepción. Tengo pocos recuerdos sobre ella pero nunca fue una mala persona.

Después de que ambas nos calmamos seguimos caminando en silencio, pero no uno incómodo.

Entramos en Forks después de un día de caminata y lo primero que hacemos es presentarles mentiras a toda la familia para poder entrar.

Quién lo hace es Alondra ya que sus trucos son más fuertes que los míos y si lo hacía yo papá y mamá hubiesen visto a través de mi mentira.

Hago un veneno que inmovilice a todos, hasta a mamá. El trabajo tiene que ser rápido así que la dejamos en una silla y a Alondra comienza a hacer sus trucos para quitarle mis recuerdos.

Practicamos toda la noche, y aprendí a proteger mis recuerdos por lo que es seguro quitárselos a mamá.

—Oh vaya, que recuerdos —murmura con los ojos cerrados y me cruzo de brazos frunciendo las cejas.

—¿Ya los tienes?

—No todos, tardaré un poco más.

Me siento en la encimera tomando un manzana la cual comienzo a devorar mientras Alondra hace su trabajo.

Estamos así durante una hora que parece eternidad.

—Ya. Los tengo todos. Tus lindos, sexys y… oscuros recuerdos —hace una mueca sonriendo y me pregunto que le causa tanta gracia.

—Ya puedes devolvérmelos —asiente poniendo su mano a los lados de mi cabeza.

La sensación que me recibe es extraña y un montón de ráfagas que parecen imágenes me llenan el vacío que habia mi mente.

Me mareo, los recuerdos de ojos grises azulados llegan a mi mente y son solo esos lo que me faltaban. Los huecos son llenados y las sensaciones que me recorren me dejan atormentada y con un magnífico dolor de cabeza.

—Eso fue… —murmuro sin aliento.

—Intenso —completa ella por mí y asiento.

Las mejillas me arden y la piel me pica al recordar todo lo que hice con ese tonto. ¿Como pude olvidarme de él? ¿Como pudo actuar como si no me conociera habiendo tantas cosas entre los dos?

—Modifica sus recuerdos —le pido a Alondra y asiente poniéndose en la tarea.

Me voy a mi habitación y me cruzo de piernas sobre el suelo tratando de relajar mi mente. Cierro los ojos buscando cada pequeño fragmento en mi mente, hasta conseguirlos todos.

Imagino un candado que no pueda ser roto con nada. La manera de hacer más fuerte la cadena que proteja mis recuerdos es haciéndola de algo que sepa que nunca se borrará.

Y eso es la determinación. Estoy determinada a resguardar mis recuerdos para que nadie nunca los toque.

Siento como los recuerdos quedan atados y por mas extraño que parezca así es. Se siente como si me apretaran el cerebro.

Respiro y abro los ojos sonriendo. Ahora jamás tocarán mis recuerdos y lo mejor de todo es que con la ayuda de Alondra puedo fingir que todo está bien (o no, da igual), y que no sé nada sobre Aden.

Recordar a ese imbécil me enfurece, no entiendo el porqué de mentirme. ¿Acaso papá le pagó o algo parecido?

Suspiro sacándolo de mi mente, lo menos que necesito en estos momentos es amargarme la vida pensando en sus estupideces.

Vuelvo a la cocina y todos están dormidos. Alondra está tomándose una botella de vodka y chocamos lo cinco pensando en que decir en cuanto despierten ya que ellos son todo menos estúpidos.

Los dejamos tal y como cuando llegamos y salimos esperando que despierten.

La cuartada será simple…

Abrimos la puerta después de varios minutos y el asombro en la cara de todos es palpable.

—Buenas noches —los saludo como si nada mientras papá y mamá fruncen las cejas como si lo que vieran fuera imposible.

—¿Qué hace ella aquí? —pregunta papá señalando a Alondra quién ni lo repara viendo a los chicos.

Ambos están en shock, tampoco se esperaban verla.

—Alice fue a pedirme ayuda ya que no tenía donde alojarse —expresa ella algo fastidiada, el rostro de papá suavizándose.

—Le hablé sobre que bloquearon algunos recuerdos, así que la traje hacia aquí para saber qué es lo que esconden todos, porque sé que están involucrados  —señalo a los chicos quienes pronto se levantan.

