Era un lugar precioso. Habia hierba verde hasta donde alcanzaba la vista, flores de todos los colores imaginables, un rio tan azulado como el mismo cielo y miles de luciérnagas de diferentes colores iluminando el lugar.

-Draco- dije todavía asombrada mirando a mi alrededor- ¿Qué lugar es este?-.

-Es una especie de jardín secreto- dijo mientras me abrazaba por la cintura- Ahora es nuestro lugar-.

Me comenzó a dar besos en el cuello y yo lo arquee para una mayor comodidad. Le acaricie el pelo, ese pelo platinado que tanto me gusta. Note como sus manos bajaban a mi pan y entonces me di la vuelta, el me cogio enredando mis piernas en su cintura y me llevo a una especie de cobertizo. Por fuera parecía una caseta pequeña, pero por dentro era enorme. Una casa entera. Habia una cocina, un salón, habitaciones y demás. Me llevo hasta la cama y ya os podeis imaginar lo que ocurrio.

***

A la mañana siguiente desperté con una fina sabana sobre mi y a Draco a mi lado durmiendo. Me encantaba verle asi, tranquilo, sin preocupaciones. Le di un beso en la frente y me di la vuelta para descansar un poco. Al poco rato de darme la vuelta, unos brazos rodearon mi cintura, cosa que me hizo estremecerme.

-Kitty- dijo medio dormido, a lo que yo me di la vuelta para mirarle a los ojos- Te quiero. Te quiero como a nadie y te voy a querer siempre. Eres lo mas importante de mi vida y no quiero perderte por nada del mundo. Es por eso que quiero pedirte una cosa-.

-¿Y que es?- pregunte confundida.

-Vistete y reúnete conmigo a la orilla del rio- dijo acariciándome la mejilla.

Acto seguido se levanto, dejándome sola en la cama. Al rato decidi que ya era hora de vestirme ya que no quería hacer esperar a Draco. Me puse la ropa del dia anterior y sali afuera. El jardín era todavía mas bonito de dia. El sol se reflejaba en el rio y los arboles y el sol creaban preciosas formas en el suelo con las sombras. Draco estaba en la orilla del rio con unos vaqueros negros y una camiseta blanca que le marcaba su abdomen de jugador de Quidditch. Estaba tirando piedras al rio haciendo que estas rebotaran en su superficie. Me acerque silenciosamente hacia el y me sente en un tronco que había un poco mas atrás para verle. Aquel era mi pasatiempo favorito.

-¿Que estas mirando?- dijo Draco dándose la vuelta haciendo que me estremeciera.

Si, era un amor de persona y a veces muy cariñoso y romántico. Pero seguía teniendo el efecto intimidante que siempre había tenido.

-A ti- dije, a lo que se me escapo una risilla.

Se acerco y se puso de rodillas frente a mi para estar a mi altura. Susurro unas palabras y todo el bosque, que hasta ahora me parecía perfecto, se torno aun mejor. Una brisa de aire puro golpeo mi cara. Era perfecto. Mientras yo admiraba el lugar, Draco había sacado de su bolsillo una cajita rodeada de tela verde. Cuando me fije en ella y la analice, mire a Draco a los ojos y vi que tenia un brillo que nunca había visto en ellos. Draco bajo los ojos a la caja y la abrió. En ella había... ¡una anillo! Brillaba mas que el sol y las estrellas juntos, y la luz del sol lo hacia mas bonito aun.

-Katya- dijo Draco a lo que yo le mire fijamente a los ojos- Quiero pasar el resto de mi vida con la persona a la que amo, y no quiero esperar mas para que seas mia. Asi que por eso te hago esta pregunta. Katya Riddle,- me había llamado por mi nombre real- ¿quieres casarte conmigo?-.

Oh Dios mio, ¿esto esta pasando de verdad? Me había quedado sin palabras.

-Yo...-