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1. Fin de verano


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El sonido de la alarma taladra mis oídos e intento acostumbrarme, pero creo que nunca lo haré porque muevo la mano automáticamente tirando todo en mi mesilla incluyendo la alarma.

Me levanto como un vampiro cuando sale de su tumba viendo todo a mi alrededor. Algunas hebras de mi cabello se colocan en mis ojos nublando mi vista así que soplo instantáneamente para poder ver a lo que me enfrento.

El pequeño sol entra por la ventana haciéndome bostezar al recordar que ya el verano acaba de terminar.

Forks... vaya, vivir en Forks ha sido más estresante de lo que cualquiera se imaginaría.

Me estiro en la cama bostezando y mi cuerpo choca con el de la única persona que soporto y soportaré por siempre. Se mueve incómoda tratando de buscar algo y le lanzo una almohada para que despierte de una vez. Limpio las lágrimas que se formaron en mis ojos al bostezar y vuelvo a reparar mi entorno.

—Gretchen, despierta —susurro con voz soñolienta mientras mi estómago comienza a rugir recordándome que lo único que comí la noche anterior fueron pequeños pedazos de pizza.

La cabeza me comienza a martillear un poco recordándome también todo el desastre de anoche en casa y toda la bebida que ingerí. Fue el cumpleaños de papá.

Gretchen se despierta a mi lado como un vampiro también, sale rápido de la cama yendo directamente al baño, supongo a vomitar ya que ambas habíamos bebido de más solo por ser nuestro "último día libre".

Me levanto dándole un último vistazo a la ventana, el sol sigue entrando y yo vuelvo a estirarme asimilando que ya tengo que ir al colegio.

—¿Para qué existen las clases, Gigi? —le pregunto a mi amiga tomando su cabello mientras ella expulsa toda la comida de su estómago con arcadas que la hacen llorar.

Y luce doloroso vomitar, de toda cualquier asquerosidad, vomitar está en la última de la lista de mis favoritos.

Tengo tan solo un año en Forks, pero Gretchen y yo nos conocemos desde pequeñas. Aún recuerdo nuestra infancia cuando me pintaba el cabello con tierra solo para dejarlo "más oscuro".

Si, la verdad es que mi amiga está muy loca. Por suerte el vómito cesa y ambas nos vemos en el espejo destruidas.

Gretchen Grey, por eso le llamo "Gigi" o "Gi" cuando tengo flojera (o sea, siempre). Su apellido me recuerda al mamadísimo señor Grey haciéndome sonreír.

El cabello rubio lo lleva hacia atrás ya que lo recogió, mientras el mío está en un moño mal arreglado que deja caer las hebras negro azabache a los lados de mi cara.

—Creo que existen para que seas alguien en el futuro, o una mierda así. Pero te entiendo —me toma de los hombros dramáticamente—. ¡Yo tampoco lo entiendo!

Giro los ojos ante su drama tan de mañana y después de cepillarnos bajamos las escaleras a toda velocidad haciendo la competencia de siempre por tomar la manzana más linda de toda la canasta.

Entramos en la cocina llevándonos a mi mamá por delante y en cuanto Gigi choca con mi hermano mayor sé que gané la batalla por lo que tomo la canasta victoriosa con una sonrisa de satisfacción.

Mi madre se posiciona con las manos en la cintura, Gigi vuelve hacia mí con la cabeza gacha y las mejillas sonrojadas y yo muerdo de la manzana que tengo en la mano.

—Buenos días mamá —finjo no haber hecho nada poniendo ojitos de perro.

—Ya les he dicho que no corran en la casa. ¿Tienes idea de lo peligrosa que son las escaleras para correr así? —se coloca a la defensiva haciéndome girar los ojos por segunda vez esta mañana.

—Buenos días —entra mi rayo de esperanza para no ser regañada toda la mañana así que corro a los brazos de mi papi recién levantado y bañado.

Sonríe contra mi pelo mientras yo rodeo su cintura con mis brazos inhalando su dulce aroma que huele a papá.

—¿Cómo anda mi niña hermosa? —pregunta haciéndome sonreír para tomar mi cabello juguetona.

—¿Me lo dice a mí? —finjo inocencia y me estrecha más contra mi cuerpo.

—Pues tu niña hermosa se la quiere pasar corriendo por las escaleras todos los días. Por favor Harold, ya deja de ser tan blando con ella —me separo de papá y él me sonríe guiñándome un ojo.

