Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 45.- Una guerra fría

Caminé entre la oscura noche, el viento soplaba y, aunque fuera enero, hacía bastante frío y era fácil pillar un resfriado si no ibas lo suficientemente equipado, claro. Miré el cielo nublado que ocultaba las dulces estrellas, aquellas que tranquilizaban y daban ánimos desde tan arriba para seguir con la decisión que había tomado, aun no estando tan segura de aquello. Mis piernas temblaban, culpando así el frío, pero sabiendo que no era por aquello sino por el miedo, miedo ante lo que puede suceder, ese mismo que yo podría darlo sacando mi arma escondida bajo mi gabardina y apuntando a sus cabezas, pero no quiero usarlo, no aún.

Estaba cerca de las cabañas mencionadas el día anterior, algo en mí me advertía que no fuera, que sería todo una trampa, que iba a acabar con todo allí, pero no tenía más remedio que acceder, era una oportunidad que podría ser perdida al no arriesgarse. Miré a mis alrededores con cuidado, observando cada detalle por si había algo que no fuera normal allí, pero sólo vi árboles, hojas marchitas caer y, por último, las cabañas, así mismo ellos. Vi a un grupo pequeño vestido de negro, con gafas que no pegaban ni con cola ya que era de noche, osea ¿en serio? Aunque les haga ver más serios, joder que es de noche, así cantan demasiado, no mames.

Mierda, Emma, quita ese último pensamiento, que no deberías de tener porque no estás centrada en nada, joder. Moví mi cabeza para quitar esos pensamientos y dejar de estar tan nerviosa, acercándome a pasos decididos hasta quedar a pocos metros, manteniendo la distancia (cómo si hubiera una pandemia, pues igual).

– ¿Trae armas? –preguntó una chica, manteniéndose cómo palo enganchada en la tierra.

No, si te parece te lo dejo fácil para matarme y no me traigo nada, no te jode.

–Sí que traigo –contesté, intentando no sonar sarcástica cómo siempre hago, recibiendo que se miraran entre ellos y bufaran.

–Bueno, entonces iremos directamente al grano.

Mierda, tremendas ganas que tengo de decirles que si es al pedazo grano que tiene en la nariz, ¿o es una verruga? No sé, pero quiero explotarlo. Me mordí el labio inferior intentando aguantar la risa que quería soltar, así ella callando un momento y volviendo a hablar, supongo que giró los ojos por lo infantil que parezco ahora. Ostia, ¿te imaginas girar los ojos de verdad? Brutal.

–A lo que veníamos, si es que para de reírse –insinuó con asco.

–Oye, no me estoy riendo, es mi cara de cerda asquerosa, ¿qué quieres que haga?

Los otros dos hombres se les escapó una corta risa que, al recibir la mirada de la chica, pararon inmediatamente y se pusieron modo palo.

–Bien, verá señora.

–Señorita –corregí, viéndola con cara inocente mientras bufaba de la desesperación.

–Bien, 'señorita' –hizo énfasis, así yo sintiéndome ganadora, no sé por qué. –El trato es el siguiente, únanse tanto usted cómo Tomoe y no le haremos ningún daño a nadie.

–Ni de coña –respondí sin pensar, sin alejar la mirada de sus gafas. –Verá, no me parece correcto todo lo que están haciendo, así que no pienso unirme, ni yo ni mi hermana.

Se hizo un silencio que alarmó a mis sentidos, la verdad que ese silencio y que empezara a sonreír maliciosa no me gustó nada, así poniéndome en alerta enseguida.

–Vale, lo hemos intentado a las buenas –excusó, antes de quitarse las gafas lentamente e intentando darme un puñetazo, esquivándola.

Me puse a la defensiva mientras ellos también, pero que, al dar unos pasos hacia mí, se escuchó un disparo que pasó justo delante nuestro.

–Ni de coña vine sola, idiotas –hablé, antes de hacer un gesto con mi mano y empezando a correr, entrando en el bosque.

– ¡A POR ELLA! –gritó, escuchando cómo comenzaba a correr detrás de mí y Asher y Bruce disparaban hacia ellos, así frenándoles un poco.

