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V


Martes, 13 de septiembre del 2022. 07:18

Siempre no quiero resistencia al alcohol. No la quiero porque no la necesitaré. ¿Por qué? Oh, bueno, simplemente porque nunca jamás en mi vida volveré a tomar una gota de alcohol. Tomar es puro masoquismo y francamente estoy odiando la experiencia de amanecer un día de clases vomitando hasta el coxis. Maldigo el instante en que pensé que podría estar al nivel de un chico que dobla mi tamaño y experiencia alcohólica.

Lastimosamente no me puedo tomar el día porque por mucho que me sienta de la patada, no me siento tan mal como para no ir a clases y enfrentarme más tarde a mi madre en su versión demoníaca con un discurso en contra de la irresponsabilidad y rebeldía adolescente. Por suerte, ella ya no estaba a la hora en que desperté por lo que no hubo necesidad de disimular mi estado deplorable. En realidad, el único rastro que note de ella fue una nota en mi mesita de noche con un "te veo mas tarde corazón" junto a una manzana que puse en mi mochila ya que no hay manera de que pueda ingerir algo en las próximas dos horas con el estómago revuelto que vengo manejando el dia de hoy.

Salgo de mi casa con los lentes de sol más grandes y oscuros que pude encontrar pero antes de poder avanzar me detengo al ver la casa vecina. No recuerdo haberle dado las gracias a Cameron por su ayuda anoche. Lo cierto es que no había necesidad pero aun así, el cuido de mi y fue quien me trajo a casa. Definitivamente debe ser un ángel.

Sin pensarlo demasiado, tomo un trozo de papel de mi mochila al que le escribo con un marcatextos azul:

"Gracias por lo de anoche :)

Atte. la ventana de enfrente (Mel)"

Hago la forma de un avioncito de papel y, sin mucha fe, lo expulso en dirección a su ventana abierta. No entra pero por lo menos queda atorada en el alféizar en una posición bastante visible para alguien dentro de la habitacion asi que quedo satisfecha. Probablemente el viento se lo lleve pero es lo mejor que haré en estas condiciones.

Por primera vez en mi historial de caminatas al bachillerato, marcho en silencio sin la compañía de alguna música que le ponga ambientación a mis telenovelas mentales o un podcast que me sirva como tutorial para vivir. Esta vez voy con los audífonos apagados cuya única función es dar el mensaje de "Ni se te ocurra hablarme".

Llego en automático a la primera clase que me lleva sin cuidado ya que es Filosofía por lo que tengo pase libre para dormir, aunque es lo menos que hago ya que en cuanto llega Cam al salón, mi migraña pasa a segundo plano mágicamente.

Como estudiante profesional, que lleva aproximadamente doce años yendo a una institución educativa, debo decir que lo mejor que ha hecho el Molina es traer a gente tan preciosa como mi vecino al salón de clases porque, a pesar de que no me hacen más inteligente ni ayudan en nada a mi comprensión lectora o análisis de problemas matemáticos, mínimo me ponen de buenas y con eso ya me doy.

Para probar mi punto, suena otro timbre pero con este, Cam toma sus cosas y se marcha al igual que el resto del salón.

¿Ven? llego el receso y ya ni migraña tengo.

No me complico haciendo fila en la cafetería así que paso directo a mi mesa de siempre con la manzana que traigo de casa. A lo lejos, mi angelito tuerce el rostro con una mueca entre tierna y graciosa que termina con un estornudo. Me es imposible contener una sonrisa boba ante eso. Lleva estornudando desde la clase de Filosofía con esa misma mueca que cada vez que lo hace se me escapa una risita delatora.

— Oh, ya entiendo. — A mi izquierda encuentro a un Ivan sentado en mi mesa mientras come un plátano con toda la frescura del mundo. — Te encanta el nuevito.

— No sé de qué estás hablando. — contesto tan rápido y torpe que ni mi yo de anoche se lo creería. Tomo mi manzana y comienzo a jugar con ella para distraerme. El saca una servilleta con la que talla de mi mejilla.

— Perdona, te estoy limpiando la baba que derramaste en tu ensoñación.

Muy probablemente sea cierto pero por dignidad aparto su mano de un manotazo.

— Te ves bastante decente para haber tomado como dos litros de tequila en una noche.

No se ve bastante bien, se ve perfecto. Con su misma piel radiante y una energía mas despierta y optimista de la que alcance a percibir antes.

— ¿Qué te diré? Es un don.

— ¿El que? ¿Tomar todo el alcohol de una cantina en un día sin morir en el intento?

— No, ser una bomba sexi hasta en mis peores momentos.

Ruedo los ojos a la vez que el guine resaltando lo sexi de su rostro como decía antes.

— Hola — Vane saluda medio cantando el saludo alegremente mientras se sienta a mi otro lado — Llevas todo el día con esos lentes puestos?

— Oh, es verdad.

Hago el intento de quitarlos pero me la pienso. Bueno si ya llegue hasta ahora, no creo que haya ningún problema con que los siga llevando. Ah, las ventajas de no llamar la atención de nadie por más que venga vestida con una botarga de marmota a la escuela.

— Es increíble. Pero el día en que mi pelo parecía nido de pájaros al punto en que mi única opción era usar una gorra no se permitian accesorios que obstaculizaran el aprendizaje. Aprendizaje mis ovarios.

Opto por darle un par de palmaditas en la espalda como consuelo.

— Bueno, cambiando de tema, ¿sabías que a tu amiguita le tiemblan los huesitos por el nuevo?

Ya se habia tardado el muy idiota.

