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❄️ 𝘘𝘶𝘦́𝘥𝘢𝘵𝘦 𝘢 𝘮𝘪 𝘭𝘢𝘥𝘰

Y mientras el baile continuaba mi vista no se apartaba de la señorita Taylor durante todo su recorrido, su belleza resplandecía como una gema genuina frente a todos, aunque percibía que era el escándalo de la temporada por ser la gema que atrapó al barón Johnson. No obstante, además de la señorita Taylor esta noche, la presencia del marqués Wellesley me había dejado perpleja, era envidiable su forma de resultar atractivo y atento a las personas y lograr ser un duque recién levantado del luto para sacar adelante a su familia.

— duquesa Collins, finalmente tengo el honor de conocerla —

— marqués Wellesley —lo vi volver a su postura natural y sonreír con gracia.

Era muy caballeroso y galán— es toda una maravilla esto que ha construido para nosotros esta noche —

Le quite importancia— por favor, marqués Wellesley, dígame algo esta noche que ya no me haya dicho alguien más —ambos reímos por el momento y tomamos nuestras copas al unísono.

Era lo natural en una fiesta que elogiaran con constancia al anfitrión.

— ¿Cómo está su abuelo? Me han dicho que está atravesando una delicada situación —

Asentí ante su pregunta— en efecto, mi abuelo está teniendo problemas de salud y esperamos que pueda resolverse, pero todo tendrá su tiempo para ser realizado, por el momento solo esperamos que mejore su ánimo y que siga para otro día —aunque íntimamente no podía evitar sentirme culpable de hablarle a él sobre esto, sabiendo que su padre había muerto.

— la entiendo perfectamente, duquesa —

— por favor, señor Wellesley, insisto en que me llame Elizabeth —

— no sería propio, su excelencia —alertó con una sonrisa— todos nos ven, pero si me lo permite, la llamaré señorita Collins —

— me parece justo —añadí, pero tenía curiosidad por saber que habló con Emily o si aceptaría el hecho de que hablo con ella— pero además de una espléndida noche, no podemos dejar pasar por lo bajo a la boda de la temporada —

— ¿boda? ¿su tío ya le mencionó sobre el pretendiente que tiene para usted? —

¿Pretendiente? Fruncí mi ceño, desubicada— ¿disculpe? —

— el duque de Sussex me presentó a Lord Bennett, un amigo al que le encantaría conocerla —completo tomando su copa.

Era obvio que el tío Barnabás saldría con algún as bajo la manga para fastidiarme.

Por el momento no quería pensar en los miles de pretendientes que seguro se atrevería a traer para que todo esto acabará en un desastre, no quería pensar en ello, así que me centré en la señorita Taylor— ¿no ha visto a mi acompañante esta noche? es la señorita Taylor y estoy segura que deslumbra a cualquiera como gema entre miles de piedras sin brillo —

Lo vi removerse en su lugar, parecía verse agradable al escuchar el nombre de la señorita Taylor, tal vez ocultando ese sentimiento que estaba surgiendo en él o tal vez simplemente encontrando una bonita sensación al saber que la señorita Taylor había coincidido en este baile con él por puro paraje del destino.

— la he conocido, señorita Collins y debo admitir que es oro en medio de una mina llena de tierra, sin ánimos de ofender su presencia —

— no se preocupe, señor Wellesley, no siempre veremos a todos como diamante —

— la conocí apenas llegué y creo que es un lindo detalle que haga de ella parte de esto, aunque la sociedad común no está invitada a este tipo de eventos —terminó diciendo, eso me recordó al joven Granger, no pude evitar sentir que estaba fallando de algún modo, aún cuando todo parecía estar saliendo bien.

Era cierto que estos eventos solo lo hacían la alta sociedad porque eran quienes tenían el coste para esto, que no había una organización que lo hiciera para el pueblo, así como en Winchester que se animaban a realizarlo en otoño, gracias al marqués Wellesley que en paz descanse, ahora le tocaba a su hijo seguir esa rutina junto al alcalde.

