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Nueva... ¿Aliada?


—¿Señor Rata?.

—Claudia —susurro mientras la rodeaba con la mirada —Al parecer los rumores son ciertos. Felicidades por entrar a la realeza sin ofrecer tu cuerpo —hizo una reverencia.

—N-no soy de la realeza...

—¿No?. Que raro  —con pasos lentos y amenazantes la empezó a rodear — Juraría que esa vestimenta es de una reina o duquesa.

—Yo solo soy la madre del principe.

—¿Es un nuevo rango del cual no estoy enterado? —se detuvo tras ella —¿De que trata?, ¿Cuidar al principe para que no cometa un error?

—Mi hijo sabe cuidarse solo — reprochó.

—¿Si?¿Y por qué el "cargo"?. Para ser más preciso, ¿Para que la vestimenta? ¿No puedes seguir siendo una sirvienta y a la vez la madre del principe?.

—No sería bien visto, que una sirvienta sea considerada "reina" sin un linaje.

—Interesante... —se quedó en silencio un momento —Sigo sin entender la vestimenta, pero está bien.

Claudia levantó su mirada, tratando de ocultar la duda y las preguntas que Rata le había sembrado.

—Hablando de vestimentas y fachadas. ¿En dónde se encuentran Mamut y Gorila?. Hasta donde tenía entendido, siempre estaban con usted.

—Esos traidores —hablo con desprecio —Me abandonaron y se aliaron con tu "princesita".

Rata empezó a caminar en círculos, su rostro solo mostraba enojo y desesperación.

—Eso te volvió débil —hablo Claudia, captando su atención —¿O de dónde más saldrían esos moretones?.

—En efecto —afirmó —Tras la ida de Mamut y Gorila, muchas personas se "desahogaron". Soy uno de los fundadores y protectores de esta tierra... Por eso mismo,  solo me golpearon y me dejaron con vida. —En su voz se notaba el enojo y la desesperación que mostraba su rostro.

—Lo lamen-

—La llevaré con Eva —dijo Rata, sin dejar que Claudia terminara de hablar. —Pero le advierto algo —se acercó a ella, y la miro fijamente —La señorita que está allá, no es la princesa que piso está tierra hace ya un mes.

—¿Qué? —pregunto confundida.

—No se que descubrió. No sé que vió. Solo se que Eva, ya no es una princesa. —Rata le señaló a Claudia el camino y la dejo irse por su cuenta.

Ella obedeció y siguió. Tierra de nadie era ruidosa y siempre veías a alguien en el camino, está vez, no era así.

La neblina y el frío invadieron el lugar, el presentimiento que sentía Claudia al llegar a Pertenec, era el mismo que sentía en ese momento. Una punzada en el estómago y una inseguridad muy grande.
Al llegar a la "casa" de Eva, muchas personas se encontraban al rededor.
Hombres y mujeres miraban con odio e intriga a Claudia, esto aumentó su inseguridad.

Vio rostros conocidos, pero no sabía sus nombres. A excepción de Bob, quien acariciaba a su caballo negro y miraba fulminante a Claudia.

—¿Eva?... —susurro al estar en la entrada de la casa.

—No está ahí —hablo Bob mientras se acercaba. —No deberías estar aquí...

Bob estaba erguido y con la cabeza en alto, su postura era amenazante en muchos aspectos.

—Tambien soy aliada de Eva.

Bob dió una pequeña risa.

—Querrás decir; era.

Las demás personas fuera de la casa, empezaron a reír. Claudia se abrazó a si misma y ordenó que le dijeran dónde estaba Eva. Las risas se volvieron ahogadas y le señalaron la parte tracera de la casa. Se dirigió a pasos rápidos hasta que la encontró.

—¡Eva! —dijo entusiasmada.

—¿Claudia? —Pregunto confundida —¿Eres tu?.

—Si, soy yo —respondió aliviada

—¿A qué has venido? —dijo mientras le daba la espalda

—Vine a hablar con usted. —en la voz de Claudia se notaba la confusión sobre la actitud de Eva

—¿Sobre que?. Tú y yo no tenemos de que hablar.

