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김태형

Caminaba a paso apresurado por las calles oscuras, una de mis manos estaba en el bolsillo de mi abrigo y la otra sostenía el paraguas que gracias al viento me era difícil sostener.

Odiaba estos días oscuros y fríos, me hacían recordar cosas que no quería, no quería recordar el dolor pero siempre estaba allí, ese recuerdo que me llena los ojos de lágrimas y hace que mi corazón se apriete en mi pecho hasta el punto de querer acabar con todo.

Crucé la esquina donde se encontraba la casa abandona, una cuadra antes de la mía y no pude evitar que se me erizara la piel. Cada vez que pasaba por aquí tenia este extraño sentimiento, no era de esas personas asustadizas y por esa razón me parecía extraño. Era algo que no podía descifrar, no me gustaba mirar hacia la casa pero terminaba dándole un vistazo cada noche. Sentía que habia algo allí, pero no me atrevía a entrar, ni siquiera a detenerme frente a ella. Me convencía a mi misma de que solo eran supersticiones mías y que además el querer saber algo solo era curiosidad.

Al fin estuve frente a mi casa y me detuve en la puerta antes de entrar para cerrar el paraguas y dejar que el agua que tenía escurriera lo más posible, mi madre me mataría si mojo el suelo a estas horas.

Abrí la puerta y vi caer un pequeño papel, fruncí el ceño, me agaché para tomarlo y cuando lo tuve en mis manos me di cuenta de que el papel era del mismo color que mis notas adhesivas. Lo desdoblé completamente y leí lo que habia escrito.

"Si tienes curiosidad... ¿por qué no entras?"

Como acto reflejo miré hacia todos lados con los ojos totalmente abiertos ¿Que era esto? ¿Quién lo había dejado?

(...)

Pasaban los días y yo seguía recibiendo estas extrañas notas. La segunda que recibí me pareció realmente rara.

"Siempre habrá un recuerdo que te llene los ojos de lágrimas "

Ya estaba cansada y a la vez un poco asustada, hasta llegué a pelear con mi hermano porque pensé que era él, alguna vez le había comentado que me sentía extraña al pasar por allí y pensé que era una broma de su parte, pero no era así, me di cuenta de que no era él cuando volvió a su escuela y yo aún continuaba recibiendo esas extrañas notas. Y... algo mucho más extraño y descabellado, mi libreta de notas cada vez tenía menos hojas.

Terminé de recoger todas mis cosas y caminé despacio por las calles, dialogaba conmigo misma si en verdad era buena idea hacer lo que estaba pensando. Quería entrar a esa casa, creo que por alguna razón las notas tienen algo que ver con esto, porque cada vez que leía una lo primero que me venía a la mente era la casa, así que tenía que decidir si entraría o no.

Me quedé parada frente a la casa mirando todo como si fuera la gran cosa, no sé por qué esto me parece interesante. Quise darme la vuelta y seguir hacia mi casa. Pero no podía, sinceramente algo estaba pasando y tenía que ver conmigo, la tercera nota fue la que me dio el valor para pensar en que quizás si debería entrar.

"Si algún día me vez triste, no digas nada, solo abrazame "

Esto me recordó mucho mi pasado, yo algún día sentí algo así. Cuando quise que las personas me apoyaran, que estuvieran a mi lado y no dijeran nada fue lo contrario.

Entré por la antigua y desgastada puerta. Escuché un ruido, como si alguien estuviera hablando muy cerca pero a la vez se sentía lejos.

Por un momento me detuve y me di cuenta de lo que había hecho, habia entrado y en este momento no sabía si habia sido una buena idea o no, pero... el saber que habia alguien aquí, que quizás estaba en problemas y yo podía serle de ayuda quitó toda duda.

- ¿¡Hay alguien aquí!? - grité alto pero no recibí respuesta, di unos pasos más y llegué a la sala.

Había mucho polvo, las cosas que habían como muebles, lámparas y cuadros estaban tirados por todas partes, me acerqué a la mesa frente al espejo y alcé el cuadro que se encontraba volteado sobre esta. Tenía una foto, al parecer de la familia que solía vivir aquí antes de que sucediera lo que pasó.

Yo no sabia que habia pasado, pero mi madre me habia contado que en esta casa habia muerto alguien o no sé, la verdad no le presté atención en ese momento. Observé la foto y reí al ver al sonriente niño que salía en ésta.

- ¿Linda familia, no crees? - sentí una voz detrás de mi y me volteé al instante encontrándome con un chico. Estaba sonriéndome.

- Mm, ¿es tu familia? - le pregunté.

- Sí, son mis familiares, desde hace mucho tiempo ya no viven aquí - contestó con sus manos en los bolsillos. Era un chico alto, bien parecido y tenía una hermosa sonrisa - Pero dime, ¿qué hace una chica a estas horas de la noche aquí y sola?

- No estoy sola - contesté rápido - Mi hermano está aquí conmigo, solo que se fue a ver otras partes de la casa. Teníamos algo de curiosidad pero no te preocupes, ya nos vamos - mentí, estaba mintiendo porque me sentía asustada, estaba sola aquí, con un completo desconocido que no había visto nunca en la vida.

- No tienes que mentirme, estás sola, lo sé - dio un paso hacia adelante y yo otro hacia atrás - Te vi entrar - agregó - Y no te preocupes, no soy un acosador, ni un violador y mucho menos quiero hacerte daño. Solo quería conocerte.