Camina hasta donde está mamá y en cuanto la toma del cabello aparto la cara para no ver lo que siempre hacen.

—¿Besuqueo de mañana? Qué asco —entra uno de mis hermanos diciendo.

Toma una manzana y ya va luciendo su uniforme.

—Oh Evan, eso es algo rutinario —comenta Gigi divertida y ambos chocan los cincos.

Evan y Gi se llevan bastante bien. Podría decir que el único que descoloca a mi amiga es mi hermano mayor. Aunque no la culpo, ese imbécil tiene el poder para descolocar a cualquiera.

Somos una familia bastante peculiar (en realidad "peculiar" es lo más decente que conseguí). Están mis padres, mis dos hermanos y yo. Y por supuesto Gi, no es "como" nuestra familia, ella ES nuestra familia, pero no tiene las mismas grietas que nosotros, ella es lo que más está bien en todo esto.

Puede decirse que cada uno tenemos un carácter diferente al de otro y eso nos hace chocar en repetidas ocasiones, pero siempre hay un control, uno que debemos mantener sino todo se iría a la mierda. Y sí, vivimos comiéndonos los unos a los otros; pero eso no nos arrebata nuestra unión ni mucho menos lo protectores que somos.

En cuanto Colin entra por la cocina Gigi adopta la misma posición que antes (o sea, roja y avergonzada) mientras se come una manzana silenciosamente.

—Mucho silencio ¿no? —intervengo para salvarla ya que sus miradas me dicen que Colin dirá algo. Ella me agradece con un gesto—. Oye Evan, ¿por qué estás levantado tan temprano? Además, no eres de los que les gusta llegar temprano a clases por si me ibas a dar una de esas falsas excusas —camino hacia él interrogándolo, pero solo me aparta la cara.

Me coloco al lado de Gigi y Colin se sienta al lado de ella también haciéndola soltar un pequeño salto.

—¿Qué pasa, Gretchen? —pregunta con lentitud mientras su boca se curva en una sonrisa divertida como cada vez que la molesta— ¿Estás muy sensible al sonido o qué? —ella se mueve incómoda y yo me interpongo colocando mi brazo alrededor del hombro de Colin.

—Cada vez que intentes molestarla —pronuncio para todos mientras mi mirada se vuelve oscura— te amenazaré. ¿Sabes en qué consisten mis amenazas, hermano? —me quita el brazo levantándose quedando muchos centímetros por encima de mi.

—Cooper's... —mamá recita nuestro apellido deteniendo la contienda que apenas estaba por empezar.

—No te tengo miedo... —murmuro mientras mi mejor amiga me arrastra al cuarto por petición de mamá.

Nos encerramos y ella suelta un suspiro mirándome mal.

—Deja de pelear con Colin por eso —me reclama y yo resoplo molesta viéndome en el baño de mi habitación.

Mi cara está roja por la rabia que me abarca cada que intentan hacerle algo. Soy igual con todos ellos.

—Que se haya metido en tus bragas no significa que tengas que soportar su maldito genio.

Controlar mis emociones me resulta imposible. En cuanto la mínima idea de que le hagan daño a mis allegados pasa por mi cabeza me vuelvo un nudo. Los brazos de Gigi me rodean y yo agradezco que esté ahí conmigo.

Mi familia siempre ha viajado a todos lados. De hecho, Forks es el único lugar en el que hemos estado por todo un año, ¿pueden creerlo?

Bueno, la mamá de Gigi es amiga de mamá desde niñas y siempre nos veíamos y nos poníamos al día.

Cuando me vine hacia acá me sentí muy sola así que le pedí a mamá y a papá que la trajeran, así que sí, me traje a mi mejor amiga a un pueblo solo por estar con ella porque sí, no puedo vivir sin ella.

Nos damos una ducha juntas mientras cantamos la canción de BTS que suena en la radio.

Ella dice que no le gustan pero que sus canciones son buenas. Sé que miente por como sonríe cada que los escucha y suenan en la radio.

Salimos envueltas en toallas y me dispongo a colocarme mi uniforme pero la puerta suena al toque de unos nudillos caer sobre ella por lo que la abro encontrándome con Colin quien está viendo hacia otro lado.

—Lo siento —dice molesto haciéndome fruncir las cejas—. Es la regla número 7 —recalca y asiento.

