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XXI [Especial]

Disculpen que no esté muy activa últimamente, pero aquí les dejo un regalito para que disfruten <3

Con amor,

Eureka.

Miércoles, 12 de octubre del 2022. 16:16

Olía a fruta. Coco si soy más específico.

El aroma más delicioso del mundo

Estaba tan acostumbrado a que todas las chicas alrededor mío comprasen los perfumes florales más caros de cualquier boutique, que el suyo quedó instantáneamente tatuado en mi mente, junto a cualquier dato que pudiera descubrir de ella.

¿Le gusta el color naranja? Perfecto.

¿Tiene una obsesión por las series coreanas? Son el mejor tipo.

¿Su gusto musical es del asco? Pues de un día para otro se ha vuelto el mejor de todos porque ahora solo puedo pensar en sus rizos y el olor a coco al escuchar esas canciones.

Llegué a Celsis consciente de que todo en mi vida estaba bajo control, solo que no el mío. Sentía el constante sentimiento de no poder respirar por el peso de cosas que había hecho en el pasado con el fin de encajar en una caja que alguien más había hecho para mí.

Una vida perfecta y vacía. Donde no importa que tanto mal haga o si pongo el mínimo esfuerzo en cosas relevantes, no habrá consecuencias. Porque así funciona el mundo cuando tu destino está escrito antes de que abras los ojos por primera vez, cuando todas las decisiones están tomadas y cada desliz ya ha sido calculado.

Pero entonces la conocí a ella.

Un fallo en la matrix.

No tenía ni idea de quien era yo, lo podía ver en sus ojos negros que siempre brillaban cuando me veían (descubrí que, al ser sus ojos tan oscuros, la luz resaltaba todavía más). Tampoco sabía de mi familia, ni tenía nada que ver con la gente frívola con la que me relacionaba. Cualquier momento con ella se sentía cálido y genuino. Como si entráramos a una burbuja donde ninguna mierda exterior pudiera acceder.

Confieso que la primera vez no supe muy bien cómo reaccionar, pero no tardé nada en volverme adicto a su compañía.

No hay mucho que decir, se volvió un ángel para mí.

Por eso, cuando Cruz hizo la pregunta, no di ni un parpadeo al decir su nombre y comenzar a contarle de la increíble persona que había conocido.

¿Me arrepiento ahora que Jules estruja a Mel, mientras esta pareciera que acaba de ver el fantasma del abuelo Juan?

No estoy seguro...

Planteo el acercarme a rescatarla, cuando me llevan de un empujón brusco, pero efectivo, a la cocina. Me doy vuelta, encarando así la sonrisa maliciosa de Cruz.

—¿Qué demonios?

—Así que, ¿castaña, eh? Nunca ha sido muy tu estilo. Supongo que eso ha cambiado, porque hace un rato parecías mosca que encontró su mierda favorita.

—¿Usabas esas comparaciones románticas con Violeta? Ya todo cobra sentido.

Su sonrisa cae dejando a relucir la poca gracia que le da. No sé porque, pero no me sorprende que aún no haya superado a la única chica con la que tuvo una relación seria, aunque ya pasó más de un año de su ruptura.

—¿Que se supone que estás haciendo? —preguntan a mis espaldas. Me doy vuelta, encontrando a Pol de pie, desde la oscuridad que da el refrigerador, con una lata de cerveza en mano.

—¿De qué hablas?

—De lo que todo el mundo sabe, Cam. —Le da un trago, acercándose a nosotros levemente—. Tu papito se hizo cargo de que todos se enteraran de que tu futuro no fue arruinado como se creía.

—Vamos, Pol. No seas aguafiestas. Déjalo divertirse un rato —dice Cruz, tomando mis hombros en un intento de convencer a su baterista de dejarme en paz, sin embargo, yo me remuevo incómodo.

—No, déjalo hablar. Si la gente inventa cosas sobre mí, me gustaría saber, aunque sea de que se tratan.

—No es ningún invento, el Chuy fue quien nos dijo —suelta Cruz vacilante.

—¿Quién?

Esta gente de hoy en día no tiene nada más que hacer que cuchichear sobre la vida de desconocidos. De verdad, debería darles vergüenza.

