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No me siento mejor

Chelsea contemplaba eufórica lo que Ruby había recuperado. En serio estaba pasando, no era una broma, tampoco un sueño, era completamente real.

El tridente de Oceanus, finalmente puede verlo, después de tanto tiempo recordando su apariencia, por fin logra apreciarlo como se debe.

"He esperado más de 15 años para esto..."

Chelsea extiende sus manos hacia el tridente. Ruby, por inercia, lo acerca más hacia ella. Esto solo logra que Chelsea se regocije de emocion.

"Fueron más de 15 años de espera..." Sus manos tocan el tridente, frío y mojado, con una dureza notable "Para poder vengarme de tu madre..."

Cuando Chelsea pronuncia esas últimas palabras, Ruby no puede hacer más que reaccionar confundida. Solo eso, porque ya es muy tarde para reaccionar, por su propia confusión termino dejando que el tridente se le sea arrebatado facilmente.

"Luego destronar a tu abuela... y así por fin podré arrasar con el reino de los krakens" Concluyó mientras tomaba el tridente por completo, quedando maravillada por la sensación de extasis que le brindaba estar cerca de aquella arma tan poderosa.

"¿Chelsea?" Pregunto Ruby, ilusionada con la idea de que lo que este ocurriendo sea una simple broma.

"Oh... no existe ninguna Chelsea..." Su cuerpo comenzó a cambiar, como si se estuviera transformando "Yo... soy..." Su piel, antes clara y rosada, paso a ser de un color rojizo llameante, su rostro cambio junto a sus ojos que se agrandaron al igual que el resto de su cuerpo "Nerissa..." Termino de decir, finalizando con la revelación de su nombre real ante la pobre mirada atónita de Ruby.

"¿Que?, ¿ahora que te esta pasando...?" Pregunta Ruby mientras lentamente su voz se entrecorta. Ya se da una idea de lo que está ocurriendo pero no lo quiere aceptar.

"¿Sorprendida?" Ella no dejaba de sujetar el tridente, tampoco dejo de mirarlo por ningún segundo.

"Chelsea... ¿que esta pasando?"

Nerissa arrugó el rostro, molesta de la insistencia de Ruby por aferrarse a una mentira.

"¡Ya te dije que no existe ninguna Chelsea!, ¡yo soy Nerissa!, ¡soy una fabulosa sirena~!"

Ruby retrocedio unos pasos hacia atrás, sentía miedo, quería huir. La presencia de Nerissa la hacia sentir incomoda y sobretodo, con un sentimiento de shock en el corazón.

"Debo darte las gracias, Ruby. Si tu no fueras tan ingenua, yo no estaría sosteniendo esto justo ahora..." Ella le mostro el tridente, acercandolo hasta su cabeza. No tenía miedo de que se le sea arrebatado, sabía bien que Ruby estaba demasiado shockeada como para hacer algo en su contra.

"Pero... ¿q-que hay con nuestro plan?, sin peleas..."

"¿Ni esconderse?, oh si, bueno, digamos que el plan sigue en pie, solo que ahora... con ligeras modificaciones" Nerissa atacó a Ruby con el tridente, un impacto directo a su abdomen que género una herida leve que comenzó a sangrar "¡Yo ya no tendré que esconderme!, ¡pero si peleare para recuperar la gloria que me arrebataron en el pasado!"

Ruby sintio dolor, un inmenso dolor producido por el corte en su piel. Pero no era solo esto lo que le dolía, también su corazón, este mismo era dañado cada vez más conforme Nerissa seguía soltando palabras llenas de odio y verdad.

"¡Tú eres solo una tonta adolescente!"

Algo nuevo ocurrio, el tridente comenzó a brillar mientras estaba incrustado en ella. En un instante, Ruby comenzó a sentir como sus fuerzas se iban mientras el brillo de su cuerpo se apagaba lentamente.

"Chelsea... por favor..." Ruby solo podía balbucear, su cabeza ardia como el infierno lo que le hacía difícil poder pensar con claridad.

Dentro de ella, aún había esperanza, esperanza de que todo esto no sea más que un simple sueño, o una terrible pesadilla.

El dolor que sentía su cuerpo al ser herido de gravedad no se comparaba con lo mucho que su corazón sufria, a como sus sentimientos lloraban como infantes abandonados, timados y cruelmente engañados.