— ¿Usted cree que es propio de una dama como yo crear un baile que no sea para esa sociedad? —volvió su mirada a mi por un momento y frunció su ceño al parecer sin entender mis intenciones, pero me paré de frente a él y me arme de valor de preguntar lo que surgía en mi corazón— crear un evento para el pueblo —exprese— uno que no solo venga la alta sociedad, sino también todos en Edimburgo —

Se sorprendió y sacó una sonrisa de lado— sé que los Collins tienen grandes aspiraciones, pero nunca creí escuchar a uno decir algo así —admitió— pero lo creo posible, mi padre dejo que cada condado y municipio realizará su propio baile de otoño en la temporada correspondiente para el disfrute de todo el pueblo, no sé si haya sabido de ello, pero seguramente entenderá que no solamente nosotros somos humanos que nos encanta el baile, también el pueblo necesita desviar su atención de los problemas al año —

Me gustaba su panorama y como decía las cosas que seguramente yo jamás habría podido decir correctamente o abiertamente— creo que lo consultaré con mis allegados, de esa forma podré saber si es la decisión correcta, pero sé que tendré su apoyo, señor Wellesley —

Rió— aún no me acostumbró a eso, siempre el “señor Wellesley” era mi padre y yo era el joven Wellesley —

— Las eras cambian, marqués, pero el recuerdo permanece —

— así es —y pude ver en su mirada la intención de un vacío emocional de un dolor oculto entre telas de falsas máscaras.

No era un mal hombre, pero ocultaba su dolor tanto como podía.

— marqués Wellesley , duquesa Collins —pronto apareció el barón Johnson y oportunamente de la mano con Emily Taylor quién trataba de mantener la coloración en sus mejillas lo más disimulada posible, pero sus ojos bailaban en todos lados tratando de no centrarse en el marqués Wellesley.

— barón Johnson —dijo el marqués Wellesley sin poder evitar mirar a Emily en algunos momentos.

— que gran honor verlo entre nosotros, marqués Wellesley , nunca es tarde para entrar como cabeza de la familia —inoportuno como siempre, el barón Johnson levantó la mano de su prometida y me miró— doy gracias por su hospitalidad hacia la señorita Taylor, su excelencia, le será placentero saber que he decidido que la boda será dentro de dos semanas próximas, antes de que el último copo de nieve nos atraviese, ambos estaremos casados —sonrió encantado, pero el marqués Wellesley no, fruncía su ceño casi sin poder creerlo, como si hubiera descubierto una mentira, como si sus sentimientos se hubieran mezclado en una nube de confusión.

— ¿casarse? —preguntó casi en el aire, pero el barón asintió.

— Sí, sí, completamente, no dudaré en enviarle una invitación a usted también, marqués Wellesley , será el evento del año y con la ayuda de la duquesa, seguro será una maravillosa boda —

— ¿sidra? —Un copero pasó por nuestro lado, por reflejo todos tomamos de la copa y depositamos las vacías que teníamos en la mano, pero el reflejo de la señorita Taylor no era bueno y dejó caer la copa de sidra al suelo manchando por completo su vestido.

— cuanto lo… —intentó recogerlo pero la detuve.

— no se preocupe, señorita —el copero se adelantó— me encargaré enseguida de esto —

La señorita Taylor me miró atemorizada— las damas no levantan copas rotas del suelo —alerte con naturalidad.

Pero ella estaba en shock, no era capaz de mantener un rostro tranquilo, se veía asustada y pronto empezó a transpirar— cuanto lo siento, yo… —

— no te preocupes —alerte, pero el barón Johnson no parecía pensar lo mismo.

— no es posible, toda la sidra desperdiciada —masculló con desdén— señorita Taylor, aprenda a tomar una copa antes de tomarla —soltaba palabras sin sentido y todas recaen sobre ella— mis más sinceras disculpas duques, señorita Taylor discúlpate apropiadamente —la regañaba como perro, como si hubiera hecho algún mal, como si era fuera la culpable de que todos de pronto nos vieran, de que nos empezarán a juzgar con la mirada a lo lejos, cuando él era quién alzaba la voz alterado— con prisa copero, trae otra sidra —

Vi al duque Barnes a lo lejos acercarse con prisa, mientras el barón empezaba a colmarme la paciencia y la señorita Taylor transpiraba aún más.

— Creo que está exagerando —indicó el marqués Wellesley .

— con todo respeto marqués, no intervenga en esta discusión de parejas —

— Esto no está siendo una discusión de pareja —agregué con detesto.

Pero respiro hondo como si le costará trabajo entender las cosas— su excelencia… —

— ¿Qué sucede? —y pronto el duque Barnes apareció como repelente para insectos, pero casi al instante y tan pronto como pudo, la señorita Taylor salió despavorida entre las personas y corrió atravesando a todos, estaba destrozada de vergüenza seguramente, me sentí culpable por ello— señorita Collins… —

Volví al barón enojada— lo quiero en mi oficina mañana por la mañana —dije seca frente a él— esto no lo dejaré pasar —volví a los duques y me disculpe— siento que me vaya de esta forma —

— duquesa —pero el duque Barnes tomó mi mano bajo la gente disimuladamente— ¿estás bien? —masculló para ambos, podía sentir su toque cálido, pero también mi corazón galopar con fuerza, sonreí y asentí.

— iré a ver a la señorita Taylor —

Me despedí de él y solté su mano cruzando todo el camino que Emily había recorrido, incluso llegando a pasar a mamá y a papá, ambos preocupados, camine por todos y cada uno de los presentes mientras me hacían el espacio correspondiente y el guardia me indicaba disimuladamente por donde la dama habría cruzado.

Pero antes siquiera de poder cruzar las puertas abiertas, la señora Hamilton apareció frente a mí con su ceño fruncido, me alarmé, pero aún así no me detuve.

— Su excelencia —se inclinó— ¿se puede saber a dónde va? —

— la señorita Taylor necesita ayuda —indique.

Pero la señora Hamilton me reprendió de inmediato— debe cumplir con su deber, señorita Collins, si se va del baile, todos hablarán —me advertía— es usted la dama de la noche y la duquesa presente, si ellos no la ven, esto no será bien visto —

Mi deber como dama, mi deber como duquesa, pero también mi deber como institutriz de la señorita Taylor, fruncí mi ceño— será mejor que haga una excelente distracción en lo que vuelvo, señora Hamilton, porque mi responsabilidad también se encuentra detrás de esa puerta llorando —alerté pasando de su lado— no demoraré —

Porque al fin y al cabo, Emily Taylor también formaba parte de mis acciones para con la sociedad.

Y dejarla llorar entre las paredes de mi palacio no era una forma correcta de seguir está situación, las busque entre los primeros recorridos de los pasillos hasta los chillidos y quejas de una mujer fueron capaces de llegar a mis oídos, me apresure a buscar cerca de las últimas habitaciones y tras la puerta media abierta el chillido se intensificó aún más, Emily Taylor estaba postrada en el suelo con sus manos cubriendo su rostro en una esquina de la habitación.

Estaba segura que si la señora Hamilton la veía diría algo como “Una dama jamás llora en la esquina y el suelo sucio de una habitación”, lo cuál según lo establecido en el libro de etiqueta era cierto.

— Lady Taylor —llame su atención.

Levantó su cabeza asustada y limpios sus lágrimas casi al instante mientras seguía gimiendo de dolor, su pecho se levantaba con brusquedad y mientras trataba de equilibrarse sobre sus pies, pero sabía que su mente estaba hecha jirones y cuando menos lo pensé, su cordura se desplomó y cayó en el sillón sollozando aún más.

— cuanto lo siento, duquesa, cuanto lo siento, no merezco su atención, yo no merezco nada de esto, yo… —

— Emily —estaba en una crisis, era incapaz de escucharme o entrar en razón.

— no sé como hacer esto, ustedes son tan rectos, yo soy solo un cabo suelto en todo esto —

Se estaba menospreciando— Emily… —

— ¡no sé cómo se me ocurrió hacer algo así! —

— ¡Señorita Taylor! —

Levantó su mirada esporádicamente y asustada por mi levantamiento de voz en medio de sus llantos.

No me estaba escuchando, debía hacerla entrar en razón, fruncí mi ceño levemente y la rete— no es propio de una dama llorar de esa forma y menos en un baile —sus labios temblaban— además, no tiene la culpa de nada, señorita Taylor, no la culpo por una copa quebrada, cientos de ellas se quiebran con frecuencia en manos o en la misma mesa, no tiene nada que ver con la educación —suspiré y me senté a su lado cuando ella me prestaba atención— lo que sí no le perdonaré, es que no crea merecer nada en este lugar, sé que hace su mayor esfuerzo, un barón siquiera se inmuta en ganarse un puesto, ni tampoco un duque, pero usted sí y eso lo admiro —

— ¿admirarme a mí? duquesa yo… —

Tome una servilleta de la mesa y se la entregué— por favor, Emily, puedes decirme Elizabeth —

— no —negó con la cabeza— jamás le faltaría el respeto de esa forma —

— insisto en que lo hagas, Emily, si estarás conmigo esta temporada, al menos quiero saber que fui una buena amiga para ti, Elizabeth en privado, señorita Collins en público, no queremos que la señora Hamilton se vuelva loca —eso el saco una sonrisa mientras limpiaba sus lágrimas, su rostro enrojecido volvía a mostrar una sonrisa después de tanto.

— el barón Johnson insiste en que sea perfecta para esta sociedad —dijo después de un silencio— intentó hacerlo… —

— Emily —me contuve por un momento, pero no pude por tanto— sé que la situación de tu familia te complica las cosas, entiendo que es por ellos que lo haces, el casarte con el barón, pero ¿acaso te atrae el barón? ¿de algún modo? —

Eso hizo que el silencio volviera a la habitación, Emily me miró y luego a la pared más lejana, se mantuvo en ese silencio, por mucho, casi un minuto hasta que se levantó y arreglando su vestido dijo— es complicado, señorita Collins —aceptó mientras sus labios se enmudecen aunque sabía que querría decir algo más.