¿Conocerme? ¿A mi? ¿Dónde me habia visto este chico?

- ¿Quién eres? - mi pregunta al parecer no le había gustado, lo pude notar al ver su rostro cambiar drásticamente ante ella.


- Me llamo V - dijo sin ningún problema y creí estar equivocada antes.

- ¿V? Debe de ser un apodo, ¿no?

- Lo es, pero prefiero que me digan V, no me gusta que pronuncien mi nombre verdadero, me trae recuerdos que no quisiera recordar nunca más - miró hacia todos lados, su mirada era como si anhelara algo, como si estuviera mirando algo que amaba con todo su corazón y tenia lejos - ¿Qué tal si te llevo a casa? - se ofreció a llevarme y acepté, creía en él, me sentía a salvo con su presencia. Aún si habia acabado de conocerlo, pero este chico me daba la sensación de seguridad.

(...)

Después de aquel día seguí viendo a V, nos reuníamos en la antigua casa abandonada y conversábamos como dos amigos de toda la vida. Quería saber más de él, su nombre real, dónde vivía, a qué se dedicaba o en qué trabajaba. Pero nunca me hablaba de él, solo de su supuesta familia, me había contado todo acerca de los señores de esta casa, me daba tristeza cuando lo hacía porque podía ver que le dolía, se sentía solo y abandonado.

Y no podía evitar sentir pena porque sabía exactamente como se sentía, yo pasé por algo así.

- Aveces quisiera que un milagro ocurriera y se llevara todos mis recuerdos - susurré en el silencio - Tal vez la vida sería mas fácil.

- Para apreciar la luz hay que conocer la oscuridad - me miró a los ojos - Esos recuerdos son tu oscuridad pero también tu luz, recuerda que siempre habrá un recuerdo que te llene los ojos de lágrimas.

Al escuchar sus palabras quedé completamente impresionada. Había dicho lo mismo que en la nota, era él, habia sido él, estaba completamente segura de ello.

- ¿Eras tú? - fruncí el ceño - Todas esas notas, fuiste tú.

No habló, simplemente me miró con una sonrisa melancolía. No sabía que estaba pasando por la cabeza de este chico, ni siquiera sabía lo que estaba pensando yo, no tenía respuestas para nada esto, ¿cómo podía ser él él que enviaba esas notas?

(...)

- Yo quería decirte algo... - comencé a hablar mientras él jugueteaba con la vieja lampara de la cocina.

- ¿Qué? - alzó sus cejas sonriente.

- Yo y mis amigos de la escuela pensamos ir a un viaje - expliqué - Siempre venimos aquí y conversamos de tu familia pero creo que ya es hora de hacer otras cosas, ¿no crees? - me atreví a mirarlo y su expresión estaba neutra - Solo... solo quería invitarte para que fueras conmigo.

Lo observé nuevamente y una lágrima cayó de sus ojos. No supe cómo reaccionar en ese momento, ¿qué había dicho mal? ¿Por qué estaba llorando? Verlo así me partía él corazón, en si cada vez que lo veía, fuera como fuera mi corazón dolía.

Se levantó de su lugar y se dirigió a mi, se detuvo a mirarme y luego me apretó en sus brazos, mi cabeza descansó sobre su hombro y lo abracé también.

- Decaería ir contigo, no sabes cuanto daría por poder estar a tu lado, pero... no puedo - me soltó y me miró a los ojos.

- ¿Por qué no? - pregunté con lágrimas en los ojos ¿Por qué esto me dolía tanto? No sabia la razón del por qué nunca aceptaba salir conmigo cuando habían más personas, ni aceptó conocer a mi mamá, pero dolía demasiado.

Tomó mi mano y me llevó hacia arriba, abrió la puerta de un cuarto donde nunca había estado y se detuvo frente a una foto. Habían muchas personas en ella, incluyendo al niño y a sus padres de los que tanto me habia hablado.

- ¿Sabes como murió? - señaló al pequeño niño del cual no sabía nada. Negué con mi cabeza y él prosiguió a hablar - Estaba solo, ya tenía 16 años así que podía quedarse solo para que sus padres pudieran salir juntos - bajó la cabeza y suspiró - Su madre se negaba a dejarlo pero él le dijo que era un hombre, que podía quedarse solo por una noche. Pero lo que él no sabía era que esa noche seria la última. Él no se daba cuenta de que quedarse solo no era una buena idea, unos ladrones entraron mientras el chico dormía y al verlo en la casa lo atacaron - miré sus manos y se volvieron puños - Primero le dispararon en las piernas, luego lo golpearon y lo dejaron tirado en la sala, allí fue donde su madre lo encontró casi muerto y por primera vez escuchó la escuchó decir su nombre con dolor, el quería levantarse y abrazarla, no quería escucharla llorar así sin consuelo... pero no pudo, no pudo hacer que su madre dejara de decir así su nombre.

Me volvió a mirar y limpió las lágrimas que caían por mis mejillas.

- Y tú, ¿cuál de ellos eres? - habían tres niños en la foto.

Con su dedo señaló al niño del cuál me había contado la historia. Mi corazón se vino abajo y no pude evitar que mis lágrimas cayeran sin control.

- Ese soy yo, Kim TaeHyung.

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