"Todo este tiempo, todo lo que hice, fue para que tu recuperarás esto" Nerissa introdujo más profundo el tridente, haciendo que Ruby suelte un grito agudo por el dolor "Para mi, mi, mi" Pese a estar prácticamente asesinando a la pequeña kraken, Nerissa no mostraba piedad ni arrepentimiento. Ella solo lo disfrutaba, disfrutaba ver como Ruby continuaba sufriendo.

"P-pero... yo confie en ti..." Cada vez le costaba más hablar, pero gracias a su determinación logro pronunciar esas palabras antes de que su mente comience con la cuenta regresiva para su desmayo.

"Si, tu confíaste en mi, mi mejor super amiga marina~" Nerissa retiro el tridente del interior de Ruby, hasta ella misma se sorprendió al ver la enorme herida que formó y como la punta del tridente se encontraba pintada con la sangre derramada de Ruby.

Ruby ya no sintió nada cuando el tridente salió de su cuerpo, ya no podía sentir más dolor, había llegado a su limite. Solo podía llorar, dejar que sus lagrimas salgan y hagan juego con su sangre esparcida

Nerissa la sujeto del cuello, acercándose a su rostro ensangrentado. Sus ojos conectaron fugazmente, con distintos sentimientos en cada uno. Nerissa, de forma completamente psicótica, llevo uno de sus dedos hasta los labios de Ruby, donde hizo un corte profundo con ayuda de sus garras. Una vez que tenia su pulgar pintado de rojo, lo uso para colorear el rostro de Ruby como una niña pequeña.

Ansiando más, junto sus labios con los de Ruby, para poder saborear de mejor manera la sangre de una kraken mística como ella. Este beso era agresivo, desesperado y humillante. Para nada era algo lindo.

Solo era Nerissa queriendo experimentar, además, no había mejor forma de seguir con su venganza que haciendo sufrir a la hija de su mayor enemiga.

Ruby apenas y logró corresponder al beso, pero no era ella, era su cuerpo actuando por inercia. Como si sus intintos le reclamarán acercarse y sentir los suaves labios de la sirena dominar en su boca. La sangre revoloteaba en esta conexión repulsiva, al igual que la saliva, que se logró filtrar a través de un pequeño agujero en los labios de Ruby.

Nerissa parecía no querer parar, no querer detenerse. Ni ella misma se creía lo que estaba haciendo, y peor aún, el hecho de que esto de algún modo le este gustando más de la cuenta.

Se sentía tan sucio, tan inadecuado, tan prohibido, tan estimulante, tan placentero. Todos esos sentimientos pasaron por su cabeza haciendo que se confunda y no sepa si detenerse o continuar hasta que ya no pueda más.

Por desgracia, tuvo que detenerse de forma inevitable, ya que comenzó a sentir como Ruby ya no respiraba. O al menos, su respiración dejo de ser agotada y cansada, para ahora ser una tenue y silenciosa.

Al separarse, entendio lo que le había pasado a su amiga marina. Se había desmayado finalmente, su pobre cerebro no pudo procesar tantas cosas.

O tal vez se deba a que se estaba desangrando con fuerza.

Nerissa se limpio sus labios llenos de sangre, aquel líquido entro por su garganta y ella lo disfruto. Luego de sonreir emocionada, tomo el cuerpo inconsciente de Ruby y comenzó a llevársela lejos.

El asunto con el tridente podria esperar. Con Ruby había encontrado una nueva forma de divertirse.

Ahora su mayor preocupación, era mantener con vida a Ruby y no dejar que se muera. No sin antes haber disfrutado de ella por completo.

"..."

A lo lejos, contempló como su amada sirena caminaba hacia ella, sorprendiendola con un fuerte abrazo.

Chelsea traia noticias, noticias muy buebas. Le decía que el plan fue todo un exito, que lograron destruir el tridente y ahora no tendran que seguir escondiéndose ni pelear entre ellas.

Ruby no podía estar más feliz, con mucha energía correspondió el abrazo de Chelsea. La elevó en el aire y comenzó a dar vueltas junto a ella, mientras ambas reían divertidas y alegres.

Hasta que sus brazos no pudieron más y termino soltandola, cayendo a la arena junto a ella.

Fugazmente la observo, se veía hermosa como siempre, a pesar de tener su cabello un poco sucio y desarreglado. Para Ruby, Chelsea siempre se veía hermosa.

Con aquel pensamiento en mente, Ruby se aventuró a intentar algo más. Ahora que el tridente estaba destruido, tal vez sea momento de arriesgarse y darle prioridad a sus sentimientos.