—Bien, te perdono. Pero a la próxima que intentes tan siquiera recordarle a Gi el error que cometió al meterse contigo —sus ojos se llenan de ira— haré que te arrepientas y ya sabes que mis amenazas no son falsas.

—No puedes romper las reglas —dice viéndome. Su mirada se detiene por un momento dentro y luego vuelve a verme—. La regla 1 es que no puedes tocar a ninguno de los miembros de la familia.

—No significa que no puedo contratar a alguien para que te dé la paliza de tu vida —refuto roja de la rabia y él suelta un suspiro.

—Bien. Lo siento Gretchen —volteo a verla y ella asiente con los ojos brillosos.

En cuanto vuelvo a ubicar la vista en mi hermano ya está escaleras abajo haciéndome fruncir el ceño para cerrar la puerta.

Veo a mi mejor amiga quien comienza a vestirse rápidamente, sé que ellos se habían acostado porque es mi mejor amiga y tiene que contarme hasta cuánto excremento sale de su ano, pero algo raro pasa.

—¿Me explicas que acaba de pasar? —pregunto en un tono acusatorio y ella voltea a verme.

—Nada, ya sabes cómo es... —murmura con una sonrisa fingida y yo poso mis manos en mi cintura.

—Aja. ¿Se volvieron a follar? —sus mejillas se encienden dándome la respuesta—.¿Cuándo? —baja la mirada y toma el borde de la falda que lleva puesta.

—Anoche... —murmura mordiendo su labio y yo me lanzo en la cama aún con la toalla asimilando el porqué del estado de Gi al verlo y el de él al molestarla.

—Deberías parar con eso —advierto levantándome y tomando mis bragas.

Me las coloco y comienzo a abotonar mi camisa blanca del uniforme mientras ella me ve ya lista y se sienta en el borde de la cama.

—Sé que debería, pero no puedo —admite mordiendo su labio inferior—. Es que no lo entiendo. Un día está bien y al otro está mal, anoche todo fue diferente, hablamos por primera vez y hoy simplemente le da por molestarme.

—Eso es porque eres una más del montón —soy clara al colocarme la falda de cuadros negros, rojos y beige.

—Eres tan cruda... —murmura girando sus ojos haciéndome soltar un suspiro.

Comienzo a ponerme mis medias negras largas.

—Lo conozco desde siempre, Gi —soy sincera—, sé cuando está serio y créeme que ni contigo ni con ninguna de las chicas que le conozco ha sido serio. No puedo decirte que él cambiará porque no lo hará. ¿Sabes porqué están las reglas en la familia? —asiente mientras yo me termino de poner mis medias que me llegan más arriba de las rodillas y me coloco mis botas negras sin tacón.

—Son para que no haya guerra entre ustedes mismos porque todos son verdaderamente caóticos. Todos son sinceros y una de sus reglas incluye no cambiar.

—¿Por qué está esa regla? —pregunto poniendo mi pie en el suelo después de amarrar la soga de mis botas y me hago una coleta mal arreglada ubicando la corbata roja del uniforme en mi cuello.

—Porque eso los hace vulnerables. Y ustedes son todo menos eso —aclara en un murmullo haciéndome asentir—. No pido que cambie, estoy bien como estoy. Así que cada que se porte como un imbécil tu estarás ahí —me sonríe contagiándome y asiento.

—Siempre estaré para protegerte —abro mis brazos rodeándola y después de desayunar Colin nos lleva a la escuela.

Cierro la puerta de mi locker pensando en la próxima clase ya que es la última.

Gi está en otra sección así que mientras no nos vemos tomo mi libro y mis lentes para leer ya que leer sin ellos me hace mucho daño en la vista.

Me siento dejando la espalda en la parte baja de los lockers mientras leo apresuradamente dejando todo los datos en mi cabeza como una memoria.

—Estás ocupando mi locker —una voz masculina me habla al frente pero no me molesto en verlo ya que las últimas veces me han hablado para molestarme, y cuando se habla de paciencia no soy la mejor y pues... no me mido.

Me levanto cerrando mi libro y soltando un suspiro. Cuando me doy cuenta el chico no está en el casillero que me dijo, está al lado del mío con la puerta de su locker cubriendo su cara.

Me quito los lentes y lo lanzo junto al libro dentro del locker mientras veo al hombre a mi lado con los brazos en jarra.

