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▫️13▫️
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Mis labios se entreabren, espero el beso porque simplemente ya no estoy pensando en nada.

Eso es lo que quiero. Dejar de pensar tanto y hundirme en este abismo del que no quiero salir.

La pregunta sigue en mi mente. ¿Quién es él?

Sólo sé el nombre de Aden, pero no sé nada sobre él y aún así aquí estoy, apunto de abrirme otra vez ante él.

Seamos miserables juntos, Alice.

Sus palabras hacen eco en mi mente. ¿Él también pasa por lo mismo? ¿Su familia también es un desastre?

No tengo respuestas para eso. Lo único que tengo en mi mente sobre Aden son preguntas que él nunca contesta.

—¿Te volverías a lanzar al abismo por mí? —pregunta cerca de mis labios y abro los ojos.

La luz de la piscina impacta en su rostro haciendo a sus ojos más claros de lo que ya son.

—¿Eso qué significa? —pregunto tragando saliva y él hace lo mismo moviendo la manzana de adán.

Ahora que me doy cuenta ese hombre respira sensualidad. Ok, mentí. Siempre me he dado cuenta de eso.

El cabello cae en su frente y sus preciosas manos se posan en mi cintura haciéndome sentir la electricidad que nunca desaparece. Moja sus labios pensando en que responder, la piel me pica y me encuentro anhelando nuevamente sus labios.

—Si me besas otra vez, volverás al abismo. Es lo que soy. Asi que vuelvo a preguntar, ¿te lanzarías al abismo por mí? —su voz es pesada, sus ojos se enfocan solo en mis labios y ni siquiera sé si estoy respirando.

Una de sus manos desciende hasta mi pierna y yo dejo mis manos en su cuello clavando mi mirada en la suya.

Se acerca más, lentamente hasta que nuevamente me encuentro hecha un desastre en sus labios.

Me apega más a su cuerpo dejando una de sus manos mi cintura y la otra en mi muslo el cual no para de apretujar de una manera muy sensual.

Mis labios lo reciben y la mezcla de sensaciones no se hacen esperar pasando por todo mi cuerpo. El escalofrío de siempre me vuelve a recorrer y sus labios expertos hacen nada los míos besándome lenta pero salvajemente.

Sus dientes atrapan mi labio inferior mordiéndolo con deseo y abro los ojos encontrándome con esa mirada que me deja hecha nada.

Jadeo en su boca, solo soy mar de sensaciones y sus manos al recorrer mi cuerpo me hacen anhelar algo que nunca he tenido.

No paramos de besarnos y me subo a su regazo sintiendo su entrepierna dura. Suelto un gemido involuntario y él deja de besarme para buscar mis ojos instintivamente.

Su presión aumenta y rozo su nariz con la mía queriendo más de esos labios. Atrapo mi labio inferior con los dientes para evitar soltar sonidos extraños.

—Si supieras lo que me causa eso no lo hicieras más —murmura contra mis labios soltando mi labio del agarre con sus ágiles dedos.

Los pasa por mi rostro suavemente susurrando cosas en alemán que apenas y entiendo ya que mi mente solo está enfocada en la sensación que me causa su mero toque.

—Joder Alice, me gustas mucho —su voz pesada solo ayuda a que la tensión crezca.

Quiero volver a besarlo, así que me inclino un poco pero tan pronto como me doy cuenta ya estoy en la fría agua de la piscina.

Salgo en busca de aire, Aden está a metros de mí en el agua también y ambos volteamos a ver a las personas que nos rodean.

—T no quiere que estés con ella —habla uno de ellos.

Su voz suena tan automática, casi como un robot y me encuentro totalmente confundida.

Aden cierra los ojos frustrado y los chicos se van haciéndome parpadear un par de veces. ¿Qué carajos acaba de pasar?

Salgo de la piscina viendo mis botas nuevas echas un desastre ya que las otras Aden las había dañado. También.

