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❄️ 𝘌𝘭 𝘉𝘢𝘪𝘭𝘦 𝘥𝘦 𝘌𝘯𝘤𝘢𝘯𝘵𝘰


— El invierno llega con el tiempo, las ventiscas nos dan el indicio de que un nuevo año nos ha dejado, pero los recuerdos se quedan grabados en nuestros corazones. Hoy, la sociedad recibe el invierno con un caluroso baile, demostrando que aún pese a cualquier situación, hemos sabido llevar adelante el legado de Inglaterra y un reinado exitoso, donde nuestro rey, Roland I Collins nos acompaña con la Gracia de Dios —

Una pausa y pronto al unísono se escuchó— Larga vida al rey Roland —por parte de todos los presentes, no podía ver a tanta lejanía siquiera si el duque Barnes estaba, pero esperaba que sí.

— Espero que esta noche, para cada uno de nosotros sea mágica y especial, que sus corazones gélidos pronto encuentren el calor en la danza y en las conversaciones, sin más que decir, queridos invitados, iniciaremos con el primer baile de esta noche —pronto la introducción del baile abrió y ahora debía descender de las escaleras para bailar, esperaba que el duque Barnes estuviera a los pies de esta escalera y poder bailar con él este primer baile.

Según la etiqueta, el primer baile era significativo y debían bailar solo los duques y la anfitriona con aquel que le tendiera la mano del momento. Pero este baile no tenía nada de distinto que los bailes de Winchester, porque tanto aquí como en la época de Otoño de Winchester, las damas buscaban a su príncipes azul y yo quería al mío.

La señorita Emily me seguía por detrás mientras las escaleras se me acababan, me atreví a bajar la mirada al final de las escaleras, pero desafortunadamente no encontraba al duque Barnes con la mirada, no estaba siquiera cerca de las escaleras y mis expectativas pronto empezaban a bajar, mientras las personas se apartaban para dar paso a mis pretendientes en este primer baile y entre ellos pude visualizar a mi tío, quién con una sonrisa mediana pronto se alejó de ahí, todos y cada uno de los presentes se alejaron del final de las escaleras hasta dejar a un solo hombre.

Uno que nunca en mi vida había visto. Un joven de cabello miel y despeinado, con barba apenas saliente y con una mirada específicamente atrapante y seductora. Me detuve en el último escalón mientras aquel hombre se inclinaba ante mí y extendía su mano.

— su excelencia, la duquesa de la noche ¿me hará el honor de bailar este primer baile? —

Él no era el duque Barnes, fruncí mi ceño y levanté mi mirada, no quería bailar con él, busqué disimuladamente, pero con desesperación que el duque apareciera, pero no estaba, no lo veía entre la multitud expectante y mis expectativas pronto estaban empezando a descender, pero me arriesgue, porque la noche debía seguir, tomé la mano de aquel hombre y me sacó a bailar.

No podía evitar un baile, no siendo la anfitriona, ni tampoco siendo una dama, era inaceptable que me quedara como una estatua o que no moviera siquiera mis pies, debía verme como un pavo real en su hábitat natural, atractiva y sofisticada, bella y deslumbrante, como toda una dama de sociedad, atractiva a los hombres que buscaban a una.

Repelía a las personas mientras nos miraban con atención, sabía que había en sus mentes “un pretendiente para la duquesa” sabía que esas eran sus palabras y no podía hacer nada para ello, porque así debía ser, solo que este no era el hombre que quería que me sedujera.

Quería al duque Barnes, pero el baile inició con él, sus manos buscaban las mías, era un depredador buscando su gacela, lo sabía y sabía que habían muchos jóvenes casaderos buscando tener mi mano.

Y realmente esto no era muy diferente a la temporada de Otoño, cuando los jóvenes y las damas buscaban enamorarse en un baile y en una mirada, con plumones en su cabeza y con la diligencia de encontrar el amor verdadero en paseos y bailes.