Cierra la puerta viéndome con las cejas ligeramente fruncidas y yo pareciera que no encontrara la voz que reclama hasta si se me comen un chocolate.

—¿Qué? —pregunta en un tono frío mientras su mirada también está helada.

El azul y gris de sus ojos es algo increíble y hace contraste con el oscuro de su cabello, aunque no tanto como el mio. Me toma dos segundos recobrar la postura, me había quedado muda porque en verdad es muy... muy guapo.

—Tu locker no es el que dijiste —sus cejas se relajan mientras su mirada sigue igual de helada.

En serio, sus ojos son algo increíble. Él se encoge de hombros tomando su mochila.

—Mentí —se va haciéndome fruncir las cejas pero en cuanto me dispongo a abrir la boca el timbre suena haciendo que el pasillo se vuelva un desastre increíble.

—¿Quién carajos era ese? —pregunto más para mí viendo entre la multitud.

Dios es que el mundo está lleno de locos.

La  última clase es de química y a nadie parece importarle lo que el profesor intenta decir mientras mis ojos no se despegan de él queriendo más conocimiento del que tengo.

—¿Alguien me puede decir un pequeño concepto sobre la electrolisis? —pregunta el profesor señalando la pizarra.

Alzo un brazo para pedir la palabra, el profesor asiente dándome el permiso.

—Bajo esa teoría se estudian los procesos en que la energía eléctrica ocasiona cambios químicos en compuesto iónicos fundidos o en soluciones o mezclas homogéneas de electrólitos —digo y los ojos al profesor se le iluminan.

Pronto otra voz masculina se escucha en todo el salón haciendo que la mayoría de los estudiantes pasen su atención hacia él, pero yo solo me quedo sentada viendo al frente escuchando lo que tiene para dar.

—Mm —es lo primero que dice—. Bueno, en la electrolisis, mediante la corriente eléctrica se pueden romper moléculas iónicas o soluciones con electrólitos. El proceso de realiza en un dispositivo especial, la celda electrolítica —volteo a ver al supuesto genio que ha dicho eso encontrándome con los mismos ojos azules con gris que vi hace un rato.

Los ineptos del salón comienzan a aplaudirle y por dos segundos su mirada se detiene en mí para seguir en el profesor que también le mira con admiración. Es conocimiento básico gente, no es el maldito creador de la química solo por decir tres palabras.

—Tenemos dos grandes alumnos aquí —dice sonriente e inevitablemente vuelvo a ver al hombre por el rabillo del ojo.

Me rindo en cuanto mi vista comienza a doler y al momento el profesor nos deja salir.

Espero a que todo el mundo se vaya y me quedo en el salón descansando mi cabeza sobre la mesa.

—Si me voy a casa no me dejarán dormir —murmuro casi dormida.

—No vayas a casa, Alice —volteo a ver a la defensiva volviéndome a encontrar con esos ojos.

—¿Cómo sabes mi nombre? —me levanto reparando al hombre de al menos 1.85 a mi frente.

—¿Porque te conozco? —responde con obviedad dirigiéndose a la puerta con su mochila y expresión neutral.

—Oye... —me apresuro a perseguirlo pero en cuanto cruzo la puerta ya no está, dejándome desconcertada— acaba de salir —murmuro mirando a todos lados, alguien me toma del brazo y actúo la defensiva tomando el brazo de la persona quien es Gi y me ve con los ojos muy abiertos.

—¿Estás bien? —me pregunta en cuanto quito mi mano y asiento soltando mi cabello en cuanto la cabeza comienza a dolerme.

—Hay un chico nuevo en mi clase —ella se ríe por lo bajo haciéndome fruncir el ceño.

—Aquí no hay nuevos Al —recalca.

—¿Cómo que no? Nunca lo había visto.

—Hm, puede que no viera esa clase antes, pero este año no hay nuevos —se encoge de hombros tomando mi brazo y caminando hacia la salida.

Tiene una sonrisa en el rostro y el cabello algo alborotado. Las mejillas están rojas como cada que ve a Colin...

—Follaron, acabas de follar con mi hermano de nuevo —se separa de golpe sacando su celular para verse el rostro, como si en el hubiese evidencia de lo que hizo.

—Lo siento —giro los ojos volviendo a tomar su brazo.