— El amor suele serlo —admití levantándome— pero hay que saber cuando nuestros sentimientos son genuinos y cuando no hay rastros de ellos —

Fijó su mirada en la mía por unos instantes casi como si supiera de lo que le estaba hablando, pero no admitió nada, se mantuvo en silencio todo el tiempo posible, bajo su mirada casi como si la hubiese regañado por algo y supuse que aún el tiempo de confiar en mí sería más adelante.

Así que seguí hablando— además, señorita Taylor, sepa usted que tiene mi apoyo total en todo, no dude en preguntarme algo, creo que ya se lo he dicho muchas veces y no esta obligada a desposarse con alguien sino lo ama —siguió en silencio— además, es mejor un marqués que un barón ¿no lo cree? —

Levantó su mirada alarmada y sonreí.

— ¿de qué habla? —

— Solo le diré que soy la duquesa más importante en esta fiesta, por ende usted es importante en esta fiesta, si esta a mi lado, le recomiendo que si quiere conocer a alguien en particular sea a la vista de todos y no a escondidas en el patio —

— lo sabe… —sus mejillas se enrojecieron.

— no es un delito —admití— pero eso no puede volver a suceder —

Tartamudeo un poco antes de decir algo— perdone, no quería infortunarla, es que el barón me dijo que no hablará con otro hombre, que estaba prohibido por ser su prometida, que yo… —

— usted es mi protegida en este baile y eso pesa más que ser la prometida de un barón —aclaré— usted tiene el derecho de hablar con quién quiera en este baile, porque está conmigo, no con él, no tenía derecho a tratarla de una forma tan horrenda como lo hizo hace unos minutos, es imperdonable de un barón un comportamiento de esa forma —

— él solo quiere enseñarme lo correcto —

— somos humanos, Emily, no somos perfectos, no apoyes el maltrato verbal que el barón hace contigo, él no tiene derecho de elegir sobre tu vida —

De pronto la estaba retando otra vez, porque no podía permitir que opacara su brillo por un hombre así. Porque conocía al barón desde que tengo uso de razón y nunca fue un hombre respetable, ni mucho menos educado, solo con sus superiores, pero jamás con el pueblo o los empleados.

— tiene razón, señorita, pero es con quién me casaré —finalizó diciendo— sí no lo hago… —

Y ahí estaba el punto débil de Emily. Su familia.

Suspire— ¿por qué no mejor volvemos a la fiesta? seguramente ya están haciendo teorías conspirativas —dije— quédate a mi lado y todo estará bien —y entonces le ofrecí mi antebrazo.

Asintió y respiró hondo— si usted dice que debe ser así, así será —sonrió tenuemente pero sus manos estaban frías al tacto, aún cuando traía guantes por encima de ellas.

Volvimos al gran salón y de pronto todas las miradas volvían hacia mí, nuevamente era el centro de atención, pero con una diferencia, Emily estaba a mi lado, resplandecía por sí sola y la envidia pronto surgió, cuando las damas se acercó con ojos de víboras.

— su excelencia —realizaron su reverencia— nos complace su exquisita velada, pero temo que no hemos podido hablar con usted —cerca de cinco mujeres ahora nos acorralaban, en un rango de treinta a treinta y seis años.

— me temo que he estado ocupada, saludando a todos los duques y barones —correspondí con una sonrisa.

Y lady Bath no demoró en decir algo— incluso a aquellos solteros —para que todas empezarán a mirarse entre sí.

Sonreí— por supuesto, ¿ustedes han tenido la oportunidad de hablar con alguno? —pregunté con sutileza, cuando se enmudecieron por no ser tan bellos talismanes en una fiesta— sin embargo, también aprovechó para presentar a Lady Taylor, mi compañera y además la prometida del barón Johnson —

— no recuerdo conocer a ninguna familia Taylor —el linaje siempre era importante.

— eso es porque no hay apellido Taylor entre la nobleza —dijo otra de ellas.

— Así es —confirmé para que no siguieran murmurando— la señorita Taylor no es de linaje real —camine rodeandolas— pero aún así el barón puso sus ojos en ella, sorprendente ¿cierto? —y pasando de ellas junto a lady Taylor seguí mi camino.

Detestaba a las víboras de la sociedad. Pero sabía jugar su juego. Con elegancia y con clase.

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