Killian estaba sentado en su escritorio. Miraba con gran atención una taza de té, que le trajeron sus sirvientas, para que pueda descansar.

Estaba muy indeciso respecto a tomarla o no. Han pasado un par de semanas desde la muerte del rey, y Killian no ha logrado conciliar el sueño por ello.

Levantó la taza, y estaba dudoso de beber la. La acercó a sus labios lentamente...

—¡Principe Killian! —la voz de Odín atravesó el pasillo y llegó en dónde estaba el principe.

—¿Odín?, ¿Que te sucede?— pregunto, mientras se levantaba de su asiento.

Odín respiraba profundo y muy rápido.

—Principe...—se levantó y miro a Killian —El reino de Lardword respondió a la carta.

—¿EN SERIO? —el rostro del principe mostró una sonrisa de orgullo—¿Y que dijeron?

—Que viene en camino para hablar con usted —diho Odín mientras (aún) trataba de recuperar el aliento.

—¡Magnífico!. Odín, dile a las sirvientas que limpien cada rincón del castillo, y preparen tres alcobas, para las visitas.

—No lo entiende mi lord...—Odín respiró profundo, y se acercó al príncipe con postura firme—La carta fue enviada en mismo dia que ellos salieron.

—¿Que quieres decir con eso?.

—¡Que están llegando al reino en este preciso momento!

Los ojos de Killian, se abrieron a más no poder, y su rostro mostraba sorpresa

—¿QUE HACES HABLANDO CONMIGO?, ¡Dile a las sirvientas que hagan la limpieza, lo más rápido que puedan!

—S-si mi príncipe...

Killian dirigió su vista a la ventana, y notó a lo lejos un carruaje que se acercaba rápido a las puertas del castillo.
Salió de aquel lugar, y se paró al lado de los soldados que estaban en la puerta.

El carruaje se detuvo cuando cruzó la entrada, un hombre de baja estatura se bajó y anuncio:

—¡Todos saluden, al rey Oliver del reino de Lardword!.

Después de esas palabras, un hombre de cabellera y barba blanca, ojos azulados, y vestimenta elegante, bajo del carruaje con una sonrisa.

—¡Rey Oliver! —saludo Killian, mientras se acercaba, a aquel hombre. —Sea bienvenido al castillo de Pertenec.

—Bonjour —dijo el rey Oliver—Merci pour votre accueil chaleureux.

Killian mostró confusión ante las palabras del rey. Luego miro a Odín, quien lucía igual de confundido.

—¿Cómo dice? —pregunto el principe.

—Oh, je suis désolé —se aclaró la garganta y habló:— Mi español, no es muy bueno. Por eso traje a un traductor —señalo al pequeño hombre que lo había presentado.

—No se disculpe, rey—dijo Odín —Este asunto, no será nada más, que un pequeño inconveniente.

El rey asintió con la cabeza, y en francés, le pidió a su "traductor" que sacará el equipaje.

Mientras caminaban por el pasillo del castillo, el rey hablo:

—Como podra saber, no llegamos apenas llegó la carta, porque... nous devions avoir une réunion des rois.

—¿Disculpe?.

—Tuvieron una reunión de reyes —explico el "pequeño hombre".

—Oui. Tuve una pequeña reunión con el rey de Wisel, antes de venir para acá.

—¿También nos va a apoyar? —pregunto Killian con (gran) entusiasmo.

—En réalité...—el rey se detuvo, miro a Killian, y tras un suspiro (algo pesado). Hablo:— Principe Killian, espero entienda que no vine por la alianza, pero tampoco vine como un ennemi.

—¿Disculpe? —el rostro del principe mostraba confusión y decepción.

—Quiero decir, que mi posición respecto a esta guerre, es nul.

—¿Vino hasta acá, para decirme que no me va a ayudar? —apreto si mandíbula, y sus manos se volvieron puños.

Odín notó este comportamiento del principe, y se adentro a la conversación.

