Ser fan de algo o alguien ha sido característica de la adolescencia pero es imperativo que muchas fanáticas o fanáticos sigan amando esa cosa o persona que eligieron a sus 12 años, aún siendo adultos.

Ennila descubrió la música de los Arctic Monkeys cuando tenía apenas 14 años y cursaba el tercer año de secundaria, fue una época rara incluso para ella pues no se hizo fan de música comercial o muy famosa por esos tiempos en 2016 de hecho los descubrió como consecuencia de ser fan de bandas de rock (y derivados) del siglo pasado.

Okay, esa es la historia que suele contar a los demás cuando preguntan, pero la verdad es que conoció a la banda gracias a su ex novia Soraya, quien le dedicó canciones tan lindas como 505 pero que al final todo terminó con la canción Is this what you wanted? de The Last Shadow Puppet.

El amor hacia la banda estuvo potencialmente basado en el amor que había con Soraya, una vez que la relación terminó no pudo escuchar a la banda sin pensar en ella... Pero unos años después escuchó una canción de ellos sin siquiera tener aquél nombre que empieza con S inundando su mente.

Ennila estaba consciente de lo increíbles que eran los Arctic Monkeys, pero Alex siempre había cautivado su atención, pues incluso canciones como Sweet Dreams de The Last Shadow Puppet o Stuck In The Puzzle de Alex eran sus favoritas sobre todas las demás.

Cuando cumplió 21 años fue seleccionada como becaria de un intercambio de seis meses, eligió Inglaterra como destino pues desde niña había querido visitar el país no sólo porque sus bandas y artistas favoritos (a excepción de Taylor Swift) fueran británicos, sino porque le convenció la oferta académica y... También por visitar el país de sus artistas favoritos ¿por qué no?

-¿Segura que no se te olvida nada? -preguntó su madre, Marlene, estresada porque el vuelo de su hija partía en cosa de nada-¿Pasaporte, identificación, boleto, dinero?

-Todo mamá, revisé todo ayer en la noche -musitó agotada Ennila pues de la ansiedad no había podido dormir nada la noche anterior.

La idea de que estaría en el otro lado del charco en cuestión de horas, apartada de todo lo que conoce y sus seres queridos, sonaba aterradora.

Siempre se había considerado fuerte y preparada para retos y situaciones que la sacaran de su rutina y zona de confort, pero esto era otro nivel, no había querido pensar mucho en cómo haría ciertas cosas en ese nuevo lugar desconocido pues temía que la ansiedad le impidiera subir al avión.

"Pasajeros del vuelo B-3791 abordar por el acceso D de vuelos internacionales"

Toda la familia al escuchar el anuncio suspiraron con ansiedad, abrazaron a la pequeña (no tan pequeña) Ennila.

-Si necesitas cualquier cosa nos llamas -le recordó su padre-, sobretodo dinero, no dudes en llamar si te metes en problemas.

-Okay...

-Recuerda que es un país desconocido, no confíes en todas las personas y cuídate mucho por favor.

-Sí, mamá.

-No olvides comprar la colección de Sherlock Holmes y mi gorro de detective.

-Sí, hermanito. ¿Algo más?

-Disfruta y diviértete, hija, te queremos.

Se dieron un último abrazo, Ennila tomó su maleta de mano y caminó hacia la puerta de abordaje, no miró ni una sola vez hacia atrás pues se había prometido dejar esos actos débiles de lado pues necesitaba fuerza para empezar esa nueva etapa.

Apenas hizo check-in suspiró y apretó la bolsa que sostenía en sus manos para después abordar, se acomodó junto a la ventana lista para dormir durante todo el vuelo.

Ya se había puesto su antifaz y sus audífonos para no ser molestada cuando una azafata le tocó el hombro tres veces con su dedo.

-¿Disculpe?

Ennila se levantó el antifaz y miró a la azafata imaginando el peor escenario que alguien pudiera imaginar.

-La aerolínea ha sobrevenido boletos y lamentablemente el suyo fue uno de ellos, necesitamos cambiarla de asiento.

-Oh, okay, ¿Seguiré en este avión?

Se levantó tomando todas sus cosas y luciendo un poco nerviosa.

-Sí, no se preocupe, ha sido cambiada a zona preferencial en primera clase.

-¡Wow! ¿En serio? ¿Y se me cobrará más?

-No, no se preocupe, es lo menos que puede hacer la aerolínea por el inconveniente.

Pasaron dos secciones hasta llegar a primera clase, la azafata le indicó su asiento, que de fortuna también era del lado de la ventana.

El asiento de al lado estaba desocupado, entonces pensó que viajaría sola al ser ya casi la hora de partida, se volvió a acomodar en su lugar estando mucho más cómoda que en el anterior.

Estaba a punto de quedarse dormida, por segunda ocasión, cuando sintió a una persona sentarse a un lado de ella, no quiso quitarse el antifaz y fingió estar dormida pero al escuchar a la persona hablar inglés le dio curiosidad. La cual estaba ciertamente justificada ya que la primera idea que vino a su mente fue que se trataba de alguna persona famosa al estar en la zona preferencial.

Se levantó un poco el antifaz y pues tuvo razón, sí era una persona famosa, ni más ni menos que...

-A la mierda, ¡Es Alex Turner! -gritó en su mente mientras casi se ahogaba con su saliva por la impresión.

Ali McCartney