Lo miro con las cejas fruncidas y a pesar de anhelar de nuevo su toque me cruzo de brazos.

Oh por dios. Todo pensamiento se esfuma en cuanto lo miro mejor. La tela de la camisa se adhiere a su piel mostrando los abdominales que tiene.

El cabello se le pega a la frente y luce más oscuro de lo que es mientras sus ojos me miran con un brillo intenso haciéndome perder en el mar y la tormenta mezclada de los mismos.

—Tengo que irme —murmura rascando una de sus cejas y en cuanto me doy cuenta estoy a su frente tomándolo del cuello.

Mi corazón me bombardea en el pecho y pierdo el sentido de todo tocando sus labios con los míos. Sus manos se detienen en mi cintura y eso es suficiente para enloquecer, hasta que rompo el beso respirando con dificultad.

—También me gustas, Aden —murmuro contra sus labios mientras su respiración errática me golpea el rostro.

Se inclina parar volver a besarme pero una pequeña tos nos hace separarnos de inmediato.

Miro a Evan y a la pelirroja quien nos mira de brazos cruzados.

—¿Puedo saber que hacían? —inquiere en un tono algo brusco y yo frunzo las cejas.

—Nada.

—Besarnos.

Respondemos al mismo tiempo y miro a Aden quien no puede mantener la boca cerrada. Me pongo como un tomate, ¿tenía que decirle eso?

La chica me mira con una sonrisa no muy sincera.

—Venía a decirte que nos vamos. Y ya que estás mojado nos vamos mas rápido, no quiero que papá me regañe por llevar a su sobrino favorito resfriado —una de las comisuras de Aden se eleva formando esa sonrisa torcida y tan estúpidamente adictiva.

Me la dedica a mí para ir en dirección de la pelirroja. Evan vuelve a mi lado y ambos vemos como los chicos se van.

—¿Te besaste con el primo de Hayley? —me pregunta en un tono incrédulo y lo miro.

—La verdadera pregunta es, ¿te besaste tú con Hayley? —sus mejillas se tornan rojas y aparta la cara avergonzado.

—No —me responde haciéndome sonreír.

Es tan tierno. Tomo su mano y nos volvemos adentrar en la fiesta buscando a los chicos. Los conseguimos al momento y volvemos a casa a hurtadillas tal y como salimos.

Vuelvo a la oscuridad de mi habitación donde me espera mi fiel amigo Bruce. Me acuesto con él quien me besa la cara para acostarse a mi lado dejando su ocico en mi estómago.

Cierro los ojos y lo primero que viene a mi mente son los ojos grises azulados haciendo a mi piel erizarse. Aun no me acostumbro a la sensación que causa en mi vientre y en todo mi cuerpo cada que pienso en sus besos o simplemente en él.

Acaricio a Bruce quien no abre los ojos. Me doy cuenta que es muy dormilón, o simplemente está triste por la muerte de sus anteriores dueños.

—¿Crees que deba confiar en él? —le hablo sabiendo que no me responderá.

Solo quería formular la pregunta al aire, porque estoy muy confundida con todas las cosas que me han pasado con él.

Es tan misterioso y tan todo, simplemente no puedo pensar bien cuando lo tengo cerca ni cuando lo tengo lejos a decir verdad. Cierro los ojos tratando de apartarlo de mi mente ya que lo único que hace es invadirla a toda hora.

Sonrío ante el recuerdo de lo bien que se sintió nuestro beso. Creo que fue el más caliente y necesitado de todos.

Aún así la pregunta que nunca desaparece de mi mente sigue rodando en la misma.

¿Quién es él?

▪️

Me levanto temprano por lo que me pongo ropa deportiva tomando la correa de Bruce para llevarlo a caminar.

—Voy a pasear con Bruce —notifico una vez en la primera planta y tomo una manzana antes de salir de la casa.

Camino por bastante tiempo, me da tiempo de ir al colegio aunque no tengo ni las ganas de ir.

