Chapter 3
La primera semana había sido muy difícil para Ennila, aprendió a tomar el transporte público después de perderse como tres veces. La universidad era bastante grande y por supuesto que también se había perdido.
Acostumbrarse a bañarse en el baño compartido también fue difícil pues le abrieron la puerta en varias ocasiones pues olvidaba poner el seguro, sin mencionar que había veces en que hasta había fila para usarlo. No había siquiera podido hacer amigas pues las compañeras que había conocido vivían en los dormitorios dentro del campus, no en los independientes como Ennila.
Mentiría si dijera que todo estaba saliendo bien, pues se sentía hasta homesick en las noches, llorando a veces por lo pesado que era empezar desde cero en un país extranjero, a veces lo único que quería era un abrazo de su mamá, una sopa casera preparada por ella o simplemente poder llegar de la escuela y contarle a su familia cómo le había ido.
El fin de semana había llegado como una brisa de aire fresco, había planeado ir a Abbey Road para tomarse fotos en el tan famoso paso de zebra pero al no tener con quién ir le pareció buena idea mandarle mensaje a Alex.
«Hola, Alex. Soy Ennila Dávila, nos conocimos en el avión la semana pasada. » 20:13 hrs.
«Hola, Ennila. ¿Cómo te fue en tu primera semana?» 20:21 hrs.
«Pudo haber estado mejor si soy honesta.» 20:25 hrs.
« :// » 20:30 hrs.
Ennila volteó los ojos al ver su último mensaje, había olvidado que Alex era un hombre de 36 años y que definitivamente escribía como uno.
«Planeaba ir a visitar Abbey Road mañana, ¿crees poder acompañarme?» 20:34 hrs.
«¿A qué hora?» 20:35 hrs.
«¿Qué hora te queda bien?» 20:35 hrs.
Mordió su labio esperando una respuesta rápida, cuando se tardó unos segundos salió del chat pero en cuánto le apareció que estaba escribiendo sintió su corazón latir muy rápido.
«Paso por ti mañana a las 10:30 hrs.» 20:37 hrs.
«Okay, buenas noches.» 20:42 hrs.
Suspiró con emoción y dejó el teléfono cargándose en el escritorio, ya tenía incluso pensado su outfit. Terminó su ensayo y después de hacer su rutina de aseo se fue a dormir.
—Mierda, mierda, mierda... —susurraba Ennila mientras se ponía rimel en sus pestañas, efectivamente, se le había hecho tarde.
Apenas había tenido tiempo de bañarse y arreglarse un poco la cara, miró su reloj de muñeca y vio que faltaban menos de diez minutos para que llegara Alex. Cepilló por última vez su cabello y decidió ponerse un chaleco pues se sentía bastante frío.
«Ya estoy aquí.» 10:28 hrs.
«Voy.» 10:29 hrs.
Guardó el teléfono, los audífonos, tarjeta del transporte público y su ID en su bolsa para bajar corriendo las escaleras. Abrió la puerta del edificio con un poco de dificultad y sacudió su mano saludando a Alex con un poco de incomodidad.
El pelinegro estaba usando un beanie negro junto a unos lentes oscuros, apenas se subió al lujoso coche sintió su loción invadir su nariz.
—Hola...
—Hola, Ennila, ¿Cómo estás? —encendió el auto y se puso en marcha hacia el destino acordado.
—Un poco cansada, no han sido noches muy cómodas. ¿Qué tal tú? ¿Qué tal te trata tu vida de famoso?
—Muy relajada si soy honesto —la miró de reojo—, la vida es fácil cuando eres rico.
—No sabes la envidia que te tengo —musitó sarcástica mientras se acomodó el cinturón de seguridad.
—Pensé el otro día en ti porque leí un libro sobre una estudiante de intercambio —agregó Alex—, me hizo preguntarme si has estado disfrutando el país.
—No he podido salir mucho, además me perdí varias veces en el transporte —suspiró cansada.
—¿Qué tal las cosas en la universidad?
—Muy pesada, mucha competencia.
—Lo sé, gracias a Dios no fui a la universidad. ¿Ya has hecho amigos?
—Creo que es obvia la respuesta puesto que eres tú quien me está acompañando a visitar lugares.
—Hmm, ¿Entonces soy tu única opción?
—¿Premio o castigo?
Ambos giraron la cabeza para verse y sonrieron.
—Hoy te ves bien —agregó Alex.
Ennila se sonrojó, era cierto que el día que viajó en avión iba en pants súper cómoda con una cola de cabello y sin maquillar. En ese instante se preguntó si Alex recordaba su vestimenta de aquel día.
