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MacRoyalti


—Principe Killian,las cartas fueron enviadas apenas fueron escritas— informo Odín— dos guardias llevaron las cartas a los pueblos vecinos en tan solo un par de horas, cosa que creo deberíamos aprovechar para un futuro no muy lejano, el hecho de que llegarán así de rápido fue-

—Silencio Odin— ordenó el principe— ¿Cuales fueron los reinos a los cuales les llegó la carta?

—El reino Raylonds y MacRoyalti mi principe

—Exelente, ¿Alguno respondió?.

—Ninguno hasta ahora principe.

Killian no estaba preocupado, sabía que los reyes de aquellas tierras iban a apoyarlos, tanto en la búsqueda de la justicia, o en la guerra contra el reino MacRoyalti.

Mientras tanto en aquel reino. La reina logro convencer al rey de ir al pueblo, a celebrar junto a sus habitantes la llegada de la princesa al reino, y a encontrar a la sastre para hacer el vestido.

—Cristal ¿Que voy a hacer?, no lograré conseguir a alguien que me ayude, con mis padres cerca y el reino en festividad— dijo preocupada Audrey.

—Mi lady no se preocupe, lo crea o no, escapar en una festividad tan grande como está es muy fácil—la sonrisa de Cristal calmó a Audrey.

El carruaje del rey y de la reina iban delante del carruaje de Audrey y su dama de compañía, esa noche era muy oscura, la luna se ocultaba en las nubes, y la neblina aparecía lentamente, mas los aldeanos de MacRoyalti lograron alumbrar cada esquina, con antorchas, velas, y mucha felicidad.

—BIENVENIDOS SEAN LOS REYES Y LA PRINCESA.

Todos alegres saludaron los carruajes a lo lejos. El aroma a comida era magnífico, organizar banquetes al aire libre era una tradición reservada para grandes fechas, y siempre que aquello ocurría, el rey y la reina bajanban al pueblo, a sentarse a la cabeza de la mesa, decir unas palabras y celebrar junto a sus habitantes.

El carruaje se detuvo frente al centro de la ciudad, que estaba alumbrado por velas de colores, lleno de decoraciones brillantes, y al lado de la estatua del primer rey de MacRoyalti, se encontraba un enorme banquete creado por las personas. Los panaderos trajeron su mejor pan recién salido del horno, los granjeros trajeron las cosechas más frescas de ese día, los carniceros traían grandes aves que eran casadas aquella tarde, todo el pueblo trajo algo, desde platos de porcelana para repartir la comida, hasta pequeños francos llenos de garbanzos. El rey y la reina mostraban una gran sonrisa al bajar del carruaje, ese escenario les parecía muy conmovedor.

—Princesa, el rey me pidió que le dijera, que bajara de el carruaje después de que diga su discurso—aviso un guardia que venía en el carruaje del rey.

—Gracias guardia, puede retirarse, estaremos al tanto— dijo Cristal amablemente— El rey tardará un poco en decir su discurso— se dirigió a Audrey, quien estaba encantada con esa escena. Al ser una tradición reservada únicamente para fechas importantes, fueron contadas las veces en las que ella vio ese hermoso escenario, la conmovió más, el hecho de que utilizaron esa tradición para celebrar su llegada al reino.

—Cristal...— hablo Audrey, mientras que no podía apartar su mirada de la ventana—Te das cuenta de que si no me entrego, o no demuestro mi inocencia, el principe Killian es capaz de atacar a toda esa gente— dentro de Audrey había una culpa profunda, sus pensamientos no se habían echo realidad, pero sentía ese sentimiento de culpa, como si hubiera pasado un caos.

—Mi lady, no piense esas cosas—Cristal sostuvo las manos de la princesa, captando su atención—Tanto usted, como yo, buscaremos la manera de demostrar su inocencia, y el principe no se atreverá a hacer un masacre a esta tierra.

—Es eso, o entregarme siendo inocente, para que me coloquen en la horca y así salvar a este pueblo.

Un silencio tenue llegó al carruaje. Cristal no podía creer que la princesa pensará en eso como una solución

—Mi lady, yo-

—¡Princesa, ya es hora!— dijo el guardia cuando abrió la puerta del carruaje— Es momento de que célebre junto a su pueblo.

Audrey salió del carruaje, caminando lentamente a dónde se encontraba el rey con una leve sonrisa y la mano extendida.