Bruce se me suelta de pronto corriendo bosque a dentro. Sus ladridos se escuchan desde mi posición y corro detrás de él para no perderlo.

—¡Bruce detente! —grito a lo lejos y ya no escucho sus ladridos.

Me comienzo a desesperar y mi corazón late muy rápido. Inhalo profundamente para encontrar la presencia de Bruce.

Mi respiración se normaliza al igual que mi corazón deja de latir tan rápido. ¡Lo encontré!

Corro hacia él. El bosque luce tenebroso y a pesar de ser de día es oscuro.

El sonido de una rama al romperse me hace detenerme y de inmediato oculto mi presencia por lo que el hermano de Aden me pasa por un lado sin notar mi existencia.

Si no hubiese escuchado eso no sé que hubiera hecho.

Calmo mi respiración y me quedo de pie viendo como el hermano de ojos grises azulados habla con alguien, no hablan español ni alemán, así que desconozco cualquier tipo de información.

Hay tres más aparte de su hermano y yo camino hasta tomar a Bruce quien fue muy inteligente al esconderse.

Cubro su presencia con un viejo truco que me enseñó papá y cuando estoy a punto de huir por completo uno de los hombres habla en español.

—Hay alguien aquí —dice viendo a todos los cuales se ponen a la defensiva.

—Me huele a Cooper aquí —murmura el hermano de Aden y por primera vez en mi vida me recorre el temor.

—¡Hoy hay asado de Cooper! —comenta uno riendo e intento huir pero tan pronto como me doy cuenta su hermano está a mi frente.

—No puedo verte, pero si sentirte querida Cooper. Muéstrate, quiero ver a quien mataremos hoy —trago saliva, estoy más nerviosa que molesta y eso solo me pone en la espada y la pared.

Intento responder para acabar con esto pero Aden aparece en mi visión tomando toda la atención de ellos.

Lleva un abrigo junto a una camiseta negra y jeans oscuros. Su cabello está desordenado y las manos las lleva en los bolsillo de su abrigo.

—¿De qué hablan? —pregunta con voz ronca sacando un cigarrillo para encenderlo y darle una calada.

—De nada en particular —murmura su hermano metiendo las manos en sus bolsillo para caminar hacia él—. ¿Que haces aquí, Aden? —le pregunta mientras él se fuma su cigarro muy tranquilo.

—El tío dijo que estarías por aquí, así que quise ver que hacías. Tal vez estupideces ya que es lo único que haces —lanza lo que queda del cigarrillo mirando a su hermano con tanto odio que no puedo describirlo.

Pero tengo que irme, en cuanto Aden se vaya será mi perdición. Corro por el bosque lo mas lejos posible hasta que llego a casa con Bruce en brazos.

Respiro agitada y las palabras de ese tipo se repiten en mi mente. ¿Ellos son "dead"?

Tal vez ellos sean a los que he estado buscando, los que quieren matarnos. Tomo mi cabeza frustrada porque no quiero armar suposiones y menos si incluye a Aden porque duele. Todo con él duele y no sé el porqué de seguir a su lado a pesar de estar consciente de todo esto.

Entro dejando a Bruce corretear en la casa imperativo, me doy una ducha y una vez lista con mi uniforme me voy caminando hacia el colegio.

El día transcurre tranquilo y no me encuentro con Aden por suerte. Cierro mi locker después de meter mis libros y la vibracion de mi teléfono hace que lo saque del bolsillo de mi falda.

Todos en el pasillo me ven de pies a cabezas mientras yo reparo la cadena que nos mandaron a todos.

El teléfono se me cae de las manos mientras reparo la foto de Aden y mi persona besándonos en la piscina. Pero no fue el beso normal, fue en donde yo estaba encima de él casi…

Eso me molesta pero me tranquilizo rápidamente. Tomo mi mochila recogiendo mi teléfono y camino a grandes zancadas por el pasillo donde todos me ven y murmuran cosas.

