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Capítulo 35.- Demasiado bonito para ser verdad

Emma Brigitte Stronge:

Me encontraba otra vez en el precipicio, he caminado 2 horas sin rumbo para volver a este lugar, va a ser verdad que todos los caminos llevan a Roma, sólo que, en vez de ese fantástico lugar lleno de dioses, pues al principio donde casi de suicido 2 veces. Pero bueno, al menos estoy sola y me he podido relajar un poco, esto de caminar ayuda a veces y hoy ha sido el caso, y menos mal, no quiero pagarles nada a nadie ya que no tienen la culpa.

Abracé mis piernas dejando caer mi cabeza en ellas, suspirando y mirando al cielo, pensando en la nada, en lo tranquilo que estaba todo y en los pájaros que volaban encima de mí, tan fácilmente pueden hacerlo y nosotros necesitamos la tecnología, y ni en esas aún podemos.

–Veo que has llegado hasta aquí –habló una voz ronca detrás de mí, no hacía falta girarme para ver quién era.

–¿Qué haces aquí Asher? Necesito el tiempo a solas para así no enfadarme contigo.

–Eso dijiste hace muuucho tiempo, no se puede estar tan sólo –exageró poniendo voz triste y sentándose a mi lado, mirándome con ojos de cachorrillo.

–Sólo han pasado dos horas exagerado.

–Han sido las dos horas más largas de toda mi vida.

–No, ya que el tiempo pasa lo mismo, sólo que nuestro cerebro hace que no le demos importancia, así haciendo que parezca que ha pasado poco tiempo y a la inversa si ha pasado mucho, osea que has estado tan pendiente del tiempo que el cerebro te ha hecho pensar que ha sido más lento el tiempo, aunque siga el mismo.

–Vaya, aquí la inteligente comentando, muchas gracias querida mía –bromeó sarcástico, sacándome una sonrisa y pegándosela. –Has sonreído, menos mal, pensé que era imposible hacerte sacar esa hermosa sonrisa que tienes.

Le miré abriendo la boca para exagerar mi reacción, así él sacando una risa sonora y yo golpeándole con el dedo su mejilla.

–Eres un tonto ¿lo sabes?

–Sí, lo sé –agarró mi mano y la besó, sacándome un sonrojo que espero no se dé cuenta.

Aparté mi mirada hacia el vacío, notando la suave brisa acariciar mi rostro mientras no escondía la sonrisa que él me había sacado. Maldito tonto, siempre hace que sonríe cómo tonta y me lata tan rápido el corazón cómo nadie me había hecho sentir.

Sin previo aviso, sentí su mano acariciar mi mejilla, bajando lentamente hasta mis labios dónde acarició un poco la zona húmeda de dentro, bajando y dejando mis labios para seguir su recorrido, sólo cerré los ojos y dejé que hiciera el recorrido, expectante de dónde llegaría y qué haría hasta que sentí sus labios en mi cuello, besándolo y succionando sin fuerza sacándome un gemido, tomándome de improvisto.

Me tapé la boca tímida, no esperaba gemir ante ese gentil gesto, y mientras continuaba mimando mi cuello agarró mi mano con suavidad y lo dejó sobre mis piernas, sin hacer presión, pero con firmeza.

Noté cómo el calor llegaba a mis mejillas mientras jadeaba por cada succión que dejaba, por cada caricia en mi mano mientras una corriente eléctrica pasaba por toda mi columna vertebral, una corriente que hacía que mi cabeza empezara a dar vueltas y desapareciera todo a mi alrededor, que me llevara a un nuevo mundo el cuál no quería que terminara. Fue recorriendo mi cuello, bajando hasta el inicio de mis hombros dónde pensé que iba a seguir, pero lamió de vuelta a mi cuello sacándome otro gemido, esta vez más fuerte que el anterior y noté cómo me humedecía al instante.