—Aquí está— tomo la mano de su hija, y todos los alrededor se levantaron— La razón de esta celebración, la razón de una celebración próxima—miro a Audrey con ojos llenos de orgullo—Mi hija...¡Su futura reina!—todos aplaudieron con alegría.

—Di unas palabras hija mía— hablo la reina, quien estaba al otra lado de Audrey.

Audrey pensó un momento, miro a toda
Das aquellas personas que la miraban con felicidad.
"Son gente buena" pensó ella.

—Reino mío, como su princesa y futura reina, quiero agradecerles su cordial y alegre bienvenida antes que nada— todos volvieron a aplaudir—Hoy quiero hacerles una promesa...— pensó en arrepentirse, ella no estaba segura de cumplirla, pero lo intentaría hasta el final— Y es que, como su futura gobernante, no dejaré que nada malo les pase a ustedes—miro a sus padres de reojo—Ni a este reino, a nadie que de este lugar— alzo la copa frente a ella— Alzo esta copa en honor a mi promesas, y al beber la, prometo que cumpliré mi palabra.

Los aldeanos alzaron la copa junto a su princesa, y a sus reyes, bebieron, y una vez concluido el discurso de la familia real, todos se sentaron a comer.

—Serás una muy buena líder hija mia— hablo la reina—Sabemos que desde ahora, luchará y protegeras a tu pueblo de todo mal

Audrey se sentía culpable, no sabía cómo cumplir su promesa.

—Hija— hablo el rey mientras cortaba un trozo de carne—¿Había algo importante en el correo?.

Audrey se paralizó en dónde estaba sentada.

—¿Que?— dijo nerviosa.

—¿No leíste el correo?— pregunto la reina.

—Por supuesto—miro su plato, lleno de comida, tratando de buscar una buena excusa—No había cosas importantes, solo irrelevancias.

—El mensajero dijo que llegó una carta del rey Joshner—la reina parecía confundida respecto a las palabras tanto de su hija, como del mensajero.

—Si. Llegó una carta de él, para mí— dijo sin nervios alguno—Mi tiempo de visita a acabado, mañana tengo que regresar a Pertenec.

—Pero, no has hablado con la sastre real—dijo la reina preocupada.

—Madre, aún tenemos 5 meses por delante, y hay otros asuntos los cuales necesito atender.

—¿Cómo cuáles?— el rey tenía un rostro curioso y algo enojado— Aún no están casados ¿Que clases de asuntos vas a atender?, no eres su esposa para atender los tareas reales, y mucho menos la organizadores para estar tan enfocada en la boda.

Audrey analizó las palabras de su padre, él tenía razón, y no podía mentir respecto al rey, ya que él y su padre llevaban más de 20 años de amistad.

—Amm..—la princesa no sabía que decir. Hasta que una idea vino a su mente— Unos asuntos con el principe Killian.

Un rostro de sorpresa se encontraron en los rostros de ambos reyes. La reina Lucia confundida respecto a esas palabras, y el rostro del rey se tornaba enojado lentamente.

—Espero no estés planeando adulterar al rey con su propio hijo— hablo el rey enojado—Porque si es así, sufrirás grandes consecuencias.

—Padre, no es lo que crees— hablo la princesa algo asustada—Son asuntos respecto al castillo, remodelaciones y planes de amistad a futuro.

—¿Y tú qué haces metida en esos temas?, Aún no tienes voto—siguió enojado el rey.

—Hija lo que te queremos decir— la reina extendió su mano a la mano del rey para tranquilizarlo—Es que, está bien que empieces a involucrarte en ciertos asuntos, pero no está muy bien visto, que meses antes de tu boda con el rey, ya estés en "asuntos" con su hijo el principe Killian, y menos cuando eres mayor que él.

—Lo entiendo madre, no son asuntos muy importantes, realmente no duraremos mucho tiempo juntos, pero si voy a ser reina de ese reino y luego de este, debería estar un poco más informada sobre ciertos temas de la realeza—miro a su padre, quien  no lucía convencido de sus palabras—Al menos, tener en cuenta ciertas enseñanzas desde el punto de vista de un hombre, el cual no este ocupado liderando una nación—el rey se relajo, mostrando una cara neutral.

—Me parece magnífico hija— hablo con una sonrisa la reina— Al llegar al castillo te prepararemos el mejor carruaje ya que...—la reina se detuvo un momento— ¿Que sucedió, que llegaste de tal manera?.

Audrey no sabía que decir respecto a eso, no había pensado en una excusa para su llegada al reino.