Ser el centro de atención no es algo que me agrade, y menos de esta forma. Pero debo tranquilizarme ya que no se quien publicó la foto ni menos quien la tomó.

Me encierro en el baño suspirando un par de veces. El enojo lo tengo a flor de piel ya que odio que se metan en mi vida personal. ¿Qué carajos les pasa a estas personas?

Gruño en frustración y saco una manzana de mi mochila comiendola allí mismo. Al momento el teléfono me vuelve a vibrar y no lo saco ya que aun asimilo que seré la golfa de toda la maldita escuela.

Suelto otro suspiro tratando de no perder la cabeza y tratando de no llorar también, pero de la molestia. Saco el teléfono viendo el mensaje y la llamada perdida de Aden y es solo otro golpe que me recuerda que ahora estoy en boca de todos.

El: ¿Estás bien?  Ya me llegó la foto.

Suelto un suspiro, él no tiene la culpa. O bueno, eso creo. Al momento me vuelve a vibrar el celular con una llamada de él y contesto.

—¿Estás bien? —es lo primero que pregunta y sonrío a pesar del problema en el que me metí.

—Algo molesta, pero no es de muerte. ¿Tú? Ya todas las que están locas por ti pensarán que soy tu novia —escucho su risa y me muerdo el labio inferior recordando lo tanto que me encanta el hermoso sonido de la misma.

—Si te ponen a ti como mi novia no me molesta. De todos modos no me importa estar con nadie más, soy tuyo —me atraganto con mi propia saliva tosiendo como loca.

—¡No digas esas cosas! —reclamo aún tosiendo—. ¿Viniste a la escuela? —escucho su suspiro.

—No, tuve que lidiar con un asunto bastante personal. ¿Quieres que pase por ti? Supongo que no quieres ir a tu casa ya que seguramente todos en Forks tienen esta foto.

—Bien, puedes pasar por mi. Pero ahora, le estoy huyendo a la clase de literatura —vuelve a reír haciéndome sonreír como una estúpida.

—Paso por ti en cinco minutos. Tal vez menos. Espérame sin mucha ropa —cuelga antes de que pueda refutar y giro los ojos ante su niñeria.

Me levanto limpiando mis ojos los cuales tenían lágrimas y salgo caminando por el pasillo que está plagado de estúpidas personas que no paran de murmurar por lo de la foto.

—¡Así que Aden también te folló! —Aurore aparece a mi frente y una bofetada sonora hace que se calle.

Todos se quedan en silencio y miro la palma de mi mano roja. A veces hago cosas sin poder detenerme.

—A mi me respetas —me quejo viendo a todos lados ya que las personas están más que sorprendidas, pero no me callo—. Solo son unos inmaduros, y no es tu problema mi vida personal, Aurore —salgo sin más, no sé porque dije aquello.

Me avergüenza la foto en la que salgo con él, pero no es por eso. Es que es mi vida personal y nadie tiene derecho a opinar sobre ella y que quieran manchar a mi persona me llena de ira.

Pero no con ellos porque al final solo son adolescentes, como yo. Por eso son tan adecuados para el trabajo, porque hablarán de esto durante meses así alguien los amenace.

En el estacionamiento está Aden con la misma ropa de esta mañana excepto que cambió el abrigo por una chaqueta de cuero.

Está recostado en la moto mientras sus brazos están cruzados. No me mira, más bien parece perdido en sus pensamientos.

Me detengo a su frente y sus ojos vuelven a la realidad haciéndome perder en el mar y la tormenta de los mismo.

—Así que ahora eres famosa en el colegio —bromea sin moverse ni un centímetro y asiento tomando mi mochila más fuerte.

—Piensan que me follaste —confieso con una sonrisa irónica y él suelta una carcajada ronca mostrando los hoyuelos que se forman cuando ríe así.

—La gente de aquí y sus cosas —murmura limpiando las lágrimas que se le formaron por la carcajada y me pasa un casco—. Daremos un viaje, ¿quieres llamar a tus padres? Tal vez y morimos en el camino.

