XIX
—Es imposible.—Dice asombrado Delta 1.
Delta 1 se acerca con cautela, y se da cuenta que es la mismísima Alicia Thammel, bañada en sangre y su pálido rostro se encuentra lleno de raspones.
—A Jünger no le importó.—Susurra lánguidamente Alicia.
Delta 1 la toma en sus brazos.
—No estoy sola...—asegura la rubia
Delta 1 mira con temor mira a su alrededor, de la oscuridad emerge una silueta femenina.
—No temas humano, he venido a proponerte una oferta que no podrás rechazar.—Comenta la seductora voz femenina—Poseo poderes que ningún humano podría tener, como muestra un botón.
Una neblina gris se esparce en el ambiente, Alicia Thammel es levantada por dicha neblina poco a poco sus heridas van desapareciendo y su cuerpo dotado de belleza reaparece. La pelirroja, roza la yema de sus dedos por un frondoso árbol... las hojas de este se marchitan y caen muertas, su tronco se oscurece y algunas ramas caen al suelo, con su mirada hace que lo que queda del árbol arda en llamas.
—¿Cómo es... posible?—Un dudoso Delta 1 se da a conocer.
—Conmigo no te faltará nada, haremos un buen equipo.—La pelirroja convence a Delta 1—Sólo debes ayudarme a matar a dos personas, y créeme... tendrás todo el poder que siempre has deseado.
Delta 1 se arrodilla ante la pelirroja.
—Ama mía...
—Pero recuerda algo, siempre deberás actuar con inteligencia.—Recalca Alicia Thammel.
Delta 1 ignora el comentario de Alicia.
—Estoy a sus órdenes ama mía.
La pelirroja sonríe maliciosamente...
Nadie se espera esta jugada, pagarás muy caro esto Oriana Dulaine...Alfonso es mío, y siempre lo será.
***
—Está apunto de despertar, por favor no la alteren.—Informa el Doctor a cargo de Oriana.
Percibo voces a mi alrededor, mis párpados están muy pesados, mi piel esta helada y un dolor en mi pierna izquierda reaparece.
—Podrían dejarnos a solas, por favor.—Dice Alfonso con una cálida sonrisa.
Abro mis ojos, y lo veo a él.
Todo el dolor desaparece, su presencia me llena de paz.
—Los próximos días no serán nada fáciles, por lo tanto no puedo dejarte sola.—Advierte Alfonso tomando una postura rígida—Hay más enemigos de lo que imaginas. Si algo llegará a ocurrirme, hoy mismo tengo que decirte algo.
Asiento nerviosa, mi piel se torna tan fría como un iceberg y mi estómago chilla de la inquietud.
—Estoy dispuesto a sacrificar mi humanidad por ti.—Su voz se vuelve embelesadora y seductora, sin dejar de ser cálida—Y eso se debe, a que estoy profundamente enamorado de ti Oriana. Me volví humano gracias a ti, mi vida ha cambiado demasiado y créeme que nunca te dejaré ir.—Alfonso respira y toma valor para lo siguiente que dirá—Sé y estoy completamente seguro de que te amo, no podría permitir que nadie nunca te hiciera daño, ni que te alejes de mi... sólo te amo a ti, somos tú y yo nadie más. No puedo tener ojos para nadie más ni en este mundo ni en otros.—Suspira y toma mi mano—Prefiero una vida destinada al dolor, a estar una vida entera sin tu amor.
Una sonrisa se forma en mi rostro, tan luminosa y sincera que no puedo evitar plasmar mis labios sobre los de Alfonso. Él sonríe, pero tomo el valor para decirle algo por lo que esperado tanto.
—Hay algo que quiero decirte.—Fijo mis ojos en él y sonrió—Tú eres la llama que enciende mi ardiente corazón, una droga que deleita mi existir y sin duda alguna...El hombre que amo.—Mis mejillas se ruborizan y Alfonso roza sus dedos por mis labios—Prefiero morir a estar una vida sin ti, la vida pierde el sentido cuando tú no estás.
Alfonso me besa con intensidad, en aquel beso puedo sentir todo el amor que siente por mí, su corazón está más acelerado que el mío y su piel esta tan cálida...
—Te amo.—Susurro en su oído.
Alfonso toma mi pierna izquierda, roza su mano justamente en la herida y gimo de dolor. Él mismo me quita las vendas, voy sintiendo un ardor como si me estuviese quemando en mi interior es un dolor soportable...
La herida desaparece.
—¿Es posible?—cuestiono totalmente confundida.
—Los ghoster podemos hacer lo que sea amada mía.—Responde con un tono de voz meloso—Sobre todo por amor...
—He llegado a la conclusión de que eres un híbrido.—Confieso con terror—perteneces al mundo humano, pero también a la oscuridad.
—¿Te aterra eso?—Pregunta confuso.
—Me aterra la idea de perderte.—Digo melancólica—Pero ahora que sabes lo que siento, estoy más tranquila.
Alfonso besa mi frente con ternura.
Cedric abre de un golpe la puerta de mi habitación, su cara de amargura se nota a kilómetros de distancia.
—¡ASESINA!—grita y se trata de abalanzar sobre mí— Mataste a Cynthia.
Alfonso velozmente le impide acercarse a mí.
—¿Cómo pudiste Oriana?—chillaba Cedric adolorido.
—Era ella o yo, así de simple.—Respondo altaneramente.
—Yo la amaba... lo único que ame. —Masculla Cedric—Lo dejaste morir.
—Ella no dudó en poner fin a mi vida Cedric entiéndelo.—Ataqué desafiante.
—Mi bebé... lo perdí por tu culpa—Contratacó el rubio.
—Tu bebé nunca existió.—Conteste jactanciosamente.
—Púes adivina esto lo vas a pagar.—Amenazo Cedric con tono brusco—Con tu vida.
Alfonso se interpone entre Cedric y yo.
Cedric saca un arma blanca, que atraviesa el estómago de Alfonso.
—¡NO!—grite—¡Alfonso! por favor no...
No mueras, yo te necesito.
Cedric huyó rápidamente, y yo sólo sostuve a Alfonso en mis débiles brazos.
—Estoy bien.—Dice él lánguidamente—Necesito algo... que no lo podré obtener de ti.
Todo es confuso en mi mente hasta que aparece ella, el típico eco de como sus tacones rechinan por todo el lugar y sus ojos color escarlata logran ponerme los pelos de punta.
—¿Qué has venido a hacer aquí?—Cuestiono mi voz se torna reseca, y mis manos empiezan a temblar.
Nada está bien, si ella está aquí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro