Capítulo 1: Amber y Leila Larsen.
•Ruelle - Monsters.
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El viento característico de octubre que azotó mi cuerpo al llegar al exterior, no lograba helarme la sangre ni el corazón porque ya eran un cubo de hielo. Solo conocía el calor infernal de la venganza, porque la empatía abandonó este hogar hace mucho tiempo.
Y, una vez dentro del auto de mi hermano, solo pensaba en una cosa, mi primer víctima: Amber Larsen.
Conseguir la información necesaria para que este plan no fracase fue más fácil de lo que parece. Solo necesité conocer al primo de mi amiga Ivonne y tomarnos un par de copas para acabar confesando que era un hacker de poca monta. Obviamente todo tenía precio, y el suyo era bastante alto, pero, aún así, le pedí que consiguiera toda la información que pudiera sobre las personas que forman parte de mi lista. Deposité la poca confianza que le tengo al ser humano y salió bien, accedió sin hacer preguntas porque, de lo contrario, eso sería algo raro de explicar. De todas formas, su "trabajo" y mis propósitos son ilegales, así que estamos mano a mano en eso.
Así es como supe que ella vivía a veinte minutos de nuestra ubicación y, gracias al poco tráfico de los domingos por la noche, llegamos más rápido de lo que calculamos.
Alex estaciona unas calles antes para no levantar sospechas, pero aún así se podían percibir las luces apagadas de la casa.
—Amy, ¿estás segura de que quieres...?
—Nunca estuve más segura en mi vida.
Le mentí, tuve que controlar mi voz para que no se quebrara por los nervios y el nudo en la garganta que tenía, el cual parecía estar dispuesto a ahogarme. Nunca utilicé un arma, tampoco pude ir a un lugar de tiros porque las conseguimos en el mercado negro para no ser investigados, todo iba mal aunque crea lo contrario.
Observo hacia el frente mientras muevo la máscara de un lado a otro, a modo de distracción. El silencio que se había creado finaliza cuando mi hermano visualiza a una chica rubia y de pelo corto que avanza a paso lento en la vereda de enfrente. No había dudas, era ella.
Cuando llega a su destino, tomo todo lo necesario para luego bajar del vehículo, nos colocamos las máscaras y cruzamos rápidamente la calle.
Inspecciono un poco la fachada, tenía un pasillo a un costado que conducía hacía el patio trasero. Fue en ese momento en donde decidí tomar ese pequeño atajo, se trataba de una edificación de dos pisos y se puede ver una luz en la planta alta que, quiero creer, proviene de la habitación de la chica que busco.
Solo nos iluminaba la luz de la luna y seguimos avanzando hasta estar frente a la entrada.
—¿Y si está cerrada? Te recuerdo que no me comunicaste nada acerca de un plan B —susurra, pegado a mi espalda como si fuera un escudo antibalas.
—No soy estúpida, Alex. En caso de que eso ocurra tengo un alambre en mi bolsillo para revertir la situación.
Y resultó estar sin llave, ¿quién deja una puerta así a altas horas de la noche? Solo un idiota.
Al estar adentro comenzamos a caminar por la sala, procurando no emitir ningún ruido. Luego subimos las escaleras y llegamos a su habitación.
Un cuerpo yace sobre la cama, descansando plácidamente, y acabo con esa paz al gritarle en el oído de forma repentina.
—Pero... ¡¿qué es esto?! —exclama y se sienta en la cama para luego mirarnos asustada.
—Ya lo sabrás —la voz de mi hermano sonó tan sombría que tuve que girarme para confirmar que no era otra persona. Él se aferraba a su arma como si ese objeto fuera lo más importante de su vida.
—No me van a matar —luego de finalizar esa frase, camina hacia mi y solo hizo falta que clavara su codo en mi costilla para tirarme al suelo.
Salió de la habitación corriendo mientras yo buscaba que el aire entrara en mis pulmones otra vez. Alex fue el que reaccionó al contratiempo y siguió sus pasos, espero que pueda alcanzarla.
Me levanto como puedo, bajando las escaleras con cuidado. El escenario que mis ojos observan es tan raro que podría reírme si estuviéramos en otra situación. Amber y mi hermano pelean en el piso de la sala, ella colocada sobre él e intentando clavar sus uñas en cualquier parte del cuerpo ajeno. Al ver que la situación podía llegar a empeorar, decido acercarme para rodear la cintura de la chica con los brazos y alejarla, es la única manera de que se quede en el molde.
—Busca una silla y ayúdame a atarla —le digo a Alex, quien ya estaba de pie y se tocaba el rostro con una expresión de dolor.
Menos de cinco minutos fueron necesarios para reducirla y amarrarla de pies y manos.
Ya con todo bajo control, doy dos pasos hacia atrás y dejo mi rostro al descubierto porque hasta el traje comenzaba a incomodarme, pero toda esta utilería era necesaria para no pisar un penal.
—¿Amy? —se atreve a preguntar, con la voz algo quebrada, producto de haber estado llorando con anterioridad. La miré con una expresión seria y levantando una ceja— No puede ser... todos creen que estás muerta.
—Hola, Amber, no tuvimos la posibilidad de saludarnos como se debe —ignoro lo último que dijo y fingí una sonrisa mientras me arrodillaba frente a ella— Dime, ¿qué les hizo pensar que no estaba con vida?
—Ya sabes por qué.
—Sí, pero esta noche me gustaría escucharte decirlo.
—¿Eso es lo que quieres? Está bien, aquí va: te hicimos miles de bromas y metimos drogas en las bebidas que tomabas durante las fiestas. Tu vida es y será una mierda.
—Y esa es la razón por la que estoy aquí, haciendo todo esto. Mi vida era de esa forma gracias a ti y tus amigos, es hora de que paguen por sus pecados.
—¿Por qué no me denuncias a la policía y terminamos con todo esto?
—Podría, pero es menos divertido porque no estarías muerta.
Alex se encuentra alejado de mí e igualmente puedo ver su semblante serio observando a su alrededor con total cautela y sin emitir una palabra. Es irónico que en su trabajo se dedique a salvar vidas y ahora tenga que ayudarme a quitarlas, él solo está aquí para darme apoyo moral porque, al fin y al cabo, estas son mis víctimas y mi plan.
—Realmente lo lamento, por todo, yo...
—Tuviste mucho tiempo para revertir las cosas cuando las tenías delante de tus ojos y decidiste simplemente seguir siendo partícipe de ello.
—No quiero arruinar esta "emotiva" conversación entre ustedes, pero creo que deberíamos irnos lo antes posible —intervino mi acompañante y con un gesto le indico que espere un poco más.
—Quiero saber si Leila está muerta.
—¿Tu hermana? No, pero me aseguraré de que eso cambie en unas pocas horas.
Apenas termino la oración comienza a sollozar sin consuelo alguno y pongo los ojos en blanco al escucharla. Al mismo tiempo se me viene a la mente millones de recuerdos llorando en la soledad de mi habitación, donde solo las cuatro paredes de ese lugar eran testigos de mi sufrimiento.
Nadie mide las consecuencias de sus actos, ni siquiera yo lo hago en estos momentos. Aun así, sigo pensando que, como seres humanos, deberíamos aprender a tener una dosis más alta de empatía corriendo por las venas de vez en cuando, de esa manera nos ahorraríamos unos cuantos problemas.
Siempre callé mi dolor por creer que si lo exteriorizaba todo empeoraría en mayor medida, y eso está completamente mal. Pero en ese momento (e incluso en la actualidad), que yo sepa, sería irónico que el silencio responda a tus palabras. Es exactamente por mis experiencias que no me produce nada ver a Amber en ese estado, aunque también comienzo a creer que tal vez haya algo mal en mí.
Existió un momento en el cual desee haber vivido en otro lugar y que nada de esto estuviera sucediendo. Si nos hubiéramos trasladado con mi madre a diferentes ciudades y países jamás hubiéramos conocido a esas personas que tanto daño nos hicieron. Pero, volviendo a la realidad, nos tocó sufrir y no puedo cambiar nada por más que quiera.
Preparándome mentalmente para lo que sigue, le pido el arma a mi hermano y, luego de colocarle el silenciador, apunto directo al pecho de la rubia. Sus ojos enrojecidos me devuelven la mirada e intento sostenérsela para no reflejar debilidad.
Mis dedos se quedan impregnados en el gatillo y la bala encuentra su destino, haciendo realidad mis ideales. Suelto un suspiro, al mismo tiempo que siento como el cuerpo comienza a temblar en contra de mi voluntad, y en ese estado es como llego hasta el asiento del copiloto del auto, sin soltarle la mano a Alex. Un ataque de pánico era lo que estaba experimentando, llorando como si se me fuera la vida en ello, sintiendo como el corazón parecía querer salir disparado de mi pecho.
Mi hermano logra tranquilizarme luego de un rato, intentando que mi respiración volviera a regularse. Aunque mi cuerpo temblaba como si fuera una hoja al viento.
—Estás helada, ¿estás segura de que quieres continuar? —toca mi frente varias veces y me mira con preocupación.
Asiento, cerrando los ojos y pidiéndole tan solo cinco minutos más de espera. Soy consciente de que lo mejor sería volver a casa, pero no quiero. No sin antes matar la última Larsen que conozco.
Los temblores disminuyen y la respiración se regula, así que saco mi celular de la guantera para mostrarle a mi hermano el último destino de hoy.
El reloj marca las once y media cuando quedamos frente a la casa de Leila. Es ahí cuando reflexiono sobre lo que sucedió, nunca creí que podría llegar a matar a una persona, pero, sin embargo, el dolor me nubló la razón y sigo repitiéndome si llegaré a completar mi cometido.
—Sugiero que usemos la puerta principal.
—Amy, no creo que eso se pueda considerar muy discre...
No lo dejé terminar de hablar ya que abro la puerta y camino hacia la entrada rápidamente. Tomo el alambre que guardaba en el bolsillo del traje y logro forzar la cerradura.
Solo fue necesario un pie dentro de ese lugar ajeno para que a su propietaria se le escapara un grito y corriera escaleras arriba. Pego un portazo y la sigo, con Alex pisándome los talones.
En la planta alta había cuatro puertas, así que mi hermano sacó su arma y comenzamos a registrarlas una por una. No había nada en la primera y decido quitarme la máscara para tener una visual completa.
—Amy... —un susurro proviene del último lugar que nos quedaba por inspeccionar.
Fui corriendo hacia allí y ahí estaba mi segunda víctima, sentada en el frío suelo del baño mientras temblaba de miedo al verme. Antes hubiera gritado mi nombre, pero ahora el miedo la consume.
Tiro de su brazo, llevándola a la zona del sótano. Una vez libre, corre hasta sentarse en una de las esquinas, como si estar acurrucada la salvará de lo que tengo en mente.
—¿Por qué estás aquí?
—Eres la segunda persona que quiere obtener esa respuesta esta noche —respondo y nuestras miradas se conectan— ¿Quieres saber quién fue la primera?
Negó con la cabeza varias veces.
—De todas maneras, te lo voy a decir —mi voz se eleva un poco más y me acerco para colocar la mano en su mentón— Fue tu hermana, sí, la fui a visitar hace un rato.
Sus ojos estaban cristalizados, comprendiendo que su hermana había muerto porque así lo decidí. Porque así será a partir de ahora.
Doy media vuelta para observar a Alex, quien se encuentra de espaldas frente a la puerta. Casi puedo leerle los pensamientos, esto es demasiado para él y debe ser difícil ver como su hermana le quita la vida a dos personas en una noche; está viendo en vivo y en directo cómo comienzo a perderme a mi misma.