— ¿le gustan muchos los bailes, duquesa? —

Su voz era muy autoritaria, sus movimientos muy sagaces, respondí— lo es, señor, ¿podría al menos decirme su nombre? ya que se tomo el atrevimiento de tomar mi mano como primera opción en este baile —

Rió— veo que ya tiene intriga en mi persona —

— más bien, intriga a la persona que está tomando mi mano —dije con resiliencia, pero no la mostré tanto como para alarmar a la sociedad.

Podía ver a mi padre y madre bailando a mi lado, pero mirando de reojo como si esperarán alguna interacción más además del baile.

Más bien quería pisar sus pies para que no bailará más.

— no se alarme, mi bella dama —

— no se atreva a hablarme de ese modo —ataqué de inmediato deteniendo mi baile, para hacer el giro propicio y fulminar con la mirada.

— pido disculpas, su excelencia, pero verla es imposible no apreciar su belleza —

— gracias por sus halagos, pero pretendo solo seguir bailando —

— ¿Es usted tímida? su excelencia —

— solo quiero conversar mi ánimo para la noche, señor cuyo nombre sigo desconociendo —amenacé intencionalmente para que proclamará de una vez su nombre y dejará de ser un misterio molestoso.

Pero en todo el baile se mantuvo con una sonrisa y un silencio que me abrumaba con gran asfixia por la situación, pero en cuánto di la vuelta, mi mirada se posó en Emily, quién entre las personas se movía en sigilo y desaparecía de mi radar entre las personas.

Había desaparecido, pero el molesto frente a mí no.

— Me han dicho que ahora es condesa, su excelencia, por lo que veo se ha llevado muchos títulos y solo ha hecho aparecer en la sociedad esta noche, no me sorprende que pronto sea proclamada princesa —y la música cesó, su mirada estancada en mí me hizo dar cuenta de oscuras intenciones en su misterioso umbral.

— si me disculpa, señor, debo irme —

—¿no insistirá en saber mi nombre? —Estaba siendo demasiado molesto.

— no lo necesito —expresé con claridad— ya que no hablaré más con usted —con intención tomé mi camino lejos de él, no quería tener que volver a hablarle, no quería tener que verle siquiera, pero un espectro vestido de negro pronto apareció en mi vista, justo cuando apareció, las campanas de mi corazón sonaron con tanta alegría que el baile pronto cobró color de manera tan elocuente con su sonrisa y su postura de duque.

— Duquesa Collins —inclinó su cabeza frente a mí y sonrió, pero su sonrisa me llena de tan melodioso sentimiento junto a él que el mundo pronto parece desaparecer.

— Duque Barnes —

Y de pronto ese aire, se mezcló con la tormenta del misterioso frente a mí— Lord Bennett, es una sorpresa verlo bailar con la duquesa —su máscara fue deshecha, casi destruida con la voz tan directa y amenazante del duque— me sorprende verlo bailar tan encantado con una sola mujer —

Lord Bennett rió nervioso, bajó su cabeza y volvió a mirarnos— ¿me puede culpar? Es la duquesa un encantó natural ¿no lo cree? —

— Más que un encanto, diría que es un prospecto ideal y que va más allá de algo efímero, Lord Bennett —

Sus palabras en cada instante me hacían ruborizar con tal delicadeza, que mi corazón se llenaba de dulces toques que eran posibles llegar al alma.

Pero fue suficiente para que Lord Bennett desistiera de seguir jugando un juego de palabras que claramente iba perdiendo y apartarse de nosotros con solo una simple reverencia. De pronto mi momento molesto desapareció y ahora solo estaba la calidez de la presencia del duque de tanto había anhelado, volví mi mirada a él con tanta devoción que temí que mis intenciones volarán como las hojas de otoño con el aire hacia él.

— Mi querida señorita Collins —respiré apenas para contener mis nervios, cuando sus labios pronunciaban sus palabras dirigidas hacia mí con tan dulce y grave voz seductora.

Sus ojos me atrapaban con cada mirada que sentía que había un lazo que nos unía con tan ferviente deseo.

— Duque Barnes, me alegra verlo esta noche —

Sonrió y su mirada se enterneció conmigo, tenía tantas ganas de abrazarlo, como nunca lo había hecho, pero mis manos temblaban de deseo incontrolable por él.