Su mano dejó la mía y fue en busca de mi camisa, metiendo su mano en ella y sentir otra corriente proveniente de mi cadera, y cuando iba a quejarme, agarró mi mentó con su otra mano y besó mis labios. Me estaba besando con delicadeza y a la vez hambriento, mientras la vergüenza me estaba comiendo y sólo podía seguir su ritmo, subí mis manos a su cuello y estiré su pelo sin hacerle daño, sacando un gruñido mientras me seguía besando y mordía mi labio inferior. Paró el beso y yo quería más, así que fui directa a su cuello antes de que me frenara y me hiciera mirarlo a los ojos, sonriendo con superioridad.

–Pequeña, aún no lo entiendes ¿verdad? –habló ronco, bajando la mano que anteriormente estaba en mi cadera hasta el botón de mi pantalón, jugando con él.

–¿E-El qué? –pregunté tartamudeando, apartando la mirada antes de sentir su aliento sobre mi oreja.

–Quiero follarte aquí mismo y hacer que gimas tan fuerte mi nombre hasta que tengas que buscarme otro.

No me dio tiempo a contestar cuando metió su mano en mis pantalones y empezó a acariciar toda mi entrepierna por encima de mi ropa, mientras besaba y lamía mi cuello y bajaba rápido a mi pecho, levantando mi camisa y sacando el sujetador con su mano. Bueno, intentando.

–¿Te ayudo? –pregunté intentando no gemir, mientras veía cómo se concentraba en quitarlo con una sola mano.

–Aún no, espera –espetó casi en un murmuro, hasta que segundos después bufó y me miró derrotado. –Por favor.

Me reí en una pequeña carcajada mientras me quitaba el sujetador, viendo cómo al quitarlo miraba mis pechos con una mezcla de asombro y admiración, recordándome a un niño pequeño cuando ve un juguete que le encanta o cuando admira a sus padres al tal punto que le brillan los ojos y se quedan con la boca abierta, así estaba él. Sonreí mientras esperaba a que reaccionara y sólo preguntó.

–¿Todo eso es mío?

Reí ante la pregunta y asentí –claro que sí, sólo si lo cuidas, claro.

–Cómo no cuidarlo si es magnífico –habló sin quitarle la vista, empezando a sentir más vergüenza de la situación. –Son pequeñitas que con la ropa ancha que llevas pueden no notarse, pero son lo suficiente para poderlas agarrar, estar en ellas sin que te molesten o te ahoguen y encima puedes chuparlas tranquilito, sabiendo que no te hará tanto daño el hecho de que reboten ya que no son lo suficientemente grandes como para notarlo o molestarte. Son simplemente perfectas para mí.

Sonreí antes eso tan tierno que me había dicho, notando cómo mi sonrojo asomaba sin esconderlo y yo sólo me rasqué la cabeza, nerviosa.

–Bueno, no te negaré que son bastante prácticas.

–Es que mira –alzó sus manos y las puso en mis pechos, quedando encajados a la perfección. –Hasta caben perfectos en mis manos, dime que no soy perfecto para ti y me pongo a llorar cómo un bebé.

Me reí en una gran carcajada mientras él sonreía, es que cómo no quererle si hasta cachondo te cuida y mima cómo si fueras la mejor. Al dejar de reír me di cuenta que me miraba con una sonrisa en sus ojos, una el cual me ponía muy nerviosa y sentía una mirada llena de sentimiento, cómo si con esa mirada me pudiera decir una infinidad de palabras preciosas.

–¿Sabes que te quiero? –preguntó de golpe, sonriendo y yo golpeándole en broma el pecho.

–¿Y tú sabes que te amo? –jugué con la broma, sacando una pequeña risa y besando mi mano, manteniéndola en su mejilla con los ojos cerrados.

–Yo también te amo muñequita.

–No digas ese apodo.

–¿Por qué?

–Porque me pone muy nerviosa, hace que mi corazón vaya a demasiada velocidad y no estoy acostumbrada.