Corrí entre los árboles por la ruta que había, subiendo la montaña y esquivando los disparos de ella, había un punto en el que si subía no podría llegar y sería su fin, sólo debo correr hasta allí y estaré bien, suena fácil. Suena. Seguí y seguí hasta llegar un punto en que era arriesgado ya que podría alcanzarme más fácil o dispararme, sin embargo, lo hice mientras me daba prisa y veía cómo ella se frenaba de golpe, mirándome con rabia mientras yo sonreía ganadora. Iba a girarme para seguir corriendo cuando vi que una pistola estaba a punto de darme en toda mi cara, sin darme tiempo a reaccionar y desmayarme inmediatamente.

...

Emma, despierta...

Me despertó un balde agua fría cayendo sobre mí, despertándome un dolor en mi cabeza y a la vez dificultad por respirar, ya sea entre el susto y por el agua que había entrado hasta por mis oídos. Miré hacia mis lados y observé que estaba atada de manos, en ropa interior y en una habitación que parecía abandonada. Estaba lleno de objetos oxidados y cajas vacías, pero fijándome más en la bandeja enfrente de mí con armas de tortura... espera, ¿eso es... un dildo? Que cojones.

–Veo que despiertas –habló la misma chica que antes, acercándose a mí mientras resonaban sus tacones en el hueco espacio, haciendo un poco de eco y viendo cómo sonreía ganadora.

– ¿Por qué tienes un dildo ahí? –pregunté, sacándola de honda y, al fijarse, bufó enfadada y lo tiró a alguna parte del cuarto.

–Una estúpida broma, malditos cabrones –murmuró, aunque lo suficientemente alto como para escucharla yo misma.

–Pues... vaya –fue lo único que se me ocurrió decir, mientras intentaba desatarme de los amarres, aunque un pelín complicado la verdad.

–Es lo mismo, creo que nos vamos a divertir pequeña –volvió a sonreír como antes mientras pasaba un cuchillo por mi cuello hasta por encima de mi sujetador, separándolo de mi piel.

– ¿Sexualmente? Vale que tenía la fantasía de probar con una mujer, pero...

–Joder ¡CÁLLATE! –mandó, así yo mordiendo mis labios para no reírme.

Ante la seriedad, no puedo dejar los chistes, no puedo, que se normalice joder. Al final termino recogiendo firmas para normalizarlo, bueno, si es que salgo de aquí viva.

Movió su cuchillo pasándolo por mi abdomen, subiendo y bajando haciendo el mismo recorrido, cambiando a mis brazos y finalmente mis muslos.

–Oye –la llame, ella elevando la vista hacia mí, esperando que siguiera. –eso me está poniendo cachonda, ¿puedes parar?

Para mí la mayor tortura que me podéis hacer es dejarme cachonda, lo siento, no puedo evitarlo, si me calientas me debo o de masturbar o follar duro.

Me miró unos segundos sin creerse lo que acabo de decir (ya que obviamente es una tortura para terminar matándome) y pasó totalmente de lo que acababa de decir, siguiente haciendo lo mismo hasta que lo pasó por encima de mi vulva y se me escapó un gemido.

–Ostia que es verdad –dijo sin creérselo, mientras moría de la vergüenza. –¿Cómo cojones esto te calienta?

–Las hormonas, están revolucionarias –excusé, alzando un poco los hombros cómo si mi explicación fuera la más obvia del mundo.

–Tiene sentido.

Oh dios mío, me ha dado la razón la que me va a matar, que surrealista todo esto. Al parecer la chica y yo pensamos lo mismo ya que de repente movió su cabeza y empezó a excusarse.

–Mierda, que yo debo de matarte.

–Ya, esto es demasiado surrealista, mátame ya –pedí sarcástica, así ella cogiendo un látigo que era más grande que todo mi ser.

1.48 de puro placer baby.

–No pienso matarte, aún no –expresó, posicionándose a unos pocos metros de mí mientras alzaba el látigo, alertándome. –Te lo volveré a repetir, uníos y te dejaré libre.

–Ya te lo he dicho, repito que n...

No me dio tiempo a repetirlo cuando recibí un latigazo en mi abdomen, gimiendo por el dolor provocado que, al bajar la vista, observé como se ponía rojo radiactivo y tenía un rastro de herida. Le va lo duro al parecer, a mí no.

–Vaya, veo que esto no te ha gustado –rió, mientras yo jadeaba e intentaba soltarme, aunque sea una mano.

–Vete a la mi...

De nuevo, no pude acabar cuando recibí no sólo una, sino dos latigazos que abrió más la herida, dejando escapar unas pocas gotas de mi sangre.