"Chelsea..." La sirenita volteó a verla, manteniendo su bella sonrisa "Desde que te conocí, las cosas han sido un sube y baja de emociones. Al principio, pensé que solo eras una tonta engreida que le gustaba quedarse con el crédito de los demás, pero cuando comence a conocerte más, descubri a tu verdadera yo... y estoy muy feliz de haberlo hecho"

Su mirada se tenso, nerviosa y con dudas, mientras Chelsea seguía esperando que continúe con lo que decia.

"Verás... yo... tengo algo que decirte. Es algo que nació gracias a todo el tiempo que hemos estado juntas... aunque creo que comenzó cuando nos encontramos en el baño de la escuela..."

"Uh, no me recuerdes eso" Por alguna razón, su voz se escuchaba grave y tetrica, pero seguía manteniendo su encanto "No fue muy agradable"

Ruby mantenia en duda ese detalle, para ella fue todo lo contrario. Pero tal vez sea porque sus recuerdos estaban borrosos, o porque simplemente estaba soñando y no lograba sentir más allá de lo predeterminado.

"El punto es que... Nerissa... yo..." Su voz se corto y sus labios se cerraron con fuerza, sorprendida ante lo que había dicho.

"¿Perdón?, ¿como me dijiste?"

Ante la pregunta de Chelsea, ella no supo que decir. No tenia idea de donde saco ese nombre.

"Nerissa... yo..." Pero continuaba diciendolo, no lo podía evitar, por más que su mente diga "Chelsea" lo único que salía de sus labios era "Nerissa" de forma abrupta y espeluznante.

Ruby comenzó a preocuparse, cuando vio como la chica delante de ella se deformaba, como si se estuviera convirtiendo en otra persona.

"¿Chelsea?" Eso es lo que quiso preguntar, pero al final termino pronunciando el nombre de "Nerissa" otra vez.

"Si cariño, soy yo..." El rostro de Chelsea cambio al de Nerissa "¿Me llamaste?"

"No... no te llame... ¡no te quiero cerca!" Ruby retrocedio asustada, moviendose con dificultad por culpa de la arena "¡Quiero a Chelsea!"

"Oh... lindura... ¿aún no lo entiendes?"

Ruby vio como su entorno se apago el cielo despejado junto al sol brillante desaparecio, quedando sola en total oscuridad.

Bueno, no sola del todo, aún seguía acompañada de Nerissa, la cual se seguía acercando a ella mientras su cuerpo cambiaba de forma aleatoria.

Ruby llego a sentirse arrinconada, sin salida, ya no podía seguir retrocediendo. Al intentar hacerlo, terminó golpeandose la cabeza.

Antes de que pudiera reaccionar, algo se subió encima de ella, era Nerissa, completamente desfigurada y compartiendo algunos rasgos de Chelsea.

"¡Ella y yo somos la misma persona!"

"¡No...!, ¡mientes...!" Ruby sintio como sus brazos eran encadenados, al igual que sus piernas "¡Regresame a Chelsea!"

Nerissa no le hizo caso, solo se acerco a ella y comenzó a besarla. Sus manos rodeaban su cuerpo entrando en lugares que no deberia. De forma traviesa, jugaba y exploraba distintas partes sensibles de la kraken.

"Por favor... la quiero... de vuelta..." Su respiración agitada y acalorada por el contacto la hizo sonrojarse. Aunque ella no quisiera, la forma en la que Nerissa la estimulaba la hacia sentir muy bien, muy comoda, muy extasiada.

Algo diferente a lo que sentía cuando estaba con Chelsea... pero, no era una mala sensación del todo. Solo era algo que Ruby desconocia, pero que todo este tiempo fue lo que más le gustaba.

Sentirse deseada.

Sentirse querida.

Sentirse apreciada.

No podía creer que tan bajo había caido, ¿como podía sentir todo esto con Nerissa?

¿Acaso perdió la cabeza?

Bueno, a decir verdad, si podría ser el caso.

"Pequeña... yo te cuidare..." Nerissa llevo una de sus manos hasta el cuello de Ruby, con la otra, sujeto su cabeza para apretarla de forma suave y lenta, con ligeros movimiento en forma de masaje "Te besare, te follare, te amare. Solo quédate a mi lado y te daré ese amor que tanto necesitas..."

Ruby ya no sabía si de verdad Nerissa estaba diciendo eso o si era producto de su imaginación.

Pero lo que si sabia perfectamente, era que no le quedaba otra opción. Si no estaba con Nerissa, entonces no estaría con nadie.

Ella no quería quedarse sola... no... no lo podía permitir.