—Rey—se acercó un aldeano a darle una reverencia al rey, al lado suyo, una joven de piel morena muy linda— Nos preguntábamos— se miraron mutuamente entre sonrisas—¿Si , podría darnos su bendición para nuestra boda?.

—¿Boda?— pregunto la reina con una gran alegría— Maximus, dales su bendición.

El rey terminó de comer  para limpiarse la cara, levantarse, y con una postura firme, dijo:
—En el nombre del pueblo de MacRoyalti, su gente, y mis antepasados. Yo les doy mi bendición para casarse.

Todos se levantaron a aplaudir y felicitar a los próximos novios (incluyendo la reina).

—Me alegra por esos dos jóvenes —la reina se sentó, miro a Audrey para continuar su conversación—¿En qué estaba?.

—En que mañana voy a irme, me preparas un carruaje y que Cristal me acompañara de regreso— dijo la princesa, omitiendo por completo la pregunta anterior

—¿Quieres que Cristal te acompañe?—pregunto curiosa la reina.

—Es mi dama de compañía, debió acompañarme apenas salí del reino hace un mes atrás.

La reina pensó un momento, y acepto la condición de la princesa.

—Prometeme, que nos llegará una carta tuya  todos los días.

—Lo prometo.

...

A la mañana siguiente, a muy tempranas horas, cuando todo el reino incluyendo los reyes, estaban descansando. La princesa junto a su dama de compañía, estaban preparando su carruaje en la compañía de un solo guardia.

—Princesa, no entiendo ¿Por qué tanto equipaje? En un par de horas estará en el pueblo de Pertenec— el guardia estaba agotado de cargar equipaje tras equipaje, y le parecía curioso que los reyes no estaban para despedirse.

—Guardia ¿Quiere ascender a general?— pregunto Audrey mientras esperaba dentro del carruaje.

—Si, mi princesa—siguió cargando equipaje tras equipaje.

Después de un momento, Cristal entro en el carruaje junto a la princesa.

—¿Cuál es el plan mi lady?.

—Es muy simple Cristal— la princesa abrió un pequeño bolso de mano que traigo con ell, y de el, saco tres pergaminos diferentes— Según la carta que envío en príncipe Killian, se lo enviaron a cimco reinos diferentes, pero no que no saben, es esto.

Audrey saco el papel por fuera de la ventana del carruaje, frente al cielo que era alumbrado por el alba.

Al acercarse un poco más al papel, Cristal noto una lista invisible.

—¿Apoyaron la lista de los cinco reinos, sobre el papel de la carta?—Cristal estaba confundida ante tal descuido.

—El principe debió enfocarse en la manera en la que llegaría la carta en forma exterior, antes de preocuparse de lo que había anotado en el interior.

—¿Y como nos ayudará eso mi lady?.

Audrey saco un pequeño mapa que estaba al lado de ella.

—Este es un mapa de todos los reinos que están alrededor de MacRoyalti— señaló—Y como es notorio, al lado de nosotros está el reino de Pertenec.

—Si...—afirmó la dama de compañía algo confundida.

—Si la carta escrita ese día y llegó en un par de horas, quiere decir que el principe mando la carta a los cinco reinos más cercanos. Y dos de ellos en específico, su mínimo de días, aunque estén mandados a caballo, es de cinco días.

—La carta llegó ayer mi lady—recordó Cristal.

—En efecto, esas cartas no han llegado a su destino, lo cual es magnífico. Ya que, si nos apresuramos a llegar a tierra de nadie, estaremos ahí para cuando pasen las cartas por ahí, y si eso pasa, alguien debe saber algo.

—Disculpe, pero ya estoy confundida—Cristal calló un momento y luego hablo:—¿Que es "tierra de nadie"?

Audrey señaló en el mapa un gran área en blanco.

Tierra de nadie era una pequeña sección entre la frontera de Lardword y Wisel. Según la historia, esa sección nunca logro ser reclamada por ningún reino en las guerras pasadas, llegando a quedar como tierra de delincuentes y gentes de bajo rango para vivir.

—Y aunque no lo creas—susurro Audrey a Cristal— Todas las noticias de todos los reinos pasan por ahí, antes de llegar a los oidos de alguien de la realeza.

Cristal estaba sorprendida de los conocimientos de la princesa, eran informaciones delicadas y muy específicas, simplemente callo sin hacer preguntas de como sabía eso. El carruaje marcho, un guardia las iba a llevar hasta la frontera del reino, para que no hubiera más personas involucradas, Audrey dijo que otro guardia las recibiría para llevarlas al reino.

—Solo queda salir con vida....

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