–Bueno, creo que esto no me satisface del todo –sonrió inocente, acercándose a la mesilla para dejar el látigo y cambiarlo por otra cosa.

Aproveché que me dio la espalda para al fin soltarme de una mano, forcejeando el que me faltaba para así quedar libre y escapar.

–Debe de ser divertido, ¿no? –pregunté, con la voz entre-cortada.

– ¿El qué supuestamente?

–Morir por tu propia secuaz.

Me solté al fin y no tarde en darle unos puñetazos en la cara y en el abdomen, cogiendo un cuchillo de carnicero y cortándole la yugular con este, empapando mis manos y ropa de sangre, aparte del arma. No tardé en correr hacia la puerta y, al ver que estaba cerrada y escuchar pasos acercarse, me escondí detrás de la puerta y esperé, esperé unos segundos y al momento de ser abierta, vi la silueta entrar en la sala. En cuanto dio unos pocos pasos, se paró en seco, supongo que por la escena que pronto dejaría de ver por yo atacarle, sin embargo, tuvo reflejos de atrapar mis muñecas impidiéndole atacarle. Me iba a empujar contra la pared, pero aproveché y le di una patada en los huevos, así soltando y apuñalando su pecho y dándome la vuelta para salir, pero no esperaba que antes que cayera al suelo me disparara en mi hombro izquierdo, resonando por la sala y pitando mis oídos.

Mi sangre salía, pero no tenía tiempo para pararme cuando podía ser peor que desangrarme, así que subí las escaleras y en cuanto subí salieron unos chicos hacia mí, llevaban pistolas así que giré a mi derecha y corrí y corrí, seguida de ellos y de disparos que no sé cómo no me daban, aunque alguno sí que me rozaban. La puerta estaba abierta y la cerré deprisa, posicionando una silla que se encontraba afuera para que no pudieran abrirlo, dándome tiempo para huir. Observé rápido mi lugar y estaba en las alcantarillas, al parecer era un lugar abandonado bajo tierra y, no lo culpo, huele asqueroso y encima estaba todo oxidado y podrido.

Empecé a correr por los estrechos caminos dónde no llegaba el agua mirando si estaban unas escaleras para poder salir y, después de unos cuantos cruces, allí estaba, al otro lado de la agitada agua que, por suerte, no era lo suficientemente fuerte cómo para arrastrarme. Hacía frío en esta época y, en otras circunstancias, no me hubiera metido ya que podría pillar un resfriado rápido, pero era cuestión de vida y muerte así que no dudé en entrar y nadar al otro lado, no era tan grande, pero por la fuerza del agua costaba nadar y, antes de llegar, algo me inundó bajo el agua y encima no podía moverme.

Abrí los ojos bajo el agua y pude distinguir que algo se enganchó a mi pie descalzo, así que me acerqué como pude e intenté desatarlo, manteniendo la respiración cómo podía mientras que mis fuerzas se iban con el agua, que se volvía cada vez más rojiza debido mi desangro que aumentó gracias al agua. Y, cuando pensé que no podía respirar, pude soltarme y salir a toda prisa del agua, saliendo a duras penas de allí, tosiendo y echando algo de agua que había tragado. Cuando pude reincorporarme, me levanté con dificultad y subí cojeando las escaleras, ya que mi tobillo estaba herido ante aquello.

Subí hasta la superficie y miré a mi alrededor, había salido de un tubo oxidado y me encontraba en el bosque y sólo espero que sea el mismo dónde pasó todo. Salí y cojeando caminé lo más rápido posible, cada vez con menos energías y con la vista borrosa, pero me detuve ante algo que me estaba jodiendo muchísimo.

–Hola Emma.

Puto Anthony de mierda, ¿no se puede ir al carajo? Vaya día de mi...

–Joder, que... –empecé a girarme, deteniéndome al ver cómo me apuntaba con un arma.

–Levanta las manos dónde pueda verlas y ponte de rodillas.

Hice caso a lo que me decía mientras temblaba, mi cuerpo estaba débil y no podría aguantar otra pelea, menos en esta desventaja.

–Tu arma, suéltala –obedecí, así él cogiéndola y tirándola a algún lugar, riendo. –Vaya, vaya, vaya, pero ¿qué tenemos aquí? ¿Una niñata que va a morir por alguien con quién quiso divertirse y no pudo?