Ambos. El primero en acercarse es Evan, incontables lágrimas saliendo de sus preciosos ojos. Toma a alondra de los hombros y la abraza haciendo que ella llore en su hombro.

—Te extrañé mucho —susurra contra su pelo y el corazón se me aprieta al verlos a todos tan vulnerables.

Los próximos minutos pasan mientras ellos abrazan a Alondra mientras papá y mamá se quedan distantes, sin mediar palabra.

—A decir verdad no vine por eso, quería una buena explicación de porqué tratan así a su hija —papá abre su boca y luego la cierra haciéndome soltar una risa irónica.

—Es algo complicado, no lo entenderías Alice —expresa mamá por él y no me puedo con el descaro que se cargan.

—Bien, sé que algo ocultan y lo averiguaré. Pero mientras, Alondra se quedará en esta casa porque también es de ella —ambos se mantienen callados y suelto un suspiro tomando a Alondra de la mano.

Le presto algo de ropa y la dejo en una de las habitaciones de huéspedes volviendo a mi habitación donde me quedo mirando el techo en pijamas pensando en Aden.

Ese hombre es un completo fastidio. No puedo creer que esté en mi mente las veinticuatro horas del día, ni siquiera cuando no recordaba nada no salía de mi mente ya que tenía pequeños fragmentos en donde recordaba pocas cosas de él.

Todo en él me es familiar así lo olvide, es como si fuera imposible borrarlo de mi memoria porque está marcado como una maldita cicatriz en mi piel.

No puedo conciliar el sueño cosa que me empeora de humor ya los pensamientos de '¿Por qué me mintió?' no se hacen esperar.

Sigo preguntándome el porqué de alejarse de mí, él me había dicho que era difícil para él y aunque pidiera que me olvidara de la conversación está tan presente como mi dolor de cabeza.

Bajo por agua y una aspirina y aprovecho para comer las sobras de lasaña que quedaron de la cena. Las pongo en el microondas y después de que está caliente comienzo a devorar lo que tengo a mi frente.

Creo que perdí mi teléfono y también hay otra duda -que por primera vez no es de Aden- en mi cabeza. ¿Por qué las personas no murmuraron en cuanto entré al colegio? Antes de perder la memoria era el centro de atención por las fotos que me habían tomado con Aden.

Hablando sobre eso… ¿Quién había publicado la primera foto? ¿Por qué? Estoy segura que la que tomaron las chicas fue solo por seguir el juego ya que era una moda cazarme en mis extraños momentos con Aden.

Y hablando sobre eso… las mejillas me comienzan a arder, recordar su toque, sus besos y las sensaciones que causa sobre mí no me ayudan en nada.

Me siento tan extraña pensando en cosas sobre eso. Subo a mi habitación, abro la puerta y antes de soltar un grito una mano cubre mi boca.

—Silencio —susurra Aden a mi frente.

Sus ojos están rojos mientras su cuerpo emana todo menos sobriedad. Su aliento con olor a licor me invade las fosas nasales y tengo que contenerme para no romperle la boca en cuanto me suelta.

—¿Qué haces aquí? —me cruzo de brazos molesta y él se echa en mi cama quitándose los zapatos.

—Te mentí, Alice. No escuché tu nombre por ahí, la verdad es que te conozco desde hace tiempo. De hecho teníamos una especie de relación —abro la boca ofendida por sus palabras.

—¡Oh por dios, Aden! Perdí la memoria temporalmente pero ya sé que no tenemos ninguna relación.

Se incorpora en la cama con los codos sobre sus rodillas y una sonrisa torcida y sexy en sus carnosos y preciosos labios.

—La tenemos, aunque te niegues a la realidad. ¿Cómo sería nuestro apodo cliché? ¿Alen? ¿Adice? —suelto una risa ante su bobería y me toma del brazo dejándome en sus piernas.

Está muy borracho.

Comienza a repartir besos por mi cuello y lo tomo de las mejillas para sostener su mirada tormentosa, esos ojos preciosos que parecen consumir a cualquiera, y yo no soy la excepción.

—¿Por qué tomabas? —le pregunto en un susurro.