—Está hablando de Moreno —contesta Pol a mi pregunta, apiadándose de mi confusión. Reconozco ese nombre como el de su mánager, quien además es bastante cercano al grupo de amigos de mis padres—. Desde que salió con su hija, dejó de llamarlo por su apellido porque los confundía.

—¿Cómo que los confundía?

¿Cómo vas a confundir a un cincuentón amargado adicto a las boinas, con su hija de diecinueve años que solo se la ve dándole de comer a palomas en plazas o bebiendo matcha en cafeterías veganas?

Cruz se sacude como si sintiera un escalofrío, para luego optar por una postura a la defensiva.

—No salimos, solo fueron dos noches seguidas de...

—Pues fue lo suficiente como para costarnos un video musical y casi el contrato completo, imbécil— contesta Pol cruzándose de brazos.

—Ya, como sea. Esto no se trata de mí, se trata de él. —Me apunta, pasando la atención a mi persona.

—Ah, sí. ¿Qué pasaba conmigo?

—Que te vas a casar con la hija de los Medina— dice Cruz, relajado porque ya no es él quien recibe los reproches.

No, ahora soy yo.

Pero sus palabras caen como agua helada en mi espalda. Totalmente inesperadas.

Desde que tengo memoria, mis padres y los de Eva nos han emparejado hasta el cansancio. Creo que ellos se alegraban más que nosotros mismos cuando pasábamos el rato en casa de los Medina cada verano, porque significaba más posibilidades para ellos de que terminásemos juntos. Era obvio lo que veían, una imagen perfecta, el heredero del equipo de fútbol americano más importante de la nación con la hija del futuro presidente.

Y nosotros nunca dimos por contradecirlos.

A decir verdad, disfrutaba mucho de pasar tiempo con ella. Teníamos demasiadas cosas en común como para no ser amigos, pero no las suficientes como para pasar a algo más. Obviamente no soy indiferente a sus encantos, ni ella a los míos, por lo que ha habido uno que otro... desliz en nuestra larga amistad, no obstante, ninguno de los dos hemos querido ser más que eso. Aunque, claro, si es frente a nuestros padres a ambos nos toca pretender que nos amamos con locura.

El problema recae en que, ahora que mi familia está hecha mierda frente a la sociedad, mi padre haría cualquier cosa por limpiar mi nombre para que así podamos volver a nuestras vidas de antes. Aun si eso significa comprometer mi futuro entero.

Si me preguntas a mí, ojala no volvamos jamás porque no hay manera de que pueda regresar allá.

—No me voy a casar con nadie, menos antes de los veinticinco.

—Veinticinco es demasiado pronto igual —añade Cruz ofendido.

—¿Estás diciendo que tu papá le mintió a Moreno, su amigo desde hace más de veinte años?

—Mi papá no sabe de lo que habla. —Me encojo de hombros tenso. Odio tener este tipo de conversaciones.

—Pues gracias a él, ya nadie está hablando de lo que pasó en Agosto —suelta Pol, sin embargo, puedo ver como se arrepiente en cuanto sale de su boca. Las manos se me hielan al mismo tiempo en que un recuerdo intenta cruzarse por mi mente, pero yo lucho con todas mis fuerzas por evadirlo.

—Fue un accidente —interviene Cruz como mediador—. Además, si estamos aquí es porque nos van a ayudar en nuestro video, así que mejor concentrémonos en eso y no perdamos más tiempo.

Pol asiente, casi agradeciendo por su cambio de tema.

—Tienes razón. Mi cámara no puede grabar de noche.

Comienzan a caminar fuera de la cocina a lo que yo les sigo por inercia, aun luchando porque mi mente no se vaya a cierta zona punzante. No obstante, la pelea se vuelve inexistente cuando los sigilosos dedos de Mel se escabullen por mi mano, hasta entrelazar la suya con la mía.

—Entiendo que quisiste mantener todo esto como secreto para que fuese un tipo de sorpresa que, por cierto, es, puff, increíble, pero —dice atropelladamente cerca de mí, para que no la escuche nadie más en la casa—, ¿había alguna necesidad de ocultarme sobre el demonio que es Jules? Es decir, es peor que Vane. Lleva persiguiéndome por toda la casa, preguntándome por los datos de mi nacimiento, para sacar mi carta natal y ver si somos compatibles, ¿lo puedes creer?

Mira sospechosamente a nuestro alrededor, aunque todos están lo suficientemente ocupados con las bebidas y botanas como para prestarnos atención. Aprovecho esto para detallar su rostro e inevitablemente sonreír. No entiendo porque, siempre que estamos en público, ella parece un ratón alterado y paranoico que sólo encuentra consuelo dentro de un escondite.

Sea como sea, es algo divertido de presenciar.

—No creo que eso sea muy útil para el video —comento, a lo que ella regresa su mirada a mi para luego ruborizarse, causando ese cosquilleo en mis manos ansiosas.

—Eso es justo lo que estaba pensando.

—Ya, es que puedo leer mentes y algo me dice que necesitas tomar agua en este mismo instante.

Abre la boca pasmada a su vez que cualquier color de su rostro desaparece. Lo cierto es que es bastante obvio que, después de una hora de grabación, tenga un poco de sed. No necesito ninguna habilidad relacionada con la telepatía para llegar a esa conclusión, pero aun así me gusta jugar con su mente miedosa y susceptible.

—Mi mamá tuvo un paciente que decía lo mismo. Terminó en el psiquiátrico, Cam.

Suelto una risotada para lo que ella se cruza de brazos y me da un ligero empujón en el hombro.

—Lo siento. —Me limpio una lagrima inexistente—. Como sea, ¿vamos por algo de beber? Yo también necesito tomar algo.

—Bien, entonces vamos al patio. —Hace el amago de jalar mi mano, aunque se termina deteniendo en seco al notar que no me muevo.

—Oh no, así no. —Me mira con confusión.

—¿Qué? ¿No es lo suficiente romántico para tus amigos?

—¿Para ti lo es?

No espero a que me responda. Paso rápidamente un brazo por debajo de sus rodillas y otro por su espalda para luego elevarla, ella se sostiene de mi camisa instintivamente y suelta una ligera risa nerviosa. Mi pecho se infla de orgullo al notar que ese rubor que tanto me gusta regresa a sus mejillas.

—Estás completamente loco —suelta una vez que se estabiliza.

Loco por ti.

—No lo suficiente como para dejarte caer —digo a la vez que comienzo a caminar.

Alcanzo a notar como se pierde en sus pensamientos un par de segundos, en los cuales su rostro enrojece más aún, sin embargo, se despierta a sí misma para disimularlo.

—Sabes que si lo hicieras te llevaría conmigo, ¿no?

Suelto una risa baja.

—Me gustaría verte intentarlo.

Entrecierra los ojos en mi dirección de manera retadora mientras que yo cruzo el umbral, encontrándonos con el resto de los chicos. Pol es el primero en notarnos, apuntándonos con la cámara de inmediato. Luego de él sigue Jules, quien suelta un silbido pícaro en nuestra dirección, llamando la atención de los dos restantes.

—No será el video con más calidad, pero sí el de sentimientos más honestos —dice Javi en voz baja hacia Jules, quien asiente en acuerdo.

—Bien parejita, se les ve bastante entregados al video. Muy bien —suelta Cruz con un asentimiento de aprobación. Por mi lado, depósito a Mel en el suelo asegurándome de no soltarla hasta que estoy convencido de que no estampara su linda nariz en la arena por falta de equilibrio.

—Siempre listos para cumplir —añado con una sonrisa amplia hacia mi amigo—. ¿Qué es lo que sigue ahora?, ¿hay algún plan?

—Jules tenía un par de ideas. —Se encoge de hombros.

La susodicha comienza a esculcar en un bolso playero, del cual saca un par de pistolas de agua con una sonrisa similar al del gato de Alicia En El País De Las Maravillas.

—Oh si, que comience la guerra.

Después de eso pasaron un par de cosas más delas cuales no hablaré porque un caballero no tiene memoria, pero que endefinitiva volvieron este día en el mejor que he tenido desde hace mucho,demasiado, excesivamente largo tiempo.

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