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12. Miserables.


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Ya ha pasado una semana desde que le pedí a Aden que se mantuviera alejado de mi, y así lo hizo.

Me siento un poco triste, pero fue lo mejor para mi y mi corazón. Él solo sabe destruir y no quiero que lo haga conmigo.

Tengo suficientes problemas como para sumarle un corazón roto repetidas veces. Me paso las manos por el rostro para despertar, la clase de literatura cada vez se torna más aburrida.

En cuanto el timbre suena salgo apresurada soltando un resoplido. Gigi y Colin salieron a una ciudad cerca, no sé porqué, a ellos les encanta salir a todos lados.

Voy a la cafetería y los murmullos cuando entro no se hacen esperar. Después de la pelea con la tal Aurore no paran de hacer eso, y Aden por supuesto sigue con ella.

Me siento en una mesa con una bandeja de comida, tomo el sándwich que está en la misma y le doy un mordisco.

De pronto un montón de chicos me rodean en la mesa. Los reconozco como los del equipo de baloncesto de la escuela.

—Alice Cooper ¿no? —pregunta uno, oh, el pelirrojo de antes.

—Lucas, ¿cierto? —alza las cejas sonriendo con diversión.

—Así es.

Me permito ver a todos, el rubio de la fiesta también está, junto a otros tres que no reconozco bien, pero sé que forman parte del equipo.

—¿Qué hacen aquí? —pregunto mordiendo mi sándwich.

—Hay rumores, rumores extraños —comenta el rubio sentándose a mi lado.

—Siempre los hay —comento divertida y él asiente.

—Si, pero son sobre ti —enarco una ceja y dejo mi comida de lado viendo al hombre a mi frente.

—Bueno, entonces habla.

—En la fiesta, creo que te vi besándote con Aden —me pongo roja y él sonríe más al ver mi reacción—. Bueno, dicen que engañó a su novia contigo, al parecer.

—Si, nos besamos aquel día. Pero no tenía novia, así que eso no me incumbe. No fue solo por eso que vinieron ¿cierto?

—No —responde el pelirrojo a mi frente—. Queremos invitarte a la fiesta que haremos esta noche, ya hoy es viernes. De hecho, quería decirte si quieres venir conmigo —giro los ojos poniéndome de pie.

—No saldré con ninguno de ustedes, y acepto lo de la fiesta. Hay que calmar el estrés con algo ¿no? —tomo mi mochila dejándolos a todos en la mesa para caminar a la salida.

Antes de salir de la cafetería mi cuerpo impacta con el de alguien y un jugo de al parecer fresa me cae en todos lados haciéndome dar un paso hacia atrás con la boca abierta y pegajosa con restos de jugo en el cuello, los senos y todo mi uniforme.

A mi frente Aden y Aurore quien me ve con una sonrisa. Al momento todos comienzan a reírse de mi estado, Aden se mantiene frío mientras a mi la rabia me comienza a frenar por completo.

Ahora si quiero matarla, pero no lo haré. Aden me mira para luego cubrirme con la sudadera que lleva puesta.

—¿Qué haces? —le pregunta su novia y él no responde viéndome a mi con esos estúpidos ojos que me hacen querer saber todo sobre él.

—¡El próximo que se ría le rompo la boca! —grita dirigiéndose a todos los cuales callan inmediatamente—. Vamos, Alice —me toma de la mano saliendo conmigo mientras los murmullos de nuevo no se hacen esperar.

Camino con él, aún estoy en completo shock tanto por el jugo como con su reacción. Se detiene en el estacionamiento subiéndose en su motocicleta.

—Sube —ordena mientras yo estoy roja de furia recopilando todo.

—Aún sigo enojada contigo —pronuncio queriendo que se aleje de una vez por todas.

—Si, y no importa. Solo te llevaré a casa. Sube —giro los ojos subiendo y cuando enciende la moto me aferro a él abrazando su espalda por lo que lo siento sonreir.

Es un imbécil, y eso es lo que me molesta de mi misma, que a pesar de que sea un imbécil me quedo a ver que hará en su próxima jugada.

Conduce por las calles a toda velocidad mientras yo me aferro más a él, podríamos morir en cualquier momento.

Estaciona en la entrada de mi casa y me bajo intentando quitarme la sudadera pero no me deja.

—Quédatela —pide en un susurro casi inaudible.

Sus ojos buscan los míos y el rubor corre por mis mejillas, odio tanto su mirada depredadora.

Se baja de la motocicleta para quedar más alto que yo y me quedo como una piedra sin siquiera respirar ante su cercanía.

Me deja sin aliento, huele a cigarrillos y a esa loción tan espectacular que me hace morder mi labio inferior. No quiero tenerlo cerca porque causa cosas en mí, y no me gusta eso. No quiero que mi corazón lata como lo hace cada que lo tengo cerca, porque lo quiero odiar por idiota, por jugar conmigo, por romper mi corazón, por absolutamente todo.

—¿Te dije que lo siento? —pregunta viéndome a los ojos. Sus dedos atrapan mi labio inferior y lo suelta del agarre en el que lo tenía—. No hagas eso junto a mí.

La piel se me eriza con el toque, suelto un bufido apretando los puños a mis costados, sigo molesta así como sigo con ganas de besarlo.

Es una tentación andante, ni siquiera entiendo como puede verse tan sexy con ese uniforme. Su mirada sigue buscando la mía y no quiero verlo porque solo me perderé en sus ojos.

—Tu lo siento no cambia nada. Te dije que dejaras de buscarme —frunce ligeramente las cejas; le molestó lo que le dije.

—No quiero dejar de buscarte. Si, me porté como un idiota. Y si entendieras el porqué no me tratarías así —suelto una risa sarcástica y me alejo dos pasos.

—Gracias por traerme a casa Aden —me quito la sudadera lanzándosela—. No necesito eso.

Subo los escalones que están frente a la casa y cuando pongo la mano en la perilla me toma del brazo volteándome. Sus ojos me miran con tanto detenimiento mientras sus labios sueltan respiraciones lentas y pausadas. Nos quedamos así por unos segundos, viéndonos el uno al otro.

Sus ojos se detienen en los míos, sus labios están rojos y me reitero que esos mismos labios que me besaron, besaron a otra. Y eso duele, duele más de lo que debería.

—¿No quieres besarme? En estos momentos yo si muero por besarte —lo aparto de un empujón en cuanto pronuncia eso.

—No te me acerques, Aden. Tienes novia, tienes pareja a la que ya de por sí besas, así que olvídate de mi, que yo ya estoy en el camino para olvidarte a ti.

Me adentro en casa suspirando una vez dentro. Siento como cada pedazo de mi ser se empieza a derrumbar. No quiero que se aleje de mí, pero quiero que lo haga. Sí, es confuso.

Si se queda solo me lastimará más, y si se va lo hará de igual forma. ¿Que debo escoger cuando ambas partes traen dolor? Un dolor que no creí sentir, y menos por unos días estando y hablando con él . Lo que sea que tuvimos no fue importante para ninguno de los dos, o eso me hago creer porque la verdad es que era importante para mi, pero para él no.

Me voy a mi habitación y cierro las ventanas y todo. Siento furia con una tristeza dolorosa mezclada, nunca creí sentirme así. ¿Ser una "Dead" y una Cooper me hace tan vulnerable en el amor?

Es lo más probable.

Así como somos extraños con fuerza sobrenatural, también tenemos los sentimientos más fuertes que ningún otro ser humano tiene. Los momentos compartidos con la persona adecuada se vuelven fuertes, el lazo se vuelve más fuerte y no importa el tiempo. Así que… estoy jodida porque mi lazo con él, no se volvió fuerte por el tiempo, lo hizo por cada momento a su lado y por ser la persona adecuada, y eso me hizo propensa a quedar lastimada. Porque sentimos más que otra persona, y tal vez eso me lleve a la ruina con él.

Me recuesto en la cama. Como quisiera que el abuelo estuviera aquí, ya que con él era con quien más hablaba. Le tengo confianza a mamá, pero temo que me quiera imponer reglas con respecto a todo en mi vida, por lo cual callo con mis problemas.