—Claro que sí. Traigo información importante y-

—¿Te atreviste a venir acá con esas vestiduras? — interrumpió Eva a las palabras de Claudia

—¿Qué? —pregunto confundida. —Princesa Audrey —pronunció en susurro, mientras se acercaba a pasos lentos hacía ella— Soy yo. Claudia. Su aliada.

Tocó el hombre de la princesa, y está de manera abrupta, la quito.

—No... Claudia, la sirvienta era mi aliada. ¡No tú!,¡Traicionera!.

—¿Q-que? —empezó a retroceder, mientras que Eva caminaba hacía ella.

—Eres una traicionera. En plena investigación decides aliarte con el objetivo. ¿¡No pensaste o lo hiciste con intenciones!? —gritó.

—Princesa... —susurro de manera inaudible.

—Largate —pronuncio lento y preciso. —¡Lárgate!.

—¡N-No!. —reprochó —¡Me niego a irme!. El reino está destruido al igual que el principe. Han pasado tantas cosas que ni el consejero sabe que hacer. Acudí a usted por ayuda, y aquí me tiene. No dejaré de ser su aliada por un posible "error"... Quiero que todo vuelva a como era antes, que usted regrese a su hogar. Que, mi hijo no sufra más...

Claudia no se había dado cuenta, pero a su alrededor había un gran grupo de personas, viendo como su voz de rompía y sus lágrimas caían... Viendo su alma vulnerable.

—Deja que lo demuestre. —La voz de Bob, llamo la atención de todos. —No interactúe mucho con ella, pero note su inseguridad al darme la carta. Ella también está enfocada en esta investigación, y aunque no tomó una buena decisión, no creo que te haya vendido al principe.

El silencio invadió aquel lugar. Las miradas eran los únicos movimientos.

—Muy bien... —habló Eva. —Demuéstrame que puedo confiar en ti.

—¿Cómo?.

—Infiltrando a Aran —dijo con una pequeña sonrisa.

Una figura salió de entre la multitud.

—Es mi nueva "aliada".

Cristal la observó más de cerca. Tenía un cuerpo robusto, y no levantaba su mirada.

—¿Sabes hablar? —preguntó Claudia.

Aran asintió sin levantar la mirada.

—Sabe hablar, más no lo necesita. En la última carta escribiste que estaban despidiendo al personal de limpieza —una sonrisa se formó en el rostro de Eva— Quiero que te lleves a Aran, no solo como una sirvienta. Trata la como tú dama de compañía.

—¿Mi dama de compañía?. No soy ninguna reina, ni duquesa para tener una dama de compañía.

—No me importa —el rostro de Eva era neutral— Aran hará la limpieza y te acompañará. Evita a toda costa que la despidan, y mantenla cerca del principe, las reuniones, y todo lo que consideres importante.

—Ese es un enorme trabajo...

—Aran te lo hará ligero. ¿Verdad?.

—Si.

Claudia abrió los ojos a más no poder. Y su rostro de sorpresa era muy notable.

—Nueva... ¿Aliada?—preguntó a la princesa— Es un hombre...

—En efecto —afirmó— Por ello, siempre se va a mantener en silencio.

Claudia no estaba segura de eso. Pero tenía que demostrarle a la princesa que aún era de confiar. O para ser más precisos... A Eva.

Una vez en el carruaje. Eva le dió unas especificaciones a Aran y luego partieron a Pertenec. El silencio conquistó el carruaje apenas partieron de aquel lugar.

—¿Desde cuándo conoces a Eva? —pregunto Claudia. Tratando de romper el silencio de aquel lugar. Al ver que Aran no le respondió, le dijo:— Puedes hablar conmigo. En este carruaje puedes levantar la mirada y dirigirme la mirada.

—Prefiero no hacerlo. —respondió Aran.

Claudia asintió y  mantuvieron en silencio.

Aran llamaba la atención de Claudia. De no "conocerla", creería que solo era una mujer desagradable a la vista. Pero no estaba ahí para juzgar su apariencia, su objetivo era simple.

Infiltrar a Aran. Mantenerla dentro del castillo. Y demostrarle a Eva que era de confiar.

Sencillo...¿No?

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