XI
07 de Febrero de 2029 7:30 AM
Me levante temprano, era hora de aprender todo acerca de la empresa que dirigía mi tía. Cogí del closet unos pantalones negros anchos, una camisa blanca un poco holgada acompañada de unas sandalias con plataforma rojas—combinados con mi bolso— y por último un blazer azul. Luego me maquille, use una sombra azul brillante la cuál aplique en mis párpados, polvo y base, le di volumen a mis pestañas, un poco de rubor en mis pálidas mejillas, rocié un perfume en mi cuello con aroma de caramelo y por último un labial color hueso.
Baje y me dirigí al comedor, allí estaba Ernesto y aproveche la oportunidad para preguntarle una duda que tenía.
—Ernesto, puedes guiarme al estacionamiento.—Indico.
Ernesto asintió, y me llevo al sótano.
Encendió unas luces a la derecha, el estacionamiento se ilumino era inmenso y estaba repleto de autos y camionetas último modelo.—En lo personal me gustaban más los autos retro, nunca pasan de moda— Había un pequeño estante de manera, donde estaban colgadas aproximadamente unas treinta y cinco llaves.
—Si quiere, le aviso a Carlos para que la lleve.—Sugiere Ernesto.
—No, está bien.—Digo mientras agarro la llave número veintiuno—Yo puedo manejar.
Aprieto la llave, un sonido proviene de la tercera columna, me acerco, veo una camioneta blanca inserte la llave y subí. Configure el piloto automático, y seleccione en la pantalla táctil el destino estaba marcado como "Trabajo".
Ernesto aprieta otro botón y se abre la puerta permitiéndome la salida.
Observo los árboles, las plantas e incluso la acera me siento distraída como si algo me faltará todo pasa tan rápido que no me da tiempo de detallar mi entorno.
Supongo que así es el tiempo, nunca se detendrá por ti.
Recibo una llamada en el camino, activo el manos libres y atiendo.
—Hola.—Murmuro, luego deslizo mi mano por mi cabello.—¿Quién es?
—No me reconoces boba.—Dice aquella voz masculina—Cedric ¿esperabas que fuera otra persona?
—No, no revise quien era.—Respondo desinteresada—¿Cómo estás?
—Tengo una buena noticia—Dudo de lo que iba a decir, e ignoro mi pregunta—pero temo que no será de tu agrado.
Cynthia.
—Sólo dilo.—Digo con incertidumbre.
—Cynthia y yo...—un silencio se forma en la línea—seremos padres.
Mi sangre hervía, la decepción inundaba mi mente, mis puños se cerraron y contuve toda la fuerza posible por no estallar en gritos.
Respire hondo.
—Qué bueno.—Me limito a contestar—Espero sean buenos padres.
—¿Eso es todo lo que dirás?—contesto inseguro.
La razón por la que detesto a Cynthia, es sencilla. Ella me robó un gran amor, nunca quise contárselo a Cedric, meses después la conoció y se "enamoraron" casualmente recuerdo con rencor cuando nuestras miradas chocaron, descaradamente actuó como si no me conociera cuando fui yo quien la descubrió en plena faena.
—Te felicito mejor amigo.—Reprimo el nudo en mi garganta—Adiós.
Sin nada más colgué.
Honestamente sabía algo muy cierto: "Uno no debe meterse en la vida de las personas", puedes advertirles, ayudarles, prevenirles pero hasta que no descubran la verdad, pasaras por loco e ignorado.
Por eso algunos dicen que es cruel decirles: "Te lo dije".
Fijo mi vista en el camino, me doy cuenta que ya he llegado Cedric marca repetidas veces mi número pero me limito a ignorar sus llamadas. Me bajo de la camioneta, estoy en el estacionamiento privado el nombre de Daphne Dulaine aún sigue en el pavimento.
Las personas imaginan que para el 2029 los autos vuelan, las personas se visten de forma exótica, la comida es instantánea, todo es táctil y la informática es la abeja reina de este siglo.
Sin embargo es algo erróneo. No negaré que la tecnología si es avanzada, que los autos vienen cada vez más modernos y renovados, la comida algunos mantienen el estilo tradicional, otros cambiaron su estilo de vida a la chatarra por ello el nivel de personas con obesidad mórfida ha aumentado casi un 75%, los diseñadores al igual que los estilistas se han ido reduciendo la mayoría de las prendas son diseñadas por máquinas, las redes sociales son el pan de cada día para todos—me excluyo—el entorno ha cambiado pero las personas siguen siendo las mismas de hace 30 años o más.
Alguien golpea el vidrio, sacándome de mis pensamientos.
—Oriana.—Musita en un tono meloso aquella voz—Bienvenida, yo mismo te daré un tour por la empresa.
Me bajo de la camioneta para verlo mejor.
—Damián.—Estrecho mi mano con la suya—¿Cómo estás?, agradezco ese detalle.
El rubio de mechones cobrizos sonrió ampliamente, sus ojos brillaban como si hubiera visto un Dios.
—¿Ya desayunaste?—Pregunta curioso—yo invito.
—Me parece bien.—Respondo cortésmente.
***
—No nos conviene que ese sujeto este al lado de Oriana.—Informa Delta 1—Tendremos doble trabajo al investigar a ambos hombres a la vez.
—Yo me encargaré del hombre misterioso.—Comunica Delta 2.
—Bien.—Delta 1 dejo suspenso en su respuesta—El otro hombre se llama Damián Dunkley, trabaja en la empresa Beauty Rousse.
—Las personas vinculadas con Oriana Dulaine son: Thomas Hoffman, Cedric Beck, Fabián Leoni con quien tuvo una relación comprometedora—acotó Delta 2— Cynthia Alvarado, Mireya Salazar y el hombre misterioso que encabeza la lista es...