Bruce viene corriendo de algún lugar y se lanza en mi cama clavando las patas en mi torso por lo cual suelto una carcajada.

Se quedó conmigo ya que Louis decidió ir a un centro psiquiátrico por los problemas que tenia. La muerte de sus padres fue algo atemorizante para él y ahora que lo pienso ni siquiera papá consiguió al culpable, así que se debe tratar de un "Dead" bastante inteligente y lo suficiente ágil como para que no lo descubran.

Pero, ¿por qué la familia de Louis? Tal vez porque son nuestros vecinos y fue una señal clara de que pronto vendrán por nosotros.

Existen cuatro posibilidades para esto: papá y mamá tuvieron algo que ver con la muerte de un familiar; solo quieren destituir a mi familia porque son peligrosos para todo el clan "Dead"; quieren la cabeza de papa por ser un desertor, así que nos mataran a todos; las tres cosas por un bien mayor.

No niego que lo que hacen mis padres está mal, pero no tienen elección. Tal vez los Dead no crean en esto, pero pues así es. No me resulta extraño que intenten matarnos, lo han intentando muchísimas veces ya que papá y mamá son los mejores del trabajo.

No es el mejor de los trabajos, papá y mamá nunca nos han metido en uno de ellos. Me pregunto por qué será.

El recuerdo de Alexis y Brenda viene a mi mente. He estado visitándolo en mis tiempos libres, pero no he hurgado en nada con respecto a la muerte de su hermana. Como no tengo sueño, ya es la hora de eso.

Me coloco una sudadera, jeans y zapatos negros saliendo a hurtadillas de la casa. No me dejarían salir de decir que iría a la escuela. Allí hay todo tipo de informe, hasta un psicólogo, por lo que necesito el historial de Brenda antes de dar con una teoría acertada.

Troto hasta llegar a la escuela y busco el salón de literatura donde dejé la ventana abierta. ¡Bingo!

Abro la misma entrando, el lugar está a oscuras y en completo silencio. Siento alguna presencia y cuando volteo ahogo un grito tapando mi boca.

Aden, vestido de la misma forma que yo, salta dentro de la escuela. No me ve, más bien mira por la ventana ayudando a alguien a entrar.

Cierto, estoy ocultando mi presencia, así que no puede verme ya que soy buena haciéndolo. Tanto Cooper 's' como Dead podemos hacerlo. Yo soy muy buena escondiendo mi presencia, es como una capa que te hace invisible, y es buena en ocasiones como esta.

La chica entra con él, me quedo de piedra, helada y trato de calmar mi respiración para mantener mi capa de invisibilidad.

—Hay que hacer esto rápido —le indica Aden a la chica y yo me tapo la boca sin poder asimilar nada todavía.

Ella pone su cabello detrás de su oreja sonriéndole. Él la toma de la mano y ambos corren.

Los sigo a mi paso, aun no salgo de todo el shock, pero necesito saber más sobre lo que sea que sea esto.

Llegan al lugar de los lockers y toman todas sus cosas del casillero, limpian cualquier pequeño detalle que indica que estuvo en esa escuela, como si fuese a desaparecer.

Y tal vez es lo que vaya a pasar. Tal vez la haga desaparecer, pero…¿por qué? ¿De quién huye?

—Nos están siguiendo —pronuncia ojos grises y me asombro tanto por su agilidad.

Nadie podría saber eso, así que eres un Cooper o un Dead. Pero tranquilo, no le contaré a mis padres para que te cazen.

Comienza a caminar en mi dirección, sé que solo es una leve sospecha la que tiene, pero es muy inteligente para no descartar la idea, así que retrocedo antes de que me encuentre y quiera eliminar lo que acabo de ver.

Salgo por la misma ventana y me alejo corriendo de la escuela. Pero con una cosa en mente: jamás le diré a nadie lo que vi en esta escuela.

No puedo, es tan confuso el tratar de encubrir esto. Pero es por un bien mayor, si él la puede proteger de lo que sea, que así sea. Pero eso sí, respuestas me tiene que dar tarde o temprano.