— Lo sé. Es su perdición, por cada segundo que pasa pierde una neurona más.

— Deberíamos hacer un funeral por las neuronas perdidas.

— Por ahora no, aun tengo esperanza de que las podamos recuperar.

Ambos asienten con rostros preocupados como si se tratase de un familiar enfermo. Me fascina el hecho de que mi círculo de amigos se basa en gente con el sentido del humor roto y un ego más alto que el Empire State.

— Ja, ja. Estoy perfectamente bien, no necesito que se preocupen por mi y por mis neuronas. Me encuentro de maravilla.

Ivan le pega un último mordisco a su plátano antes de hablar con la actitud de alguien que dirá algo con segundas intenciones.

— Que bien porque vas a ocupar todas tus neuronas bien puestas si quieres tener una relación con Cameron.

No voy a caer en su juego.

Si le hago caso, quedará en claro que me interesa y, aun no conozco muy bien a Ivan como para saber que haria con esa información, pero si me es muy familiar las tendencias de Vane por jugar a cupido cuando me gusta algún chico y eso solo puede terminar en yo con la dignidad por los suelos y el susodicho casi que mandando una orden de restricción hacia mi persona.

No gracias, paso por esta vez.

Aunque... Ivan es parte del equipo de fútbol americano y se de un ángel que le interesa mucho eso, así que, en teoría, Ivan si tendría razones para tener información interesante.

— Um, ¿y eso como por que? ¿sabes algo?

Él sonríe maliciosamente imitando tan perfectamente la sonrisa de Angelina Jolie en la película de Maléfica — donde sale preciosa pero igualmente terrorífica — que siento como si un pequeño escalofrío me recorriera.

Uy, yo pensaba que Vane daba miedo.

— No mucho realmente. Ayer lo vi en las pruebas y estoy seguro de que entrará como que me llamo Ivan Pérez Goméz. Se mueve en la cancha como pez en el agua, no hay nadie tan ágil y sagaz como él. En fin, es el mejor. — comienza a jugar con la cáscara de plátano distraídamente —, Aunque eso ya lo sabíamos. El viene de nuestro mayor contrincante y peor pesadilla. Francamente el equipo los odia. El simple hecho de saber que jugaremos con ellos en cualquier temporada es suficiente para amargarnos el día.

— Hablas como si ellos tuvieran la culpa de que ustedes nunca ganen nada importante cuando todos sabemos que es culpa del mariscal inservible que tienen.

Aclaración: Cuando dice todos se refiere a todos menos Mel, porque esto es información nueva para mi al igual que todo lo demás.

— Ese es otro tema. — Reprende a Vane aunque ella ni siquiera le está mirando ya que está demasiado entretenida en su puré de papa como para ver algo más allá —, Volviendo a lo que estaba diciendo. Normalmente, antes de un partido en la temporada, el equipo contrario le juega bromas al otro para hacer el juego más interesante ya que las emociones que generan, se desahogan más tarde en la cancha. Todo a escondidas, claro está, de lo contrario cancelarían el juego y todo se iría a la mierda. — Vane asiente en acuerdo con Ivan, quien recarga la mitad de su cuerpo en la mesa para ver nuestras expresiones sin obstrucciones —, El detalle aquí es que el ex equipo de Cameron hace las bromas más pesadas y peligrosas de todas. Nadie quiere jugar contra ellos por lo qué pasa antes del partido y, así como son sus "bromas", también es su juego. Como se trata de niños ricos, son varias las veces que el árbitro hace vista gorda a faltas sin importar lo graves que sean y es lo mismo con cualquier tipo de autoridad en cuanto a lo demás.

Mis ojos viajan por inercia a la mesa central de la cafetería, donde se encuentra el protagonista de nuestra plática riendo al igual que unos cuantos a su lado por alguna cosa que habrá dicho alguien más. Me es difícil imaginarlo agrediendo a alguien por el simple hecho de ganar una ventaja innecesaria y todavía más difícil pensar que alguien le tendría miedo.

— Si eso es cierto, ¿entonces por qué nadie dice nada? Pareciera más que lo adoran.

Esta vez es mi amiga quien responde en su lugar.

— Porque la influencia que su familia tiene supera por mucho a la de cualquiera en este pueblito. Sería como si un conejo golpeara a un león. Inutil. Nadie quiere tener a un león en su contra, menos al rey de la manada.

La conversación hace eco en mis pensamientos al igual que las preguntas que surgen a consecuencia de esta. No es como si no hubiese hablado con él. Han sido pocas pero nuestras conversaciones no me han dado ningún tipo de señal que lo delatara como una persona que puede hacer lo que dicen que ha hecho. En mi mente sigue luciendo como un ángel pero puede ser que el plumaje de sus alas esté dañado. Al final, el diablo también fue un ángel alguna vez, ¿no? y el mejor de todos cabe decir.

Al finalizar las clases camino de regreso a casa con música al máximo volumen para no sobrepensar las cosas. Lo cierto es que uno no se debe dejar llevar por rumores que solo manchan la imagen de otros así que prefiero dejar de pensar en lo dicho antes y simplemente concentrarme en mi vida que con esa basta y sobra para entretenerme.

En un par de horas tengo atletismo por lo que no me caería mal dormir un poco para recuperar lo que no pude dormir anoche. Ya en mi cuarto comienzo a alistarme para descansar por una media hora cuando noto una bola de papel bajo la ventana. Sin pensarlo dos veces la tomo y leo lo escrito dentro de ella:

"Para eso están los amigos.

Atte. Tu vecino de ventana (Cam)

P.D. Te quedan bien los lentes de sol."

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