Al llegar a su lado pude notar que su mirada se encontraba perdida, así se mantiene cuando me extiende la bolsa de plástico que le pido.
Su silencio se siente como una bala atravesando mi cuerpo, aunque lo ignoro cuando vuelvo a estar frente a mi víctima. Rápidamente cubro su cabeza con el plástico y comienzo a tirar hacia atrás, quitándole el oxígeno poco a poco. Leila intenta gritar varias veces, pero sus sonidos fueros casi mudos y terminó rindiéndose, nadie la ayudaría. No puedo mirarla a los ojos, tan solo observo por la pequeña ventana frente a mi mientras siento como deja de clavarme las uñas en el brazo poco a poco, su respiración y fuerza es nula y cae rendida en el suelo. Matar y huir, eso es lo que tenía que hacer, y es más complicado de lo que parece.
Tanto en el camino como cuando ingresamos a nuestro hogar, todo se mantenía en silencio. Ambos nos dirigimos a nuestras habitaciones, no sin antes murmurar un "buenas noches" y decidí no darle vueltas al porqué de ese ambiente raro entre nosotros.
Subo las escaleras sin ganas y, antes de acostarme, camino hacia el espejo. Al observarme no pude evitar preguntar: ¿en qué me acabo de convertir?
A la mañana siguiente.
—Amy —escucho un susurro cerca de mi oído y abro lentamente los ojos— Llegarás tarde al trabajo, pero primero tienes que ver las noticias.
Mi corazón se acelera, temiendo lo peor, y corro las sábanas de un tirón para ir en dirección a la sala. El televisor estaba prendido y proyectaba una nota policial.
—Dos hermanas han sido asesinadas en el centro de Seattle. Ambas víctimas rondan los veinte años. Amber y Leila Larsen fueron encontradas en sin vida esta mañana en sus respectivos hogares. La policía apunta hacia un ataque planeado e investiga a sus allegados. ¿Será esta la verdadera causa de sus muertes? Seguiremos informando sobre este caso.
La policía se vuelve más débil y básica con el tiempo y es exactamente eso lo que necesitamos, que la investigación gire alrededor de algo que no es. Mientras una cuadrilla esté investigando a sus ex parejas, familiares o amigos, nosotros estaremos moviéndonos a sus espaldas.
El ruido del timbre nos desconcierta ya que nadie venía a visitarnos... nunca. Y no paro de pensar en enviarle un mensaje a Ivonne porque mi impuntualidad va in crescendo.
Alex camina hacia la puerta y yo corro a la cocina para prepararme un café en tiempo récord, uno de mis problemas es que si no consumo cafeína mi cuerpo no funciona. Suena como una adicción, probablemente lo sea.
—¿Qué se le ofrece, oficial? —la voz de mi hermano hace eco en las paredes.
Dejo la taza sobre la mesa e intento no reflejar el miedo que tengo cuando voy a su encuentro. En el exterior se encontraba una mujer de mi edad, a la cual le sonrío con amabilidad fingida porque en mi mente estaba formulando un millón de preguntas y excusas para calmar la paranoia.
Lo único que sé es que no quiero que nos descubran, no estoy lista para ir a la cárcel.
—Soy la oficial Maya Green, necesito hacerles algunas preguntas de rutina sobre el caso de unas chicas. No se preocupen, es solo para descartar o saber sobre algún suceso inusual que haya ocurrido por esta zona, nada personal.
No sé muy bien lo que quería que responda, pero estoy bastante segura de que no oí nada de lo que salió de su boca a excepción de su nombre. La miré con mayor atención y no podía creer lo que mis ojos presenciaban.
Siento la mirada de Alex clavada en cada gesto que hago, sin poder creerlo, porque el siguiente nombre de mi lista estaba ahí y ella ni siquiera lo sabía.
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