—Que te diga que deberías dejarlo no quiere decir que me moleste que estén juntos. Me gusta que esté contigo, pero no quiero que te haga daño, por eso te protejo de él. Ten cuidado, no dejes que él te lastime Gi —asiente limpiando sus lágrimas—. Ahora, ¿en dónde carajos follaste?

—En el baño. No sé ni cómo supo que estaba allí pero tan pronto como me di cuenta estaba siendo follada encima del lavabos —suelto una risa y nos quedamos en el estacionamiento esperando a Evan y a Colin quien pasará a buscarnos.

Gi perdió su virginidad con mi hermano un año atrás, recién llegados a Forks. No puedo decir cuántas veces la he visto de esa forma, sonrojada y alborotada, pero sí diré que muchas.

El lindo Ferrari de mi hermano se estaciona a nuestro frente. Él es de gustos caros y papá es el tipo de rico que te compra todo.

Tiene una fortuna que ni sé de dónde ya que solo trabaja unos días por semana. Supongo que tiene dinero ahorrado de los trabajos que ha hecho a lo largo de los años.

Evan llega al momento subiéndose con Gi detrás y yo me siento en el asiento del copiloto tomando una manzana del auto de Colin.

—¿Qué tal? —pregunto mordiendo la misma y él solo se dedica a girar los ojos y conducir por la vía del pueblo.

—Evan, hay un chico bien raro en mi salón —comento recordando esos ojos y su voz al pronunciar mi nombre—. No me sé su nombre, solo sé que está en mi clase de química, tiene el cabello castaño y ojos grises azulados. Oh, olvidé mencionar que es más lindo que el mamadísimo Grey —todos voltean a verme extrañados mientras yo me como mi manzana.

—¿Quién carajos puede estar más bueno que Grey? —pregunta Colin haciendo a Gi sonrojarse y a nosotros reír a carcajadas.

—La ironía es una cosa de locos... —murmuro bajándome junto a Evan en cuanto estaciona mientras ellos se quedan a hacer quién sabe qué en el auto.

Evan coloca su brazo alrededor de mi cuello mientras caminamos hacia dentro de la casa.

—¿Conoces a alguien así? —le pregunto y él se encoge de hombros como puede.

—En mi salón hay varios dioses del olimpo —murmura tocándose la barbilla—. Puedo presentártelos —niego de inmediato.

—Prefiero comer una fruta de espinas y que se atoren en mi garganta hasta morir antes de ir a donde están tus infestados amigos —gira los ojos y me suelta en cuánto llegamos a la escalera.

Evan está en el último año por un año más que yo, así que en su clase hay solo arrogantes tontos que no me agradan. Aunque no me agrada nadie.

—Bueno, entonces te tocará buscar sola. Si cambias de opinión estaré en mi habitación, llamas a mi puerta y —se acerca a mi oído— nos escapamos —lo empujo sonriendo mientras subo los escalones hacia mi habitación.

Me quito toda la ropa metiéndome en la ducha. Mamá siempre está trabajando en una tienda a varias cuadras de la casa, porque quiere, porque necesidades no tenemos como para que trabaje a medio tiempo.

Papá cuando está libre se queda en su despacho o en su habitación donde entramos solo cuando un tema es importante. Cualquiera diría que es una familia normal, pero la verdad es que no.

Pasos torpes se escuchan fuera en cuanto salgo y me imagino ya quienes son, por lo que después de vestirme me pongo mis audífonos para no escuchar todo el ruido que esa gente hará.

Drake invade mis oídos con Chance y cierro mis ojos disfrutando de la buena música.

Las horas pasan y el sueño no llega como tampoco mi mejor amiga. Me levanto quitándome los audífonos y miro la hora apenas siendo las siete de la noche.

Mamá debe volver en unos minutos, en cuanto llega duerme tanto que se olvida de nuestra existencia hasta la mañana siguiente. Trabaja varios días a la semana igual que papá. Me levanto en pijamas y salgo por la puerta bajando rápidamente las escaleras.

El sonido de los gemidos a lo lejos me hace querer no tener oídos, porque soy una adolescente, tengo un cuerpo y necesidades que aún nadie satisface.

—¿Pensando si escapas o no? —Evan sale de la oscuridad en la que ya sabía que estaba porque ha intentando darme un susto desde que tengo memoria.

—¿Tú no lo piensas? —pregunto sacando cereal de los estantes y él se encoge de hombros.

—Va a haber sexo de por medio, así que no —suelto una risa metiendo en mi boca el cereal, él habla así, pero en realidad es muy tierno—. Deberías ir, tal vez tengas sexo también.

—Soy virgen, Evan —respondo a la defensiva y él se vuelve a encoger de hombros.

—Algún día dejarás de serlo.

—Algún día —repito con él—. Pues que dios te escuche.

—¿Que dios escuche qué? —pregunta la voz de mamá entrando y ambos soltamos gritos por lo que me lanzo encima de mi guapo hermano.

—No hablábamos de nada malo y sexo mami —dice Evan soltando su lengua como siempre y yo lo abofeteo soltándome de él.

—Buenas noches mamá —mi madre nos da una mirada con los ojos entrecerrados y luego nos deja la pizza que siempre nos trae.

—Iré a darle a Colin.

—¡No! —gritamos Evan y yo al mismo tiempo y ella se voltea hacia nosotros frunciendo el ceño.

—¿Por qué no?

—Porque ya estoy bajando —dice mi hermano mayor al rescate en las escaleras.

—Hola mi amor —lo saluda ella con besos y abrazos.

—Eres el del medio Evan, lo siento —murmuro mordiendo mi labio inferior ya que yo soy la favorita de papá y Colin el de mamá. Y Evan pues... es mi favorito, que se conforme con eso.

—¿Te anotas o no? —vuelve a presionar haciéndome molestar.

—Bien —respondo por fin haciéndolo sonreír de oreja a oreja mientras Colin ayuda a mamá con todo y se van dejándonos solos.

—Ponte linda para presumirte.

—Llevaré a Gi, puedes presumirla a ella —asiente desordenando mi cabello para besar mi frente.

—Te amo —dice antes de salir de la cocina.

—Te amo —respondo dejando el cereal y corriendo por las escaleras hasta llegar a mi habitación donde se encuentra una Gi muy... follada.

—Vaya, a alguien le ha ido bien —suelta un suspiro mientras yo busco ropa en el armario.

—¿A dónde vas? —pregunta mientras yo saco los primeros dos vestidos que veo, aunque los vestidos no son lo míos.

—Iremos a una fiesta con los amigos de Evan.

—¿Te dieron permiso? —pregunta y niego buscando mis medias para no lucir expuesta—. Me anoto.

Nos damos una ducha y al momento salimos. Gi se colocó un jean y una blusa diciendo que no quería vestido pero sé que fue por Colin. Psicópata de mierda que quiere controlar a mi amiga, y bueno, ella se deja controlar.

Aparto el cabello de mi rostro colocándome el vestido de tirantes negro. Me coloco medias negras como las de la escuela y las mismas botas porque me encantan.

—¿De noche ves? —me pregunta mi amiga, yo niego y ella suelta un suspiro cansado.

Al tener heterocromia la vista se me cansa un poco más rápido. Sí, no es usual pero nada en mí lo es. La vida no es fácil, por lo que tomo mis lentes.

Me dejo el cabello suelto, no me coloco brasier sobre mis pequeños senos y esperamos bajo las sábanas de mi cama que mamá se despida lo que pasa a los minutos.

—Buenas noches mis princesas —nos dice a ambas haciendo sonreír a Gi porque mi mamá es una madre para ella.

—Buenas noches —decimos las dos, ni los ángeles se deben ver tan buenas como nosotras en este momento.

En cuanto cierra la puerta nos levantamos abriendo la ventana.

El imbécil de mi hermano ya tenía todo preparado, así que puso una escalera la cual comenzamos a bajar listas para todo peligro.

Mi hermano sale por la puerta con la llave de un auto y sorprendentemente Colin también sale con las manos en los bolsillos de su pantalón. Se queda mirando por dos segundos a Gi y yo giro los ojos.

—¿Y tú por qué? —pregunto tomando la mano de mi hermano Evan.

—Para supervisar que todo esté bien —responde viendo a Gi.

—Solo se acuesta contigo, está tan boba que pues no puede ver a nadie más —digo haciéndolo sonrojar por primera vez en mi vida—. ¡Oh por Dios! —grito y Evan me tapa la boca pero muy tarde porque la luz de la habitación de mamá se enciende.

—Corran —ordena Evan y así lo hacemos.

Haciendo la noche más divertida de lo que aparenta.

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