— Cada segundo y día de mi vida, lejos de usted se han vuelto insoportable y deseables por su mirada y su atención hacia mí —

— Duque Barnes, yo… —

— Sus excelencias —pero mi atención fue robada de mi momento con el duque cuando el barón Johnson nos atrapó con su presencia tan desastrosa, de inmediato la señorita Taylor se apoderó de mí y la busqué con la mirada delicadamente, aunque no la encontré, recordé entonces vagamente su desaparición entre la multitud y empatice que tal vez habría salido afuera a tomar aire, no era normal para ella un lugar así y seguramente por ello no estaría aquí.

— Barón Johnson —correspondió al duque Barnes y pronto el barón realizaba su reverencia hacia nosotros.

— Es una velada exquisita debo decir, su excelencia —asentí— aunque me causa intriga que mi prometida no esté con usted —

— ¿Se casará, barón? —

— Por supuesto que sí —alentó el barón con orgullo en la conversación que él y el duque estaban manteniendo— pronto le haré llegar la invitación, al finalizar el invierno estaré casado, duque —

— Debo decir que es un logro para usted, barón —correspondió el duque con franqueza.

Aunque a mí no me convencía sus palabras y las acciones que tenía con Emily.

Y esta era mi oportunidad para saber cuáles eran las reales intenciones del barón con ella— Debo admitir que mi tiempo con la señorita Taylor es mucho más sorprendente y agradable de lo que creí —aparecí en escena con propiedad— casi me cuesta creer que hay hombre tan adecuado para ella —

— Aquí me tiene, duquesa —parecía orgulloso— aunque creo que su presencia con ella la ha cambiado, espero que para bien, como toda una dama —

— No creo que haya sido efecto mío, no soy milagrosa, pero Lady Taylor es una mujer con mucho conocimiento y actitud, muy raro en una mujer, debo decir —

— Me disculpo si ha sido… —

— No se disculpe, muy rara vez un diamante se encuentra en tantas piedras brutas, barón, pero usted parece haberla encontrado, ahora dígame, ¿qué vio en la mujer que tomará por esposa? —

Mis palabras lo tomaron por sorpresa de pronto, tanta que hasta su voz se apagó, su mirada tuvo conflicto en un momento dado y la respuesta para mí pronto se estaba revelando, tanto que su espíritu ególatra y de caballero se apagó.

— Si me disculpa, no creo que está conversación este fluyendo adecuadamente —el barón por reflejo se reverencio, miré al duque y presentí que la noche aún nos mantendría unidos, pero por el momento debía buscar a Emily, ella era mi responsabilidad esta noche— Duque, volveremos a vernos —mantuve la esperanza guardada en una sonrisa para ambos y me aparté de ellos.

Mientras el segundo baile empezaba, las personas ahora se acercaban al centro del baile, pero antes siquiera de poder atravesar el gentío, la presencia del duque tras de mí hizo mi corazón retumbar— Su excelencia, debo saber si pasa algo… —

Sonreí— no soporto a los barones —admití— en este baile no participaré, guarde su segundo baile para mí, señor Barnes —

Su mirada abruma mis pensamientos, como era tan delicado con ella hacia mí, cómo podía ser un hombre tan enigmático frente a lo desconocido, pero frente a mí se volvía tan noble.

— Tenga por seguro que aún guardo mi primer baile para con usted y todos los demás también, señorita Collins —

Se apartó, pero no su mirada, hasta que la multitud lo atrapó y mi sentimientos florecientes me abrazaron y dejaron una sonrisa, me centré en encontrar a la señorita Taylor, aunque las miradas permanecían en mi constantemente, tenía que saber donde estaba ella.

Pero tan solo hizo falta acercarme a una de las puertas y mover las cortinas para notar el espléndido vestido dorado de Emily Taylor, pero además de eso la presencia de un hombre vestido de rojo vino y cabello rubio estaba junto a ella, la incertidumbre creció, porque no sabía quién era.
Los guardias que custodiaban las puertas eran los vigilantes, quería saber qué estaba pasando en mi castillo, me acerqué a uno de los guardias y pregunté.

— Quiero saber, ¿Quién es el hombre? ahí afuera —indique cuando realizó una reverencia.

Si Emily Taylor estuviera viendo a un hombre a escondidas que no era su prometido, esto sería un escándalo, no solo para ella, sino para mí también.

— El marqués Wellesley, su excelencia —respondió casi de inmediato.

— ¿Marqués Wellesley? —su nombre me sonaba.

Me sonaba tanto, que pronto recordé de quién se trataba. El marqués Wellesley, el hijo del anterior Marqués de Winchester, quién había muerto hacía unos meses atrás, se decía que había guardado luto por tanto tiempo que apenas tenía tiempo para hacer presencia en la sociedad, se decía mucho de él, pero ahora que estaba aquí, me sorprendía que estuviera tan entretenido con la señorita Taylor y mucho más que ella sonriera complacida con él.

— que nadie me vea —ordené cuando estuve dispuesta a esconderme y escucharlos hablar.

Porque había un pequeño escondite que parecía un confesionario que se comunicaba con el exterior y el interior, tan solo debía encontrar la salida y estaba segura que mis guardias cubrirán mis hazañas mientras los demás bailaban tenía oportunidad. Así que me escabullí entre las cortinas de las puertas y atravesé aquel túnel con agilidad, aún con un vestido tan largo.

Me apresuré a sentarme en el pequeño cubículo afuera y de pronto el silencio de la noche y el frío del invierno parecieron mezclarse, aunque daba gracias a la organización del castillo que nos permitía mantener el calor aún fuera del castillo, aunque con mucho esfuerzo.

Y la conversación siguió su flujo:

— Es usted muy elocuente, Lady Taylor —

— Muchas gracias, marqués —

— Es vivaz y tranquilizante que no tenga que fingir con usted, Lady Taylor —

— Me halaga, mi señor, pensé que esta noche sería una estatua más —

El marqués Wellesley rió— ¿una estatua más? sería una hermosa estatua, Lady Taylor —

— muchas gracias marqués, pero no creo ser tan hermosa esta noche —

— ¿bromea? es usted como el oro, Lady Taylor, si me lo permite, debo decir que es más que las palabras deslumbrantes en una oración —

— Marqués, yo… —

— Espero que esté presente en los demás bailes, mi lady, estaré esperando por usted —

Genuino.

Y escandaloso.

De pronto, todo se volvió como la temporada anterior, una extraña magia se manifestó en el aire, la confusión, el amor, los sentimientos impacientes y esas voces endulzantes. Pero esta vez, era distinto, esta vez podría ser un gran escándalo, estábamos en la sociedad puntual de Inglaterra.

No era como Ashley y el duque de York, porque de alguna forma la tía Celia era parte de la sociedad alta tan solo por ser hermana de mi madre, pero Lady Taylor no tenía ninguna compaginación con la sociedad alta, pero si el barón la tomaba no sería escandaloso si ella estaba a mi lado, pero ¿esto? su conversación a solas con el marqués, lo volvía realmente peligroso, su punto como “lady” no estaba del todo asegurado.

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NOTA DE AUTOR:

Hola querido lector, finalmente llegó el día en el que Querido Wellesley empezará a subirse periódicamente. Sí, estoy feliz de compartir este libro, como un segundo de Querido Otoño y no saben lo especial que es para mí que Querido Wellesley ahora haya podido salir a la luz. Y no es casualidad o un número al azar que haya escogido para que Querido Wellesley saliera hoy, para nada, como todo lo que hago, este día también tiene una intención, hoy cumple mi enamorado, alguien ha quién quiero mucho y del cuál ahora me he enamorado con tanta devoción, es un recordatorio para mí, que el amor, aún en otoño o invierno puede flocerecer de una manera tan genuina y romántica. No saben que feliz estoy hoy de poder compartirlo con ustedes y de poder felicitar en este día tan especial al chico del cuál estoy enamorada. Diciendo esto último, solo me queda decir que este libro se publicará cada Sábado, un capítulo nuevo, así que esperalo, la historia está por comenzar.

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