Chapter 11
Durante gran parte del regreso a Londres hubo demasiados silencios incómodos, Ennila no había mencionado nada al respecto pero no pudo evitar checar Twitter, había fotos de ellos no sólo en Liverpool sino también de algunas veces que habían salido a algunos lugares de Londres.
Había muchísimos tweets preguntando por Louise, algunos especulando una ruptura y otros diciendo que se trataba de otra infidelidad. Toda la situación le dio náuseas.
Llegaron a la casa en silencio, apenas el cantante dejó las llaves en el llavero acomodó su cabello suspirando, exhausto.
—Okay, para con esto por favor, Nila —musitó Alex—. ¿Por qué estás enojada?
Ella se volteó a verlo mientras se quitaba la chamarra, no iba a mentir, le aterraba confrontarlo pero no podía seguir fingiendo que no sabía nada.
—¿Tienes novia, Alex?
Apretó la tela final de su vestido nerviosa, no sabía si le aterraba más el que sí tuviera o no. Él lució totalmente descolocado ante la intrusiva pregunta.
—¿Qué? ¿A qué viene esta pregunta?
Ennila aclaró la garganta, manteniendo su postura.
—Sé que no me debes explicación alguna sobre tu situación sentimental porque sólo somos amigos, pero estoy viviendo contigo... estamos durmiendo juntos incluso y-y es tan raro el hecho de que me haya enterado de que tienes novia por redes sociales.
Él se mantuvo en silencio por unos segundos, analizando el semblante de la menor.
—¿Cambiaría algo si la tuviera?
—Creo que es obvio, ¿no? No puedo dormir contigo sabiendo que tienes novia... y siendo sincera, no estoy dispuesta a soportar las especulaciones que están haciendo en redes sobre nosotros sabiendo que tu novia puede salir lastimada.
Él suspiró luciendo de pronto un poco melancólico.
—Terminé con Louise, mi ex novia, hace unos seis meses —levantó la mirada—. No creí relevante decirte, una disculpa si esto te ha afligido de alguna manera.
—¿Estás diciendo la verdad?
—¡Claro que estoy diciendo la verdad! ¿Por qué mentiría? ¿Por qué te mentiría?
Un silencio invadió la habitación, Ennila tenía miedo de que Alex se hubiera acercado a ella sólo con intenciones sexuales. En ese momento las palabras de su madre resonaban en su mente una y otra vez.
"Eres muy confianzuda, Ennila".
—Siento que no te conozco, Alex —sentenció— ¿Cómo sé que no tenías otras intenciones conmigo?
—¿De qué estás hablando?
Ella entró en pánico, ¿y si se había metido a la boca del lobo por ingenua? Alex notó de inmediato que su mirada cambió al igual que su postura.
—Ennila... —intentó tocar su hombro pero ella se alejó, viéndolo con desconfianza.
—¿Por qué quisiste que me mudara contigo tan rápido? Era una completa extraña para ti.
Él frunció el ceño, sabiendo exactamente lo que la menor estaba insinuando.
—Ennila, no te invité a mi casa para aprovecharme de ti de ninguna manera, no esperaba ni espero ningún favor sexual de tu parte —musitó firmemente.
—Nadie es tan buena persona para darle asilo a una extraña...
—No mentí cuando dije que el incidente en el avión me afectó en demasía, aunado al fin de la gira, la soledad me aterró... Pensé que me vendría bien estar contigo, dado que tú también estabas sola.
Se miraron en silencio unos segundos, ella tratando de descifrar si él decía la verdad y él tratando de lucir lo más sincero posible.
—No quiero que te vayas, Nila —rompió el silencio—. Me gusta lo que tenemos, la amistad contigo es algo tan...
—Prométeme que no va a pasar nada entre nosotros más allá de una amistad —interrumpió ella— júrame que ni siquiera lo vas a considerar.
—No puedo prometer algo así, no mando en mi corazón —hizo una mueca—, pero te prometo ser sincero si en algún momento mis sentimientos por ti cambian.
Ella asintió con el corazón acelerado por toda la situación.
—Prometo ser sincero contigo... siéntete libre de hacerme cualquier pregunta.