Soltó una risa sonora mientras mantenía su mirada en mí, yo enfrentándola y pensando en qué hacer, pero... ¿Acaso hay opciones? ¿Será el fin del hombre araña? Mierda, no pienses ahora en idioteces Emma, aunque vayas a morir.

– ¿No vas a responder? –me preguntó, agachándose y sonando divertido, estaba disfrutando de su humillación y yo no podía callarle-. Bueno, entonces terminemos esto, querida.

Cargó su pistola y me fijé en que Bruce estaba acercándose, malherido y cargando con una piedra grande para golpearle, haciéndome una seña con la cabeza para que siguiera.

–E-espera –interrumpí rápida, volviendo mi mirada a Anthony de inmediato mientras recibía su atención-. Antes de matarme, ¿podrías hacerme... un pequeño favor?

Fue lo primero que se me ocurrió decir, así él arqueando las cejas, pero bufando y asintiendo.

–Bien, lo haré, mientras no sea matarme o alguien de la compañía, lo haré, total, ya por la deidad de ser asesinos y el habernos ayudado pues eso, al menos haré eso.

No sé qué mierda se acaba de inventar, pero me sirve.

–Verás, no he podido darle una nota a mis padres, quiero decir, ir a su tumba para darles mi... ¿último adiós? –eché una miradita rápida y, al ver que estaba cerca, sonreí ganadora-. Así que dales este mensaje, he ganado.

Se extrañó ante ese comentario, pero antes de poder mencionar palabra fue cuando Bruce le dio en la cabeza, así cayendo al suelo desmayado. Dejó la piedra y me abrazó con fuerza, rápidamente separándome para ver todas mis heridas y dándome su chaqueta para que me tapara ya que estoy congelada.

–Vámonos a casa –fue lo que dijo, antes de que viniera una camioneta hacia nosotros y observando que era Asher y Alice.

–Vámonos, lo acabamos de robar y no tenemos armas –mencionó Alice y enseguida nos levantamos y caminamos.

Asher salió de la camioneta y ayudó a Bruce a cargar a Anthony para llevárnoslo, mientras yo subía con dificultades y veía cómo salían los tipos de antes.

– ¡VÁMONOS! –grité hacia Alice, mientras cerraba la puerta justo a tiempo de no recibir los disparos.

–Por un pelo –mencionó Bruce, al fin dejando el aire que había guardado desde hace rato.

–Yo te curo –se acercó mi hermana, cuya presencia no la había visto e inspeccionó mis heridas y curándolas con el botiquín que traía.

Se hizo un silencio mientras Asher se posicionaba a mi lado y me abrazaba con un solo brazo, ya que, si no, molestaría a Tomoe para curarme, mientras la ayudaba poniéndome una vía de suero y sangre y me apoyaba en su hombro, intentando darme calor.

–Y bueno –empezó a hablar Bruce, llamándonos la atención-. ¿Qué haremos con él?

Señaló a Anthony y sonreí, hablando con la voz más psicópata y a la vez sexy que podía poner en esas circunstancias.

–Oh chico, ya sé qué podemos hacerle.

~Hola a todxs!! Ahora sí, bienvenidos a estas penúltimas partes de esta hermosa historia, la verdad que estoy emocionadísima y encima que ayer día 04/01/2022, aparte que acabé de escribir el último cap que me faltaba, envié el manuscrito a 'Nova Casa Editorial'. ¡¡A VER SI HAY SUERTE!! Muchas gracias a todos por esta hermosa confianza que me habéis brindado en este tiempo, desde que empecé a escribir esta historia en agosto poco a poco a ido llamando la atención de mucha gente y a ido creciendo, y no sólo la historia, sino que también yo, cómo escritora y, sobretodo, cómo persona. 

Ahora dejaré en borradores el capítulo final para que, si con el ordenador no puedo subirlo, lo pueda hacer con el móvil. Así que, espero tengáis un poco de paciencia y dejarme vuestras locuras mientras leíais este libro. Iba a ponerme a agradecer a todos y tal, pero, mejor me espero al capítulo especial, dónde pienso explicar ahí tanto la sorpresa, cómo los agradecimientos y el proceso que he pasado con este libro. Hasta puede que lo escriba ahora, quién sabe. Je je.

Bueno, ahora sí, muchas gracias por llegar hasta aquí y, aunque no me lo crea, hasta el próximo y último capítulo. Gracias, y que tengáis un lindo día.~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro