Capítulo 39.- La noche antes del caos
Asher Philips:
Me encontraba tumbado en la cama, esperando que mi querida novia saliera del baño ya que se acaba de duchar y se tenía que secar el pelo para que no se resfriara, así quedando pensativo con lo ocurrido hoy. Mientras merendábamos soltó lo ocurrido como si fuera normal y con una sonrisa triunfadora, y, ciertamente, la sonrisa y la mirada que tenía mientras él la miraba asustado sólo hacía corroborar todo lo mencionado, aparte de ponerme muy nervioso.
Joder, espero nunca se enfade conmigo y acabaré peor que el resto, ¿dónde mierda me he metido?
Dentro de ella estúpido.
Déjame conciencia, estoy tratando de pensar en cómo es que me enamoré de alguien que puede dar tanto miedo.
Porque te pone hasta cuando da miedo y por quién es, tanto por dentro como por fuera.
Touché.
Es que es buenísima, mírala, tienes a una diosa hermosa, independiente y sencilla, que no se complica su vida.
Más bien, la vida se la complica.
Pues sí, es una chica con mucha, pero con mucha mala suerte y ella como la guerrera que es pues lucha para quedar viva y disfrutar del resto de vida y feliz.
Es tan increíble, espera, ¿estoy hablando con mi consciencia?
Pensando.
Eso, gracias conciencia. Oh mierda, otra vez.
Escuché la puerta abrirse del baño y me acomodé en la cama, esperando a sus gestos.
–¿Qué me miras tan pensativo? –preguntó, sentándose en la silla del escritorio encendiendo el ordenador, poniéndose a escribir ya que tenía el ordenador en suspensión y con el documento abierto.
–Nada, pensaba en lo maravillosa que eres, y en lo que hoy ha ocurrido, nada más.
–No debes de pensar tanto en lo de hoy querido, ya sabes que puedo yo sola y tienes que descansar para mañana, relájate.
–No creo poder asistir en persona amor.
Paró de escribir y me miró de reojo, seria.
–¿Cómo qué no?
–Digamos que mi familia les conoce, y me tienen muy en el punto de mira aún sabiendo que no pueden hacerme nada, ni a mí, ni a mi familia.
Bufó tirando su cabeza hacia atrás y cerraba sus ojos, para volverse a incorporarse, pero apoyando su cabeza entre sus manos.
–Entonces voy yo sola ¿verdad?
–En efecto, aunque estaremos escuchándote y viendo todo, y estaré de francotirador por si me necesitas.
–Será lo mismo, antes podré encargarme yo de ellos, no te preocupes.
Me sentí mal por ella, es verdad que estaba ilusionada con ir juntos a nuestro primer baile y en modo de cómplices, pero no podía asistir, podía poner en riesgo a quienes quiero, aunque a ella la ame. Me levanté de mi sitio y me puse detrás de ella, pasando mis manos por sus hombros y dando pequeños masajes, notando cómo se relajaba y se dejaba llevar por mí.
–Ey, relájate, todo irá bien pequeña, ya verás –besé su cuello delicado, escuchando un pequeño jadeo de su parte.
–Lo sé, pero no puedo evitarlo, sabes cómo soy.
–¿De hermosa, increíble, talentosa, psicópata y simplemente perfecta? Sí, lo sé –rió por lo bajo, así yo también sonriendo y besándole de nuevo el cuello, sin apartarme de aquella zona en absoluto.
–No soy perfecta.
–Para mí sí.
–No existe la perfección.
–¿Estás diciendo que no existes? Vaya, entonces ahora veo claro cómo es que una diosa esté conmigo.
–Idiota, hablo en serio.
–Pues te diré algo –la giré de la silla para quedar cara a cara con ella, mirando detalladamente sus hermosos ojos mientras le dejaba ver mi sonrisa sincera-. Eres una persona especial para mí, todos los defectos que tienes son los que yo tengo bien, y así a la inversa, complementando perfectamente juntos, somos completamente distintos y aun así somos iguales, tú eres una chica directa e impulsiva, en cambio, yo soy un chico tranquilo que se calla muchas opiniones para no hacer daño, pero el estar juntos nos ha hecho aprender del otro, tanto yo el hecho de no guardar mi opinión y ser yo mismo, cómo tú el dejarte llevar y dejar ver esa hermosa faceta tuya tan sensible y amorosa que tienes, y eso es increíble.
–Pero tú ahora te abres un poco más al público, yo en cambio sólo puedo ser algo débil contigo, nada más.
–Eso lo hace más especial, y no debes tener prisa, debes dejarte llevar –besé su mejilla notando cómo sonreía, así esta vez murmurando cerca de su oreja. –o ¿tengo que castigarte por ser una chica mala?
Soltó una corta carcajada antes de poner sus manos en mi pecho y dejar caer su cabeza en mi hombro, feliz.
–Oh chico, ya tardabas en ser así de pervertido.
–Ey, ¿quién pensó que estoy pervertido? –fingí ser la víctima, alejándome para que viera mi exageración y pueda poner mi mano en mi frente. –Ay de mí, me juzgas sin saber.
–Ajá, ni de coña me lo trago rapadora.
–¿Ah no?
–No, ¿qué puede ser para que no sea sexual?
–Puede ser... ¡COSQUILLAS!
Y sin dejar que respondiera empecé a hacerle muchas cosquillas mientras ella no paraba de reírse a carcajadas e intentar salvarse de esa, llorando hasta de la risa y encogiéndose. Seguí haciendo lo mismo girándola, así quedando a mis espaldas y sin esperarlo me dio un cabezazo en toda la cabeza, sobándome la nariz mientras ella se giraba e intentaba calmar la risa.
–¿Estás bien? –preguntó, tapándose la boca.
–Lo que decía, eres mala –sobé un poco más la nariz y cuando ella desvió la mirada para seguir riendo, aproveché para empujarla a la cama y subirme encima de ella, tomando sus muñecas y poniéndolas encima de su cabeza. –Ahora sí no te escapas.
Con la otra mano no dejé que respondiera porque seguí con mis cosquillas, así ella intentando retorcerse y hasta intentando suplicar, interrumpiéndose ella misma.
–Por favor –suplicó por décima vez en 20 segundos-. Para, por...
–Ni de coña –reí, sin esperarme lo que venía ahora.
...
–¿Por qué Asher no bajó a cenar? –preguntó Alice mirándome, mientras yo no dejaba de comer un poco seria.
–A tenido un cierto... Problema.
Me encanta que mi cuñada no sabe lo que ha ocurrido, y bien merecido lo ha tenido la mierda viviente. ¿Sabéis cuál ha sido el 'problema'? Que le he dado una patada en los huevos ya que no había calculado que podía encoger una pierna y darle, y ahora se encuentra en la cama con hielo en los huevos porque se lo merece. Al principio las cosquillas están bien, pero luego me ahogo de tanto reírme y debe parar y, cómo no lo hacía, que le jodan al muy puerco.
Escuché pasos provenientes de las escaleras y no hacía falta mirar para saber quién se había recuperado de ese horrible dolor, viendo de reojo cómo caminaba aún agarrándose su entre-pierna hasta que se sentó a mi lado quejándose.
–Un problema técnico, sí –intentó hablar con normalidad.
Vi cómo Alice intentó aguantar la risa mientras mi suegro y suegra salían de la cocina, riendo mientras tomaban una copita de vino y se sentaban al lado de mi cuñi.
–Bueno, chicos, tenemos una sorpresa para hoy –empezó mi suegro, dándose cuenta del aspecto adolorido de su hijo y mirándome, serio-. ¿Qué hizo?
–Guerra de cosquillas, no las aguanto –resté importancia, cortando el filete con los cuchillos y meter el contenido en mi boca.
Joder, suena peor de lo que creía.
–¿Le dijiste?
–Once veces, director.
–Hijo, te lo mereces, y tú jovencita no me llames director, llámame suegro o papá, aunque es raro que me llames así cuando le pones el mismo apodo a mi hijo.
Saqué una pequeña risa viendo un momento a Asher, sorprendido y sonrojado completamente.
Mi tomatito.
–¿Cómo? –preguntó incrédulo, mientras yo aguantaba la risa.
–Se me escapó esta mañana, osea dije 'pues mi papi, no sé qué' y claro, ya sabía que no iba a dejarlo escapar.
Alice empezó a reírse a carcajadas seguidas de las mías, así hasta dando golpes en la mesa, es que es increíble ese momento, fue incómodo, pero ¿quién no se puede reír de esos fallos técnicos? Miré a mi novio y sólo ver lo sonrojado que estaba y que se puso las manos sobre su rostro sólo me hizo reír más, es que amo.
Al rato nos calmamos de tanto reír, y tardamos porque encima mis suegros hicieron más bromas y hasta Asher tuvo que reírse, joder amo esta familia. Dejamos de reír y decidimos cambiar de tema, así volviendo al tema que quería hablar mis suegros.
–Ay dios, me vais a matar –dije, ya tranquilizada, aunque sin aire-. Igualmente, sea lo que sea, no podemos, tenemos el baile y debemos mandar un mensaje.
–¿Cómo lo habéis decidido? –preguntó mi cuñada, ya que mis suegros debían coger aire o también morían.
–Bueno, entrará mi novia al baile y mataremos a Vladimir, así luego saliendo y pues ya.
–Vladimir, una paja y a dormir.
Volvimos a reír cómo cuñadas que somos y no paramos, hasta que recibí una llamada y lo cogí sin mirar quién era.
–¿Diga?
–Buenas Emma, o, mejor dicho, hija mía.
~Hola a todxs!! Sé que he tardado una semana en aparecer, pero aquí estamos!! Estoy escribiendo el final de este querísimo libro, pero no tengo escrito los capítulos anteriores a ese, ironía ¿no? Pues sí, la vida me odia hasta el punto este, pero bueno, creo que os llevaréis una sorpresa de querer seguir leyendo después del final, y eso espero dejar.
Bueno, no quiero daros spoilers de nada, que me emociono yo sola escribiendo el s... ¡NADA! No dije nada. Bye antes que la líe!!~
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