Tendría que entregarse en carne y alma.

Incluso ella misma sabía que, no podía negarlo, el sexo con Nerissa se sentía demasiado bien.

Demasiado asqueroso como para ser cómodo.

Pero justo eso era lo que le encantaba...

Definitivamente, ha perdido la cordura.

"¿Aún quieres que me vaya, Rubybuby?"

La forma en la que dijo esa pregunta, la forma en la que la miraba, la forma tan sucia en la que respiraba, todo eso en combinación dieron como resultado que Ruby por cuenta propia, tome el dedo que Nerissa retiro y lo introduzca nuevamente en su intimidad.

"No... no te vayas... quédate conmigo... Chelsea... Nerissa... quien seas, solo no me dejes sola..."

Ruby mantenia su sonrisa exuberante y comprimida. Estaba llorando, pero ni ella misma sabía el motivo.

Si todo esto se siente tan bien... entonces debe ser bueno.

¿Por que deberia detenerse?

Ya no le importa pensar.

Ya no le importa hablar.

Ya no le importa mirar.

Solo le importa... sentir.

Y vaya que estaba sintiendo muchas cosas en este momento...

"..."

Nerissa regreso de unas compras exitosas, luego de haber dejado curada a Ruby en una cueva, pensó que lo mejor era sorprenderla con buena comida para que se alegre y olvidé lo que ocurrio.

Aunque ella misma sabía que eso sería muy difícil.

Para el que no lo sepa, ella había decidido cambiar, dejar todo lo que tenía planeado de lado.

Cuando experimento la pasión y el deseo con Ruby, entendio que eso era lo único que quería sentir por el resto de su vida. Ya no le importaba sus venganza, solo quería estar junto a Ruby por toda la eternidad y ser feliz.

Aunque había cometido muchos errores, entre ellos, casi haber matado a Ruby con el tridente. Vaya que eso fue una mala idea.

Por suerte, como se mencionó antes, logró curarla con ayuda de sus magia de sirena. La dejo durmiendo en una cueva que encontro cerca.

Y según lo que recordába, esa misma cueva debería estar cerca...

"¡Ruby, ya regrese!"

Una fuerte exclamación se escucho en lo profundo de esa cueva. Un eco que continuó sonando por un largo rato.

Nerissa se aventuró aún más dentro de aquella cueva, esperando encontrarse a Ruby. Por suerte, terminó encontradola sentada en un rincón.

"Ruby, ya despertaste..." Nerissa pensó que lo mejor sería dejar su forma de sirena gigante y volver a ser pequeña. Así que eso hizo, de forma rápida para que Ruby no se de cuenta "¿Te sientes mejor?"

Ruby volteó a verla, con una mirada pérdida y confundida. Pero cuando sus ojos lograron apreciarla, un brillo apareció en ellos.

"¿Chelsea?, ¿eres tú?"

La forma en la que lo pregunto se sentía tan miserable, tan vulnerable, como si estuviera rogando que efectivamente se trate de ella.

"Si cariño, soy yo..." Chelsea se acerco a Ruby la de dio un pequeño beso en la frente "No tengas miedo, no te haré nada"

Ruby sintio como su cuerpo ardia, por la parte de su abdomen. Al observar, divisó una profunda herida que había sido parcialmente cubierta por un poco de su propia carne.

"¿Que... me paso?, ¿dónde estamos?"

"Seré honesta contigo... Ruby..." Chelsea le mostro el tridente que traía guardado en su espalda "Lograste recuperar el tridente, pero yo me deje llevar por su poder y casi acabo con tu vida... ¡pero ya no lo quiero!" Chelsea lanzó el tridente lejos de ella "¡Me hiciste dar cuenta de lo mucho que te amo!, ¡y que completar mi venganza no me hará sentir mejor!"

Ruby la contempló con sus ojos vacíos y sin vida, pero que mantenían un leve brillo en ellos.

"Solo quiero... estar contigo... podemos estar las dos juntas... yo... cuidare de ti y no tendrás que preocuparte por nada más... solo debes quedarte conmigo..."

Ruby sintio como si esto fuera un deja vu curioso. Pese a que lo que ocurrio antes fue solo un sueño. Esto, de alguna forma, se sentía igual, como si continuará soñando y su cuerpo en realidad estuviera muriendo lentamente.

Pero, aún asi, eso no importaba.

No había sentido en complicarse la vida pensando en esas posibilidades.

"¿Ruby?, ¿estas bien?" Pregunto Chelsea al ver como Ruby se acercaba a ella.