—A lo mejor, usted vino para decidir su posición ¿No?. —señalo al rey— Vino para ver cuál es nuestro plan, y así decidir que va a hacer ¿Verdad?.

—Oui... —el rostro del rey mostraba cierta inquietud sobre Odín.

—Si es así—hablo Killian—Será mejor que descanse, nuestro plan es muy complejo, y nuestros planes de repuesto también lo son.

—Dans mon pays, nous n’utilisons pas de " plans de rechange". Nous faisons un plan infaillible.

—¿Que dijo? —pregunto Killian al "traductor".

Este dudo un poco, y miro como el rey se alejaba.

—Dijo... Que necesita descansar, y está entusiasmado de ver su plan —hizo una reverencia y fue tras el rey.

Killian y Odín se quedaron solos en el pasillo. Ambos veían como el rey subía las escaleras en dirección a su alcoba.

—De todos los reinos que pudieron ayudar—hablo Killian— Llegó el más prétentieux.

—¿Sabe francés? —pregunto Odín, asombrado ante las palabras del principe.

—Se unas cosas...

Killian empezó a caminar a la cocina, y Odin fue detrás de él.

—¡Principe!,¡Creo que debo darle una noticia importante!

—¿Otra?.

—Hace un par de días, le envié una carta al noble Harper, para que viniera a visitar —respiro profundo —Y hoy... Me llegó la carta del noble, diciendo que viene en camino.

Killian miro fulminante a su consejero.

—Ya tenemos visitas, Odín. ¿Por qué lo invitaste?.

—Porque ningún reino respondió, y pensaba que podrían verse.

—¿Para que quiero ver a ese imbécil?. —Killian colocó su mano en su rostro, respiraba profundo y suspiraba de la misma manera —Por tu insolencia, te encargaras de atender, no solo a Harper, sino también al rey Oliver.

—¿Insolencia?.

—Si quieres invitar a alguien al castillo, tienes que consultarlo conmigo. ¡Yo! Soy el líder ahora, todo pasa por mí —se acercó a Odín, dejando poco espacio entre los dos— ¿Entendiste?.

—S-si, mi lord...

—Muy bien —se alejo— habla con los generales y capitanes, mañana veremos todos los planes de arriba a abajo.

—Como ordene.

Killian se dirigió a la cocina, mientras que Odín se dirigió a buscar a los capitanes y generales.
Ninguno de los dos se dió cuenta... De que Claudia, estaba siguiéndolos y escuchando cada conversación.

Se dirigió a un lugar apartado para escribir una carta, a "Eva".

Eva.

Hoy llegó al castillo, el rey Oliver del reino de Lardword. Vino a ver el plan del principe para decidir su posición respecto a esta guerra.

El principe lo llamo pretencioso. ¡Ja! No conoce al rey de Raylonds...

...

Quisiera poder decirle más, pero estaré ocupada atendiendo, no solo al rey.
Odín invito al noble Harper a una visita al castillo, a espaldas de Killian.

Este se enojo, y dice que él es el líder, y que todo pasa por él.

Claudia dejo de escribir, porque unas voces se acercaban a dónde ella estaba "escondida".

—Se lo pido

—¿Para que lo quieres?.

—Para... Que él principe descanse, no ha dormido muy bien y creo que eso lo está volviendo volátil.

Un pequeño silencio invadió el lugar.

—Te lo daré... Pero no te excedas respecto a la cantidad, podría ser mortal.

Claudia cubrió su boca con ambas manos, y en su rostro se notaba miedo.

«¿Quienes eran esas voces?». Rápidamente lo anoto en la carta. Observó que nadie estuviera afuera, y salió rápido de dónde estaba, hacía la puerta del castillo, para reunirse con el mismo cartero de la vez pasada.

—Misma dirección, misma persona ¡Ve rápido!.

Volvió al castillo a atender la limpieza.
Con la esperanza de que no tardara en llegar la carta...