–A partir de ahora lo diré siempre que estemos juntos, quiero mimarte y hacerte saber lo hermosa que eres, tanto por fuera cómo por dentro, y no me refiero esos agujeritos que deben ser hermosos también.

Nos reímos y junté mi frente con la suya, deseando besarle mientras posicionaba sus manos en mi cadera.

–Eres muy cursi notando cómo de cachondo estás –susurré contra sus labios, sentándome encima de sus piernas y notando al instante la erección que mantenía.

–Oh, y tú eres una chica mala que me vuelve loco –susurró ronco, apretando más mi cadera hacia su erección, sacándonos un gemido a ambos.

Cómo si pensáramos lo mismo, nos besamos hambrientos, con pasos torpes por los nervios y la excitación del momento que no podíamos ocultar, acaricié su cuello y volví a estirarle del pelo mientras movía mis caderas, notando que alguien se alegraba cada vez más y gemíamos en nuestros labios, sentí cómo se erizaba mi piel y una corriente eléctrica pasaba por todo mi cuerpo, suplicante y tembloroso por más.

Paramos el beso y ataqué su cuello, mientras jadeaba y me cargaba poniéndose de pie, caminando entrando al bosque intentando no caerse y no parar de besarlo, complicándoselo al meter mi mano en su pantalón y empezando a acariciar, impaciente.

–Espera, espera –suplicó jadeante, sacándome una sonrisa maligna ante eso.

–Si suplicas cómo lo acabas de hacer te juro que te empotro aquí mismo.

–Y-ya casi hemos... llegado –tartamudeó, llegando a una cabaña algo abandonada que, antes de preguntar, él mismo respondió. –Lo encontré antes y digamos que Tomoe lo limpió un poco para nosotros.

Vaya, así que aprovechando que no estaba para recompensarme con esto, eso sí me gusta. Paré de besarle y me quedé embobada con la casa, la verdad era pequeña, con pocos muebles que pegaban y la chimenea estaba puesta, y no parecía que estuviera abandonada, supongo lo habría limpiado bien en este rato.

–¿Te gusta? –preguntó de golpe, dándome cuenta que me quedé tan embobada que dejé de acariciarle y besarle.

–Sí, está linda, no parece abandonada –confesé, mirándole confundida.

Me estaba mirando de una manera linda, pero atrevida, es cómo que se nota que te quiere comer, y a la vez tomarse su tiempo en disgustar la comida, era raro.

–He tenido esta fantasía hace un tiempo y quiero cumplirla contigo –mencionó, mirando hacia la chimenea.

–Pues podemos cumplir todas nuestras fantasías, claro, si quieres –tartamudeé, dejando notar un poco los nervios.

Estoy bastante cachonda, pero quiero hacerlo bien, no a la ligera sino disgustarlo todo, el ambiente, los juegos previos, cada parte del acto.

Sonrió emocionado y no tardó en besar mi cuello, caminó hasta que caímos al sofá y empezó a besar más ligero hasta mi pecho, quitándome la camisa de una y quitando lo que me faltaba del sujetador, osea los tirantes.

Me cago.

~Hola a todxs!! Aquí está el siguiente capítulo de esta novela, y al fin están tranquilos ¡YEY! En serio, llevaba tiempo queriendo publicar este capítulo, pero debo ir dejando tiempecito para que os acomodeis y pidáis más jeje.

Pregunta del día:

-Para escritorxs: ¿Os emociona que os comenten lo mucho que les gusta a vuestros lectores? A mi sí, justo hoy 10/12/2021 he recibido en mi instagram un mensaje sobre una personita que lo que lleva leyendo mi historia le está encantando, y me emociona muchísimo saberlo ;-;

-Para lectores: ¿Os emociona el hecho de que yo actualice? O algún escritor que os guste, no tengo porqué serlo yo.

Ahora sí, bye!!~

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