—Pero, ¿puedes prepararme un trago primero?
• • •
—¿Y realmente le crees? —preguntó Phany.
Ennila estaba conduciendo de regreso de la universidad con Phany en el speaker.
—No hay razón para que me mienta, ¿sabes?
—Bueno, puede ser cierto... leí que es muy reservado respecto a su vida privada.
—Oh, claro que lo es, ni siquiera tiene redes sociales —suspiró—. No sé cómo hace para no aburrirse.
—Entonces, ¿te vas a quedar a vivir con él?
—No quiero irme si te soy sincera, no sólo porque me haya pedido que no me vaya sino porque se ha abierto tanto conmigo estos días que es imposible no creerle.
—Pero quedaron como amigos, ¿verdad?
—Obviamente porque sólo somos amigos, no va a pasar nada más —respondió Ennila sonando muy segura de sí.
Phany hizo una mueca, toda la situación le daba mala espina, pero quería confiar en su amiga.
—Vale, igual cualquier cosa me dices y si necesitas dinero para salirte de su casa yo te lo doy.
—No te preocupes, guardé dinero suficiente para un alquiler en caso de necesitarlo.
Se despidieron en cuando Ennila llegó a casa, se extrañó al ver dos autos diferentes estacionados en el patio, pero no le dio mucha importancia.
Apenas entró a la casa se dio cuenta de que había una especie de fiesta o reunión, la música inundaba el lugar a un volumen moderado pues podía escuchar las voces de al menos cuatro personas.
Caminó en silencio tratando de pasar desapercibida pero Alex apenas la vio se levantó acercándose a ella, lucía más sonriente de lo habitual.
—Nila, ven, tenemos invitados.
Ella aceptó un poco tímida, apenas observó bien a los invitados sintió sus piernas temblar un poco. No sólo estaban Jamie y Nick presentes, sino que Miles Kane estaba sentado en el sillón sonriendo hacia su dirección.
El susodicho se levantó y se acercó ofreciéndole su mano a la menor.
—Ennila, ¿verdad? —ella asintió estrechando su mano— Alex me ha contado bastante sobre ti.
—Sólo un poco —intervino Turner.
—¿Es cierto que eres fan de nuestra banda?
—Fui primero fan de The Last Shadow Puppets que de los Arctic Monkeys —confesó ella, haciendo reír a Kane.
—Debes haberle pegado en el ego a los demás.
—Oh claro que lo hizo —interrumpió Matt, quien iba entrando a la habitación con un par de cervezas—. Hola, Ennila.
Ella sonrió en su dirección musitando un "hola". No sabía si Alex les había contado la razón por la que ella estaba viviendo ahí o si siquiera sabían que ella vivía ahí.
—Vienes de la universidad, ¿cierto? —preguntó Nick.
—Sí, hoy me tocó salir temprano.
Alex le quitó la mochila y la fue a guardar mientras ella se sentó en el lugar que previamente el cantante estaba ocupando.
—¿Y qué tal te trata Londres?
—Es increíble, estoy enamorada de su país —mencionó con una sonrisa honesta—. Alexander me ha paseado por todos los lugares icónicos.
—No todos, no nos has visitado en el estudio.
—¿Están trabajando ya en algún proyecto? —preguntó sorprendida, pues tardaron años en sacar The Car después de Tranquility Base Hotel & Casino.
—Eso intentamos —dijo Alex sentándose a un lado de ella—, queremos experimentar un poco antes de empezar la gira en Europa.
Ella frunció levemente el ceño pues desconocía que una gira estaba cerca, ¿Alex la dejaría quedarse sola en su casa mientras él estaba en tour?
—Esperaba un tercer álbum —cambió el tema mirando a Miles, con una sonrisa.
—Oh, cariño, me lo piden a diario en redes sociales.
—Cuando menos se lo esperen —agregó Alex.
—Más bien cuando decidan prestarme a Al un rato —dijo Miles mirando a los demás, todos rieron un poco.
—Parece que estás muy cotizado, ¿tendré que agendar una cita para la cena?
—Lo siento, pero ya está apartado para esta noche —dijo Nick—, aunque estás invitada.