—Es para salir bien en las fotos, ya sabes.
—Claro, claro.
Alex se estacionó dentro de los estudios Abbey Road, Ennila no iba mentir, estaba sorprendida.
—¿Aquí te vas a quedar?
—Sí, no hay problema, me conocen.
—Oh, okay...
Ambos bajaron del auto, Alex la tomó delicadamente del brazo para guiarla a la salida.
—Quiero pensar que quisiste venir aquí porque eres fan de The Beatles y no sólo por ser un lugar popular.
—Por supuesto que soy fan del Fab Four.
—¿Quién es tu favorito entonces? —la miró con intriga levantando una ceja.
—Paul, obvio.
—Hmm, prefiero a John.
—Muy cliché, incluso para ti —musitó Ennila y Alex la miró con una sonrisa luciendo sorprendido.
—George también tiene, tenía, buenas canciones pero elegir a Paul es más cliché que elegir a Lennon.
—¡Já! No lo creo.
Al llegar al cruce Ennila sonrió con genuina felicidad, muchas veces se había imaginado en ese preciso lugar y ahora realmente estaba ahí. (Sin mencionar que acompañada por uno de sus ídolos).
—¿Me tomas fotos, por favor?
Alex agarró el teléfono de Ennila y tomó como mil fotos mientras la chica aprovechaba la ausencia de tránsito vehicular y hacía incluso poses tontas, una que otra le sacaba sonrisas discretas a Turner.
—Vamos, tómate unas conmigo.
—No... No hay quien nos tome fotos —puso como pretexto Turner.
En ese momento una mujer pasó y Ennila le pidió que les tomara fotos. Era cierto, ella era muy confiada y no creía que alguien pudiera hacerle algún mal.
Convenció a Turner de posar como en aquella icónica foto y después de al menos diez fotos le agradecieron a la mujer para volver al auto.
—¿Desayunaste? —preguntó Alex cuando le abrió la puerta.
—Hmm, no, no me dio tiempo.
Hizo una mueca al escuchar la respuesta y cerró la puerta para después él subir.
—¿Sí sabes que el desayuno es la comida más importante del día?
—Sí, papi.
Alex la volteó a ver de inmediato y Ennila se puso roja de inmediato.
—Perdón, perdón, ¡No quise que sonora de esa manera! Es solo que... Ah, o sea, quise decirlo como si...
—No, no lo expliques —sonrió mientras encendía el auto—. ¿Vamos a desayunar entonces?
—Ow, sí me gustaría, pero no creo poder pagar algo fancy.
—No te estoy pidiendo que pagues, te estoy invitando, Ennila.
—Oh... Bueno, está bien.
Se estacionó frente a una pequeña cafetería que a Ennila le recordó de inmediato a la serie Fleabag, solo que esta era temática de gatitos. Entraron y Alex saludó a las mujeres que estaban trabajando ahí.
—Ven, aquí.
Alex separó la silla de la mesa que estaba pegada a la ventana para que ella se sentara.
—Gracias —le dio una sonrisa y se sentó, después Alex hizo lo mismo frente a ella.
—¿Tienes algún diminutivo o sólo Ennila? —preguntó después de dar una hojeada al menú a pesar de saberlo de memoria.
—Sólo Ennila hasta el momento.
—¿Qué hay de Nila, no te gusta?
—Hmm, ¿Planeas llamarme así?
—Sólo si te gusta.
—Okay, me gusta, pero sólo tú dime así.
Empezó a ver el menú y sin evitarlo, tragó con dificultad al ver los precios, la comida en Londres era ridículamente cara, buscó con la mirada lo más barato que era el té y galletas.
—¿Prefieres lo dulce o lo salado?
—Definitivamente lo dulce.
—Entonces deberías probar el shortcake de fresa, es buenísimo.
Ennila iba a buscarlo con la mirada en el menú para ver su precio cuando Alex le arrebató el mismo.
—No mires los precios, Nila, no te voy a cobrar.
Al escuchar ese apodo salir de sus labios con esa voz tan melodiosa casi suspira.
—Okay... Sólo no busco ser encajosa.
—No lo eres —abrió el menú y fijó su mirada en las bebidas—. ¿Qué te gustaría para beber?
—Hmm, ¿Qué vas a pedir tú?
—¿Yo? Un latte caramelo con crema batida.
—¡Esa es la bebida favorita de Taylor Swift! —mencionó Ennila con una sonrisa.
—¿Entonces que sean dos?
—Por favor pero el mío con leche de coco.