Llego a casa ocultando mi presencia aun y cuando pongo un pie en mi habitación me quedo ahí, ya que papá está en mi cama.

—Puedo sentirte bien, Alice. Aparece, que tenemos cosas de que hablar.

Suelto un suspiro quitando toda la protección sobre mi, soy buena ocultando mi presencia, pero papá en un prodigio en ver un mínimo rastro de mi presencia. Es demasiado bueno en lo que hace, hasta me da miedo.

—Salí a correr —digo lo primero que se me pasa por la mente.

—¿Con ropa de 'robaré a una casa pronto'?

—Podría ser —me cruzo de brazos retándolo y él suelta un suspiro rascando sus cejas.

—No quiero discutir contigo siempre. Eres mi hija y te adoro como a nadie, así que para ofrecerte una bandera blanca, restauré todos los recuerdos de Gretchen —abro la boca sorprendida y una sonrisa invade mi cara.

—Eso es… ¡increíble! —no puedo evitar sentirme así, me llena de alegría saber que sus recuerdos más preciados ahora están con ella.

—Si, pero esto es un toma y dame. Restauré sus recuerdos con la única condición de que comiencen a seguir las reglas de nuevo. ¿Está bien? —asiento porque no me ha costado tanto seguirlas, bueno, no después de acostumbrarme tanto a ellas.

Me da un beso en la cabeza antes de salir y cuando cierra la puerta me lanzo en la cama aun feliz. Bruce está a un lado de la cama durmiendo, no se levantó cuando me fui, oculte mi presencia para eso. Acaricio su pelaje y abre los ojos lentamente para volverlos a cerrar cansado.

Me quito todo de encima colocándome una pijama y tomo mi teléfono escribiendo al primer número que se me ocurre. Mañana me arrepentiré de esto sí o sí.

Yo: ¿Irás a la fiesta?

Me muerdo el labio esperando por la respuesta que nunca llega. Bien, orgullo y dignidad a la borda por nada. Me levanto lista para escaparme, llamo a mis hermanos que deben estar dormidos y cuando todos se apuntan me doy una ducha.

Me hago una coleta y me coloco un pantalón de seda negro. Cojo la primera blusa que veo poniéndome una azul marino manga larga con un corte simple, me deja los hombros descubiertos y tomo mis botas porque ni loca me pongo sandalias o tacones.

Salgo a hurtadillas por segunda vez en la noche y en la salida todos corremos hasta estar fuera del radar de mamá y papá.

—Oh, dejé mi teléfono —murmuro tocando mis bolsillos.

—Hay que continuar, Cooper —me dice Colin haciéndome girar los ojos.

Comenzamos a caminar mientras hablamos de todo. Colin va de manos con Gigi y yo por supuesto con Evan ya que me encantan sus hermosas manos por lo que siempre tomo la misma.

—Creo que Alexis muestra más progreso. He tratado de poner imágenes dulces en su mente, pero el mismo logra reemplazarlas con una no tan linda. Pero progreso ya que no llora como antes y no tiene pensamientos tan hirientes.

Todos asienten dándome su opinión y las tomo en cuenta. Soy casi el psicólogo de Alexis, no quiere ir a uno así que yo me encargué de serlo para él.

Llegamos a la fiesta después de hablar sobre otras cosas, Evan no me suelta la mano cuando entramos en la casa de un desconocido y los chicos se desaparecen por sí solos. Creo que últimamente tienen las hormonas más que alborotadas.

Una vez dentro la música pop arrasa con mis oídos y me quejo. Buscamos bebidas y en cuanto la pelirroja aparece en la linea de visión de mi pequeño hermano me suelta la mano y corre hacia ella.

Pero claro, ella no viene sola. Allí está Aden con las manos en los bolsillos de la bermuda que lleva puesta.

Sus ojos se detienen en mí. Lo que fueron unos segundos me pareció eternidad ya que dejo de verlo para ver hacia la multitud y beber de mi vaso de vodka.

Siento la presencia de alguien, no hay que ser adivino para saber que es él. Su olor invade mis fosas nasales y me pellizco para dejar de pensar cosas raras sobre él.

—¿Por qué no me respondiste más? —pregunta en cuanto lo veo y saca un cajetilla de su bermuda junto a un encendedor.

La bermuda negra hace contraste con la piel pálida y hermosa que se carga. La camiseta blanca con caricaturas de spider man en negro me hace sonreír, él no luce tan infantil.

—¿Por que te ríes? —enciende un cigarrillo inhalando el humo el cual retiene en su boca.

—Tu niñería al escoger camisetas me causa gracia —respondo viéndolo a los ojos adictivos.

—Te hice una pregunta.

—Yo decidí ignorarla ya que nunca me respondiste —me cruzo de brazos y él lanza el cigarrillo después de apenas fumarlo.

Frunce las ceja y saca su teléfono enseñándome el mensaje que respondió a los segundos, pero que nunca me llegó.

El: No quería. Pero ya que vas lo haré. Me alegro que me hayas escrito.

Me coloco como un tomate y vuelve a guardar el teléfono viéndome a la espera de una respuesta tal vez.

—No significa que te perdoné. Además tienes novia y…

—Le terminé hoy, por derramar el jugo sobre ti —me interrumpe y la estúpida en mi interior celebra con confeti y globos el que por fin se haya deshacido de la idiota.

Abro la boca para responder cualquier estupidez cuando el rubio se aparece en el medio de los dos.

Los chicos de su equipo lo toman por los hombros y quieren alejarlo de mi pero él no se deja. Me dan un vaso con bebida el cual veo detenidamente.

—No lo tomes —me ordena claramente intentando llegar a mí.

—¿Tiene droga o algo? —le pregunto al rubio ignorando al hombre que quiere romper cuellos ya que lo alejan de mi.

Te lo mereces por imbécil.

—Un poco, ¿por qué no nos divertimos, Alice Cooper? —pregunta con una sonrisa malévola mientras yo sonrío para echarle el trago en el rostro.

—No me malinterpretes, los patanes que no sean Aden, no me agradan.

Me giro sobre mis talones yendo hacia cualquier otro lado. Salgo por aire fresco y la piscina de la casa se abre paso. Las luces en ella hace al agua lucir fenomenal.

Me quito las botas sentándome en el borde para mojar mis pies y me relajo en cuanto la tibia agua de la piscina moja los mismos. Cierro los ojos queriendo desaparecer de la faz de la tierra.

Todo es tan confuso, todo se ha vuelto un desastre o más que eso. Ya no quiero pertenecer a los Dead y Cooper, solo quiero ser una chica normal en una ciudad normal sin ninguna preocupación. Pero en cambio hay misterio por todos lados y el chico que me gusta es otro problema más.

—¿En que piensas? —escucho la voz del mismo a mi lado y abro lentamente los ojos.

Tiene los pies en la piscina y sangre en su camisa y en su labio inferior.

—¡Oh por dios! ¿Qué te pasó? —toco su labio haciéndolo soltar un quejido y me separo al instante.

—Tuve que pelear para venir, fueron claros en que no te quieren ver conmigo —eso me hace pensar que tal vez hayan jugado con sus mentes para separarnos a ambos.

Pero… ¿por qué? O, ¿quién lo haría?

—¿Estás bien? —pregunto volviendo a posar la mano en sus labios.

El pequeño toque de electricidad deja a mis manos temblorosas, pero no aparto la mano. Él cierra los ojos sintiendo más el toque.

—¿En qué pensabas? —vuelve a preguntar abriendo los mismos.

La tormenta y el mar mezclado de sus ojos me deja sin habla y la garganta seca. Aun no me acostumbro a su rostro tan hermoso.

—En lo miserable que es mi vida —admito en un susurro y él roza su nariz con la mía haciendo a mi piel picar.

No sabía que anhelaba tanto su toque hasta ahora. Mis labios se entreabren y vuelvo a abrirme a él. Y supongo que es algo que nunca voy a poder evitar.

—Entonces seamos miserables juntos, Alice.

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