—¿Ah, sí? ¿cuál es el plan?
—Una fiesta —Miles se levantó sacudiendo el inexistente polvo de sus jeans—, aquí. Ya es tiempo de que Al haga una fiesta.
—Concuerdo, hace años que se ha hecho de la vista gorda dejándonos a nosotros hacerlas.
—No me gusta ser anfitrión —se defendió Alex—, no me gusta todo ese ritual de ir de compras y limpiar antes y después de la fiesta.
—Por eso estamos aquí, querido amigo, tú solo relájate mientras nosotros arreglamos todo.
Todos se levantaron de inmediato, repartiéndose las tareas. Miles iría al supermercado junto con Ennila, Matt y Alex arreglarían la casa mientras Nick y Jamie se encargarían de la lista de invitados.
—¿Cuánto guacamole necesitan? —preguntó asombrada por la cantidad de envases que Miles estaba echando en el carrito de mercado.
—Nunca es suficiente guacamole, créeme.
Siguieron caminando por el pasillo de comida mexicana, Ennila agregó algunas bolsas de dulces aprovechando las compras mientras Miles agarraba varias bolsas de nachos.
—¿Cuántos años tienes, Ennila? —preguntó curioso Miles— Sé que eres mucho más joven que nosotros, ¿pero cuántos?
—Acabo de cumplir 21 años.
El mayor se volteó a verla sorprendido pues la diferencia era más grande de lo que había pensado. Estaba al tanto de que Ennila estaba viviendo con Alex, no sabía todos los detalles pero intuía que no sólo eran amigos.
—¿Cómo es que conociste a Alex?
—Nos conocimos en un avión hace como mes y medio —dieron vuelta en el pasillo de los congelados—. Por suerte me tocó sentarme a su lado.
—Oh, no, nunca es buena suerte tenerlo como compañero, siempre juzga el menú que eliges.
Ennila soltó una carcajada asintiendo.
—Siempre lo hace, incluso en los restaurantes —dijo con falsa pesadez.
—Pero su avión casi se cae, ¿no? —volvió al tema Miles.
—Ah, sí, fue una pesadilla... pero en ese momento agradecí estar sentada junto a él, me ayudó a tranquilizarme e incluso después del vuelo me llevó a mi dormitorio.
—¿Y cómo es que terminaste viviendo con él?
—¿Él no te lo ha dicho? —preguntó un poco sorprendida.
—Sólo nos dijo que una chica estaba viviendo con él y qué no hiciéramos preguntas.
Ella levantó una ceja, pues Miles estaba haciendo justo lo que Alex le pidió que no hiciera.
—No sé si sea buena idea contarte entonces...
—Oh, por favor... —detuvo el carrito por el frente— Te compraré lo que quieras de comer.
—¿Qué? —ella empezó a reír— No tengo cinco años, no puedes chantajearme con comida.
—Sólo responde una pregunta, ¿sí?
—Tranquilo, Miles, no hay nada de malo pasando... pero bueno, una pregunta.
—¿Tú y Alex están saliendo?
Ennila soltó la más escandalosa carcajada, incluso algunas lágrimas se asomaron en sus ojos. Miles frunció el ceño pues no entendía qué era tan gracioso.
—Oh, dios, mi estómago... —acarició el mismo sin dejar de reír— ¿Alex y yo? Imposible.
—¿Entonces por qué estás viviendo en su casa?
—Hey, esa es otra pregunta —se detuvo a agarrar unos envases de helado, se giró a verlo y suspiró—. Si Alex se enoja te echaré la culpa.
—Oh, cariño, Al nunca se enoja conmigo.
—Bien.
Siguieron caminando mientras Ennila le explicaba la razón por la que estaba viviendo en la casa del cantante. Miles no podía creer ni una palabra que salía de la boca de la menor, la idea de que Alex le hubiera dejado vivir con él por un insignificante insomnio y algunas pesadillas no le convencía, otra razón debía tener su amigo... fue entonces que se propuso descifrar aquella razón.
♡
Este capítulo terminó siendo muy largo, así que decidí dividirlo.
¿Qué día prefieren las actualizaciones,
viernes, sábado o domingo? 👀
Ali McCartney
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