Alex levantó la mano y pronto una mesera se acercó a tomar la orden.
—¿Qué van a pedir hoy? —preguntó amablemente la mujer con una sonrisa.
—Dos lattes caramelo con crema batida pero uno con leche de coco, por favor, yo quiero unos waffles y Nila quiere un shortcake de fresa.
La mesera le guiñó el ojo a Alex y se fue, Ennila se sintió un poco incómoda.
—Vienes seguido aquí, ¿uh?
—Su comida es muy buena, y queda cerca de mi casa.
—Tiene sentido que vivas por aquí —miró por la ventana—, es una zona muy bonita.
—¿Por qué elegiste Inglaterra? —preguntó cambiando de tema.
—Hmm, me gustó la oferta académica.
—¿Y nada más?
—Bueno, hablo más o menos bien inglés y pues siempre me pareció un país interesante.
Ennila dejó de mirar por la ventana y atrapó a Alex mirándola fijamente.
—¿Y qué hacías tú en México?
—¿Disculpa?
—El avión salió de México, ¿Qué estabas haciendo ahí? Pensé que su gira había terminado hace semanas.
—Fuimos por un evento privado, una boda.
—¿Y qué opinas de mi país?
—Tu país es muy bello, Nila, definitivamente dentro de mi top 5. Pero hablando sobre el vuelo... ¿No has tenido pesadillas?
Hizo una mueca—En realidad sí, no han sido las mejores noches y los ruidos fuertes suelen asustarme.
—Matt propuso a la banda que fuéramos a terapia, ellos tampoco la están pasando bien.
—¿Qué tan mal la estás pasando tú?
—No he podido dormir bien tampoco —acomodó su cabello y suspiró—, no creí que fuera para tanto hasta que me di cuenta que prefería estar despierto haciendo cualquier cosa antes que ir a dormir.
La misma mesera puso la comida frente a ellos, Ennila notó el roce a propósito en la mano de Alex y sintió un vuelco en el estómago.
"Cálmate, ni siquiera están en una cita para que te sientas así" pensó antes de suspirar para calmarse.
—Gracias —mencionó Ennila cuando toda la comida estuvo frente a ellos, la mesera la vio con mala cara—. Iré al tocador a lavarme las manos, en un momento regreso.
Se levantó y fue directo a lavarse las manos, se vió frente al espejo mientras sacudía las gotas de sus manos. Suspiró. Su cabello castaño estaba un poco despeinado así que lo arregló aprovechando el agua que quedaba en sus manos, se fijó que no tuviera lagañas o imperfecciones a la vista.
"Es demasiado guapo" pensó "Cómo quisiera que todos en casa pudieran vernos, seguro que eso sería pase directo a la popularidad "
Al regresar a la mesa vio que la mesera estaba riendo de algo que Alex seguro había dicho.
—Oh, basta, Alex —dijo risueña, aunque su sonrisa se desapareció en cuanto vio a Ennila—. Hmm.
Apenas se sentó la mesera se fue.
—Se nota que le gustas —dijo en burla Ennila.
—Lo sé, es el efecto Turner —agarró los cubiertos y empezó a comer.
—Provecho —mencionó Ennila en español antes de empezar a comer.
—¿"Prouvesho"?
—Provecho... Es como el bon appétit en Francés, se dice antes de iniciar una comida como cortesía.
—Okay, prouvesho.
Ambos sonrieron y empezaron a comer. La plática fluyó muy bien, sobretodo Alex era el que hacía muchas preguntas, terminaron de comer cerca del medio día, después la llevó hasta los dormitorios.
—Podríamos visitar más lugares si quieres —propusó Alex después de aparcar el auto.
—¡Sí! Podríamos visitar todos los lugares que me recomendaste.
Ennila sacó una hoja doblada de su bolsa, la misma que tenía los lugares que Alex le había recomendado.
—Ow, aquí habías puesto la cafetería... ¿Tienes una pluma?
—Sí —abrió la guantera del lado de Ennila acercándose a ella, Ennila respiró profundo para disfrutar de su colonia—, toma.
Puso una palomita en el nombre de la cafetería, agregó hasta el final el nombre Abbey Road y también le puso una palomita.
—Entonces... Te mando mensaje, ¿Sí? Para ponernos de acuerdo.
—Sí, claro.
—Vale, nos vemos.
Ennila se acercó a besar la mejilla de Alex, lo cual lo tomó de sorpresa pues no era algo que él acostumbraba hacer. La miró entrar a los edificios, esperó unos segundos antes de encender el auto e irse.
Ali McCartney.
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