Alicia entra a la central, acompañada de un humor explosivo.
—¿Dónde está Jünger?—Vocifera con fuerza.
—Ocupado, como para perder el tiempo contigo.—Delta 2 atacó.
—No deberías hablar demás.—Alicia contraataca—Lesbiana reprimida.—Se acerca con otra intención.
Alicia intenta darle una cachetada a Delta 2, pero está la detiene en el acto.
—Que no se te olvide que forme parte de la élite.—Responde fría—Y que fui la mejor.
Delta 2 estrecha su gancho izquierdo perfectamente en la cara de Alicia.
—¡Para!—Delta 1 se interpone entre ellas—A Jünger no le agradara esto.
Delta 2 desistió de sus impulsos, y se retiró de la central dando un portazo.
—No la provoques.—Reveló Delta 1—Si yo no hubiera estado, ahora estarías muerta.
Alicia puso sus ojos en blanco, un hilo de sangre bajaba por su nariz.
—No es capaz de...
Delta 1 la interrumpió.
—Es un error subestimar a las personas Alicia.—Refunfuño Delta 1.
—No pienso disculparme.—Se quejó la rubia.
—Las disculpas no existen en nuestro diccionario.—Delta 1 coloco con brusquedad una compresa de hielo en el ojo derecho de Alicia.
—Me doy cuenta.—Dice Alicia irónica.
—¿Qué tanto escándalo tenías al entrar?—cuestiona Delta 1.
—Ya sé cómo podemos atacar a Oriana.—Apunta Alicia—También se quién puede ayudarnos.
Delta 1 la mira confundido.
—Es una vieja amiga...—Alicia ríe entre dientes.
—¿Delta 5?—Responde inseguro Delta 1.
—Pronto se integrará al equipo.—Asegura la rubia—Ya verás.
Delta 1 se aparta de Alicia.
—Ver para creer querida.—Finaliza.
***
1:30 PM
—Y bien.—Dice Damián—¿Qué te ha parecido la empresa?
—Absolutamente rosa.—Digo—Creo que deberían cambiar los matices de las rosas, y renovar los perfumes.
—Tú eres la presidenta.—Responde complacido—Puedes efectuar todos esos cambios.
—Juraría que ustedes solo sacan a la venta productos que solo pueden ser adquiridos por personas adineradas.—Suelta Oriana — El objetivo es aumentar las ventas, eso se logra si las personas de clase media adquieran nuestros productos.
—Está en lo cierto señorita...
—Oriana está bien.—Digo.
—Su nombre parece latino.—Comenta Damián.
—Lo es.—Afirmo su pregunta— ¿Cómo domina tan bien el español?
—Poseo dos nacionalidades.—Revela—A pesar de ello se hablar fluidamente ambos idiomas.
Miro a Damián sorprendida.
—Es usted un hombre muy preparado.—Menciono asombrada.
—Mejor refiérase a mí como un amigo.—Dice con una sonrisa en su rostro—Eso de usted, me suma unos cuantos años.
—Damián.—Digo con cierta sequedad—¿Te conozco de algún lado? Es decir ¿Te he visto antes?
Damián niega con la cabeza.
—Lo dudo.—Asevera—Puede ser que su tía te haya hablado de mí antes.
—Imposible.—Titubeo.
Poso mi mano en su rostro y le observo fijamente a los ojos.
—Estoy segura de conocerte de hace tiempo.—Despego mi mano de su rostro—Le apetecería ir a mi casa mañana por la noche, así resolvemos algunos asuntos laborales.
—Seguro, estaré allí.—Se despide—Hasta el jueves Oriana, nos vemos.
Damián entra nuevamente a la empresa.
La empresa era una edificación arquitectónica en lo que cabe perfecta, conservaba el estilo moderno pero tradicional, todas las ventanas estaban formadas por espejos, su estructura estaba constituida por veinticuatro pisos.
—Harían buena pareja.—Comenta un hombre detrás de mí.
Me volteo para ver a Alfonso.
—¿Qué haces aquí?—Digo perpleja.
Mi corazón da un vuelco, un poco de adrenalina brota por mis venas percibo como el mundo me da vueltas. Cierro los ojos, y estoy dispuesta a mantener una conversación a ciegas hasta que se me pase el efecto del mareo.
—Pasaba por aquí.—Responde ignorando mi pregunta—Pensaba que era hora de contarte algo importante, pero veo que aún no es tiempo.
Le tomo el brazo, esta vez su piel esta helada.
—¿Por qué eres así?—Vocifero.
El quita bruscamente mi brazo del suyo.
—Querida, no eres la primera en decírmelo.—Dice con indiferencia—Tampoco te esmeres mucho en creer que cambiare.
—Sólo me confundes más.—El nudo aparece nuevamente en mi garganta.
Ahora que discutía con él, una punzada aguda apareció en mi corazón sentía que el oxígeno me faltaba, un líquido caliente bajaba por mi nariz.
Sangre.
—Lo mejor que puedes hacer es apartarte de mí. —Musitó con frialdad.
Me dolían mucho sus palabras, no había palabras para describir un dolor tan fuerte y tan estúpido.
—Tú quieres matarme.—Digo lánguidamente.
—Eres un veneno para mí.—Susurra con rudeza—Y yo soy la muerte para ti.
El dolor en mi corazón se hace más agudo.
—¿Qué es lo que quieres?—Murmuro con poca fuerza.
—Tú.—Balbucea.
Estoy a punto de caer, lo presiento.
—No tienes idea, de lo mucho que te esperado.—Suelta y su aroma se vuelve más embriagador.
Yo extiendo mi mano hacia él, y pierdo el conocimiento.
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