Giro los ojos y él se sube a su moto por lo que lo hago seguido. Me coloco el casco e igualmente él lo hace encendiendo la motocicleta para conducir a toda velocidad.

Lo envuelvo con mis brazos cuando casi me caigo y de aquí puedo ver su sonrisa que es tan adictiva como todo en él.

Si, Aden es adictivo para cualquiera. Tal vez por eso me encuentro cayendo en el abismo una y otra vez. Y lo peor de todo es que en cada caída lo disfruto más.

Después de al menos una hora de viaje estaciona en un lugar. Me bajo de la moto quitando mi casco para ver la altura de Aden quien toma mi mano para caminar.

El electrochoque de su piel contra la mía hace a mi vientre hormiguear y jamás pensé sentirme de tal forma con solo su toque.

Lo sigo mientras camina lentamente para detenerse en un precipicio. El sonido del agua se escucha desde donde estamos y lo observo mientras él solo observa el agua.

Su perfil es hermoso. Creo que nunca me cansaré de decir lo tan hermoso y perfecto que es este hombre.

La nariz perfilada, las gruesas y largas pestañas y lo mucho que se le marcan la mandíbula. Perfecto se quedaría corto para su belleza.

Sus ojos se detienen en los míos y me miran con detenimiento. Saca un cigarrillo y lo lleva a sus rosados y carnosos labios encendiéndolo.

—¿No me preguntarás porque te traje hacia aquí? —pregunta para darle una calada y expulsar el humo.

Dejo de verlo para ver el hermoso paisaje. No me importa la razón por la que hayamos venido. Me gusta estar con él y pasar mi tiempo en una cascada no es tan malo.

Me siento en el césped que hay y él lo hace también a una distancia prudente de mi posición.

—Seguramente me lanzarás por el precipicio ya que tienes rostro de asesino serial perfecto —suelta una pequeña risa y siento su mirada en mi, así que enfoco mis ojos en lo fenomenal de los suyos.

—Vengo cuando estoy molesto —confiesa tirando lo que queda de su cigarrillo—. Cuando estoy estresado o cuando estoy triste. Me relaja ver la cascada y escuchar el sonido de la naturaleza en su propio eje.

Cada que habla me recuerda lo mucho que me gusta cuando explica las cosas que hace.

—Me gusta —respondo mirando al frente para ver el paisaje de la cascada. El agua corre hacia otro punto que no sé en específico, pero en verdad es relajante verlo—. Entonces el gran Aden conduce por una hora solo para ver la cascada —bromeo viéndolo y él me da una sonrisa de boca cerrada.

—Es cuando tengo problemas. Siempre los tengo pero hay unos que me enfurecen mucho y no soy de los que se ciegan con la ira, prefiero meditar al respecto y calmarme con lo que sea y esto es mi ruta de escape —lo observo detenidamente imaginando tantas cosas que mi cabeza se vuelve un desastre.

Él me gusta mucho. Podría decir que más que eso.

—No hagas eso —murmura acercándose a mi para liberar el labio que no sabía estaba mordiendo.

El toque de sus dedos me deja de piedra ya que no creo poder estar en un lugar a solas con él.

—En la fiesta dijiste que te gusto. ¿Aún te gusto?

—¿Se supone que el gusto se quita de la noche a la mañana? —susurro sintiéndolo cada vez más cerca de mi.

Su nariz roza la mía y siento su aliento de menta pesado tal como el mío.

—Carajo, ¿que me estás haciendo, Alice? —pregunta contra mis labios pasando saliva por los suyos.

—Deberíamos irnos —murmuro y él asiente ladeando su cabeza.

—¿Confías en mi? —asiento nerviosa.

Y no es para menos. Aden hace tantas cosas en mi que lo único que debo tener son nervios y miedo.

De pronto se levanta y me toma como un costal de papas corriendo hacia el precipicio.

—¡Sabía que me ibas a matar! —grito bromeando para luego solo ver oscuridad.

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