"Claro que estoy bien... mejor que nunca..." Llego hasta su rostro y depósito un fugaz beso en los labios de la pelirroja, un beso más amoroso y puro que los últimos que se habían dado. Al separarse, se quedaron viendo a los ojos mientras sus mejillas se sonrojaban "Estoy con la persona que amo... eso es todo lo que me importa"

Chelsea sonrio extasiada, y abrazo con fuerza a Ruby. Llenándo su rostro de besos por todas partes.

"Te prometo que seremos muy felices..." Le susurro Chelsea a su oído, con una voz tenue y coqueta "Gracias por perdonarme, Ruby"

Ruby no dijo más nada, solo se abalanzó sobre Chelsea y comenzó a jugar con ella, de la misma forma que Chelsea jugo con ella. Con la diferencia de que, no había sangre involucrada.

Solo amor, un amor complicado y extraño.

Mientras que Chelsea sabía perfectamente quien era Ruby, y la amaba por eso, por ser ella misma.

Ruby ya había perdido el interés en saber quién era la chica a la que estaba besando.

Chelsea...

Nerissa...

Le daba igual.

Solo quería ser feliz.

Sentirse comprendida y amada...

Y eso mismo encontró en la pelirroja.

Alguien que le daría todó eso que necesitaba y anhelaba.

Lo demás da igual.

Solo quiere estar a su lado...

Hasta que la muerte las separe.

"..."

Ha pasado un tiempo desde entonces.

Tanto en tierra como en mar se cuenta la leyenda de dos almas destinadas a estar juntas, pero que eran de mundos diferentes.

Una de ellas era una kraken que quería ser una adolescente normal en el mundo de los humanos.

Y la otra, era la reina de las sirenas, que quería alzarse con el control total del océano.

Según cuenta la leyenda, estas dos almas terminaron encontrándose y abandonaron todo lo que conocían para estar juntas y vivir su amor.

...

...

...

20 años despues, nadie jamás las ha vuelto a ver.

Agatha ha pensado más de una vez en acabar con su vida, se siente miserable, siente que todo esto fue su culpa. Si tan solo hubiera detenido a Ruby... tal vez esto no habría pasado.

Arthur esta igual, aquel hombre padre de familia se encuentra deprimido y sumergido en la culpa, siente que no estuvo lo suficientemente presente en la vida de su pequeña.

El pequeño Sam termino enterandose de la desaparición de su hermana mayor. Tristemente para el, esto fue un fuerte golpe de realidad que lo obligó a madurar y crecer extrañando a su compañera de aventuras que a menudo solia molestar en el desayuno.

Su tío Brill, también siente culpa, recuerda como busco a Ruby esa noche, pero no la encontro por ningún lado.

Y la abuela, cuando se entero, jamás volvió a ser la misma.

No volvió a hablar con su hija Agatha, y decidió que una vez que muriera no dejaría que nadie ocupe su cargo.

Ella pensaba que por culpa de la presión que metió en la jovencita ella misma perdió el camino.

Y no quería que eso se repita con nadie más.

Bueno...

Al final, la vida sigue.

Ya sea con o sin nosotros.

Sin embargo, aún hay esperanza, ya que, según lo que se cuenta entre las criaturas del océano, si se sumergen lo suficiente, se puede escuchar a lo lejos un canto peculiar, de lo que parece ser una sirena. Pero, esta sirena no canta sola, canta acompañada de una melodiosa voz más grave pero igual de cautivadora.

Estas dos voces combinan muy bien entre si, y todas las noches cantan hasta que todos se quedan dormidos.

Algunos dicen que estas dos voces que se escuchan, son aquella sirena y aquella chica kraken que se perdieron hace años.

Otros piensan que quizas solo sean sonidos producidos por los corales, o por alguna otra cosa.

Unos pocos, creen que lo que en verdad se escucha, son sus almas en pena. Cantando para liberarse de aquella cueva donde murieron atrapadas.

Pero nadie sabe la verdad.

Son solo eso, rumores.

...

...

...

Curiosamente, en la superficie, aún hay un hombre que espera cerca del muelle.

Un chico de piel morena y cabello extravagante, que siempre trae consigo una carta de color morado bordada con brillos fosforescentes.

Aún manteniendo la esperanza de algun día volver a ver a la chica de la cual se enamoró...

Y por fin, invitarla a la mejor noche de sus vidas, al baile que se perdieron por culpa del destino...

Por culpa de... una sirenita...

Que es incomprendida por el mundo.

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