XVIII
Oriana
Transcurrida una semana, Alfonso volvió a la mansión a igual que Cedric y Cynthia, me informaron que vivirían allí por una temporada, la oficial Angelicé envió a los oficiales encubiertos los cuales presenté como mis primos: Abigaíl y Aitor Dulaine, ambos me entregaron unos documentos correspondientes al caso de mi tía, desconocía realmente lo que le había pasado.
—Escucha atentamente nuestra teoría, está basada en las evidencias de la escena del crimen.—Dice Abigaíl con tonalidad seria—Daphne según el historial telefónico realiza una llamada a las 2:00 am a Agustín Prada, diciendo que se encontrasen a las afueras de Cincinnati, Agustín choca con el Lamborghini de Daphne ambos quedan con lesiones graves.
Me quedo pensativa con la teoría de Abigaíl, justamente cuando estoy dispuesta a hablar ella retoma la palabra.
—Tu tía se encontraba en terapia intensiva, momentáneamente sufrió un paro respiratorio.—Abigaíl, revisa algo en su laptop—Ve este video.
El vídeo mostraba la autopista a las afueras de Cincinnati, y el Lexus de Agustín Prada chocando con el Lamborghini de Daphne, pero en la parte de atrás noto algo extraño.
—¿Ustedes vieron eso?—Digo curiosa.
—¿Qué cosa?—respondió Aitor dudoso.
—Esto—retrocedo el vídeo 2 minutos antes del accidente—Está sombra es de una persona, que se abalanza sobre Agustín Prada.
—Joder.—Comenta Aitor—No, no lo habíamos visto con detenimiento. La evidencia estaba bajo las manos de un hombre con poder, apenas pudimos llevarnos estas.
—¿Dónde está Agustín Prada?—Cuestiono.
—En prisión Oriana.—Responde vagamente Abigaíl—pero no sabemos exactamente en cual prisión esta.
—¿Crees que Angelicé pueda conseguir alguna información para nosotros?—Sugerí, luego tome mi teléfono y teclee algo.
Abigail pronuncio un notable no sé.
—Espera—Dice Aitor exaltado—aquí dice, que se encuentra en la Prisión Estatal Dary Black.
—¿Es muy lejos de aquí?—pregunto dudosa.
—La verdad no.—Aitor se inquieta, Abigaíl posa su mano en el hombro de él—El problema es que es una de las prisiones con máxima seguridad.
—Pongámonos en marcha.—Avise.
Abigaíl y Aitor salieron de la sala, subí a mi habitación y mientras me cambiaba de ropa Cynthia entró bruscamente —con su típica presencia imponente—pero no estaba sola, estaba acompañada por Alicia Thammel.
Cynthia saco de su cartera un arma con silenciador, la apuntó a mi pierna izquierda y disparó. Me arrastre hasta la puerta y cerré la habitación con llave.
La sangre bajaba con rapidez por mi pierna, por increíble que sonará no sentía dolor alguno, note como mi pantalón blanco se teñía de sangre por completo. Aquel color carmesí, brotaba con fuerza de mi pierna...
—No eres la única idiota con armas.—Dije mientras sacaba de mi cintura una pistola nueve milímetros, actué según mis instintos y dispare justo en el corazón de Cynthia.
El cuerpo de Cynthia cayó al piso, perdiendo la vida y el equilibrio. Alicia sacó un cuchillo del bolsillo de su falda plisada y se abalanzo sobre mí, con toda la fuerza de su cuerpo.
—¡Asesina!—gritaba la rubia perdiendo el control.
—Mira quien habla.—Reí irónicamente.
Alicia me había hecho dos heridas, una en el abdomen y otra en la espalda. Solté mi gancho derecho directo a su cara, y efectivamente se desplomo al suelo le quite el arma y la aventé por el balcón.
La nariz de la rubia estaba fracturada abundante sangre bajaba de allí, le costaba respirar pero esto no le impidió recuperarse.
—¡Oriana! ¿Estás bien? ¿Qué está pasando? ¡Ábreme la puerta!—Grita Alfonso desde el otro lado de la puerta.
Alicia me lanzo una patada en la pierna y luego subió hasta mi abdomen, presionaba sus manos con fuerza en mi cuello.
No me puedo dejar morir.
Alicia estaba lista para lanzarme del balcón y dejarme morir. Con la poca fuerza que me quedaba invertí la situación, ahora era Alicia la que estaba al borde de la muerte.
—Eres tú o yo... ya hice mi elección.—Susurré mientras veía como ella se estremecía ante la idea de la muerte.
Sin pensármelo dos veces, la empujé con fuerza y liberé sus manos de mi cuello.
—Oriana—Alfonso me toma en sus brazos, y entonces siente la sangre bajando de mi pierna, y de mi abdomen—resiste, por favor.
—Te amo...—Digo con voz lánguida.
Sabía que había perdido mucha sangre, el dolor empezaba a agudizarse en mi pierna izquierda, las heridas empezaban a arder como si llevara un infierno dentro de ellas. Entierro mi cabeza en el pecho de Alfonso, y estoy lista para luchar por mi vida una vez más...
Mi visión se distorsiona, poco a poco se va oscureciendo y todo se torna de negro.
***
—Malas noticias.—Dice Delta 1 entrando a la central—Algo ha salido mal.
Jünger fija su mirada en él.
—Acompañe a Alicia y a Cynthia a la mansión.—Suelta rápidamente Delta 1—Ellas querían matar a Oriana.
Jünger se sobresalta al escuchar el nombre de Oriana.
—¿Oriana está bien?—Masculla Jünger dándole un golpe al escritorio.
—La situación se invirtió. Cynthia y Alicia están muertas...—Murmura Delta 1 con cierta tristeza—Hemos subestimado a la castaña.
—No creo que saliera ilesa de todo esto.—Afirma con seguridad Jünger.
—Y estas en lo cierto Jünger.—Comenta Delta 2 apareciendo entre las sombras—La chica tiene dos herida graves, y un disparo en la pierna izquierda. Ha perdido mucha sangre, necesita donantes...
Delta 2 sube la manga de su chaqueta negra, mostrando una leve hinchazón en su antebrazo justo en su vena, una pequeña cura se encuentra allí.
—¿Le has donado sangre?—Dice un asombrado Jünger.
—No podía dejarle morir.—Respondió Delta 2 con dureza.
Delta 1 indignado se aparta de la central, dándole la espalda a Jünger y a Delta 2, la última imagen que recuerda es el cuerpo de Alicia, impactando contra las baldosas.
¿Realmente murió?
Se cuestionaba Delta 1.
Delta 1 se subió a la Chevrolet negra y se encamino al bosque que justamente quedaba cerca de la mansión. En medio de la oscuridad, empezó a caminar sin rumbo, y de repente escucha una voz escalofriante que hizo que se le erizara la piel.
—Ayúdame por favor...
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