Su piel contra la mía haciendo estragos en mi cuerpo y su mirada haciéndome divagar con diversas sensaciones. Pasa saliva por sus rosados y carnosos labios para suspirar ruidosamente.

—Tengo un dilema. Tengo que elegir entre un plan de años y una persona, y es simplemente agotador. Cuando me di cuenta estaba bebiendo en el estudio de mi tío y lo primero que pasó por mi mente fue venir a verte —su mirada se pierde en un punto no muy específico y yo acaricio su cabello haciendo que su mirada tormentosa se detenga sobre mí.

—A veces luces muy tierno para ser el imbécil que eres —y aquí viene la sonrisa torcida.

Los hoyuelos de las mejillas que se le forman me hace verlo embobada. No me acostumbro a la belleza y sensualidad que emana cada que respira.

—Soy tu imbécil —me toca la nariz juguetón para reír.

Lo miro sonriendo para terminar de acostarlo en mi cama. No puedo dejarlo ir en ese estado, así que le quito la camiseta negra que lleva puesta mientras él cae como una roca.

No me hizo falta decirle algo porque ya estaba literal roncando. Su pecho definido me hace sonrojar para apartar el rostro. ¿Por qué tiene que ser tan sexy?

Me quedo en la silla viéndolo dormir. Los párpados se me cierran solos y estoy luchando contra mi propio sueño.

—Duerme conmigo —abro los ojos encontrándome con la mirada seria de Aden.

Nada de diversión o perversión. En sus ojos solo hay autoridad y seriedad por lo que mis pies se mueven por inercia.

Me acuesto a su lado y lo rodeo con mis brazos dejando mis piernas entre las suyas. Puedo sentir su corazón acelerado y el mío está el triple que el suyo. Su piel se siente tan cálida junto a la mía.

Ignoro las punzadas de mi vientre y las extrañas cosas de mi mente. El rostro me arde y me imagino estoy más roja que un tomate. Dormir con alguien es un nivel muy alto de intimidad, pero no es como si eso me importe en estos momentos. Además ya lo hemos hecho.

Cierro los ojos inhalando el dulce olor varonil que tiene, es como un olor natural que no tiene nadie más y eso lo disfruto bastante.

Una de sus manos se detiene en mi espalda y pronto escucho sus pequeñas respiraciones. Su barbilla está en mi cabeza y ya se quedó dormido por lo que también trato de hacerlo.

▫️

Abro los ojos bostezando. Me giro sobre la cama y cuando recuerdo lo de anoche me doy cuenta que Aden no está en la cama.

Miro a todos lados, la ventana está abierta pero sus zapatos aún están aquí. La puerta de mi baño se abre y volteo a ver a Aden quien se refriega los ojos bostezando.

Aun está sin camiseta y el pantalón negro hace contraste con su pálida piel. Ahora que me doy cuenta el negro le queda fenomenalmente bien.

—Oh, buenos días —dice en cuanto me ve y no puedo evitar sonrojarme cuando me doy cuenta de lo que llevo puesto, ya que solo consiste en un vestido de dormir blanco, el cual hace que se remarquen mis pezones erectos.

¿Por qué anoche no te diste cuenta? Reclama la única parte cuerda de mí y me levanto pasándole por un lado para cepillarme y lavarme el rostro.

En cuando salgo del baño él está con su camiseta puesta, sentado en la cama mientras se coloca sus tenis. Ya se va y no puedo evitar sentirme algo triste.

—Tengo que irme, en una hora debemos ir a la escuela, y esta ya es la segunda vez que me quedo en tu habitación —voltea a verme, una sonrisa sensual y torcida en sus labios—, aunque no es que no me agrade la idea de verte con pijamas por las mañanas.

Me pongo más roja cruzándome de brazos para mirarle mal.

—Deja de flirtear conmigo —es lo que consigo pronunciar y él se levanta dejándome pequeña con su altura.

—Me gusta hacerlo —responde caminando hacia la ventana.

El pecho se me comprime al verlo irse una vez más. ¿Qué me pasa? Antes de salir de mi vista voltea a verme y como si me leyera la mente dice:

—Nos veremos pronto. Créeme, si fuera por mí no me separaría nunca de ti —la nariz me comienza a arder y corro hacia la ventana estampando mis labios contra los suyos los cuales me reciben sin ningún preámbulo.

Sus manos se quedan en mi cintura y mis labios juegan junto a los suyos haciendo a mi piel arder. Sus dedos trazan círculos y rompo el beso cuando me doy cuenta de lo que hice.

Una sonrisa torcida se forma en sus labios, la tormenta y el mar conjunto de sus preciosos ojos me miran con algo que no defino. Su semblante es serio y un poco triste, pero no digo nada.

Me da un casto beso antes de irse y despedirse con la mano. Y si, ya debería dejar de dormir en mi habitación.

Suelto un suspiro volviendo a la cama. Temo que sea lo que sea que empiezo a sentir por Aden me lleve hacia un abismo peor del que estoy viendo.

Me levanto dándome una ducha para colocarme mi uniforme con medias vino tinto. Las botas no me faltan y me pongo los lentes por el repentino dolor en la vista.

Dejo mi cabello suelto y después de desayunar voy con mi hermano y mi mejor amiga al colegio. Conversamos una vez vamos entrando, tengo a Evan de la mano mientras Gigi nos cuenta algo sobre Colin, ya saben, es su obsesión.

En cuanto el timbre suena todos vamos a nuestras respectivas clases pero antes de entrar en la mía una mano me toma del brazo arrastrándome hasta el salón de música.

Observo al hombre alto a mi frente y me cruzo de brazos cuando pone un cigarrillo en sus labios encendiéndolo para darle una calada.

—Iba a entrar a una clase, por si no lo notaste —reclamo alzando las cejas para que se explique.

—Quiero mostrarte algo —dice caminando hacia otro lago y lo sigo.

Toma una guitarra sentándose en una de las sillas con mucho polvo. La sacudió antes por supuesto, yo me quedo de pie observando lo que hará.

—Tengo varios años que…no toco la guitarra. Sentía que me llevaba al pasado, pero cuando me preguntaste si tocaba no pensé en una buena razón para decir que no. Estuve practicando y quiero que escuches y me digas mi progreso.

Sonrío sacudiendo el polvo de una silla y me siento a su frente. Él hace una pequeña mueca mirando mis piernas y al sonrojarme lo regaño por lo que sonríe volviendo a su guitarra.

Comienza a tocar las cuerdas recordándome a la melodía de… ¡Oh por dios!

Me quedo de piedra escuchando como toca mi canción favorita, Arcade de Ducan Laurence.

Recuerdo habérselo dicho solo una vez así que me sorprende que haya recordado con tanto detenimiento la canción que me gusta tanto. En cuanto termina aprieta los labios y alza las cejas dejando su guitarra a un lado.

—¿Y? —pregunta dejando los codos sobre sus rodillas y aún estoy en shock por lo que me quedo con la boca abierta sin parpadear—, Oh vamos, Alice. Di algo.

—Lo siento, es que aún lo proceso. Me encantó —logro pronunciar haciéndolo sonreír para levantarse.

—Puedes volver a tu clase —en vez de sacar un cigarrillo saca una cajetilla de chicles metiéndose uno a la boca.

—De hecho, tengo algunas preguntas que hacerte. Ya sabes, antes de volver a mi clase —me quito la corbata por el calor que siento en estos momentos y él me observa con detenimiento sin moverse ni un solo centímetro.

—Te escucho —me acerco hasta quedar a centímetros de su cuerpo.

Solo doy un buen respiro y mi pecho lo toca, por lo que me quedo quieta sin querer divagar con locuras solo con su toque. Siento su cuerpo tensarse y me mira muy curioso por lo que estoy haciendo.

Fue un momento romántico y tierno, pero necesito sacar esta duda si o si.

—Se quién eres —miento y no luce sorprendido por lo que se queda en la misma posición respirando lentamente.

Mi corazón late desenfrenado por el hecho de tenerlo tan cerca, siempre diré que no me acostumbro a su belleza.

—¿Y quién soy según tú?

—Un mentiroso. Aunque aun no entiendo el porqué de tus mentiras, así que preguntaré esto solo una vez, ¿Qué rayos hacías ocultando a Brenda aquel día en el colegio, Aden?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro